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Episodio #7 (Completo)

Episodio #7 (Completo)

Emanuel J. Soto BlasEmanuel J. Soto Blas

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Pero dice la palabra, que el que dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Ya con eso, ya estamos en unas desventajas ridículas. Y por eso hay que ir a donde el Padre, para que Él nos salve. Él los tiene que salvar. Nosotros no tenemos que salvarnos. Él, en su misericordia. Dice Dios mismo, sed santo, porque yo soy santo. Si me voy a atrever a decir esto, Dios nos llama a la perfección. Acostúmbrate que tú no vienes primero, Dios viene primero. En todo, hasta en tus oraciones, Él viene primero. Bienvenidos al podcast, el libro abierto donde las conversaciones son filtradas por la palabra. Junto a Emanuel Soto y Jean Carlos Natal. Y si es la primera vez que escucha uno de nuestros episodios y estás buscando sanas conversaciones centradas en la palabra, este es tu programa. Nos puedes seguir y suscribirse en las plataformas en las que nos encontramos. Entre ellas estamos en Spotify, YouTube, Apple Podcasts y entre otros. También, si nos deseas seguir en nuestra página de Facebook, nos puedes dar like y seguirnos para estar al tanto de lo que estamos haciendo. Y sin más preámbulos, vamos a comenzar el episodio que es titulado LA ORACIÓN NO ES REMPLAZO DE LA OBEDIENCIA. ¡Claro! ¡Este tema! Esto es el capítulo 5 del libro que estamos usando de referencia de A.W. Tozer, titulado LA ORACIÓN. Oye Jean, hablando de eso mismo, simplemente considerando el tema, que la oración no es reemplazo de la obediencia, ¿qué es lo primero que te pasa por la mente? ¿Sabes lo primero que me pasa por la mente? O sea, la que pasa de la gente es como, ah, ¿cómo es eso? Pero yo oro, yo estuve diciendo que no me jodí, yo estoy orando cajato, yo oro todos los días, yo oro diez veces al día, yo peleo con Dios, yo oro para que me conteste, yo lucho cajato, le pido a Dios que me bendiga, que me bendiga, que me dé esto, que me dé el trabajo, que me dé el cajo, yo quiero el Mustang. Pero no, porque Dios no me contesta. Si yo estoy orando, yo voy a la iglesia, yo estoy orando, ¿qué más yo puedo hacer? No entiendo. Eso es lo primero que te pasa, ¿verdad? La realidad es que a mí, por ejemplo, cuando yo pienso en eso que la oración no es reemplazo de la obediencia, me pone a pensar mucho porque no podemos negar que la Biblia sí habla de que debemos orar, incluso dice muchas veces, orad sin cesar, y eso es un mandamiento. Y a la misma vez está diciendo que esa oración no puede reemplazar la obediencia, quiere decir que hay otra área en nuestra vida donde Dios nos llama a la obediencia que no podemos ir. Pura obediencia. Pura obediencia. Por ende, esta es la primera pregunta que deseamos tocar porque, de forma curiosa, el capítulo donde estamos leyendo habla del avivamiento y toca de que nosotros queremos ver un avivamiento pero muchas personas oran solamente pero no quieren verlo. ¿Qué es el avivamiento? Pues fíjate, eso es una buena pregunta, y conseguí específicamente dos citas de dos evangelistas, uno de ellos bien reconocido en América, y una de las citas de B.B. Graham, donde dice todo avivamiento que ya aconteció en la historia del mundo o en la historia de la iglesia dio gran énfasis a la santidad de Dios. Incluso yo estaba comentando allá en Carlos de que cuando habla de santidad de Dios hay un cierto énfasis a la obediencia. Sin embargo, viene Leonard Ravenhill y dice el despertamiento, como se dice en inglés el awakening, hablando de un avivamiento viene como resultado de una sección de la iglesia limpia, humillada e inclinada con súplicas de intercesión. Leonard Ravenhill era bien conocido por escribir mucho sobre la oración y el avivamiento. Oye, Yanni, hablando con esas dos citas, ahora, ¿tú crees que el avivamiento está claro? Pues yo creo que sí. Si me habla con evento, como dices, es un despertar, que me está llamando a mí a obedecer. Y no solamente en términos de cuando uno se pone a orar y tú ves que no es lo suficientemente simplemente orar sino despertar y obedecer. Levantarte y caminar. Y además