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El Libro Abierto - Episodio #3 (La Oración que Glorifica a Dios)

El Libro Abierto - Episodio #3 (La Oración que Glorifica a Dios)

Emanuel J. Soto BlasEmanuel J. Soto Blas

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Antes de comenzar el episodio, quisiéramos anunciarle que estaremos subiendo cada episodio de manera semanal, específicamente cada domingo a las 8 de la noche. No solamente eso, cada miércoles estaremos subiendo un corto episodio de Respuestas Cortas a Preguntas Bíblicas, y eso sería a las 8 de la noche. Repasando, cada domingo a las 8 un episodio regular de El Libro Abierto, y cada miércoles un episodio de Respuestas Cortas a Preguntas Bíblicas, también a las 8 de la noche. Sin más preámbulos, continuamos al episodio. Bienvenidos al tercer episodio del podcast El Libro Abierto, con Emanuel Soto, y el calor natal. Y en este episodio vamos a estar hablando del tema, la oración que glorifica a Dios. Y estamos usando como referencia el capítulo 2 y 3 del libro de A. W. Tozer, y esos dos capítulos se titulan El Sacramento de Vivir. Pero antes de entrar en el tema, quiero simplemente, de forma breve, expresar y definir lo que quiero decir con sacramento. Tozer define como sacramento la expresión externa de una gracia interna, ¿ok?, la expresión externa de una gracia interna. Y busqué también de referencia otro libro que había leído, este de Richard Barcelos, donde él dice, refiriéndose a los sacramentos, los define como los medios de gracia que son aquellos conductos a través de los cuales Cristo modifica, ajusta, cambia, transforma y desarrolla las almas de la tierra. También los sacramentos, especialmente en el círculo evangélico, se refiere a lo que es el bautismo en la agua y la cena del Señor. Pero entonces tenemos que explicar un poquito por qué A. W. Tozer habla de el sacramento de vivir. Él está explicando algo sobre cómo nuestra vida puede expresar al mundo de que Dios puso en nosotros su gracia, su misericordia. Pero sobre todo, esto es bien importante, que lo vamos a hablar más adelante, cómo glorificamos a Dios en todo. So, lo primero es, Jean Carlos, explícanos un poquito, él habla de que hay un conflicto que el cristiano tiene, ¿cuál es ese conflicto? Y pues si vamos a hablar en los conflictos que los cristianos tenemos, no voy a solamente decir que son ustedes, porque como he dicho en episodios anteriores, todos sufrimos de esto. Y yo todavía quiero aprender más, y espero que con mi ejemplo y todo eso, y la forma que yo estoy intentando procesar y aprender y aplicarlo a mi diario vivir, una cosa es entenderlo y otra cosa es aplicarlo. Y esa es la parte más difícil. Cuando hablamos de vivir en Cristo, y como dijo Manuel ahorita, que aplicarlo en todo, en la vida secular, entendemos separar mucho. Y es normal, porque la forma que lo han criado y la forma que hablamos de la Biblia, siempre queremos lo que es bueno y lo que es malo, lo que es de Dios y lo que es del mundo. Sí, del mundo, nuestra responsabilidad es nuestra cruz. Esa es una frase que yo siempre escucho, ¿verdad? Tú cargas tu cruz, tú trabajas tu cruz. Y tú la ves como que pues, I gotta pay my taxes, no puedo hacer más nada, I gotta do it. Pero cuando tú, en verdad, vas a seguir a Dios en todo, en tú como creyente, en tu ser, y quieres traer frutos, inconscientemente tú vas a querer llegar a quedar todas las cosas que tú hagas, todos hasta comer, dormir. ¿Me suena cómico? Sí, porque para nosotros eso son, hay gente que