Details
Nothing to say, yet
Nothing to say, yet
Listen to EL EVANGELIO PARTE 2 by Jose Diaz MP3 song. EL EVANGELIO PARTE 2 song from Jose Diaz is available on Audio.com. The duration of song is 57:27. This high-quality MP3 track has 1154.018 kbps bitrate and was uploaded on 14 Dec 2023. Stream and download EL EVANGELIO PARTE 2 by Jose Diaz for free on Audio.com – your ultimate destination for MP3 music.
Comment
Loading comments...
The speaker begins by expressing gratitude to God for bringing them to this place and for His grace and mercy. They emphasize the importance of the gospel message speaking about God and sin. They explain that the gospel is a message about God and His demands, as well as the problem of sin and the need for salvation. They stress that the gospel is not just about solving emotional, family, economic, or health problems, but about restoring the broken relationship between humans and God. The speaker then discusses the importance of presenting both the person of Christ and His redemptive work. They emphasize that the gospel includes both Christ's life, which was lived in perfect righteousness, and His work of redemption through His death on the cross. They caution against focusing too much on one aspect without considering the other. Overall, the speaker emphasizes the importance of understanding and presenting the fullness of the gospel message. SĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ, sĂ Ok. Bueno, mis amados, ¿quĂ© les parece si oramos? Señor, esta noche, Dios, te damos muchas gracias porque nos permitiste llegar hasta este dĂa, Dios. Gracias porque nos trajiste, Dios, hasta este lugar tan lejano para algunos, Dios. Gracias porque nos permitiste llegar, Dios, con bien, en paz. Señor, te damos gracias, Dios, porque hasta aquĂ, Dios, tu gracia, tu misericordia, Dios, ha estado con nosotros, Dios. Señor, te bendecimos, Dios, y exaltamos tu nombre, Dios, porque eres digno, padre, y haces cosas grandes con tu iglesia, Dios. EstĂ¡s llevando a tu iglesia, Dios, cada vez a conocerte de una manera distinta. Señor, te bendecimos y te damos gracias, Dios, porque no nos has dejado huĂ©rfanos. Gracias por tu espĂritu santo, Dios. Gracias, señor, porque tu espĂritu santo, señor, estĂ¡ ahĂ, Dios, ministrando nuestros corazones, Dios, constantemente, hablĂ¡ndonos constantemente, Dios. Gracias, señor, gracias te damos. Gracias te damos porque eres paciente con nosotros, señor. Gracias te damos porque no lo merecemos, Dios, pero por tu bondad, es que aquĂ estamos, Dios, por tu poder, es que aquĂ estamos, señor. Te bendecimos y te alabamos, señor. Bueno, amĂ©n, señores. Mis amados, hoy vamos a continuar con la pequeña serie de, que es el evangelio, ¿no? La semana pasada, ¿se acuerdan de lo que habĂamos la semana pasada? ¿En quĂ© consiste el mensaje del evangelio? HablĂ¡bamos de dos cosas que el evangelio era, o debĂa de tener. Una de ellas era que era un mensaje acerca de Dios. Eso es muy importante, porque si el evangelio no habla, o no estĂ¡ sustentado en lo que Dios estĂ¡ haciendo, lo que Dios demanda, lo que Dios dice o dicta por bueno, pues ¿quĂ© estamos haciendo, no? ¿QuĂ© estamos, quĂ© estamos promocionando? ¿QuĂ© estamos hablando? Es una verdad fundamental que el evangelio hable acerca de Dios. Y el otro punto que veĂamos que era como que un poco mĂ¡s confrontativo era el punto nĂºmero dos, que el evangelio es un mensaje cerca del pecado. Entonces, cĂ³mo es importante, asĂ como hablar de el mensaje del evangelio habla acerca de Dios, como tambiĂ©n el evangelio habla cerca del pecado. Y cĂ³mo nosotros transmitimos esta idea va a marcar mucho la diferencia, porque nosotros no podemos compartir un evangelio en el cual el problema que resuelve el evangelio son problemas emocionales, son problemas familiares, son problemas econĂ³micos, son problemas de salud. Recordemos que todas estas bendiciones podemos recibirlas, pero son recibidas en Cristo, y el evangelio lo que soluciona es el problema de la enemistad del hombre con Dios. Ese es el fundamento. Dios no viene, Cristo no fue enviado para quitar algĂºn cargo de conciencia por algo que hayamos hecho en nuestro pasado, o que hayamos hecho contra alguien, contra alguna norma, no vino a limpiar la reputaciĂ³n de nosotros en esa tierra. Cristo vino a restaurar la relaciĂ³n que estaba rota de nosotros hacia Dios. Entonces, a menos de que nosotros veamos nuestras faltas a la luz de la ley de Dios, ¿quĂ© dice Dios respecto a nosotros y cĂ³mo hemos estado viviendo? Pues nos vamos a encontrar culpables cuando nos paremos enfrente de la ley, y cuando nos paremos enfrente de la santidad de Dios, tendremos que considerar el pecado como una ofensa directa a Dios. Entonces no nos quedarĂ¡ mĂ¡s nada que reconocer que necesitamos salvarnos de ese Dios. Estaremos convencidos del pecado, y no simplemente serĂ¡ una bĂºsqueda