que la autora acaba de mencionar que parece un personaje de Harry Potter con ese nombre en el arte en él. Se une bien brutal con Bill Graham, ¿verdad? Y los dos hacen el mismo punto en diferentes palabras pero van en mano en mano. Incluso, mira, aquí entonces tenemos que hacer nuestra pregunta. ¿Cuál es o qué es lo que causa un avivamiento en nuestros tiempos? ¿Es la oración o es la obediencia? Y la respuesta que llegamos a concluir fue esta. Sí. Ambos, ambos tienen que ver. Ambos son importantes, tanto la obediencia como la oración son necesarias e importantes si es que queremos ver un despertamiento un avivamiento en nuestros tiempos. Incluso, hablando de la obediencia es primera de Juan capítulo 3 versículos 21 y 22 donde dice Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios y cualquier cosa que pidiéramos le recibiremos de él porque guardamos su mandamiento y hacemos las cosas que son agradables de la vida de él. Versículo que yo sé que todo el mundo ha escuchado hasta las personas que no asisten mucho a la iglesia yo lo he escuchado desde pequeño, pero nunca y él lo dice tan claro, pero nunca en mi vida he dicho, ok, lo llamo a orar y lo dejamos hasta ahí. Pero él lo dice claro, a seguir la obediencia y los mandamientos. Se lo llama a orar, pero le hace énfasis además de a seguir haciendo sus mandamientos. Por ende, orar no es excusa. Exactamente. Incluso uno de los mandamientos que habla más adelante en esos versículos es creer en Cristo Jesús como Señor y amarse los unos a los otros. Y fíjate, esto me vino ahora mismo a la mente. Gente, nosotros queremos ver un avivamiento un avivamiento donde toda la iglesia esté envuelta donde todo cristiano esté envuelto en orar, en obedecer. Pero cuál es uno de los mandamientos más importantes? Amarse el uno al otro. Pero dice la palabra que el que dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Se le contradice. Se está contradiciendo. Por ende, su obediencia no es válida. Y ya ahorita vamos a leer una cita de W. Tozer que por lo menos en lo personal, a mí, me impactó en gran manera. Pero, de nuevo, las dos cosas son importantes para un avivamiento. Para mucha gente es más fácil orar orar específicamente hasta por el avivamiento que obedecer la palabra de Dios. Y mira, cuéntame pensar, si queremos ver gente convirtiéndose en masa, ¿verdad? Porque queremos ver mucha gente convertida. Gente que se arrepienta de sus pecados y venga a los caminos de Dios y ponga su fe en Cristo. Eso más no ocurre si alguien está predicando la palabra de Dios. Si alguien está predicando el Evangelio dice que la fe viene por el oír y el oír la palabra. Pero si no hay nadie que predique. Si no quedamos orando y nadie se para y camina y se tira de pecho a donde están esa gente, a donde necesitan escuchar, lo haces escuchar. Exactamente. Y mira, no estoy diciendo que no se debe orar por las personas. Al contrario, mucha gente ha venido a los caminos de Dios porque hubo tal vez una mamá o un amigo que estuvo orando por esa persona constantemente, porque tal vez esa persona ya escuchó el Evangelio, y al rato en base a esas oraciones Dios en su misericordia salvo a la persona. Pero no podemos negar que también hubo alguien que le predicó a esa persona. Tuvo que escuchar, porque si llega a un sitio es porque ha escuchado la palabra de Dios. Eso es fácil. Estamos tan bendecidos. Especialmente vive en Puerto Rico, que yo creo que esto es una isla que, comparado con muchos países, estamos bien conectados a lo que es Jesús y la religión. Porque entre más grande la ciudad, yo vivo en Connecticut, en Oregon, y se ve. Yo he visto los ojos muertos de las personas, conversaciones frías y blandas. Pero cuando yo llego a Puerto Rico, el único sitio donde yo escucho Dios te bendiga en todos lados. Y no es que estoy diciendo que todos somos los más cristianos, porque tú puedes decir Dios te bendiga y no ser un cristiano. Pero más nada por ese aspecto, yo creo que la gente tiene a Dios en la lengua, o por lo menos escucha más de Dios que en cualquier lugar, a un nivel que te influye, aunque tú no asistas. Está en tu diario vivir. Los puertorriqueños somos todavía, gracias