Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
The main ideas from this information are: - The speaker discusses the factors that contribute to pastors experiencing frustration and depression, including the unsustainable message preached and the focus on church activities over personal life. - The speaker emphasizes the need for pastors to manage their expectations and not be surprised when people leave their congregation or reject their message. - The speaker discusses the importance of understanding the role of denominations and not expecting them to fulfill all pastoral needs. - The speaker highlights the problem of excessive activity and activism in the church, and emphasizes that disciple-making should not solely depend on activities, but should be a way of life. - The speaker encourages pastors to prioritize discipleship within their own families and expand it to other areas of their lives. Summary: The speaker discusses the challenges pastors face, including frustration and depression, due to unsustainable messages and a f a ser engañado, un hombre de Dios a esos niveles, hasta llegar al punto de quitarse la vida. Claro. Bueno, ese caso es la antítesis absoluta de lo que hoy leíamos de Pablo, ¿no? Entonces, ¿pero por qué pasa? Son varios factores. Uno tiene que ver con esto, con el tipo de mensaje que se predica que lleva a la frustración, porque es insostenible en el tiempo. Es insostenible en el tiempo ese tipo de mensaje. Segundo, por el tipo de evangelio que se ha predicado y enseñado, más que predicado que se vive o se lleva adelante, un evangelio más centrado en las actividades eclesiásticas que en la vida. Entonces, se genera una dualidad donde todas las presiones ministeriales, que más tienen que ver con activismo, con actividades, se generan un peso sobre las personas, insoportable, y eso genera rupturas en el hogar. Entonces, un pastor que está frustrado porque, aunque tenga éxito en términos humanos, se da cuenta que muchas de las cosas que suceden son inconsistentes con su mensaje, se da cuenta que vive una cosa, un éxito en la iglesia, pero un fracaso en el hogar. Entonces, todo eso lleva a la depresión, lleva a la decepción y termina en estos casos, que son muchos, lamentablemente, los casos de pastores que o terminan abandonando el ministerio o, en el caso más extremo, terminan quitándose la vida. Por eso digo que es grave el tema, no es una cuestión nada más buena, no son cuestiones de pensamiento, uno piensa de una manera y el otro de otra. Estamos hablando de cuestiones que determinan la realidad de la iglesia y también de nosotros como ministros del Señor. ¿Alguien más? Sí. ...que tenemos que trazar lo que es ministerio y lo que es central, que son dos grandes temas. Pero, ¿qué hacer? ¿Quiénes ministramos? ¿Quiénes ministramos la congregación? ¿Cuándo familias ministerias se van a quedar en la congregación? ¿Qué es lo que se trata? Esa posición que el Señor nos ha dado. Y, de alguna forma, sí nos afecta. En el sentido de que no somos un ministerio. Claro. Una familia tiene que tener un seguro porque alguien no le está enseñando nada, lo que tiene, lo que no tiene. Lo hemos recibido. Y es un tema que, aunque no sabemos... Exacto. Sí, sí. Bueno, primero es una realidad que no podemos evitar. Pasa en todos lados. Número uno es una realidad inevitable porque depende del corazón de las personas. Hay personas que tienen un corazón para aceptar la verdad, abrazarla, y hay personas que les es más cómodo otro tipo de evangelio. Y deciden, en la libertad que tienen, deciden por otra cosa diferente. Ahora, claro que como pastores nos duele. Siempre nos va a doler que gente se vaya, y sobre todo si se va, de alguna manera, retrocediendo en su pensamiento, volviendo atrás. Pero, como digo, ahí es donde llevamos ese sufrimiento, ese dolor a Cristo, porque no es algo que podamos ni debamos sobrellevar nosotros, pero es el respeto que tenemos que tener por la decisión de cada persona. Y saber, tener claro que eso va a suceder. No tener la expectativa de que no va a suceder. Siempre digo que las frustraciones, que son un gran problema para los seres humanos, las frustraciones están directamente ligadas a la expectativa. O sea, según la expectativa que yo tengo sobre una persona, esa persona me va a frustrar o no. Por ejemplo, yo hablo mucho de las denominaciones evangélicas. Nosotros pertenecemos a una denominación que son las Asambleas de Dios, en Argentina, y en el mundo, obviamente. Y no reniego de la denominación. Aunque hoy, ministerialmente, estoy más cerca de gente de varias denominaciones, de una red apostólica, porque mi denominación en Argentina no camina por lo apostólico, aunque no lo rechaza, no camina por lo apostólico. Pero yo les digo a los pastores, porque me encuentro, he sido en algunos años anteriores una de las autoridades regionales de las Asambleas de Dios en Argentina, entonces visitaba iglesias, pastores, y me encontraba con pastores resentidos con la organización, con la denominación. No porque la denominación no me cuida, no porque nadie me visita, no porque no me da esto, no porque me da el otro. Y lo que siempre digo es que todo depende de la expectativa. O sea, si yo entiendo a la denominación como una organización que nos permite tener un marco legal, y que ordena, de alguna manera, el trabajo, y digo, bueno, eso es lo que