de salir o de limpiar nuestra reputaciĂ³n, de sanar lo que estaba enfermo, dañado, ¿no?, sino que serĂ¡ esa bĂºsqueda hambrienta de salvaciĂ³n, porque habremos ya conocido a Dios, habremos conocido la ofensa. Entonces, el tercer punto del Evangelio que vamos a ver hoy, vamos a ver el tres y el cuatro, es que el Evangelio es un mensaje acerca de Cristo, indudablemente, ¿no? Indudablemente el mensaje, el Evangelio habla acerca de Cristo, las buenas nuevas de salvaciĂ³n. Primero tenemos que presentar quiĂ©n es Dios, de quĂ© se trata la historia, en quĂ© vamos a estar desenvolviendo nuestra historia. Posteriormente tenemos que presentar el problema o la enfermedad que es el pecado, y despuĂ©s tenemos que dar la salida, ¿no?, que es Cristo. ¿QuiĂ©n es ese Cristo que fue ese Dios Todopoderoso, el Hijo de Dios, el UnigĂ©nito, el Todopoderoso que estuvo desde el principio de la creaciĂ³n, el Cordero Perfecto, que vino a ser encarnado como hombre para vivir una vida justa y dar su vida por nosotros los pecadores, ¿no? Sin embargo, tenemos que tener algo en cuenta, no podemos nosotros presentar a Cristo fuera de la obra de Cristo. ¿CĂ³mo? Muchas veces nosotros hablamos acerca de JesĂºs, muchas veces hablamos de lo que hacĂa JesĂºs, no es que JesĂºs sanĂ³ a un leproso, JesĂºs le dio la vista a un ciego, JesĂºs... hablamos de una historia que a mĂ me encanta, es cuando aquella mujer le derrama el perfume, aquĂ quiebre el alabastro y lava los pies de Cristo con su cabello, y como le enjuega, y le dice que se ha de hablar de ella, ¿no? A la que tanto se le ha amado, digo, a aquella que se le ha perdonado tanto, ama tanto, ¿no? Entonces muchas veces hablamos mucho de Cristo, y estĂ¡ bien, pero tambiĂ©n tenemos que hablar de la obra salvadora de Cristo, no podemos desapegar, ¿quiĂ©n es Cristo? De su obra salvadora, la consumaciĂ³n de lo que Él vino a ser. Muchas veces estamos hablando constantemente de quiĂ©n es JesĂºs, de quiĂ©n fue aquĂ en esta tierra, pero no hablamos de su obra y cĂ³mo esa obra afecta la salvaciĂ³n de las personas, y juega un papel fundamental e indispensable, la obra de Cristo. Ciertamente su vida es fundamental para nuestra salvaciĂ³n, ¿por quĂ©? Porque a travĂ©s de su vida justa, todo lo que Cristo hizo en esta tierra, mientras Él viviĂ³, mientras Él caminĂ³, Él enseĂ±Ă³, mientras estuvo bajo la tentaciĂ³n y tantos problemas, Él saliĂ³ libre de pecado, no cometiĂ³ pecado de manera explĂcita, ni tampoco porque se le haya barrido, ¿no? A mĂ cuĂ¡ntas veces se me barra y la reguĂ© y ni cuenta me di, ¿no? Entonces, Cristo no pasĂ³ asĂ, y viviĂ³ una vida perfectamente justa, segĂºn lo demandaba la ley de Dios. Por lo tanto, Él viviĂ³ esa vida justa y pudo ser ese Cordero perfecto que habrĂa de ser ofrecido. Esto es muy importante, ¿por quĂ©? Porque en la obra de Cristo, esa vida justa que Él viviĂ³, esas obras de la ley que Él cumpliĂ³, recordemos cuando decĂa que fue a bautizarse con Juan y le dijo, no, le dijo, tĂº bautĂzame a mĂ, le dijo, Juan, a JesĂºs, y JesĂºs le dijo, no, le dijo, es necesario que esto se haga asĂ para que se cumpla lo que la ley dice, ¿no? Muchas veces, Cristo hizo muchas cosas para que se cumpliese lo que estaba escrito, muchas cosas hizo Cristo para cumplir la ley de Dios. Entonces, cuando es tiempo ya de la obra de Cristo para redimir a un pecador, esta vida perfecta, justa, de Cristo, de JesĂºs, en la tierra, es puesta en la vida del pecador, es imputada esa justicia. TĂº viviste de una manera injusta, totalmente impĂa, sin embargo, cuando fue consumada la obra redentora de Cristo, esa justicia fue puesta en ti, fue la manera por la cual tĂº pudiste acceder a ser justificado a travĂ©s de la justicia de Cristo en ti. Entonces, es importante hablar de que JesĂºs es Dios, es importante hablar de que JesĂºs es el Hijo de Dios, y que Él tiene el poder suficiente. ¿Recuerdan esa palabra que dice, filipenses 2.6? Esa palabra es muy importante, que estĂ© dentro de nuestro concepto del Evangelio. Filipenses 2.6, bueno, el 5, pues en vosotros el sentir que hubo tambiĂ©n en Cristo JesĂºs, el cual siendo en forma de Dios, no estimĂ³ el ser igual a Dios como cosa que aferrarse, sino que se despojĂ³ a sĂ mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condiciĂ³n de hombre, se humillĂ³ a sĂ mismo, haciĂ©ndose obediente hasta la muerte y la muerte de cruz, por lo cual Dios tambiĂ©n le exaltĂ³ hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de JesĂºs se doble toda rodilla de los que estĂ¡n en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre. Entonces, ese es el punto nĂºmero, el punto nĂºmero tres, ah, no, porque son, este se divide en dos, el punto tres se divide en dos, no podemos separar la persona de Cristo aparte de su obra salvadora. Y el otro es al revĂ©s, no debemos presentar la obra salvadora de Cristo, separado de quien es JesĂºs. No sĂ© si