a Dios, que nuestra generación y nuestros elders, nuestros ancianos, los han tenido constantemente. Incluso, estamos viviendo en una nación, no solamente la nación puertorriqueña, sino también la nación americana, donde hay muchos cristianos nominales, que son de nombre. Muchos cristianos de nombre, pero bien poco de corazón. Y aquí es que donde aplica cuando Jesús le dice a los fariseos, este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Y yo entiendo que esto aplica perfectamente al tema que estamos hablando, porque muchos de nosotros estamos buscando obedecer a Dios a media, y no por completo. Cuando nosotros leemos la Biblia y vemos las partes donde nos llama la obediencia, que eso vamos a discutir como último punto, debemos entender que la obediencia es un tema serio. Incluso, como habló Billy Graham, que un avivamiento se centra en buscar la santidad de Dios. Dice Dios mismo, sed santo porque yo soy santo. Y me voy a atrever a decir esto, Dios nos llama a la perfección. Y ok, tú dices, pero Ernesto, ¿dónde tú puedes justificarme que esto es fácil? Vámonos al libro de Mateo, donde Jesús mismo dice, sean perfectos como su Padre, que está en los cielos, es perfecto. Por ende, el estándar es absoluto, el estándar es perfección. Una pregunta ella, ¿tú y yo podemos llegar a ese estándar? Literalmente, no, nunca. Nacimos en pecado, ya con eso ya estamos en una desventaja ridícula. Y por eso hay que ir a donde el Padre para que él nos salve, él nos tiene que salvar. Nosotros no tenemos que salvarnos. Él, en su misericordia. Y cuando Jesús muchas veces lo menciona, sígueme, sí, él le dice así, sígueme en lo que es Cristo, sígueme a mí en lo que es creer, pero también es, sigue mis pasos, sé como yo. Como él lavó los pies, nosotros debemos lavar los pies a todo el mundo. Nuestro hermano, como nuestro hermano. Hay que imitar a Jesús, literalmente, imitarlo. Yo aprendí eso desde chiquito, yo decía, yo quiero ser como Jesús, ¿qué Jesús haría en esta situación? Jesús se enojaría. O sea, pensamiento así, tú dices, ah no, pero yo me acuerdo que la gente me decía, pero Jesús nunca va a ser como Jesús, esa mentalidad está mala. Yo sé que yo nunca voy a ser como Jesús, pero si yo me voy con esas cruzas, nunca voy a ser nada. Eso es así. Incluso, mírate esto, la Biblia nos promete que seremos semejantes a él en la eternidad. Dice además en Romano 8, que nosotros Dios nos escogió desde antes de la fundación del mundo para que seamos como el Hijo, para que seamos como Jesús, para que sea el mayor entre muchos hermanos, incluso en otros lugares de la Biblia, habla de la realidad de que vamos a ser semejantes a él con un cuerpo glorificado. Gente, eso me para los pelos, pero ahora mismo, en esta tierra, obviamente no seremos perfectos, pero si no podemos negar y no podemos bajar el estándar, Dios está diciendo, ser santo como yo soy santo, ser perfectos como yo soy perfectos, y cuando usted peque, arrepiéntase de su pecado, confiésese a Dios porque Dios te va a perdonar en su misericordia, pero siga caminando en voz de ese estándar que él puso y no te atrevas, no te atrevas a cambiar ese estándar, porque entonces está ignorando por completo lo que la palabra enseña acerca de una santidad pura que a Dios le agrada, una santidad que es por fe. Yo creo que estamos claros con eso, ¿verdad? Ahora bien, mira lo que dice A. W. Towson, que esta cita yo entiendo que con esto ya terminamos el episodio, pero claro, ya terminamos. Pero mírate esto, orar por avivamiento, cuando se pasan por alto o se incumplen los preceptos claramente consignados en las Escrituras es un desperdicio de palabras y ninguna solución. Perdona que me río, pero mira que le está diciendo, mira, si tú estás orando por un avivamiento, pero no está en tu corazón obedecer ninguno de los mandamientos de Dios, tú estás botando aire por tu boca. Está haciendo juido, un juido que Dios no le interesa escuchar porque tu corazón no está envuelto en la obediencia. Oye Jan, ¿qué tú piensas de eso? ¿Tú crees que hay mucha o poca gente así que se llama a ser cristiana? Son una gran mayoría. Y no lo digo porque yo me creo mejor, lo digo porque