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Desayunando con Jesús Evidencias de Cristo Jesús_Parte II

Desayunando con Jesús Evidencias de Cristo Jesús_Parte II

Fernando Montoya FrancoFernando Montoya Franco

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En este Podcast seguimos describiendo la cruel y dura agonía y muerte que tuvo Jesús a causa de nosotros, por Amor a su Padre, para ofrecer Salvación a la humanidad, como el único Camino, Verdad y Vida.

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Transcription

In "Desayunando con Jesús," the speaker discusses the crucifixion of Jesus Christ and the intense suffering he endured. Jesus was brutally beaten with whips before being nailed to the cross. The nails went through his wrists, not his palms as commonly depicted. His shoulders dislocated and his arms stretched 15 centimeters. Hanging on the cross caused excruciating pain and made breathing difficult. Jesus eventually died of asphyxiation and a heart attack. This detailed description helps us understand the extreme physical torment he endured for our sins. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús continuaremos viendo la desgarradora historia de cómo Cristo Jesús murió en la cruz por ti y por mí. En esta semana, que es la semana mayor del cristianismo, donde recordamos todos los eventos previos que sucedieron y después de la muerte de nuestro Señor Jesucristo. La anterior semana habíamos estado revisando cuáles eran las causas o cómo fue el desgarrador momento en que Cristo fue apresado y luego llevado a Poncio Pilato para ser acusado y solicitar que se lo ejecute, porque en verdad fue así. Bueno, vamos a continuar mirándolo desde un punto de vista médico, fuerte, desgarrador, pero quiero concentrarme y decir solamente que todo esto está hecho para entender lo tan duro y cruel que fue ejecutado Cristo Jesús por mis pecados, por mis faltas, por el amor que tuvo a Su Padre, a los escogidos por Su Padre y a todo lo creado. Bien, habíamos estado viendo que dentro del libro que veíamos el caso de Cristo, un libro que especifica una entrevista a autoridades en el tema, sobre todo para tener argumentos de defensa de nuestra fe, podríamos ver, por ejemplo, el tema de que si la muerte de Cristo Jesús fue como se narran en los evangelios, de alguna manera, de médica o científica, en la actualidad, si se podrían dar esas situaciones como lo narra el texto bíblico. Y para sorpresa de todos, encontramos que en verdad fue así. Cristo Jesús fue ejecutado antes de ser llevado a la cruz, 39 latigazos más uno en su cuerpo. Estos latigazos fueron hechos con cuerdas de cuero entretejidas con bolas de metal y huesos afilados, lo que producía desgarradoras heridas en su cuerpo, y que de hecho es algo que sólo de pensar estremece. Hay descubrimientos arqueológicos que nos demuestran los instrumentos, o nos muestran, mejor dicho, los instrumentos que utilizaban los romanos para esto. Hay que recordar un tema fundamental, que todos los soldados romanos, todos los soldados de ese tiempo del imperio romano, eran asesinos profesionales. Ellos se dedicaban a matar gente, literalmente, en la guerra o ejecutarlos en las formas tortuosas como tenían en la cruz, o a latigazo limpio, como se diría hoy. Bien, recordemos un poco lo que dijo Eusebio en el siglo 3, donde describió una flagelación de la siguiente manera. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertas y expuestas. Esto pasó Cristo. Dice también, sabemos que muchas personas morían a causa de este tipo de castigo, incluso antes de que pudieran ser crucificadas. Por lo menos la víctima podía experimentar un dolor tremendo y entrar en conmoción hipovolémica. Para recordar este término, es cuando el cuerpo tiene una descarga de sangre brutal, se produce esta conmoción hipovolémica, que es el resultado de ya no tener más sangre prácticamente, y produce desmayos, produce sed, y que es lo que manifiesta Cristo cuando está trasladándose con el madero en sus hombros, cargando su cruz, literalmente, y pide que le den de beber agua, y se desmaya. Ahora, vamos a mirar, el día de hoy, la agonía de la cruz. Ahora, quiero pedirles, aunque lo desagradable de la descripción de esto, es en realidad necesario describirlo, para que en