me estoy explicando, muchas veces nosotros presentamos la obra salvadora de Cristo simplemente, no, Cristo en la cruz, Cristo limpiando nuestros pecados, Cristo restaurĂ¡ndonos, Cristo la sangre de Cristo, limpiĂ¡ndonos, sĂ, la obra de Cristo y al final has de cuenta, presentamos esa parte, lo que Cristo hizo, no, si Cristo te puede limpiar, Cristo puede perdonarte, Cristo puede restaurarte, sĂ, sin embargo es importante tambiĂ©n presentar su vida, no, ella es aquella que nos justifica su vida justa, es aquella que es puesta a nosotros en la obra redentora. ¿Estoy haciendo mĂ¡s bolas, verdad? SĂ, sĂ, ¿mĂ¡s bolas o menos bolas? Menos bolas, ok. Es importante presentar esas dos partes, no podemos dar mucho, demasiado Ă©nfasis en la vida de Cristo, en las obras de Cristo, queriendo que la gente sea como Cristo, porque estamos hablando del evangelio. El evangelio consiste tanto en la vida de Cristo, lo que hizo en su vida, eso es quien Él es, pero tambiĂ©n estĂ¡ su obra redentora, lo que hizo con lo que Él era. ¿SĂ me explico? Su vida vino y fue una vida justa, libre de pecado, y con eso fue lo necesario para poder entregar su vida en rescate por nosotros, entonces muchas veces los predicadores se centran en la preocupaciĂ³n de estar hablando acerca de la muerte de Cristo, la resurrecciĂ³n de Cristo, la obra de expiaciĂ³n, cĂ³mo fue ese intercambio, y eso es muy importante entenderlo, ¿no? Pero tambiĂ©n es importante entender la vida de Cristo, quiĂ©n era de Cristo, el carĂ¡cter de Cristo, cĂ³mo ese Dios Todopoderoso, el Hijo de Dios, vino a esta tierra para nacer de la forma mĂ¡s vulnerable, como un bebecito, y no nada mĂ¡s como un simple bebĂ©, sino como en una posiciĂ³n todavĂa mĂ¡s vulnerable, en una forma muy humilde. Eso es muy importante, porque podemos nosotros considerar que no tenĂa necesidad de hacerlo asĂ, Dios pudo haber llegado ya adulto, pudo haber llegado fuerte, sano, pudo haber llegado tan guapo como Él hubiera querido, y dice que no, no fue asĂ, Él era como rama seca, para que no le deseĂ¡ramos por su apariencia, sino que le anhelĂ¡ramos por lo que Él es. Entonces, eso es contracultural, ¿no? Eso es contra lo que nosotros pensamos entonces. El primer punto es que no debemos de presentar la vida de Cristo sin su obra, y el punto nĂºmero dos es que no debemos de presentar su obra sin su vida, tiene que haber un balance, pues. Y usted tiene que partir, cuando comparte el Evangelio, de algo muy importante. ¿De dĂ³nde estĂ¡ aquella persona que estĂ¡ compartiendo el Evangelio? ¿DĂ³nde estĂ¡ y quĂ© es lo que tiene, dice el Pastor Rodrigo? ¿CĂ³mo? Usted muchas veces supone que esta persona entiende quiĂ©n es JesĂºs, muchas veces usted supone que esta persona conoce quiĂ©n es Dios, pero nosotros no podemos suponer, o dar por sentado, que ellos entienden quiĂ©n es JesĂºs, quiĂ©n es Dios. Incluso nosotros mismos, si nosotros podemos hacernos un autoexamen, humildemente podemos reconocer y partir de dĂ³nde estamos, conocemos quiĂ©n es Dios, verdaderamente, o le conocemos de una manera superficial, porque conforme nosotros conozcamos a Dios, va a ser la seriedad que le vamos a dar a los siguientes puntos. Es de los que hemos hablado, ¿verdad? Del pecado y de la obra de Cristo. Porque si nosotros creemos que Dios es un Diosito, pues la ofensa del pecado que nosotros podamos cometer, pues va a ser irrelevante, va a ser como pasar sin saludar a cualquiera en la calle, ¿no? Sin embargo, cuando reconocemos la autoridad y el señorĂo de Dios, reconocemos que esa falta, como que es todavĂa mĂ¡s expuesta, mĂ¡s grande, es como que mĂ¡s grave. Y, consecuentemente, la necesidad de ser salvados, de ser restaurados, de que esa falta sea limpiada, pues se vuelve una necesidad mĂ¡s grande. Y la obra de Cristo se ve mĂ¡s gloriosa. Entonces todo va partiendo, ¿no? Entonces, asĂ como lleva una secuencia la necesidad de conocer a Dios para poder darle importancia a lo demĂ¡s, ya en el apartado de Cristo nos es importante conocer su vida en la tierra, lo que Él hizo. Por ejemplo, los evangelios nos presentan las parĂ¡bolas, el mensaje, las predicaciones, los milagros de Cristo para cuando, y obviamente, ¿no? Eso es en la tierra, pero tambiĂ©n antes de. Entonces, ya cuando nosotros estamos entendiendo su obra redentora, ya al final, hablando en tĂ©rminos de la cruz, podemos entender que no nada mĂ¡s fue cualquiera el que se subiĂ³ a la cruz. Podemos entender que fue necesario que el Hijo, el UnigĂ©nito del Padre, viniera de esa manera, pasara por lo que tuvo que pasar, para que la obra redentora fuera efectivamente completada. O sea, no pudo ser cualquiera el que se subiĂ³ a la cruz para que obtuviera ese resultado. Porque ¿cuĂ¡ntos mĂ¡s no han muerto en una cruz y no han dado salvaciĂ³n a la humanidad? Por eso es bien importante hablar esas dos partes, tanto la vida de Cristo como su obra