yo era uno de ellos. Y es bien fácil caer en esa trampa, en esa ilusión, porque no es ni culpa de nosotros, bueno, culpa de nosotros como humanos, pero como individual fuimos criados en lo que siempre te hablan ellos, orar. Y una vez que oré, ya nadie nunca me puso la importancia de obedecer. Nadie me dijo a mí algo tan fuerte como, ¿tú oras bien? ¿Obedeces? Pues ¿para qué tú oras? Ah, pero eso era como que muy intenso. Se supone. Orar, aceptar a Jesús, te lleva de tus pegados, pero todavía tienes que obedecer. ¿Cuál es el problema? El problema es que el mensaje o el llamado a la obediencia no es una predicación famosa hoy día. Incluso es más fácil predicar. Dios te va a dar esto, es más fácil predicar. Tú vas a recibir todo lo que tú pidas mientras lo pidas con fe. Es bien fácil decir eso. El invitado especial que me va a profetizar que voy a estar aquí dos años con un Lamborghini, ahí me lo va a dar. Eso sí yo lo quiero. Pero cuando te dicen, si vas a recibir lo que Dios te dio, pero no te olvides que una de las razones por las que Dios no te contesta es porque tú estás viviendo en obediencia, como dijo el apóstol Juan, porque estamos haciendo lo que le agrada a Él. Entonces Dios te va a escuchar tu oración. Ahí es donde decimos, espérate, como que esto está muy difícil y no es muy famoso. Acostúmbrate que tú no vienes primero, Dios viene primero en todo. Hasta en tus oraciones, Él viene primero. Si tú estás orando por... porque todos oramos, todos tenemos nuestras dificultades y no son oraciones ni malas, pero acuérdate, Dios viene primero. Eso es así. Dice Santiago capítulo 1, un versículo que hemos leído en episodios anteriores. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídale a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y les será dada. Hasta ahora estamos bien. Tú se lo pides a Dios y Él te lo va a dar y te lo va a dar en abundancia. Pero no ignoremos lo que dicen adelante, pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. Dice, no piense pues quien tal haga que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Y ese final ahí es importante, inconstante en todos sus caminos. Porque es mismo Santiago donde en el capítulo 2 Él habla de que la fe sin obras es muerta. Cuando tú dices, yo tengo fe, pero estoy dudando, es porque honestamente tienes que preguntarte si lo estás viviendo en obediencia. Eso va mano en mano, cuando tú tienes fe tú vas a orar, tú te has llamado a orar, te lo enseñan desde chiquito. Tú no vas a donde un cristiano y te dice, ah, ¿tú crees en Dios? Sí, ¿tú oras? No, pues tú no crees en Dios. Dice, no, pero yo creo en Dios. ¿Y por qué tú no estás orando? Porque tú no hablas con tu padre. Si tú crees en él, ¿por qué tú no puedes tener una conversación? Dice, pues fine, ya estoy orando. Ahora que estás orando, ¿estás haciendo su voluntad? ¿Estás haciendo los mandamientos? ¿Estás siguiendo sus pasos? No, porque tú estás orando. Si tú ahora hablas con tu padre y no lo conoces, no sigues sus pasos, no lo haces. Incluso, si no estás obedeciendo y te estás dando cuenta de que no estás obedeciendo, tu oración ahora debe cambiar a esto. Señor, perdóname por mis pecados y ayúdame, enséñame cómo obedecerte y seguir tus pasos, porque ahora mismo no lo estoy haciendo. Tienes que reconocerlo, sabes, si vas a orar, pero reconoces que no estás viviendo en obediencia, es un buen momento como cristiano, arrepentirte y empezar a orar, que Dios te ayude a cambiar, y entonces tú empezar a moverte en pos de eso. No es decir, señor, ayúdame a entender la Biblia y no leer la Biblia. Eso no tiene sentido en lo absoluto. No es decir, señor, ayúdame a amar al prójimo y a los dos segundos yo estoy maldiciendo a la persona. No me hagas eso. Hay que poner esto aparte. Sí. Mira, es como perdóname, ya. Es que, mira, la gente viene y me dice a mí, señor, dame paciencia, pero a los dos segundos se enfogona y ya tienes que aventar las cosas. O sea, dame paciencia, pero no estoy dispuesto a utilizar el dominio propio que el Espíritu Santo me da. Si tú eres salvo, y aquí paro un momento porque tengo que volver. Mira, si tú eres salvo y el Espíritu Santo está dentro de