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Desayunando con Jesús " Los pies que corren presurosos hacer el mal"

Desayunando con Jesús " Los pies que corren presurosos hacer el mal"

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En este podcast aprenderemos que la necedad es la expresión de los pies que corren presurosos hacer el mal.

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In this transcription, the speaker discusses the topic of running eagerly to do evil, which is detested by God. They explain that often we are unaware of our own actions and thoughts that fall into this category. The speaker emphasizes that even after accepting Christ, we may still find ourselves rushing to do wrong. They give examples of people who hurt others out of envy or dislike, and how this behavior is seen even in young children. The speaker also warns against the foolishness of engaging in immoral actions, comparing it to falling into darkness. They urge listeners to listen to God's wisdom and avoid the path of folly. The speaker concludes by reminding listeners that no one can escape judgment for their actions, and that it is important to reflect on our own behavior and strive to avoid foolishness. ¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús, vamos a seguir hablando de algunos aspectos que están revelados en Proverbios 6, donde se nos cuenta las cosas que Dios detesta y abomina, y entre una de ellas están los pies que corren presurosos a hacer el mal. Parecería que este fuera un tema muy práctico y fácil de hablar, porque generalmente dentro de nuestros corazones no tenemos una conciencia de saber que estamos cayendo en este argumento que Dios expresa con mucha firmeza que detesta y abomina, porque normalmente no encontramos una condición en nuestros seres para decir que estamos buscando hacer el mal. De hecho, cuando recibimos a Cristo en nuestros corazones, y sabemos que por Él tenemos una oportunidad de volver a estar a cuentas con Dios, bueno, tenemos esta oportunidad para poder mirar dentro de nosotros y saber cuántas veces nosotros corrimos presurosos a hacer el mal. Y ustedes podrán preguntar y decir, bueno, pastor, ¿y cómo ocurre esto? Porque yo en verdad, haciendo una retrospectiva a mi ser, y entre paréntesis, puede ser una retrospectiva muy sincera, porque nadie está exento a no mirar las cosas como Dios las mira, porque ayer vimos justamente que Dios nos hablaba claramente y nos decía que nuestros pensamientos no son los pensamientos de Él. Entonces, podríamos nosotros mirarnos hacia adentro y sinceramente no podríamos encontrar nada. ¿Por qué? Porque no tenemos los ojos ni la mirada de Cristo Jesús, ni la instrucción ni la guía del Espíritu Santo si no tenemos a Cristo Jesús. E incluso me atrevería a decir que teniéndolos a ellos, pues si nosotros no hacemos caso a todo lo que es la guía del Espíritu Santo de Dios, pues también podríamos calificarnos como autosiegos, y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Eso se dice muy fuertemente en un refrán. Bueno, ¿a qué me refiero con todo esto? En verdad, nosotros sí corremos a hacer el mal, y en circunstancias que muchas veces pensamos que vamos a hacer un bien. Y voy a darle una lectura a los textos donde nos van a dar una guía para poder entender de qué se trata esto de los pies que corren presurosos a hacer el mal. ¿No? Y en Isaías 59, del verso 7 al 8, dice, Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente. Sus pensamientos de iniquidad, de destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos. Sus veredas son torcidas. Cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. Está describiendo a una persona que busca hacer el mal. Y, de hecho, pues podemos verlo en el día a día. Hay personas que buscan lastimar a otras personas por el simple hecho de que no les caen bien, o les tienen envidia, o les tienen como tirria. Y ojo, que esto sucede muchas veces en los jóvenes, en los niños, en los colegios. Esto es lo que se llama bullying. Un niño, por el simple hecho de otro, de tener un papá, una mamá, un ambiente familiar muy lindo, o tener un aspecto diferente al que él considera, no sé, de acuerdo a sus parámetros, bueno o malo, pues lo detesta y lo lastima. El niño va con un buen lunch, el otro no tiene para comer, y la única forma de querer obtenerlo es lastimándolo, golpeándole y exigiéndole que le dé el lunch y algo más. Y así vamos educando tiranos que van y vienen. Pero todo esto se da porque hay pensamientos de maldad. Y ojo, ayer veíamos también que nadie le enseña a un niño a ser así. De hecho, de una forma como didáctica, consciente, como maestro a un alumno. Claro que se les enseña a ser de esta manera tan brutalmente retorcida, porque por actitudes, por formas de vida, por heridas que causamos, pues la gente aprende a vivir como gatito panza arriba, defendiéndose como pueda, generando barreras, bloqueos, y haciendo que su vida sea un continuo mar de agresión y de pensamientos de maldad, porque no hay otra palabra para esto, pensamientos de maldad. Es por esto que cuando