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TIEMPO DE ORACION DIA 5 - PR. ALBERT PABON

TIEMPO DE ORACION DIA 5 - PR. ALBERT PABON

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The main idea of this information is that the kingdom of God is the most important message in the Bible. Jesus preached about the kingdom of God and even after his death and resurrection, he continued to teach his disciples about it. The kingdom of God is unalterable and it is important for believers to understand this. The message emphasizes that the kingdom of God is not affected by worldly events or the actions of men. Understanding the kingdom of God brings security and the ability to live according to God's principles. The information also discusses the importance of not just hearing the word of the kingdom, but also understanding and applying it in one's life. Amados, lo que hoy vas a oír es el mensaje más importante que existe en toda la Biblia. Diga conmigo, Jesús predicó un solo mensaje. El reino de Dios. El reino de Dios. Lo explicó por parábola. O sea, predicó el reino de Dios. Lo crucificaron, ¿ok?, y cuando resucitó, Hechos 1, dice que después que resucitó se le apareció a los discípulos y por cuarenta días estuvo enseñándoles el reino de Dios. La muerte no alteró su mensaje. Amados, el reino de Dios, si tú lo entiendes, eso es lo más glorioso que puedes entender. El reino de Dios es inalterable. Los hombres no pueden alterar el reino de Dios. Cada día les voy a hablar acerca de esta realidad. Un reino es un país, es una nación. Diga, la iglesia es una nación. Diga, la Biblia es la constitución. Jesucristo es el rey. Yo soy un ciudadano. Tengo ciudadanía celestial, pero en la tierra, para extender los intereses del reino de Dios. Venga, apláudanle al Señor. Ahora, es importante, es importante que entendamos que el reino de Dios no lo alteran los hombres. No lo altera lo que pasa. Hermano, el reino de Dios es inconmovible. ¿Qué es inconmovible? Que nada lo mueve. Es un reino eterno. Y usted es ciudadano de ese reino. Dígale que está a su lado. Es ciudadano de un reino inconmovible. Aleluya. Decía un pastor, cuando en una congregación se predica de prosperidad, o cuando se predica de milagros, o cuando se predica de miles de temas, porque el que no entiende a Cristo habla de cosas, habla de temas, ¿verdad? Pero cuando Cristo es revelado, Él es el rey y su palabra. El rey y su reino. No hay otra cosa. La Biblia tiene un solo mensaje. Cristo, la vida, su vida, Él. Él estaba en el Edén como el árbol de qué? De la vida. Y al final en Apocalipsis está como el árbol de la vida que es para la sanidad de las naciones. Y hay un hilo que conduce Génesis y Apocalipsis. Es lo único. Hay diferentes personajes que cooperan, que ilustran y que muestran al rey. Se sirvieron al rey. Pero fueron personajes, es decir, como bolígrafos con que un escritor escribió un libro. Después el bolígrafo queda ahí, el libro es lo que tiene valor. Hubieron diferentes bolígrafos. Abraham, David, José, Pablo. Pero el rey, uno solo. Él es el que lo llena todo en todo. Ahora, cuando Pilato le dijo, ¿eres tu rey? Él lo miró y le dijo, mi reino no es de este mundo, cosmos, donde tú operas, mi reino no es de aquí. Si no, mis servidores no dejan que tú actúes. Herodes, ¿no? Había un rey que te mandó a llamar a Jesús. Y él le dijo, díganle a esa zorra, Herodes, el rey te mandó a llamar, díganle a esa zorra que hoy y mañana trabajo y el tercer día acabo mi obra. ¿Cómo sería eso? Quedó, anulado. Hermanos, el reino de Dios, tenemos que entenderlo. Porque si no, pensamos que vivimos en un mundo en la lucha del bien y del mal. Dios no lucha con nadie. Él envió a su hijo, venció, estableció su reino y ahora hay que extender su reino. Ya está, aquí no hay nada, no son dos reinos, la Biblia no reconoce a las tinieblas como un reino, es un principado. Como Andorra es un principado, España es un reino, no es lo mismo. Pero tenemos que entender el reino de Dios. El reino de España tiene un rey, el principado de Andorra tiene un príncipe, no es lo mismo. El príncipe de este mundo lo llama la Escritura. Cuando usted entiende el reino, su seguridad, la seguridad en que usted vive, se potencializa. Porque usted no está aquí entre la lucha del bien y del mal, entre dos reinos que se chocan y que pelean todos los días. No, no, hermana, no, la Biblia dice que Jesucristo destruyó al diablo, ¿verdad? Le quitó toda autoridad, lo sometió, lo avergonzó públicamente y triunfó sobre él en la cruz. ¿Pasó ahora entonces la maldad que hay en el mundo? Hay una maldad en el mundo, no en el reino. Y usted forma parte del reino. Ya eso se lo expliqué al principio. Vamos a leer, por favor. Mateo 13, no tenemos mucho tiempo, pero que el Señor nos ayude a ser productivo ese tiempo. Versículo 18. Oíd, oíd pues vosotros la parábola del sembrador. Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Diga conmigo, cuando el reino se predica, Satanás viene. La Escritura lo dice. ¿A qué? A robar al que no entiende. Por eso es vital que entendamos el reino de Dios. Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. ¿Lo que fue qué? Diga, la tierra de mi corazón. Se le pone una semilla. Ha sido sembrado el Evangelio. Los hijos de Dios son una semilla. La palabra es una semilla. Cuando tú coges una semilla de manzana y puedes ver un árbol lleno de manzanas y puedes ver que ese árbol tiene más árboles y hay un bosque de manzanas, eso se llama visión. Tú estás viendo más allá de lo que está delante de tus ojos. Tú necesitas vista para ver la semilla, pero necesitas visión para ver el bosque. Ahora, hermano, si en la tierra de tu corazón se siembra la palabra y alguien te la arranca, la semilla, usted ha visto que en los campos ponen un espantapájaro, se llama, ¿no? Un palo tipo figura. Entonces los pájaros que se comen las semillas ven como una persona y no bajan. O ponen un sirín que da vuelta ahí colgado y se ve el movimiento y el pájaro no llega a escarbar para comerse la semilla. O ponen mil cosas, ¿ok? Si en un campo se pone una semilla y el enemigo viene de noche y arranca la semilla, ¿cuándo va a cosechar esa persona? Hay personas que tienen años que no cosechan y es porque nos hemos hecho tardos para oír. Usted sabe que es una... Cuando el autor de Hebreos dice, debiendo ser ya maestros, tenéis necesidad porque os habéis hecho tardos para oír. Tardo para oír es una persona que oye y procrastina. Procrastinar es posponer, dejar para mañana lo que entiendo hoy. Eso es una autoestafa. Dios te equipa con un principio, lo sabes hoy, y dice, ay, la semana que viene lo pongo a prueba. Amados, cuando Dios nos transfiere un principio, el hombre del espíritu siempre tendrá sentido de urgencia. El que no es del espíritu dice, ah, tengo tiempo, soy joven, más adelante me lo apunto, tomo nota. Pero el que sabe, hace lo que el rey le está diciendo. ¿Para qué posponer, para qué vivir un día más en un modelo de vida errado? Hágase esa pregunta. Si mi forma de pensamiento no me da fruto, ¿para qué vivir un día más? Entonces la Escritura dice que cuando uno no entiende, escuche esto hermano, que yo te diga una cosa a ti, es conocimiento, que tú la hagas es sabiduría. ¿Ok? No es lo mismo conocimiento que sabiduría. Usted le duele algo y va al médico y el médico dice, mire, lo hemos hecho en la analítica, salió esto, tómese esto. Ya usted fue al médico, te vieron, analizaron lo que tenía, te dieron un recipe, compraste la medicina y la pones en la mesita de noche y no te vas a sanar. Has hecho muchos pasos, pero para que tenga efecto el trabajo del laboratorio, el trabajo del médico, el trabajo del que te analizó, todo, ¿qué tiene que hacer? Hermano, si usted se pega a la medicina así no tiene efecto, si usted la huele tampoco. Hasta que no entre en contacto con tu interior no va a desprender las propiedades que te van a sanar. ¿Ok? Por lo tanto, hasta que yo no incorporo a mi vida ese criterio y camino en el no va a desprender las propiedades con que Dios la ha traído. Uno puede estar oyendo, oyendo y aprendiendo y aprendiendo y tremendo y emocionándose y aplaudiendo y arrebatando y apropiando todo lo que uno quiera. Pero hasta que uno no camine, hermano, mire, lo que Dios nos enseña cobra vida en la práctica, no en la teoría. Yo puedo saber muchas cosas, pero si no camino, el enemigo sabe que yo no entiendo, porque no entender es la evidencia de que no camino en ello. Hay dos palabras para