ti, dice la palabra que uno de los frutos del Espíritu es el dominio propio, pero en cada dos o tres segundos yo me estoy irritando, hay dos posibilidades. Que como cristiano, todavía estoy inmaduro, necesito arrepentirme y tengo que caer en conciencia. O la otra opción, tú no eres salvo de verdad. Tienes que arrepentirte de verdad y tienes que ir a los caminos de Cristo de verdad. Si tú no estás dando frutos de obediencia, esas son las dos opciones. O eres cristiano y tienes que empezar a mejorar en esas partes, empezar a arrepentirte y caer en tiempo, o no eres cristiano de verdad y tienes que arrepentirte de verdad. Y en el futuro ustedes van a ver que en este mismo libro vamos a hablar de la oración y la obediencia, cómo trabajan en fuentes, prácticas, cómo es orar por orar, situaciones donde orar es suficiente, situaciones donde tú no tienes ni que orar. Eso es nada fuerte, como que no tengo que ni que orar, porque tú no vas a orar, señor yo tengo sed, necesito agua y la pluma está al lado tuyo. Levántate y sírvete agua. Y darle gracias a Dios que tienes agua. Esa puede ser tu oración, pero tú no ores, tú no vayas a beber de algo que tú tienes las fuerzas, la capacidad de hacer, pero tú te quedas orando y nunca haces nada. Dios va a estar, levántate pero joven. Papá, eso está perfecto, porque Santiago 2, ¿sabes lo que dice Santiago 2? Más adelante, dice, si tú ves a un hermano tuyo en la fe que no tiene ropa, está desnudo en la calle, y tú le dices, espero que te vaya bien, Dios te bendiga, pero no le da la ropa, ni le da el alimento que necesita. Esa fe tuya no sirve de nada. Que Dios te ayude, porque yo no. Es cierto. Dios te bendiga y te multiplique. Yo teniendo jopa de más, Dios te ayude y te bendiga y te multiplique. Gente, si tú no amas a tu hermano, dice Juan, porque Juan y Santiago en los dos se complementan muy bien, es que la Biblia se complementa bien, pero cuando vienes y tú ves a un hermano en necesidad, no lo ayudas, dice que el amor de Dios no está en ti. Porque muchas veces cuando Dios te, Él usa el ejemplo de la valoración de una persona, tú tienes que imaginarte que toda persona que tú veas es Jesús. Cuando tú ves una persona y tú reproches y hagas, ay, uy, es un pobre, pero va a usarlo para droga, piensa, si ese fuera Jesús, yo sé que tú haces, toma, tómate, ahí mismo te esnúas y le das porque es Jesús. Hombre, es Jesús, Él merece todo. Porque tú no puedes tener por lo menos la mitad de esa mentalidad que cuando tú ves a un hombre por lo menos la camiseta, pero si tú le reprochas y lo que hace es criticarlo y decir, ah, qué asco. Incluso, con lo que está diciendo ya en Carlos, ¿qué diferencia hay entonces entre nosotros y los fariseos que Jesús critica? Cuando hacemos ese tipo de actitud, de que vamos a menospreciar a los demás porque no merecen nuestro amor, qué diferente somos a los fariseos que Jesús mismo que literalmente le dice, ustedes son sepulcro blanqueado, por dentro están muertos, por fuera se ven hermosos, pero por dentro están muertos. Gente, gente, gente, tenemos que entender la obediencia es un llamado de Dios innegable. ¿Sabes? Una de las evidencias de que Dios salvó a una persona es que está viviendo en obediencia. Gente, no estoy diciendo que las obras son la base de nuestra salvación. Las palabras claras de que somos salvos por gracia, solo por medio de la fe, y eso no es de nosotros, no es por obras para que nadie se gloríe. La Biblia es bien clara en eso, y eso es lo que se predicamos aquí. Gente, la Biblia es clara cuando dice que somos salvos por fe, pero también es clara diciendo que cuando Dios te salva y eres salvo y limpio de tus pecados por lo que Cristo hizo en la cruz, tú vas a dar fruto porque estás unido a Jesús. ¿Cómo yo puedo distinguir entre un cristiano y un no cristiano? Miren los frutos. Nosotros somos semillas, el Señor siembra en nosotros. Es claro que va a haber frutos. Tiene que haber. Tiene que haber. Incluso yo lo he dicho en ocasiones, en una ocasión que tuve la oportunidad de predicar, dije, gente, si el Espíritu Santo habita en el corazón de una persona, es imposible, y dice el énfasis, es imposible que en esa