ni quiere dormir. Sí, eso para nosotros es cosas mundanas, cosas que es pérdida de tiempo, porque si yo puedo dedicar tiempo más a la oración, pero tengo muchos sueños, ay, pero si no voy a dormir, no puedo dedicar tiempo a la oración, y te empiezas a sentir mal porque tú dices, ay no, porque es que voy a perder mucho tiempo. Sí, porque ese es el conflicto cristiano, dividimos lo secular con lo sagrado. Sigue hablando ya. Es que es verdad, porque tú llegas a tantos conflictos y tantos temas que podemos hablar de días, de cuando tú oras. Ya hemos hablado que eso es the highest form of worship, tú estás hablando con Dios. ¿Qué más tú vas a hacer para demostrar tu fe con tu soledad con Cristo? Pero si ahora viene la mentalidad de, yo tengo ejemplos, voy a orar tres días, sin dormir, sin cuidarme, sin trabajar, y tú dices, ah, es brutal, puro sacrificio. Dios quiere que tú duermas, Dios quiere que tú comas, Dios quiere que tú te cuides, no para ti, sino para Él. Tu cuerpo es el templo, y si tú no cuidas tu templo, mentalmente, físicamente, no, hay algo mal ahí. Sí, te estás haciendo daño. Y eso es un punto importante, porque en el libro también lo mencionas, de que las cosas que son para el cuerpo, tendemos a pensar de que son malas porque son del cuerpo. ¿Verdad? A veces pensamos que Dios tiene algo en contra del cuerpo. Pero a mí me encantó algo que yo leí del libro, donde él decía, Dios nos da vergüenza de su creación. Dios nos da vergüenza de su creación. Mire, ¿quién creó el cuerpo? Eso no salió de la nada. Dios fue quien creó el cuerpo. Dice que del polvo de la tierra Él nos creó. Nos dio un espíritu, tenemos un ser espiritual, y también nos dio un cuerpo. Ese es nuestro ser físico. Y a veces pensamos que las cosas que son dedicadas al cuerpo son malas, y yo puedo entender por qué hay conflicto, porque en el cuerpo están las debilidades de la carne, están las tentaciones, la carne es débil. Ustedes hemos escuchado esa frase, la carne es débil y es muy fácil caer en la tentación y en los pecados. Y yo puedo entender el conflicto, o sea, es un conflicto. Sin embargo, dice la Escritura que el cuerpo le pertenece a Dios. Incluso dice, para el cristiano, el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. La pregunta entonces es, ¿podemos utilizar nuestro cuerpo para glorificar a Dios? Claro que sí, sí. Incluso, Jan, búscate ahí, ¿qué dice Romanos capítulo 12, del 1 al 2? Romanos capítulo 12, del 1 al 2. Romanos 12, del 1 al 2. Vamos. Así que, hermanos, os ruego, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. El día en que Dios nos salvó, el día en que Dios nos salvó, ahora nuestro cuerpo, como le pertenece a Él, dice Pablo, presente tu cuerpo como un sacrificio vivo. Porque ese es el culto racional, eso es lo que tiene sentido, porque, hey, Él te salvó. Él te salvó. ¿Qué tú crees de eso, Jan? ¿Qué tú crees? Es brutal cuando te escuchas eso, porque tú siempre has escuchado que los sacrificios siempre han sido Jesús en su cuerpo. Esto ha sido físicamente. Y cuando tú lo ves de la manera que tu cuerpo está como tu vida espiritual, tú puedes hacerlo para Dios, sacrificar, hacer sacrificios, para tener un cuerpo healthy. Como dicen, healthy body, healthy mind, ¿verdad? Viceversa. Y Dino dice, eso es cosa, el lema es gracioso, por eso se encuentra en la Biblia. Todo lo que es filosofía en el mundo, tú puedes rápidamente ir a la Biblia y Dios ya lo dijo primero. Lo dijo primero, claro. No debe ser sorprendente que Dios diga, que siempre lo ha dicho, que bueno, lo