redentora. Entonces, ya llevamos tres puntos, ¿no?, que son necesarios en el Evangelio. Y por Ăºltimo, el cuarto punto del Evangelio, y antes de pasar a Ă©l, recordemos que el Evangelio no es un tranquilizante de las penas, no es un somnĂfero de la conciencia. El Evangelio no fue hecho para quitarnos la culpa de nuestra vida pasada. O sea, sĂ, pero no. TĂº eres restaurado, eres limpiado, pero no en base a lo que aquĂ se ha hecho en esta tierra, en la ofensa que tĂº hayas hecho en esta tierra. Porque el problema principal del hombre es tener enemistad para con Dios. Entonces, el cuarto punto, habiendo entendido quiĂ©n es Dios, quĂ© es el pecado, la vida de Cristo y su obra, el cuarto punto es que el Evangelio es un llamado a la fe y al arrepentimiento. En Hechos 17.30, Pablo les dice, pero Dios manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan. En Hechos 17.30, en Juan 6.29, dice, esta es la obra de Dios que creĂ¡is en el que Él ha enviado. En primera de Juan, ya vamos a llegar para allĂ¡, en Juan 3.23, dice, y este es su mandamiento, que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo. ¿CuĂ¡l era el mensaje de Cristo? Arrepentidos y convertidos, porque el reino de los cielos estĂ¡ acercado. Ese fue el mensaje de Jesucristo en esa tierra y sigue siendo el mensaje todavĂa. Para que el Evangelio se haga efectivo en la vida de alguien, es necesario el arrepentimiento y la fe. Entonces, ¿cĂ³mo podemos nosotros transmitir esto de una manera efectiva? ¿CĂ³mo nosotros podemos llegar a que incluso nosotros mismos creerlo para nuestra vida? ¿CĂ³mo puede el arrepentimiento y la fe ser algo verdadero en la vida de las personas? Pues es necesario que haya un conocimiento. No puedes arrepentirte de algo que no crees. El arrepentimiento no serĂa verdadero. Y tampoco puedes creer en algo que no estĂ¡ sustentado, sino ¿quĂ© clase de fe tendrĂas? Entonces, el mandato que Dios hace es que todos procedamos al arrepentimiento, ¿verdad? La oferta estĂ¡ abierta. Sin embargo, el hecho de poder proceder al arrepentimiento es dado por el Señor, ¿verdad? El arrepentimiento es necesario y es la consecuencia de haber conocido y haber entendido quiĂ©n es Dios, que es el pecado. ¿Y cĂ³mo una persona puede llegar a esto? No estamos hablando de esoterologĂa, ¿verdad? La esoterologĂa habla de que para que una persona… EsoterologĂa es como el proceso de la salvaciĂ³n, ¿te acuerdas de las doctrinas de la gracia? Las doctrinas de la gracia hablan de que el Señor los escoge, el Señor los llama, el Señor los regenera, pasa la conversiĂ³n, el arrepentimiento y la fe. No estamos hablando de esoterologĂa, estamos hablando del Evangelio. El Evangelio entra en la parte del llamado eficaz de Dios. Cuando Dios llama a las personas, el Evangelio empieza a captivarse. Esta persona empieza a entender quiĂ©n es Dios, empieza a entender quĂ© es el pecado, empieza a entender quiĂ©n es Jesucristo y la obra de Jesucristo. Y, consecuentemente, en la conversiĂ³n, ¿se acuerdan de la parte de la conversiĂ³n? La conversiĂ³n era la respuesta del creyente regenerado que habĂa nacido de nuevo, que podĂa ver ahora la obra de quiĂ©n era Dios, quiĂ©n era el hombre, podĂa ver la santidad de Dios, podĂa ver su condiciĂ³n y lo que le quedaba nada mĂ¡s era proceder al arrepentimiento, pero sus ojos ya habĂan sido abiertos, ¿sĂ me explico? Y proceder, por medio de la fe, a recibir las promesas de la sangre de Cristo que le limpia de todo pecado, de recibir por medio de la fe la obra redentora de Jesucristo. No sĂ© si me estoy haciendo mĂ¡s bolas, pero es necesaria la fe y el arrepentimiento. Usted no le va a explicar las doctrinas de la gracia en el Evangelio, pues. Ese es algo que nosotros lo aprendimos para poder entenderlo de una mejor manera y poder ubicarlo en una manera, en una forma secuencial, en una forma que nosotros podamos procesarlo, pero en la vida de una persona que estĂ¡ siendo regenerada, obviamente Dios la escoge antes de la fundaciĂ³n del mundo, eso no lo sabemos quiĂ©n sĂ, quiĂ©n no, pero tĂº estĂ¡s compartiendo el Evangelio, ¿no? Entonces, aquella persona que ha sido regenerada por Dios cuando el Evangelio le ha sido puesto, explicado, predicado, cobra sentido el Evangelio, y esta persona puede entender, ala, pues ese es Dios, estuvo siempre, y yo no le tomĂ© en cuenta. Contrario a eso, yo vivĂ una vida entregada al pecado, y el pecado era una ofensa directamente hacia Dios, no le tomĂ© en cuenta, y vivĂ constantemente ofendiĂ©ndole, y aĂºn asĂ me permitiĂ³ ver, y luego que ves a Cristo, y le ves cĂ³mo Él anduvo, quiĂ©n era tan santo, tan limpio, tan perfecto, con tanto amor derramado, para morir en la cruz, por unos pecadores, ahĂ es donde entra la etapa de la conversiĂ³n del creyente, ese creyente, la respuesta es arrepentimiento de sus pecados, pero ya fue regenerado, estoy mezclando las doctrinas de la gracia con el