persona no hayan frutos. Porque si el Espíritu Santo y la gracia de Dios que lo salvó está en él, la gracia tiene el poder para transformar a un individuo, no solamente salvarlo y dejarlo igual, no, lo salva y lo transforma, una nueva criatura. Tú no puedes negar el testimonio de la Biblia. Es por eso que el último punto que vamos a tocar es, mira, donde la Biblia te llama a la obediencia, obedece. ¿Qué tú puedes abundar ahí, Giancarlo? Que es bien claro en los términos de obedecer y que van junto con la oración, y a mí me tomo, leyendo este mismo capítulo, lo que ustedes están escuchando, fue buen choque en mí. Porque uno piensa que obedece. Porque no te va a decir, ah, yo nunca pensé en obedecer. O sea, nosotros lo inventamos en nuestra ignorancia, pensamos que obedecemos, pensamos que haciendo lo mínimo es suficiente para siempre. Pensamos que haciendo lo mismo que un convertido reciente, o alguien que no es convertido, es lo mismo. Estamos en tiempos tan tristes donde yo no sé diferenciar a un convertido de ayer a un convertido de hace diez años. Porque ninguno de los dos ha tenido fruto. Porque los dos hacen lo mínimo. Los dos oran y cuidan. Oran y oran de vez en cuando. Incluso dicen, Dios me entiende. Yo estoy en donde yo soy, y por eso a mí me encanta lo que tú habías dicho de Martín Lutero, que lo oraba un montón. Y después, entre más, pues sabes, él más ocupado estaba, le dicen, ¿y ahora? ¿Me imagino que oras menos? Dicen, no, ahora oro más. ¿Cómo es eso? Entre menos tiempo tú tienes, entre más difícil, entre más apretado tú estás, más tú oras. Más tú dices. Ignora lo que me está encima de mí. Dios primero siempre. Eso es así. Es que hoy día, y yo entiendo que eso en parte es la influencia de nuestra cultura y la costumbre secular de este mundo, especialmente en Estados Unidos y en Puerto Rico. Estamos viviendo una vida ajetreada, pero ajetreadísima. Al nivel donde a mí me ha pasado, en un día, yo no tengo break de respirar casi, yo llego a casa, una cosa, brinco la otra, ¿y qué pasa? Si yo me dejo llevar por ese gizmo que me pasó por un tiempo, me dejo llevar por ese gizmo, y digo, ay, men, que oral ahora, es como que no tengo break. Eso es lo que te va a pasar por la mente, la tentación está, el diablo no quiere que tú ores, esa es la realidad. Llegar a un gizmo bien monótono te convierte en un robot. Exacto. Hasta las cosas que tú haces para Dios, harás rutina. Ya no le da la infancia en el amor. Sí, no lo hace de corazón, no lo está haciendo de corazón. Y eso se debe a que estamos viviendo en una sociedad donde cada vez más estamos más y más ocupados. Si estamos ocupados, es donde más debemos orar, honestamente. Si estamos bien ocupados, es donde más debemos orar, porque tal vez hay ciertas cosas que tenemos que empezar a dejar, porque honestamente, no todo a lo que le dedicamos tiempo glorifica a Dios, hay que entender eso. Hay que haber sacrificio. Claro, incluso, si tú ves que todo lo que tú estás haciendo te está impidiendo orar, de leer la Biblia, incluso de obedecer, yo te voy a decir algo y te lo voy a decir de buena gana, como un amigo y también un hermano en la fe. Deja un par de cosas, sacrifica un par de cosas, más importante es tu salvación que el dinero. Te lo voy a decir así. El dinero no te va a ganar la salvación. Dijo Jesús, ¿de qué le va al hombre ganarse el mundo entero y al final perder su alma? Él viene a mí diciendo, como que no, es que tengo que hacer todo esto. Gente, digamos que tú estás embrollado, tienes deuda. Y pues tienes que trabajar, porque esa es la realidad, tienes que trabajar. Pero, tú empiezas a trabajar de más al punto donde no tienes tiempo para Dios. Y aquí tú dices, no, yo creo en Dios, pero pues a veces a mí me hace difícil y qué sé yo. No te estoy echando la culpa en eso, ¿verdad? Porque yo no conozco tu citación, tampoco te voy a decir que no tienes que hacerlo. Pero te tienes que entonces preguntar ¿dónde vas a poner a Dios entonces? ¿Cuál es tu límite? O sea, ¿dónde tú vas a tener Dios en tu vida? Dios en tu vida tiene que ser como muchas cosas. Cuando tú planeas tu hijo, tu esposa, los tiempos que tú le dedicas a tu