pensamos bien, nos lo cogemos a ese nivel, porque si no, nuestro cuerpo es un templo y ahí lo dejamos. Pero ninguno lo practica. Porque todos somos culpables, yo soy parte. Están unas caceras, joder, hermano. Fácilmente puedes ir hasta uno de los pecados, que es... Blasphemy. Sí, sí, eso mismo. La tonería. La tonería que eso trae al cuerpo. Y tú dices, pero cuando tú lo piensas, eso es un pecado. Pero comparado con los otros pecados, no es como un pecado que lastima a otra gente. Eso es más destrucción personal pura. Sí, destruye el cuerpo. Y tú dices, pues porque Dios no quiere, ¿verdad? Que nosotros hacemos eso y lo ve como la opuesta. Porque para Él todos los pecados son el mismo. Imagínate. Para Él lo mismo sea yo irme ahora a Kentucky a zumbarme, porque yo he visto gente que se zumba el poder entero. Y te dicen, en Forende no hizo nada malo. Pero se está pecando contra el mismo. Se está destruyendo. Y si tú puedes hacer eso con tu cuerpo, con tu cuerpo, con tu cuerpo, que a la misma vez sí es nuestra forma más, como se dice, la forma más mala, que hay más tentaciones, pero a la misma vez es lo primero que conocemos a un cierto nivel cuando nacemos. Es nuestro cuerpo. Cuando somos chiquitos, lo primero que pensamos es lo que yo quiero, lo que satisface el cuerpo. Entonces si tú puedes hacer todo para tu cuerpo, para Dios, sea hasta comer, dormir y trabajar autobóticamente, tú como cristiano vas a dar más frutos, vas a conocer más, vas a estudiar más. Porque tu cuerpo es tu herramienta. ¿Cómo te estudias? Leyendo. Si no vas a poder leer, si no duermes bien. Mira, para decir más, en Romanos capítulo 6, el apóstol Pablo menciona de cómo nosotros debemos entregar nuestros cuerpos para que sean instrumentos de justicia. Mírate esto, que nuestros cuerpos sean instrumentos de justicia. Ahora, antes de que sigamos sobre el tema, ¿qué tiene que ver esto con la oración? Lo que pasa es que a veces esta división que hacemos con lo que entendemos que es sagrado y con lo que entendemos que es secular y que no glorifica a Dios según nosotros, tiende a afectar cómo oramos. Tiende a afectar cómo oramos. Un ejemplo que estaba hablando con Giancarlo. Era que tal vez uno tiene un trabajo de ocho horas durante el día, tal vez tiene que hacer overtime, si tuviste que trabajar diez, y llega uno honestamente cansado, explotado de toda esa labor, y tal vez uno antes de acostarse va a hablar en que sea cinco minutos y rápido empieza a decir, perdón, porque trabajé mucho, y no tuve tiempo para leer la Biblia, orar, etc. Ahora bien, no estoy diciendo que está bien explotarnos con el trabajo, tampoco así. Tú trabaja lo que tengas que trabajar, pero si tienes la oportunidad de tener un poquito de libertad, aprovechalo, no lo menosprecies, porque sí es importante que tú saques tiempo para la oración y la lectura de las palabras. Pero entonces viene la pregunta, viene la pregunta. ¿Yo puedo glorificar a Dios a través de mi trabajo? ¿Yo puedo glorificar a Dios aun cuando yo como? ¿Yo puedo glorificar a Dios cuando hablo con una persona? Incluso, ¿puedo glorificar a Dios aun en lo que yo pienso? Es que es más. Tú crees que es más, ¿verdad? Mira como dice el salmista, y tú dime lo que tú crees. El salmista dijo, que aun los pensamientos de mi corazón sean agradables delante de ti, Señor. ¿Qué tú crees de eso? Es algo que es overwhelming, da miedo porque tú dices, hasta mis pensamientos, que uno sabe como son los pensamientos de uno, pero cuando dicen que hasta mis pensamientos son agradables de