Evangelio para que podamos entenderlo en la lĂnea del tiempo, ya fue regenerado, ya entendiĂ³, la respuesta es arrepentimiento, y la fe es aquella que le permite creer que la obra que Cristo hizo, le limpia, le salva, le justifica ante el Padre, y le permite presentarse delante de Él aprobado. Entonces, es necesaria el arrepentimiento y la fe, porque sin arrepentimiento y sin fe, no hay salvaciĂ³n, sin arrepentimiento y sin fe, no hay, el arrepentimiento y la fe es una, ¿cĂ³mo le dirĂ©?, es una consecuencia de haber nacido de nuevo, porque aquel que ha nacido de nuevo, que sus ojos han sido abiertos para conocer a Dios, conocer su pecado, conocer la obra de Jesucristo, el resultado de ese conocimiento es arrepentimiento, porque para este punto, el corazĂ³n ya ha sido transformado, ya no es esa piedra, ahora tiene la naturaleza de Dios, nada mĂ¡s que te acuerdes que eso sucede como que, no, es una rueda que, entonces, tĂº no estĂ¡s viendo eso, obviamente, cuando estĂ¡s compartiendo el Evangelio, tĂº no estĂ¡s viendo esos pasos, ¿por quĂ©?, pues a lo mejor sucede en otro mes, en otro año, a lo mejor a ti te tocĂ³ compartir simplemente el Evangelio, pero tĂº tienes que dejar en claro estos puntos. La persona tiene que saber, que es necesario conocer a Dios, ¿quiĂ©n es Dios?, las demandas de Dios, la santidad de Dios, para que entonces, pueda saber que lo que estĂ¡ haciendo, no estĂ¡ bien y es pecado, que ha ofendido a Dios, tiene que saber que es el pecado. TambiĂ©n tiene que conocer la obra de Jesucristo y su vida, por favor, porque su tierna vida, ¿quĂ© predicabas tĂº, Michael?, de la tierna misericordia de Dios, era Jesucristo, la vida de Jesucristo, entonces, la consecuencia de esto, tiene que ser arrepentimiento y fe, no puede ser un dejar de decir malas palabras, no puede ser un dejar de tomar, la consecuencia de esto, no puede ser un matrimonio restaurado, o sea, no serĂa una señal de salvaciĂ³n esto, pues. Si pasa, si Dios lo permite, si Dios nos lo da, si es una de las miles de millones de bendiciones que recibimos en Cristo, pero no podemos decirle a la gente, que estas cosas, es salvaciĂ³n, no podemos decirle que estas cosas, es la vida nueva, la vida nueva, es que tĂº tienes una relaciĂ³n correcta para con Dios, y que has recibido la vida eterna, el perdĂ³n de tus pecados, y ya en ese caminar, recibes una multitud de bendiciones que jamĂ¡s en la vida podrĂamos haber imaginado recibir, porque son mĂ¡s abundantes de lo que nosotros podemos pensar o anhelar, pero no podemos llamarle a esas bendiciones salvaciĂ³n, porque las bendiciones tambiĂ©n las reciben allĂ¡ afuera y no tienen salvaciĂ³n. Hay gente que su matrimonio, pues estĂ¡ medianamente bien, hay gente que se estĂ¡ sanando en los hospitales, hay gente que se salva de choques, hay gente que se salva de sicarios que se salvan de un balazo que les pasa entre los... hay mucha gente que se salva, hay mucha gente que recibe la gracia comĂºn de Dios, pero eso no es salvaciĂ³n, la salvaciĂ³n, la obra redentora de Cristo, se ve consumada a travĂ©s del arrepentimiento, y la fe. Entonces, en todo creyente, tiene que estar sĂ o sĂ, un punto en el que tĂº hayas dicho, sabes quĂ©, me arrepiento de la vida que estuve llevando, porque he ofendido a Dios, no porque me he sentido bien o mal, no porque estoy deprimido y harto y voy a empezar de nuevo, no, porque he ofendido a Dios, porque le conozco, porque le pude ver, porque pude ver mi pecado y que tanto tiempo que estuvo con paciencia buscĂ¡ndome, yo estuve viviendo una vida que no le daba lo que Ă©l pedĂa. En la vida de todo creyente tiene que haber un punto en el que se dĂ© cuenta que estuvo viviendo una vida que ofendĂa a Dios, sĂ o sĂ. Si no, no hay salvaciĂ³n, mis amados. Y obviamente esto, consecuentemente, tiene que ser movido a recibir la salvaciĂ³n por medio de la fe, de la promesa de que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, nos da una vida nueva y todas las bendiciones que conllevan la obra redentora de Cristo. Pero imagĂnate cuĂ¡ntas, viĂ©ndolo asĂ, cuĂ¡ntas iglesias estĂ¡n engañadas, cuĂ¡ntas iglesias estĂ¡n viviendo una vida, pues a lo mejor ya sin alcohol, a lo mejor una vida ya sin malas palabras, a lo mejor viviendo una vida ya con un matrimonio medio arreglado, pensando que eso es la salvaciĂ³n. Y van directo al infierno, aunque se oiga bien feo, sentados en una silla de una iglesia. Entonces, ¿quĂ© nos es necesario a nosotros hacer? Nos urge primeramente, personalmente, identificar este acto en nuestra vida. Nos es necesario identificarlo, con urgencia, porque no sabemos el dĂa y la hora en la que Cristo vuelva o nosotros acabemos, ¿por quĂ© ese dĂa? A determinar la oportunidad. Entonces, con urgencia nos es necesario hacernos estas dos preguntas. ¿He llegado yo al punto de reconocer que he ofendido a Dios? ¿He llegado al punto de reconocer que mi vida