ven una oportunidad de hacer algo malo, corren y se transforman en necios. Y esta es la parabla que sería el sinónimo de los pies que corren a hacer el mal. Saben que está mal y les gusta hacer el mal. Entonces, esto está detallado en el Salmo 28, 3. El salmista dice, No me arrebates juntamente con los malos y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. ¿Conocen personas así ustedes? ¿O se dieron cuenta alguna vez que alguien habló mucho de cosas muy elevadas, de conceptos de paz, o incluso muy educados? Pero en el fondo, sus corazones guardan maldad. Sus corazones guardan maldad. Un ejemplo de esto, lo que pasó con los fariseos y los saduceos, que trataron de arrestar a Jesús, y está determinado en el Evangelio de Marcos, en el capítulo 14, donde dice, Dos días después era la Pascua, y la fiesta de los panes sin levadura. Y buscaron los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por engaño y matarle a Cristo Jesús. Y decían, No durante la fiesta, porque no se haga alboroto en el pueblo. Están pensando en capturar a Cristo Jesús con engaños y matarle. Y eso en realidad al final sucedió. Con engaños, con juegos de pensamientos doctrinales basados en sus interpretaciones, incluso se atrevieron a declarar a Cristo Jesús como blasfemo, y lo llevaron ante los romanos, y los romanos lo condenaron, y lo juzgaron, y lo ejecutaron. Pero claro, miren el pensamiento, porque esto no está escrito de casualidad en el Evangelio de Marcos. Dicen, No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo. Ellos en su idea tienen un pensamiento de conveniente paz. ¿Por qué? Porque la paz para ellos es que nada altere la imagen que yo tengo que dar hacia los demás. Entonces, si tengo que guardar apariencias para pasar como un buen hombre, un hombre correcto, un hombre que es un conocedor de la palabra y que respeta a los demás, pero su mente ya tramaba cómo engañar a la gente para seducirlos y hacer que los mismos que vivieron los milagros de Cristo Jesús, ahora gritaban porque se lo crucifique. El engaño para matar a Cristo Jesús. Este es el punto esencial de los pies que corren presurosos a hacer el mal. Dentro de nuestra existencia, podemos conocer a personas que han actuado así. Podemos nosotros también haber actuado de esa manera, con conciencia o sin conciencia, o con intención o sin intención, pero el punto álgido de todo esto es que cuando Dios expresa todos estos sentimientos de aborrecimiento a estas acciones, es para declarar abiertamente que ningún hombre es capaz de salir librado delante de un juicio de sólo estas seis cosas. Altivez, falta de humildad, de lamar sangre inocente, hacer que nuestros seres vayan presurosos a hacer el mal. Bueno, más de una vez hemos actuado así. De hecho, yo creo que si nos hacemos una introspección, como al principio decíamos, miraremos que podríamos haber llegado hasta mucho más allá. Y nuestros conceptos de bondad delante de la gente, son trapos de inmundicia delante de Dios. Y hemos sido como ellos, que corrieron presurosos a hacer el mal. Ahora, la necedad. Quiero enfocarme en esto, la necedad. Y voy a llevar hacia ustedes lo que está escrito en el Proverbio 7, pero quiero que se enfoquen en la necedad. Aquí está la advertencia sobre mujeres inmorales que se pone en la Biblia. Para atribuirle, este es un título que no está en el original, pero el que hizo la traducción puso advertencia sobre las mujeres inmorales. Yo voy a borrar ese título y voy a ponerle advertencia contra la necedad. Y miren bien, porque esta figura que se da aquí de una mujer inmoral, de una prostituta, calza perfecto a cómo nosotros caemos en la necedad. Primero está la advertencia. Hijo mío, sigue mi consejo, atesora siempre mis mandatos, obedece mis mandatos y vive, guarda mis instrucciones tal como cuidas tus ojos, átalas a tus dedos como un recordatorio, escríbelas en lo profundo de tu corazón. Esto es lo que dice el salmista, que expresa lo que Dios le dice a él y empieza a narrar. Dice otro consejo, ama a la sabiduría como si fuera tu hermana y haz a la inteligencia un querido miembro de tu familia. Deja que ellas te prevengan de tener una aventura con una mujer inmoral. Es decir, le vamos a poner con la necedad. Y de escuchar las adulaciones de la necedad. Y empieza a narrar un hecho que ve el salmista y lo detalla de la siguiente manera. Mientras estaba junto a la ventana de mi casa, mirando a través de la cortina, vi a unos muchachos ingenuos, a uno en particular que le faltaba sentido común. Cruzaba la calle cercana a la casa de una mujer inmoral, de la necedad, y se paseaba frente a su casa. Era la hora del crepúsculo al anochecer, mientras caía la densa oscuridad. Ojo, aquí voy a hacer una pausa. Normalmente, los momentos más oscuros de la vida de una persona es cuando actúa la necedad. Y esta referencia nos hace ver que hay una forma de degradación. Estamos en la luz y empezamos a caer en la oscuridad. Cuando tenemos ese instinto de volvernos orgullosos, prepotentes, y de insistir en algo que es incorrecto, y la luz se opaca, se acaba, se oscurece. La mujer se