esposo, los tiempos que tú le dedicas a tu hijo, los tiempos que te dedicas a ti mismo, ¿dónde está Dios? Dios tiene que estar ahí y tiene que ser el más importante, tiene que ser primero, primero que tu esposa, primero que tu trabajo. A mí me dedica, me dedica, me dedica. Lido, Lido, Lido. A mí, hablando de mí, yo lo he pensado mucho. Si me pudieran ofrecer ahora mismo un puesto de gerente en una tienda, ¿sabes qué yo diría? Estás loco tú. Porque yo ya he visto los gerentes. Por eso yo los respeto. Y no es que son los duros, que me operan. Ellos viven ahí. Yo los veo que entran a ocho de la mañana con esos salarios fijos, porque a ti te dan un salario fijo, y tú no sales de ahí hasta que tú hagas, hasta que la tienda esté en orden. Si algo pasa, aunque tenga que quedarte ahí durmiendo, tú lo haces. Aunque tenga que ir en Navidad, aunque tú tengas que no ir a tu propia boda, porque algo pasó en la tienda, porque se rompió un tubo, tú tienes que ir y estar allí mirando a lo que le hacen. Yo he visto esas cosas. Yo veía uno de mis gerentes, me contaban, que yo nunca tuve la salida a verlo, porque yo no se lo hubiera hecho. Él llegaba a ese trabajo a llorar. A llorar. Se iba atrás. En las gondas de atrás, no nadie lo ve. A llorar. Por las cosas que le pasaban en la vida, los sacrificios, perdiendo sus relaciones con pareja, con familia. Imagínate la relación con Dios, porque ellos viven ahí. Por eso si a mí me ofrecen eso, yo digo, no. Yo no estoy dispuesto a dar mi vida por ese dinero. Porque yo no voy a estar 16 de mis horas dedicándole a un empleo que, al fin y al cabo, no me da nada a mí. Y, tristemente, no da nada para la sociedad. No estoy predicando la palabra, no estoy haciendo nada. No puedo ni ir a la iglesia porque tengo dos domingos y tengo que estar ahí de gerente. Cosas así es demasiado. Esa historia está demasiado impactante. Y creo que es un perfecto ejemplo de, mira, que tú tienes que empezar a dejar que te está consumiendo demasiado tiempo, para que empieces a dedicar tiempo al Señor. No solamente en la oración, no solamente en la lectura de la Biblia, sino en la obediencia a la palabra de Dios. Si tú vas a invertir en algo, te voy a decir algo, invierte en lo eterno. No inviertas en lo terrenal. Dice Jesús que debemos acumular tesoro en los cielos, donde la polilla ni el orin se cuela. Incluso, también nos deja bien claro que todo aquí, en esta tierra, todo lo temporero, lo vamos a perder. Por ende, ponte a pensar. Pon una balanza. ¿Qué es mejor? ¿Una eternidad con Cristo? ¿O placeres temporeros que me van a llevar a una eternidad sin Él? Yo cambié de perspectiva cuando yo me enfocaba en las metas. Esto puede ser un enfoque tuyo ahora mismo, que estás escuchando esto. Estás enfocado en tus metas. Yo era así. Yo me enfocaba mucho en las metas. Yo hablé mucho en el primer episodio de mi testimonio. Yo me enfocaba en las metas físicas, en lo que yo podía hacer aquí en unos meses. Después yo llegué a una conclusión, después que me convertí, fue ¿qué es lo que yo voy a pensar cuando yo esté en mis últimos momentos en mi cama? Va a ser conseguir el cajo, conseguir la promoción, qué bueno que hice esto, mi trabajo, mi cuenta de banco. Yo dudo que yo piense en todo eso. Yo digo pensar en eso, ¡qué triste! No, yo lo que voy a pensar es ¿qué yo hice con mi vida? Hice algo bueno. Dejé a mi hijo bien. Le enseñé Dios. Eso no va a ser el último pensamiento porque después de ahí, en tu último momento, o no hay nada y no pasó nada o hay todo y lo perdiste todo. Eso es así. Eso es un miedo que tienes que tener. Eso es así. Y por eso es que algo que se pueden llevar para terminar este episodio. Gente, Ore. Busca a Dios en oración. Busca a Dios en la palabra. Pero no te olvides de estudiar y entender a qué Dios nos está llamando en obediencia. Cuando veas la Biblia y veas lugares donde oras sin cesar, no digas, pues yo sé que dice orar sin cesar pero no tengo tiempo. No hagas eso. O yo sé que tengo que ayudar al pobre pero nada, es que lo voy a usar para vicio, mejor no le doy nada. No te pongas a decir eso tampoco de misericordia, de que necesita. Y podemos seguir muchos ejemplos más de