estaba ofendiendo constantemente a Dios? Y he podido observar a la luz de la gloria de Dios, la obra de Cristo, y por medio de la fe he recibido el perdĂ³n de mis pecados y la vida eterna. Si esto ha pasado en tu vida, gloria a Dios porque tienes una vida eterna totalmente asegurada por el poder de su mano. Y si no, te tengo buenas noticias. TodavĂa estĂ¡ abierta la puerta. EstĂ¡s en el mejor lugar que debĂas de estar en este momento. Porque nos es necesario cuestionarnos esto. Es bien simple, el evangelio es simple. Se resume en esas dos partes, arrepentimiento y fe. Pero si tu arrepentimiento es de haber vivido una vida que no te convenciĂ³, una vida en la cual no llenaste los estĂ¡ndares de la sociedad, una vida en la cual no llenaste tus expectativas, siento decirte que eso no es arrepentimiento para salvaciĂ³n. Porque el arrepentimiento para salvaciĂ³n es estar arrepentido de que hemos estado viviendo ofendiendo a JehovĂ¡, de los ejĂ©rcitos, al Dios de todo el universo. Ese es el arrepentimiento que salva. No el arrepentimiento de haber tratado mal a mi esposa, no el arrepentimiento de haber dejado a mis hijos abandonados, no el arrepentimiento de haber sido un hijo negligente. El arrepentimiento que salva es el haber ofendido a Dios y volverse de nuestros pecados. Entonces, si nosotros predicamos esto, pues ¿cĂ³mo cree que lo van a recibir? No lo van a recibir bien, mis amados. Porque esto es en contra de la naturaleza del hombre. Lo que veĂamos hace unas semanas en la predicaciĂ³n acerca de cĂ³mo el hombre tiene esa tendencia natural al pecado, ese pecado que se le llama el pecado original, nuestra tendencia natural a siempre pecar y no buscar a Dios. Cuando tĂº le predicas que necesita arrepentirse de la vida que ha llevado y que ha ofendido a Dios, lo natural y lo mĂ¡s esperado es que seas rechazado. Sin embargo, tu tarea no es convertir a la gente, tu tarea es exponer el mensaje del evangelio. Porque la tarea de Dios, unos siembran, otros llegan, pero Dios es el que da el crecimiento. Lo mĂ¡s probable es que no se toque ver ese brotar de la semilla del evangelio en las personas. Que glorioso es ese momento cuando nos toca verlo. Pero no podemos decir que son puros fracasos cuando hemos compartido el evangelio. Entonces, nos es necesario compartir el evangelio. Nos es necesario compartir el verdadero evangelio. Cristo sĂ sana, Cristo sĂ salva, Cristo sĂ restaura, sĂ, todo lo que nosotros hemos escuchado y hablado y cantado. SĂ, sĂ lo hace, pero el problema principal que resuelve Cristo es la enemistad de los hombres con Dios. Entonces, bĂ¡sicamente el evangelio es bien simple. ¿Por quĂ©? Porque Dios se encarga de lo mĂ¡s difĂcil, de que el hombre lo pueda entender. TĂº le puedes agarrar y explicar de manera catedrĂ¡tica, con bolitas, palitos, manzanas, grĂ¡ficas, videos. Le puedes agarrar la mano y llevarla y escribir. Y esta persona si no es mandada por Dios, que entienda. No ha de entender. Pero si tĂº eres torpe para hablar como yo, si tĂº eres tartamudo como yo, y Dios decide que esa persona se ha de salvar, se ha de salvar con las tres palabras que tĂº le puedas explicar. Pero es necesario que le hables de Dios, que le hables de pecado, que le hables de la vida, de la obra de Cristo y del arrepentimiento y la fe. Sencillamente. ¿CĂ³mo lo hagas? Dios te ha demostrado la manera, con gracia y misericordia. Entonces, ¿la ley es para el soberbio y la gracia para el humilde? No. Para todos es la ley y para todos es la gracia. Porque todos somos, o fuimos, soberbios en algĂºn punto, pero llega el momento en el que la gracia ha de ser derramada en la vida de aquellos. Si me explico, tĂº no puedes llegar con la suave primero, no, a nadie. Por mĂ¡s mansito que se vea la persona, no puedes llegar con la gracia. ¿Por quĂ©? Porque no va a entender de quĂ© se estĂ¡ salvando. No va a entender quiĂ©n es aquel que le estĂ¡ ofendiendo. Lleva una secuencia. Todos han de recibir la ley y todos han de recibir la gracia. Esa gracia tan dulce que nos conmueve, nos quebranta cuando la entendemos. Pero porque ya pasamos a haber entendido quiĂ©n era Dios y quiĂ©n era el pecado a travĂ©s de la ley. Entonces, es bien simple. TĂº se lo puedes explicar a un pequeño con palabras sencillas, o se lo puedes explicar a un doctor con toda la teologĂa que tĂº le puedas mostrar. Eso ya depende de ti y de lo que Dios te dĂ© y te permita hacer. Pero ese es el mensaje del Evangelio. Dios, el creador de los cielos y el universo. Su creaciĂ³n estĂ¡ enemistada con Ă©l por el pecado. ¿QuĂ© es el pecado? Aquello que ofende a Dios. Aquello que le encanta a la humanidad de hacer. ¿Y cuĂ¡l es la salida? Jesucristo. ¿Y quĂ© es necesario para acceder a ese arrepentimiento y la fe? Entonces, ¿quĂ© mĂ¡s habremos de hacer nosotros despuĂ©s de eso? Pues nada, orar, clamar por las almas. Clamar para que Dios nos permita