actualidad, tengamos como conciencia en realidad, de lo que sucedió en la cruz, hace casi, casi, casi, dos mil años atrás. ¿Qué sucedió cuando llegó al lugar de la crucifixión? Pregunta el autor del libro al Dr. Metheren. Y él dice, lo acostaron, y clavaron sus manos, en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba patíbulum, y en ese momento estaba separado del madero vertical, que estaba clavado en el suelo, en forma permanente. Es decir, lo tendieron en el piso, y clavaron sus manos, en el madero que lo iban a poner, y ha puesto clavados sus manos en el madero, lo iban a subir al poste, que ya estaba enterrado en el suelo. Imagínense esa tortura. ¿Clavado con qué? Pregunta el autor. ¿Dónde? ¿Dónde lo clavaron? Los romanos, dice el Dr. Metheren, usaban estacas de 12 a 17 centímetros de largo, y afiladas hasta terminar en una punta aguda. Se las clavaban por las muñecas, explicó el Dr. Metheren, señalando un punto aproximadamente a dos centímetros y medio por debajo de la palma izquierda de su mano. Les invito a que hagan ese ejercicio, dos y medio centímetros de donde termina su mano, de donde está la muñeca, y van a poder tener una idea de dónde fueron clavados los clavos. Entonces el autor del libro le dice, un momento, pensaba que los clavos habían perforado sus palmas. Eso es lo que muestran todas las pinturas. Es más, se ha convertido en el símbolo común que representa la crucifixión. El Dr. Metheren le dice, no, a través de las muñecas. Era una posición sólida que trabaría la mano si los clavos hubieran penetrado las palmas, el peso de Cristo, del cuerpo de Cristo, hubiera causado que la piel se desgarrara y se hubiera caído de la cruz. Por lo tanto, los clavos traspasaron sus muñecas, aunque se consideraban parte de la mano en el lenguaje de esa época. Un detalle muy revelador. En ese tiempo se consideraba la mano hasta más abajo de la muñeca. Es importante entender que el clavo atravesaba el lugar por donde pasaba el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por el clavo que se martillaba. Entonces, el autor dice, yo no entendía qué tipo de dolor podría causar esto. Y le pregunta al doctor, y él le dice, permítame explicárselo de la siguiente manera. ¿Conoce el tipo de dolor que siente cuando uno se golpea el codo y se da en ese huesito que lo deja, pero retumbando de dolor el brazo entero? Se trata esto de otro nervio llamado cúbito. Es muy doloroso cuando uno se golpea accidentalmente. Ahora bien, imagínense tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio. Ese efecto sería similar a lo que Jesús experimentó ese momento. Brutal. El dolor debe haber sido absolutamente insoportable. En realidad, para describir este tipo de dolor, no existía una palabra en el diccionario, y se tuvo que inventar. Y se empezó a llamar, desde el momento en que se analizan estos hechos, La palabra que se da para este tipo de dolor se llama excruciante, que significa derivado de la cruz, atormentado como que estuviera en la cruz. Este es el término más alto de dolor que se puede dar médicamente hablando. Ahora, fue necesario crear una palabra para poder describir este dolor. Entonces, luego de esto, explica el Dr. Mettrell, en ese punto Jesús fue alzado para unirlo al madero que estaba puesto de forma vertical, enterrado en el piso. Le pusieron luego clavos en los pies, de la misma manera. Nuevamente, todos los nervios de sus pies fueron triturados, y eso debe haber causado un tipo de dolor tremendo, similar al de las manos. Nervios triturados y cortados ciertamente era mucho, pero necesitaba saber qué efecto había tenido en Jesús el que lo colgaran de la cruz, explica el autor. ¿Qué presiones debe haber ejercido esto en su cuerpo?, pregunta, y Dr. Mettrell responde. En primer lugar, sus brazos debieron haberse estirado inmediatamente, probablemente alrededor de 15 centímetros de largo, y ambos hombros se deben haber dislocado, lo cual se puede determinar con una simple ecuación matemática. Esto lo quiero que imaginen ahora, dice que los brazos se extendieron, cada uno de los brazos 15 centímetros, significa que sus hombros se destruyeron. O sea, fue abierto, aplanado prácticamente, para que se estiren 15 centímetros, tenía el dolor terrible en sus manos, en sus pies, y ahora este nuevo dolor, estirar