Dios, eso es dolor, eso son tus pensamientos. Yo creo que es lo más alto, yo creo que es lo más que tú puedes pedir a la persona, que sus pensamientos, porque eso es puro. No hay disimulación en tus pensamientos, no hay nada. Es que ya, tú bien lo sabes. ¿Quién está dentro de tu mente? Ningún ser humano puede estar dentro de tu mente, ¿sí o no? Exacto, no hay más, ¿no? El único que puede estar dentro de tu mente, Dios. Es lo único que tú puedes, cuando tú oras, es con mente, con Dios. ¿Verdad? Cuando tú no estás, hay gente que se le olvida que sí, cuando tú oras, es comunión con Dios, puro espiritual, mental, hay que estar bien, y por eso, como dijo Emmanuel ahorita, como tú vives tu vida, va a formar la forma que tú oras. Tu físico va a afectar tu oración, tu mental. Si tú estás físicamente, ¿sí? pecando, viendo una vida desagradable, lo vas a sentir. Y las oraciones afectan, por eso, las oraciones afectan. Y eso es lo triste, yo no quiero, como tú viste ayer, hay gente que se siente culpable, aunque nunca hay excusa para orar, y si trabaja, pero si el trabajo se está convirtiendo en tu vida, cuando tienes que ser Dios, y la oración, y la Biblia, pues ya hay un problema. Porque trabajar está bien, todos tenemos que trabajar, pero si vivimos para trabajar, y no para agradar a Dios, ¿para qué estás trabajando? Porque si aquí al cabo, como todos decimos, todo esto físico, todo esto se va a perder cuando nos vayamos con Dios, pues vamos a asegurarnos que hasta los poquitos que hacemos aquí, y todo lo que hagamos, está para su gloria. Porque el día que Él los hable y estemos con Él, Él va a decir, ¡guau! Tú eras el mejor mesero, que lo hiciste con una sojita, y en verdad con un amor, que cuando tú atendías a una persona, tú los veías como una persona. Y hasta allí, hasta allí tú le decías, ¡Dios te bendiga! No es porque es que estoy trabajando, no puedo. No es porque estás trabajando, que es que tú puedes. ¿Verdad? Tú puedes enseñar una humilde caja, tú puedes enseñar. Amén. Amén. Mira, no me olvido de esta cita que escuché, que Martín Lutero dijo en una ocasión. Él dijo, tú tienes que ser Cristo para tu vecino. Mira cómo, mira eso, tú tienes que ser Cristo para tu vecino. Obvio, ninguno de nosotros es perfecto como Jesús. Pero, nuestro llamado es ser como Jesús. Incluso Romano 8 dice que fuimos predestinados para ser hechos como su hijo, para que él sea el mayor entre los hermanos. Y hablando de glorificar a Dios en todo, y eso incluyendo el trabajo y otras cositas cotidianas que hacemos. Mira cómo dice Colosenses 3, 17, donde dice, y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacerlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios, padre, por medio de él. Y Colosenses 3, 23, 24 dice, y todo lo que hagáis, hacerlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Y por último, mírate este pasaje también, escrito por Pablo, 1 Corintios 10, el versículo 31, si pues coméis o bebéis, Jean, a ti te encanta comer, dime algo. Me encanta, no te voy a mentir. A mí me encanta comer también, pero mira lo que dice él, si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, o sea, no importa lo que tú hagas, hacerlo todo para la gloria de Dios. A mí me encanta cuando la Biblia es clara, cuando tú no tienes ni que dudar de lo que significa, porque aquí es que viene a veces el conflicto del cristiano. Honestamente, a veces nosotros pensamos que no podemos agradar a Dios en cosas cotidianas. A veces pensamos que perdemos el tiempo en una conversación con un amigo, a