tener el entendimiento de quiĂ©n es de quiĂ©n hemos de hablarle. ¿A quiĂ©n hemos de llevarle este mensaje? ¿Y quĂ© haremos posteriormente a que este mensaje sea florecido en las corazones de las personas? De que este mensaje haya sido recibido. Muy simple, necesitamos disipularlos. A todas aquellas personas que hayan creĂdo en el mensaje del Evangelio, que hayan recibido la gracia salvadora, hay que disipularlas. Hay que enseñarles y mostrarles el camino que nosotros hemos aprendido. Es muy simple, y no necesitas ser pastor, o necesitas ser maestro, no necesitas conocer al derecho y al revĂ©s el hebreo y el griego, para nada. Simplemente necesitas hacer algo que le ayude a esa persona a acercarse a Dios. Sencillamente. Pero no puedes estar disipulando a alguien que todavĂa no se ha convertido. ¿SĂ me explico? No le puedes estar exigiendo santidad y que se santifique a alguien que no se ha convertido. Si nosotros empezamos al revĂ©s, lo que vamos a hacer es que vamos a tener una iglesia llena de sepulcros blanqueados. ¿SĂ? Porque el fundamento para nuestra santificaciĂ³n es que hemos conocido al Santo, Santo, Santo. ¿Y quiĂ©n ha conocido al Santo, Santo, Santo? Y no se ha vuelto a Ă©l. La santificaciĂ³n va a ser un proceso, ¿cĂ³mo le dirĂ©? Como en automĂ¡tico, pues. Que ha de empezar posterior a la conversiĂ³n. Y ahĂ sĂ, tĂº lo disipulas, le dices, ok, mira, ya puedes ver, puedes abrir, la palabra dice esto, mira. Y este creyente se va a ir purificando a lo largo de su vida. Pero si nosotros queremos purificar inconversos, les estaremos echando agua con cal nomĂ¡s por fuera. Les estaremos enseñando la cultura cristiana. Les estaremos enseñando a que levanten manos inmundas. Entonces, es vergonzoso o me puedo sentir yo mal o incĂ³modo por reconocer que todavĂa no ha pasado esta parte de mi vida del arrepentimiento y la fe. Para nada. La salvaciĂ³n estĂ¡ en la puerta. La salvaciĂ³n estĂ¡ aquĂ. MĂ¡s nos valdrĂa reconocer humildemente, humildemente, esa palabra es necesaria en la salvaciĂ³n. La salvaciĂ³n estĂ¡ aquĂ. La salvaciĂ³n estĂ¡ aquĂ. MĂ¡s nos valdrĂa reconocer humildemente, humildemente, esa palabra es necesaria en la salvaciĂ³n. Con humildad de reconocer que esto no ha sucedido. En vez de seguir caminando, queriendo dar pasos que todavĂa ni siquiera son necesarios dar. Cuando JesĂºs les decĂa que estĂ¡n poniendo cargas que ni ustedes estĂ¡n cargando, les decĂa a los fariseos, ¿se acuerdan? Era porque ni siquiera ellos habĂan entendido el mensaje y estaban poniĂ©ndole cargas a otros que tampoco habĂan entendido el mensaje. Necesitaban entender quiĂ©n era Cristo primero para poderse santificar y que esa adoraciĂ³n fuera recibida de una manera apropiada. Entonces, el mensaje es bien fĂ¡cil, bien sencillo. Cuatro elementos bĂ¡sicos. Las maneras y los modos, pues, ya lo sabremos, pero siempre recuerde que Dios es el que da el crecimiento. No se frustre. Los pequeños pueden compartir el evangelio. SĂ, pueden compartir el evangelio. Es mĂ¡s fĂ¡cil a un niño entender quiĂ©n es Dios y que no estĂ¡ viviendo una vida correcta para Ă©l que a un adulto empedernido en su pecado. ¿Por quĂ© las iglesias, los pequeños de las iglesias que ya estĂ¡n grandes, se alfartan del evangelio? Porque no conocieron el evangelio. Los encalaron nomĂ¡s por fuera. Entonces, es necesario. Es bien sencillo el evangelio. Predique el evangelio. Hable del evangelio. Conozca el evangelio. Conocer a Dios cada vez mĂ¡s va a hacer que el pecado se desarraigue en nuestra vida. Entonces, eso es, mis amados, el mensaje de hoy. Que yo les invito a que puedan profundizar mĂ¡s en el conocimiento de Dios. Puedan profundizar mĂ¡s en la obra salvadora de Jesucristo. Porque conforme nosotros conozcamos mĂ¡s a JesĂºs, va a volverse esa tierna misericordia mĂ¡s tierna, mĂ¡s sublime, mĂ¡s deleitosa, mĂ¡s incomprensible el sacrificio de Cristo. Y tu vida va a ser mĂ¡s fĂ¡cil poder vivir una vida que le agrade a Dios conforme tĂº conozcas a Dios y a Cristo. Porque entre mĂ¡s brille la santidad de Dios, mĂ¡s evidente va a ser tu pecado y mĂ¡s fĂ¡cil va a ser despojarte de Ă©l. Si hay un pecado que te estĂ¡ costando trabajo dejar, te es necesario conocer mĂ¡s la santidad de Dios. Te es necesario conocer mejor la vida y la obra de Cristo. Y conforme esto sea exaltado y glorificado, tu pecado va a perder valor para ti y vas a poder dejarlo. Entonces, ¿quĂ© les parece si oramos? ¿QuĂ© les parece si oramos? Y yo creo que podemos orar para que Dios nos permita compartir el Evangelio en ese tiempo de una manera audaz. De una manera que por medio de la fe nosotros podamos creer que el Evangelio ha de hacer en la vida de aquellos escogidos de Dios lo que tiene que hacer. No creyendo que nuestra forma de transmitirlo ha de impactar de forma positiva o negativa. El Evangelio es el Evangelio y Dios es el que usa eso en la vida del creyente. Tenemos