conocimiento y es epipnosis, que es un conocimiento mental, y ginosco, que es un conocimiento intrínseco, por experiencia. Cuando una persona se crió en el campo donde tuestan café y va por ahí tanto tostando café y dice, tanto tostando café, un noruego en la vida va a saber cómo huele el tostar café. Un ruso, un finlandés, no saben. Ellos pueden ir a la universidad y estudiar el café, las propiedades químicas que tiene, las reacciones, los tipos de café que hay, dónde se da este tipo, dónde se da aquel, y se vuelve un experto y da conferencias de eso. Pero en la vida sabe, como la persona que dice, ay, están hirviendo café, dice, ¿cómo sabe que no esté? Si yo nací con el olor del café, yo lo identifico a kilómetros, porque eso es un conocimiento intrínseco, no es intelectual, como el ruso que estudió el café. El reino de Dios no es para la mente, es para incorporarlo. Diga, cuando yo camino en lo que entiendo, es imposible que me roben lo que Dios me ha dado. Aleluya, aplaudan esa verdad. Entonces, dice que, arrebatan lo que fue sembrado en su corazón, este es el que fue sembrado junto al camino, la semilla que cayó junto al camino. Avanzamos el texto, por favor. Y el que fue sembrado en Pedregales, usted conoce la parábola, ¿no? Este es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo. Dos lágrimas, ¿no? Oye la palabra con gozo, pero como no tiene raíz, como no hay un carácter, como no hay una madurez, una determinación que lo sostenga, no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración. Pues al venir la aflicción o la persecución, ni fu ni fa. O sea, la aflicción, las cosas. Hermano, imagínate una fe que solo funcione cuando las cosas van bien. Es como un paraguas, cuando las cosas van bien. Hermano, imagínate una fe que solo funcione cuando las cosas van bien. Es como un paraguas que solo funcione cuando hay sol. ¿Para qué sirve la fe que no te preserva en el día de la adversidad? Es estéril. ¿Para qué sirve la fe que no es capaz de revertir un pensamiento? ¿Para qué sirve la fe que no puede gobernar una amenaza? ¿Para qué sirve la fe que no puede suministrar paz cuando el diagnóstico es adverso? ¿Para qué sirve un ejército en un país que no hay guerra? ¿Para qué sirve una pistola en el tiempo de la paz? ¿Para qué sirve el hielo en el invierno? ¿Para qué? Así es la fe que no aguanta presión. Por causa de la persecución propieza. O sea, es una fe que sirve pero mientras no haya persecución ni presión. Avanzamos. El que fue sembrado entre espinos. Este es el que oye la palabra pero el afán. Tengo que ir para allá. Tengo que ir. El afán es ruidos, ideas, cosas que hacer. Cosas que hacer. Hermano, ¿qué pasó? No has venido todos los días. No tengo tiempo. Dios me decía, si hay personas que pueden parar en lo que están haciendo para sentarse a oírme una hora al día, voy a transferir sabiduría, principios, palabra, fe, voy a cambiar sus vidas. Aleluya. Voy a llevarles a otra etapa de sus vidas. Les voy a presentar a su otro yo. Al que es nacido de mí. Al que siempre está dispuesto, al que no teme, al que no se deprime, el que no acepta amenazas, el que sabe. Ese hombre interior se llama. No se asuste que el otro yo es una forma de hablarle a tu hombre interior. Entonces el que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra pero el afán de este, ahí esa palabra siglo es lo mismo, ayón, sistema donde vivimos. Siglo no es un periodo de cien años allí. Y el engaño de las riquezas ahogan la palabra. Mire, yo le había dicho que el afán ahogaba y el engaño de la riqueza también ahoga la palabra. Díaz conmigo, la palabra de Dios tiene poder. Es viva, es eficaz. Es eficaz, es más cortante que toda espada y doble filo. Diga, pero el engaño de la riqueza la ahoga. Ay, Señor, que el domingo trabajo me pagan doscientos euros, doble me lo pagan. Entonces ahoga la palabra. No doy porque si doy tengo menos. Hombre, si yo tengo trescientos y cien por cien tengo doscientos y con doscientos compro menos que con trescientos, entonces si doy tengo menos. Mató el engaño de las riquezas inciertas. Entonces Dios dice, si tú gestionas así las riquezas inciertas, ¿cómo? Me estás diciendo que no te puedo transferir las riquezas duraderas. Por lo tanto sigue