veces pensamos que perdemos el tiempo cuando queremos comernos algo, etcétera, etcétera, etcétera. Sea cualquier cosa que tú pienses, estás perdiendo el tiempo. Tú tienes que entonces preguntarte algo, ¿con qué intención tú lo estás haciendo? ¿Lo estás haciendo solamente para agradarte a ti? ¿O en tu corazón está el deseo de hacerlo para la gloria de Dios? Y lo bueno del Dios quiere ser mismo lo siguiente, Él considera el corazón. Él no mira la apariencia, Él no mira lo exterior, y para darte un ejemplo drástico, puede ser que Dios mire la adoración de una persona y no la acepte, porque su corazón lo está haciendo con hipocresía. Pero ve el servicio que una persona, como dijo Yancan, un mesero, ve el servicio de esa persona y ve cómo lo hace para la gloria de Dios, como si esas personas, cada una de ellas fuera Jesús mismo. Y eso le agrada a Dios más que la adoración hipócrita de una persona que sabe que está viviendo contrario a la voluntad de Dios, pero quiere aparentar ser religioso. Que para nosotros, pues, como no sabemos nada, y lo que podemos ver es lo que nuestros ojos ven, pues mucha gente va a decir, ah, el tipo que está en la iglesia predicando, pero tú no sabes nada, tú no conoces el corazón. Exacto, tú no conoces el corazón. Gracias a Dios que Dios sí, ¿verdad? Porque en su gran misericordia y gracia, el corazón, como nadie lo ve, ni como tú mismo lo puedes ver. Y su gracia, este mesero sea salvo y pueda traer hasta más frutos, porque, como digo, tú siembras la semilla, pero tú no sabes cómo se crece. Tú no sabes. Quizás tú puedes ser el más duro, el más leído, o tú creas que esa persona es más que sabe hablar. Y cuando tú conoces un mesero que está ahí, pues, humilde, y es por mandarle vez en cuando, pues ese es el vivir para Dios y tratar a todo el mundo de la misma manera. Como es Cristo él mismo, ha sembrado más semillas de lo que tú esperas. Porque si en la iglesia, pues, se supone que la mayoría de la gente que vaya está en salvo. Eso es así. Pero que estén trabajando para eso. Pero cuando tú vas a un mesero o a un restaurante, pues ahí los odds cambian. Y esa persona, pues, es una luz en un sitio donde tú no esperarías en conseguir luz. Tú vas a comer y encontraste luz. Y estás diciendo, yo vine aquí a ordenarlo y este hombre me dijo que Dios tenía un mensaje para mí. Dijo, Dios te bendiga, Dios te ama. Y cualquier cosa, yo estoy aquí en el servicio porque te amo. Él soy yo. Y si a eso me pasa a mí, yo como cristiano me quedaría... ¿En shock? En shock. Porque encontrar ese tipo de humildad en sitios donde tú no esperarías conseguir luz. Es asombroso. Es asombroso. Y eso es un ejemplo de un cristiano que sabe que todo lo que hace lo puede hacer para su gloria. Este cristiano, y eso debería ser nosotros también, no piensa que yo puedo agradar a Dios solamente cuando yo voy a un servicio un domingo, o tal vez otro día de la semana, a solamente cuando yo voy allí a cantar, a leer la Biblia, a orar con los demás hermanos. Ese es el único momento donde yo estoy agradando a Dios. No, no, no. Tú puedes agradar a Dios en todo momento. Jesús mismo, y eso mismo voy a empezar a mencionar. Cristo es el perfecto ejemplo de cómo no hubo división en Él entre lo secular y lo sagrado. En el sentido de que todo lo que hizo, todo lo que hizo, lo hizo para la gloria de Dios. Y eso es así. Jesús es el perfecto ejemplo porque Él comía, Él dormía, incluso de forma de rebajo dijimos que cuando Jesús estaba en el barco durmiendo y estaba ocurriendo la tormenta, aún en su