que ser valientes para compartirlo. Señor, esta noche Dios te damos gracias, Padre, porque tĂº nos hablas, Dios nos enseña, nos muestras, Padre. Señor, te pedimos que nos des la valentĂa primeramente de reconocer en nuestra propia vida, Dios, si hemos pasado, si hemos experimentado el arrepentimiento y la fe en nuestra propia vida, Dios. Señor, queremos pedirte que la obra que tĂº has hecho en nosotros, Dios, pueda traer esa necesidad de compartir lo que tĂº hiciste con nosotros, Dios, a los demĂ¡s, que podamos compartir el Evangelio tal cual es, Señor. Señor, nosotros sabemos que tĂº has de hacer que las personas nazcan de nuevo, Dios. Nosotros simplemente tenemos que llevar el mensaje, Dios, y tĂº has de hacer la obra, Papito. Señor, gracias te damos porque en algĂºn momento nosotros recibimos ese mensaje. Y gracias, gracias, gracias, porque tĂº abriste nuestros ojos, Dios, y quebrantaste nuestro corazĂ³n, cambiaste nuestra naturaleza y pudimos ver quiĂ©n era, Dios. Pudimos ver y entender el pecado que estaba en nuestra vida, Dios. Señor, gracias porque mostraste a Jesucristo, Dios, a nuestra vida, Dios. Gracias por ese Cordero tan perfecto, Dios. Gracias porque lo mandaste a morir por mĂ, Dios, por nosotros, Dios. Señor, haz tu obra, Dios. Haz tu obra en este lugar, Dios, en esta colonia, Padre, alrededor, Dios, en nuestra familia, Dios, que tu Evangelio, Dios, pueda ser expuesto en nuestra familia, Dios, en este tiempo, y que podamos ver tu obra, Dios. QuĂ© glorioso serĂa poder ver cuando esa semilla germine, Dios. QuĂ© glorioso serĂ¡, Dios, cuando podamos ver esos frutos de esa semilla que en algĂºn momento pudimos ser parte de la plantaciĂ³n, Dios. Señor, glorĂficate en ese tiempo en tu iglesia, Dios, y que tu iglesia siembre semilla buena, Dios, que en ese tiempo, Señor, tu iglesia, Dios, lleve un mensaje certero y preciso, Dios, y que las almas puedan ser transformadas, Dios, redimidas, Dios, por tu poder, Dios. Sabemos que tĂº tienes poder para salvar. Sabemos por medio de la fe, Dios, que tĂº has dado promesas a nosotros, Dios. Señor, que es el tiempo en el que nosotros podamos verlas, Padre. Que sea en el tiempo en el que tĂº empoderes a tu iglesia, Dios, a travĂ©s de la fe, Dios. Señor, asĂ como tu pueblo, Dios, estaba ahĂ, Señor, temeroso, Padre, en ese aposento alto, Padre, que este es el tiempo en el cual, Dios, tĂº traigas ese derramamiento de tu poder, Dios, para llenar la vida de los inconversos, Padre. Gracias, Dios. Gracias, Padre. Gracias, Señor. Bendito y alabado seas, Señor, porque eres bueno y porque tu misericordia es para siempre, Dios. Te bendecimos, Padre, y te pedimos que asĂ como tĂº llenaste de autoridad y poder a aquellos hombres, Dios, asĂ nos des la autoridad y el poder para compartir tu Evangelio, Dios. Reconocemos que no tenemos poder sobre la salvaciĂ³n, sino que tĂº la tienes, Padre. Pero te pedimos que nos des la autoridad para compartirlo, Dios, que quites todo obstĂ¡culo, Dios. Te bendecimos, Señor, en el nombre de tu Hijo JesĂºs, Señor. AmĂ©n, Señor. AmĂ©n. Familia, pues vamos a empezar esta serie acerca del Evangelio. Son temas acerca del Evangelio. Porque es importante que lo sepamos y lo conozcamos. Creo que es un tiempo adecuado para hablar del Evangelio. Creo que lo que estamos haciendo en nuestras casas con Lucas es importante porque estamos conociendo la vida de Cristo. Estamos viendo quiĂ©n es ese Cristo, ese Dios encarnado. Entonces, se presta la temporada, se prestan las visitas, se prestan las familias, se prestan, ¿no? Para que compartamos un mensaje de salvaciĂ³n correcto, simple, sencillo. Entonces, eso es. Si usted quiere aprender mĂ¡s, hay mucho material, hay muchas formas, hay muchas cosas que aprender. AquĂ estĂ¡ su librito, bien sencillo. Se lo recomiendo. AhĂ yo puedo entender muchas cosas de una manera muy explĂcita. Entonces, descanse, en que la obra no la va a hacer usted. Usted simplemente es la bocina que ha de transmitir. No los va a agarrar a bibliazos y los va a convertir para nada. Simplemente ha de proclamar lo que ya se ha dicho. Y a descansar. Y si no los oyen, ¿quĂ© dijo el audio biblia? SacĂºdanse los pies para que ellos vean que han sido entregados a su suerte. Pobrecitos, ¿quĂ© les espera? Entonces, gracias a Dios, porque nosotros pudimos escucharlo. Bueno, entonces, mis amados, estamos despedidos. Pero, antes de que se vaya, yo le invito a que antes de aquĂ al domingo, se reĂºna con alguien. Y platique, cene, coma, conviva. En estas fechas es cuando la iglesia mĂ¡s, se va a su madriguera, cada quien. Entonces, si va a tener algo, invite a alguien. Bueno, de aquĂ al domingo. Ya veremos luego, porque ya se acerca el otro domingo y ya no va a haber tanta chance, todavĂa hay chance, ¿no? Bueno, Dios les bendiga, mis amados, estamos despedidos.
There are no comments yet.
Be the first! Share your thoughts.