moviéndose con los papelitos del sistema. Sigue intercambiando billetes, los verdes, los amas, el morado, el bin Laden, buff. Entonces no estás preparado para gestionar lo duradero, lo eterno. Hermano, mira, Jesús, cuando uno entiende el reino, Él dice, escuchen, hagan tesoros en el reino donde no hay ladrón, donde no hay polilla. Pero en la tierra donde la polilla mina, hurtan, los ladrones roban y nosotros hacemos tesoros. Todo lo contrario, por eso el reino hay que entenderlo. Esto es para la casita, esto es para esto, esto es para aquello. ¿Y hacemos tesoros dónde? Y debajo del colchón dejamos una platica y le damos por aquí, por allá y por allá. Y hacemos tesoros, es todo lo contrario lo que Él nos dice. ¿Avanzamos? ¿Avanzamos? Ah, no, perdón, perdón. ¿Vuelve el texto? Ok, y el engaño de las riquezas ahogan la palabra y se hace qué? ¿Qué es infructuoso? ¿Qué no da fruto? ¿Qué carente de vida? ¿Qué no tiene capacidad de reproducirse? Ok, el siguiente texto. Diga conmigo si soy yo. Diga, la tierra de mi corazón es buena tierra. Diga, Dios me hizo buena tierra y no le permito a mi mente ni a mis pensamientos que me alteren la realidad en la que Él me ha establecido. Porque la mente, hermano, construye ideas paralelas. Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende. Diga, oír y entender. Un pollo asado para que me diga cuál es la evidencia del que entiende. El que hace. Hermano, mire. Recibe el pollo asado. Mire, escuche. Cuando una persona... Usted le dice, mire, se va a poner el pladur de esta forma, y usted le explica. O el segundo le explica, se va a hacer una pared, va a hacer así, y cuando viene el hombre está... Vuelve a medir, mira, se plantea, otra vez pone el montante, el canal, lo mira, lo... Es porque no ha entendido, es porque no sabe. Si entiende ya la hubiese hecho. Por eso el que dice, le voy a pedir a Dios que me confirme. Es que no ha entendido. Porque Dios no habla dos veces. Dios dijo, sea la luz. ¿Qué pasó? Venga la luz. No, dijo, sea la luz. Hágase... Produzcan los mares peces. Sepárense las aguas de los abismos. Sepárense las aguas de los abismos. ¿Y qué pasó? Diga conmigo, Dios... Al único que le tiene que hablar dos veces al hombre. Pero él dijo, Lázaro ven fuera, Lázaro vino. Ahí, envuelto en... Pero claro, como enseñanzas como la de Gedeón... Voy a poner este vellón, si mañana aparecen mojados los aguas, si no... Entonces, esas cosas... Amados, cuando el rey te hable... No le digas, por favor, dame una señal. Porque tu espíritu, tú estás equipado con una tecnología que es del espíritu y él te guía toda, ¿verdad? Uno no puede decir, Señor, háblame a ver si... ¿Le vi los zapatos rotos a la hermana? Háblame, confirme a ver si le doy unos. Cuando se los viste rotos, es la oportunidad que Dios te da para que siembres en uno de sus hijos. Ya está, tú no tienes que pedir que Dios te confirme si le llevas un mercado a ese hermano que está necesitado. Eso es una barbaridad. Señor, ¿quieres que vaya? Dame una señal que quieres que vaya el lunes a la semana. Hay personas que dicen, voy a orar para ver si el Señor quiere que vaya o a la playa o al servicio. Por favor. Si ya conocemos la voluntad del rey, hay un tiempo para transferirte sabiduría. Hermano, me estoy extendiendo. Ok. Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende. Diga, no me quiero quedar solo con oír. Quiero entender. Amados, comprar la medicina. Hacerte la analítica. Tener el diagnóstico. Saber lo que pasa. Y no tomártela, es falta de sabiduría, no de conocimiento. Ya el médico te dijo lo que era. Oír y entender. Entonces cuando el que oye y entiende da fruto. Y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno. Aleluya. Diga conmigo, el fruto en mi vida es resultado de oír y de entender. O sea, caminar en eso. Culmina con eso. Proverbios 1. Ya termino, amados. Les pido disculpas porque me he excedido unos minutos. Proverbios 1.1. Ahí en multimedia. Ok, póngale cuidado lo que dice Proverbios. Los proverbios del Salomón, hijo de David, Rey de Israel. Están allí, ¿no? Ok. ¿Para qué son? Para entender sabiduría y doctrina. ¿Para qué son? Luego dice, para conocer razones prudentes. ¿Avanzamos? Para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad. Póngale