dormir, ahí estaba agradando a Dios también, porque hasta en su sueño yo no dudo que Él ha agradado al Señor porque Él vivió una vida perfecta, sin pecado. Incluso, si tú tratas de argumentar de que en ese momento Cristo pecó porque estaba durmiendo, yo lo siento hermano, pero tú estás erróneo. Tú estás erróneo. Porque Cristo nunca pecó. Y si Él comió y nunca pecó, y si Él durmió y nunca pecó, pues nosotros tenemos que cambiar nuestra forma de pensar sobre muchas cosas. Porque a veces pensamos de que no, esto tiene que ser mundano y esto no le va a agradar a Dios si lo hago. No, no. Lo importante es en corazón. ¿Cómo tú lo vas a hacer? Y claro está, no te metas en un trabajo que tú sabes que estás desobedeciendo a Dios. No es lo mismo un trabajo honrado que uno que te hace dinero pero a la larga estás honestamente fallando contra Dios. Un trabajo que te hace mentir, salte de ahí lo más rápido posible. Si el trabajo te obliga a escapar de los fundamentos de lo que es Dios, así de fácil salte de ese trabajo. Si te hace pecar contra Dios, ¿qué pasa ahí? Porque hay gente que me escucha que pues mi trabajo, tengo que comer. De eso Dios se encarga. Amén. Tú no vengas a mí con... Es que Dios nunca te va a dejar morir de hambre. Nunca te va a dejar morir de hambre. Yo puedo dudarle en muchas cosas, pero en esa, yo sé que Dios nunca te va a dejar morir de hambre. Eso es garantizado. Porque si todos los demás, que si el café sí, son añadiduras, sí, son importantes, porque bueno, esta sociedad se ha convertido en importante, quiere moverte, sí. Pero al fin y al cabo lo que tú necesitas, agua y comida. Sí. Jesús mismo lo dijo, mira, ¿qué es más importante que la comida? El cuerpo. Si un día tú te vas sin comer, y lo estoy diciendo, ¿verdad? Que, ahora vamos, todo el mundo me ayuda. Pero, si un día tú te vas sin comer, porque honestamente no tienes los recursos, Dios no te ha abandonado. Romanos 8 es testigo de eso, donde dice, ¿qué nos separará del amor de Dios? Y menciona entre ellos el hambre, el momento de hambre, el momento de dificultad. Mira, Dios no te ha abandonado. Si tú le sirves a Él, aún en tus momentos más difíciles, Él está contigo. Pero viene Él también y te dice, mira, no te preocupes por lo que vas a comer, no te preocupes por lo que vas a vestir, de lo que vas a ponerte de vestir, porque Dios conoce de lo que tú tienes necesidad. Si no, buscas primeramente el reino de Dios o su justicia, y lo demás viene, por añadiduras. De nuevo, Jesús es un ejemplo tremendo, como Él iba, para todos lados. Él no aceptaba a ninguno, ni caballos, ni decía nada. No estaba bien. Y cuando decía, no, llévate esto, no, estaba bien, ¿verdad? Como que, pura confianza, de que cuando Él caminara al desierto, lo que le esperaría a Él, la provisión de Dios. Y se veía, cuando tú ves a Jesús, Él no iba con nada, Él no iba con un bulto, pero a mí prepararme, a mí llevarme tres bollos de pan, un galón de agua, ¿no? Si cargaban cosas, eran los apóstoles con Él, ¿verdad? Y ya no sé si Gilipollas era un apóstol o no, se sentaba, hacía la voluntad de Dios, y la gente decía, entra, entra a mi casa, por favor, déjame darte de comer, y Él, no, no necesariamente, y él, ¡pum! Porque Dios proviene. Pero el que, él lo único que tiene en su mente es, Dios, predicaré mi evangelio, nada más. Para él, desde el momento que, Jesús, nunca pensó en, ay, mañana, ¿qué tengo que hacer mañana? Pero, es que, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,

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