donde la Biblia nos llama a la obediencia y nosotros distorsionamos para que no, no, no, eso no aplica para mí. Dios te está hablando a ti. Cada vez que tú lees la Biblia Dios te está hablando a ti y Dios no te va a dar excusa en el día del juicio. O sea, vale que tú entiendas lo que la Biblia dice y ponte para tu número. Y lo digo con amor. Con amor fuerte. Hace falta. Hace falta un amor fuerte y hay que hablar las cosas como son. Pues mira, vamos a cerrar con este versículo bíblico y acá lo dice una última palabra y estamos gozando. Primera de Samuel 15, 22 al 23 Este es el profeta Samuel hablándole al rey Saúl cuando él desobedeció y entonces Saúl estaba diciendo como que no pero yo sé que no hice lo que Dios tenía que hacer, pero las cosas que dejé vivas para sacrificarlo a Dios. Y mira lo que Samuel le dice. ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas reír. ¡Ay Dios mío! ¿Por qué tú eres la única gente que lo dice? Esto está... Manda esta última frase. Por tu no obedecer te decepcó. ¿Quién eres tú? Y en muchas frases lo dice. Ofrenda sin... ¿Cómo era? ¿Ofrenda? Ofrendar sin... ¡Ah! Ya me acuerdo de lo que estabas diciendo. Cuando Jesús dice que si un hermano tiene algo en contra tuya reconcíliate con tu hermano antes de llevarle ofrenda. Porque si no estás obedeciendo tú puedes ir con todas las buenas intenciones, con todo lo bonito, con... ¡Ah señor, pero ya yo no veo! ¡Ya yo no veo! Tremendo, sacrificaste algo, dejaste de hacer algo. Ahora obedece, ahora ven. ¿Qué es el próximo paso? Nunca dejes las cosas a mitad de paso. Aprovecha esa disciplina que estás cogiendo y abunda más, y dale más, y dale más. Si pudiste obrar 10 minutos, y te dicen, pero obrar un 10 minutos más rápido, ¡obrar un 10 minutos! Eso significa que puedes dar 15. ¡Ya, di 15! Significa que puedes dar 20. Y así es que llega la disciplina. No esperes orar, y la noche a la mañana ya tú eres... ¡Bum! ¡Bum! ¡La máquina! Y dices, ¡Papi, yo oro 24 horas al día! ¡Oh! ¡Oh! ¡Ya yo estoy perfecto! Eso es así. Tú puedes orarte lo que tú quieras, pero va a haber un proceso que te va a humillar. Sí. Va a haber muchas decisiones que vas a tomar, que van en contra de lo que tú sientes. Va a haber momentos que alguien te diga en la iglesia, ¿por qué tú no abres culto? Y tú vas a decir, ¡Yo nunca lo he hecho! ¡Uy, no! ¡Yo no soy gilipollas en eso! Y vas a sentir una incomodidad, un miedo. Miedo, muy bien. Miedo tienes que tener, porque eso es importante, eso es algo fuerte. Pero no digas que no. Diz que sí. Aunque tengas esa incomodidad. Porque si tú esperas que Dios te va a usar, cuando tú te sientas comodito, cuando ya tú digas, ¡Ya yo puedo hacerlo sin nunca hacerlo! Pues, ¿dónde está tu parte? No. Va a haber miedo, va a haber desconforme, inquietud. Yo la siento. Cada vez que yo tomo una decisión, antes de hacer esto, yo no me sentía digno. Todavía no lo soy en los ojos de Cristo. Pero por eso es que tengo que hacerlo. Para ver que si más acciones yo tomo para ser como Él, eventualmente puedo poder decir, ¡Hice lo mejor que yo pude a su obediencia y al orden y a sus mandamientos! ¡Amén! Bueno, para el que tiene una retención muy buena y llegó hasta el final, ¡Felicidades! Usted es un duro. Porque hoy día, tristemente, no todo el mundo se queda mucho tiempo escuchando algo. Pero, gente, si les gustó esto y entiende que fue de bendición para alguna persona, para ti y para alguna otra persona que quiera escuchar esto, ¡Compártanlo! Dele like, ya sea en Facebook, ya sea en YouTube, ya sea en Spotify, donde sea que nos quiera seguir, nos puede seguir. Si también estás aquí todavía y tienes una retención muy buena, gente, esto es la recompensa para que nos escucha. Estamos haciendo un logo nuevo, ¿ok? Un logo que viene nuevo en camino. Todavía no lo hemos dicho antes, pero se quedó hasta el final, ¡qué bueno! Viene un logo nuevo en el camino, va a estar de show. Yo sé que va a estar de show. Hay muchos planes, muchos pasos. Queremos seguir creciendo. So, nada. Señor los bendiga, Dios los cuide, y hasta la próxima. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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