cuidado que primero entiendo. Para entender. Luego ginosco. Vida, conocer. Y el tercer paso es recibir. No podemos pedirle a Dios, dame, cuando no caminamos en lo que Él nos ha dado a conocer. Porque el tercer, o sea, la palabra es para entender. Luego ginosco, para que baje de la cabeza al corazón. Y el tercer bloque es donde recibes. Entonces muchas veces nos desalentamos por no entender los principios del reino. Diga, entiendo. Conozco. Recibo. Otra vez. Entiendo. Conozco. Recibo. Conozco. Recibo. Y el siguiente paso, para dar. Amados, diga conmigo fuerte, diga, nadie puede dar lo que no tiene. Tú no puedes llegar a este momento de dar porque no tienes. Ahora diga, entiendo. Conozco. Recibo. Doy. Lo que Dios te da a ti es algo muy extraño. Porque tú lo repartes y lo repartes y no se acaba. No es como, mira, hay un chef que triunfa con las paellas. En la vida te dará su secreto. Porque si te da su secreto se acaba su negocio. Pero lo del reino no es así. Tú lo das, tú lo recibes, lo das, lo das, lo das, y se te acaba la vida dando, dando y dando y lo que hace es que se multiplica, crece, se abunda. Lo ves más exacto, más nítido, más claro, más certero. Cada vez eres más efectivo, eres más sabio. Aleluya. Ahora, diga conmigo fuerte, diga, entiendo. Conozco. Recibo. Y doy. Aplaudan al Señor. Aleluya. Diga todo lo que viene del Rey. Debo entenderlo. Debo caminar en Él. Lo recibo y lo doy a otros. Dios te trajo a este lugar para que le des a tus hermanos, a tu papá, a tu mamá, a tu esposo, a tu esposa, a tus compañeros de trabajo. Dios te ha traído a este lugar para ponerte como una fuente que da, que da, que da. ¡Es mejor dar que recibir! Fuiste equipado para dar. Todo lo que Dios hace, da. Todo lo que Dios hace, da. Dios no haría algo si no da. Las playas, el mar no las da. El pescado sabrosito, una dorada, asadita, no los da el mar. Un salmón con vegetales, los vegetales no los da la tierra, el salmón no los da el río. La Palabra de Dios nos da vida. Hebreos dice que la Palabra de Dios es viva y eficaz. Y es más cortante que toda espada de dos filos que penetra y separa el alma y el espíritu. Separa los sentimientos, las emociones, las voluntades, el intelecto del espíritu. Y llega hasta lo profundo de los tuétanos. ¿Usted ha comido huesos de pollo? ¿Cuántos se comen los huesos de pollo? Yo los mastico, los destrozo. Eso negrito que hay dentro, eso negrito que hay dentro del hueso del pollo, eso se llama los tuétanos. Ahí se genera la sangre del animal y la sangre es la vida. Por lo tanto la Palabra de Dios, cuando te sientas a oír la Palabra de Dios, la Palabra llega, penetra, separa las emociones, nutre el espíritu y llega hasta los tuétanos, donde se genera la sangre y la sangre es la vida. Cada vez que usted se sienta a oír la Palabra de Dios, usted está revitalizándose, está adquiriendo vida. Por eso dice la Palabra que la Palabra es medicina para los huesos. ¡Wow! Póngase sobre sus pies. Dígale al que está a su lado, te acaban de hacer una transferencia desde el cielo. Acaban de transferirte sabiduría, principios. ¡Aleluya! Una megadosis. Escuche esto. Amados, hay muchas profesiones que trabajan hablando. El pastor no trabaja. Este es mi trabajo, hablar. El psicólogo habla, el profesor habla. Ese es un trabajo que no se nos reconoce, es otra cosa. Pastor, usted trabaja, hombre, de pastoreo. Ahora, Dios, diga conmigo, Dios trabaja hablando. Dios trabaja hablando. Yo digo, sea la luz. Los mares produzcan peces. Dios trabaja hablando. Cuando tú te sientas y te expones a estos ambientes, Dios está trabajando dentro de ti. Diga conmigo, levántese su mano, por favor. Cierre sus ojos y diga, se está reconfigurando un nuevo hombre dentro de mí, conforme a la imagen de su hijo. Diga, hay un nuevo hombre que está siendo formado dentro de mí. Diga, estoy sufriendo reajustes para transformación. Diga, mi mente está siendo renovada, está siendo transformada, está siendo iluminada por la palabra de Dios. Diga, gracias, Señor, por transferirme sabiduría, por haberme hecho heredero. Diga, gracias, porque nadie puede robarme lo que hoy me has dado. Adiós sea la gloria. Adiós la gloria. Aleluya.

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