le acercó, vestida de manera seductora y con un corazón astuto. La necedad es así. Era rebelde y descarada, principio fundamental de la necedad. De esas que nunca están conformes con quedarse en casa. Es decir, nunca estamos conformes con hacer algo que nos brinde seguridad y estabilidad, sino que siempre busca peligro, riesgo, hacer cosas imprudentes. Suele frecuentar las calles y los mercados ofreciéndose en cada esquina. Así es la necedad. Bien, el encuentro con el joven, dice, lo rodeó con sus brazos y lo besó, y mirándolo condescado le dijo, acabo de hacer mis ofrendas de paz y de cumplir mis votos. Pensamiento es igual que los pensamientos de los fariseos y los líderes religiosos del tiempo de Cristo Jesús, y los cumplían con toda la ley. Pero dice, tú eres precisamente al que estaba buscando. Salí a encontrarte y aquí estás. Bueno, voy a saltarme un poco y dice, ven, bebamos sin medida la copa del amor hasta el amanecer, disfrutemos de nuestras caricias ahora que mi esposo no está en casa. ¿Cómo podemos relacionar esto con la necedad? La necedad es algo que nos hace actuar por un sentido de control, de decir, yo puedo con esto, y no me importan las consecuencias, yo seguiré haciendo esto, porque es una forma de placer que yo encuentro al hacer esto. Y ahora que mi esposo no está, anular todo lo que yo conozco de bondad, si no tienes a Cristo Jesús, eso es automático, pero si tienes a Cristo Jesús, eso se llama contristar al Espíritu Santo de Dios y volcarte a hacer el mal. Y lo sedujo con sus dulces palabras y lo engatusó con sus halagos. Ah, bueno, a veces cuando se hace algo necio, la gente normalmente disfruta de saber en sus pensamientos que esto es poder, es fuerza, y eso son las dulces palabras y como engatusa con sus halagos la necedad. Bien, y finalmente dice, él la siguió a la necedad de inmediato, y como un buey que va al matadero, la siguió. Era como un ciervo que cayó en la trampa, en espera de la flecha que le atravesaría el corazón. Era como un ave que vuela directo a la red sin saber que le costará la vida. Esto es lo que nos hace la necedad. La necedad es una mezcla de todos los aspectos que Dios dice que aborrece, y esto es lo que nos lleva a darnos cuenta de que cada vez que hemos sido necios, hemos corrido presurosos a hacer el mal. Ahora, ¿cómo se hace lo contrario? Bien, aquí el salmista pone desde el verso 24 hasta el 27, dice, por eso hijos míos, escúchenme y presten atención a mis palabras. No dejen que el corazón se desvíe tras ella. No anden vagando por sus caminos descarriados, pues ella ha sido la ruina de muchos. Numerosos hombres han caído en sus garras. Su casa es el camino a la tumba, su alcoba es la guarida de la muerte. ¡Qué expresiones tan fuertes! Si bien es cierto, esto está hecho para que el hombre mire cómo es de peligroso actuar en adulterio, pero esto encaja también para poder describir uno de los factores más comunes en el día de hoy, que es la necedad. Neciamos, como se dice en el buen algor popular, necio, porfiado. ¿Por qué? Porque no ha conocido al Dios verdadero y único, vivo y autoexistente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes son los dueños de todo, y quienes nos muestran que ninguno de nosotros puede llegar a estar a cuentas con Dios de todos estos aspectos que hemos tocado, que apenas son seis. Podríamos hacer lo mismo con los diez mandamientos. Podríamos hacer lo mismo con otros mandamientos. Pero lo fuerte de esto es que, de acuerdo a nuestra condición humana, nosotros podríamos poner actos como travesuritas de niños, pero la necedad es la necedad para Dios. Yo escuché alguna vez a un personaje decir que Dios no te va a mandar al infierno por haberte robado una gallina. Dios, claro que no va a hacer eso. Él te va a mandar al infierno porque conoce toda tu existencia y hasta tu manera de pensar. Es decir, no es solamente lo que ve la gente como un acto pequeñito lo que Dios usa para condenarte. No. Dios tiene argumentos mucho más profundos y esto es lo que muestra en la Biblia todo el tiempo. Israel actúa por su cuenta y le va mal. Y Dios usa a Israel como un ejemplo para aquellos que quieren en verdad mirar de corazón, por medio de la fe, los actos esplendorosos de Dios que hace en nuestras vidas, a pesar de que somos inmundos. Y esta palabra significa que estamos inmersos sólo en nosotros mismos, que no vemos la gloria de Dios en nuestras vidas, porque simplemente estamos esperando que Dios haga nuestros mandados y que haga lo que nosotros le pedimos, porque somos buenos como asesores para Dios. Y decirle, mira me hace falta esto, esto, esto y esto, y yo me he portado así, así, así, así, y creo que merezco todo lo que te he dicho. Eso no es así. Dios actúa en la vida de cada uno como soberano, como lo que es. Y es por esto que estamos revisando todos estos temas. Continuaremos haciéndolo. Mientras tanto, reflexionemos en esto y veamos que una de las cosas más comunes de nuestras vidas pudo haber sido y puede seguir siendo la necedad. Bendiciones. Hasta pronto.

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