sus brazos 15 centímetros. Y esto cumplió la profecía del Antiguo Testamento en el Salmo 22, cuando predice la crucifixión, cientos de años antes, que sucediera de esa manera, cuando dice, Dislocados están todos mis huesos. El Dr. Mettrell había logrado explicar el punto gráficamente del dolor soportado en el principio del proceso de la crucifixión, principio. Sin embargo, necesitaba llegar hasta lo que finalmente reclama la vida de la víctima, de la crucifixión, porque esta es la cuestión central para determinar si la muerte puede ser simulada o evitada. Por lo tanto, el autor le formula una pregunta al Dr. Mettrell en forma directa, y le dice, ¿Cuál fue la causa de la muerte? Entonces el Dr. explica, Una vez que la persona está colgando en posición vertical, respondió, La crucifixión es, en esencia, una muerte lenta y agónica, por asfixia. La razón, es que la presión ejercida en los músculos y en el diafragma, pone al pecho en la posición de inhalación, básicamente. Para poder exhalar, el individuo debe empujar hacia arriba con los pies su cuerpo, para que la tensión de los músculos se alivie por un momento. Al hacerlo, el clavo desgarraría el pie hasta quedar finalmente este clavo incrustado en los huesos darsianos. Después de arreglárselas para exhalar, la persona podría relajarse y descender para inhalar otra bocanada de aire. Nuevamente tendría que empujarse hacia arriba para exhalar, Zaspando su espalda ensangrentada contra la madera áspera de la cruz, Y así, de ese modo, hasta que el agotamiento se adueñara de sí, y la persona ya no pudiera empujar su cuerpo hacia arriba para respirar. Imaginen eso, colgado en la cruz, clavado sus pies, clavado sus manos, pues una corona de espinas, y encima, en una posición donde él solo pudo inhalar una vez, y para poder tomar aire, o soltarlo, nuevamente tenía que subir su cuerpo. Terrible. Entonces, ¿qué efectos produce esto? A medida que la persona reduce el ritmo respiratorio, entra en lo que se denomina acidosis respiratoria. El dióxido de carbono de la sangre se disuelve como ácido carbónico, lo cual causa que aumente la acidez de la sangre. Finalmente eso lleva a un pulso irregular, y de hecho, al sentir que su corazón latía en forma errática, es cuando Jesús se da cuenta de que estaba a punto de morir, y es entonces que pudo decir, Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, y luego murió de un paro cardíaco. Esta es una explicación brutal, terrible, pero en verdad, se necesita ver esto de otra manera para entender cuánto amor hay en Cristo Jesús. Y se preguntarán, ¿por qué una muerte tan horrible? ¿Por qué no simplemente fue algo como que le dio un paro cardíaco, pero que no sufra tanto? Aquí hay que entender algo, y que vamos a estarlo analizando en esta semana. Cristo Jesús, el momento en que toma el pecado de todo el mundo, ya no es el Hijo de Dios a la vista del Padre. Es el pecado del mundo encarnado en Él, merecedor de una muerte tan dura como esta. Es por esto que se vuelve absolutamente maravilloso, si cabe el término, el acto de sacrificio de amor de Cristo Jesús. Nosotros ni sufriendo esto diez veces en cincuenta vidas, lograríamos llegar ante una cruz o ante una sentencia como la que recibió Cristo Jesús de manera inocente. No podemos, ni haciendo ni diciendo lo que podríamos entender como algo bueno, alcanzar siquiera un solo día a pasar de inocentes delante de Dios. Nunca, por eso es maravilloso entender la gracia de Dios, porque Él quiso salvarnos. Como Juez, y como Dios misericordioso se conjugan esos atributos, Él no deja de ser misericordioso, pero tampoco deja de ser Juez. Como Juez ordena la sentencia, y como Dios misericordioso ante ver a su Hijo inocente lo levanta de entre los muertos, y ahí es donde se cella el nuevo pacto. El día de mañana vamos a mirar otros aspectos que nos harán entender cómo es que es tan valioso esto para un ser humano, cuando entiende que lo único que mereció es ser muerto en la cruz del madero, pero ni así hubiera pagado el precio de la justicia de Dios. Bendito seas mi Señor y Dios, bendito mi Señor Jesucristo, por amarnos hasta dar la vida por nosotros. Bendiciones al día de mañana. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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