la denominación me puede dar, no me voy a frustrar, porque eso me lo va a dar. Ahora, si espero de la denominación un pastorado, a mí pastorado, o sea, a mi persona como pastor, que me entiendan, que alguien de confianza se acerque, que sea un padre espiritual, que sea un apóstol para mi vida, la denominación no está preparada, y creo que la mayoría de las denominaciones no están diseñadas ni preparadas para brindar esa paternidad. Entonces, si yo tengo expectativa de que la denominación me brinde paternidad, no me lo va a poder dar porque el formato y su naturaleza no están para eso, entonces me voy a frustrar. Pero, si yo espero de la denominación que me dé un marco legal y busco esa paternidad que necesito en otro lado, entonces no me voy a frustrar con la denominación porque no estoy esperando lo que no me puede dar. Y entonces, en relación a lo que vos planteabas, si yo tengo la expectativa de que todos los que están en mi congregación van a recibir el mensaje, lo van a abrazar y se van a jugar la vida por el mensaje, y me voy a pegar un palo, decimos en Argentina, me voy a frustrar porque va a aparecer uno, dos, tres, cinco, diez, que no van a querer ese evangelio porque no están dispuestos a morir, a asumir el costo, y entonces van a volver, van a retroceder, van a volver atrás y van a buscar otro evangelio diferente a lo que nosotros les estamos proponiendo. Entonces, si nosotros tenemos en claro que eso va a suceder, cuando suceda, vamos a estar más preparados. Pero que lo vamos a sentir, obviamente, porque como si no estamos exentos de los sentimientos y las emociones que nos duelen las acciones de otras personas. Si la ciencia entendemos que conviene la encarnación, la primera encarnación, la primera expresión, de lo que somos, de lo que somos, ¿cómo dividir, en cierta sensibilidad, o cómo entender lo que es mi ciencia y mi cultura? Separar eso de la civil, que realmente es lo que usted termina alcanzando, ¿y la traducción? Sí. Sí. Sí. A ver, las actividades son necesarias y son parte, eso es una actividad. O sea, si lo miramos objetivamente, es una actividad. Nuestras reuniones son una actividad, porque es algo que hacemos en lo que estamos activos una vez o dos veces por semana. Entonces, las actividades en sí mismas no son malas, son necesarias. El problema es cuando centramos la vida de la Iglesia en las actividades. Y ahí es donde entra el activismo, y algo que charlábamos cuando veníamos en el coche con Hernán, es que el activismo excesivo lleva a la gente a un cansancio y a un hartazgo, y a creer que toda su vida cristiana se reduce a las actividades congregacionales. Y ese ha sido el gran problema de la Iglesia evangélica en general. Entonces, lo que tenemos que entender es que el hacer discípulos no tiene nada que ver con actividades. La Iglesia del primer siglo no es un programa exactamente. Podemos tener programas, o sea, no estamos descalificando, sino lo que estamos es poniendo las cosas en su lugar, clasificando de alguna manera. Entonces, la Iglesia del primer siglo creció de una manera tremenda, explotó en menos de un siglo, ya por el año 50-60 Pablo decía todo lo he llenado del Evangelio. O sea, a ver, pensemos esto, nada más para poner en perspectiva. Si los años comenzaron a contarse a partir del nacimiento de Cristo, creo que dos años después más o menos de allí se establece el calendario, ¿no es cierto? Y Pablo escribió sus cartas entre los años 50-60 y Jesús murió a los 33 años. Estamos hablando de 20 años. En 20 años, sin aviones, sin Zoom, sin Internet, sin WhatsApp, Pablo dijo, sin locales, sin auditorios, sin pantallas LED, Pablo dijo todo lo he llenado del Evangelio. No había actividades, no había congresos, lo que había era creyentes que se jugaban la vida y que donde iban no podían, pues nosotros se va un hermano a vivir a otra ciudad y ¿qué nos pregunta? ¿Dónde hay una congregación? ¿Qué busca cuando llega un creyente? ¿Qué hacían los creyentes del primer siglo cuando se tenían que ir a otro lado? Eran iglesias, no había una congregación. Había llegado la iglesia, de ellos nacía la iglesia, ¿entienden? Entonces el hacer discípulos es la vida. Ahora, ese hacer discípulos puede incluir una actividad, una campaña evangelística. No es malo hacerla. El problema es cuando dependemos de eso. Entonces no es malo salir a la calle a predicarle a la gente en una plaza, ¿qué sé yo?, hacer una actividad. Hace poco estuvimos en Puebla, en México, y estaban también en un congreso de adolescentes y estaban los pastores Santander, Vladimir y Lorena Santander de Ecuador, y ellos predicaron y hablaron acerca de la evangelización y del uso de los dones espirituales en la evangelización. Y como Dios, yendo a predicarle a gente ingoberna, nos puede dar una palabra de ciencia, algo sobre esa persona, y eso puede ser un disparador para que la persona se abra al evangelio. Y sacaron a los adolescentes a la calle, y fueron a una feria que había muy importante ahí en Puebla, en Tecitlán, y los llevaron a predicar. ¿Qué es eso? Eso es una actividad. ¿Está mal? No. Todo lo que hagamos para predicar el evangelio está bien. Ahora, no podemos depender de eso. Eso es un accesorio, pero el discipular a la gente es la vida que empieza en el hogar si hay personas en el hogar que no conocen a Cristo. Nuestro primer lugar para ser discípulos es allí. Y de allí empieza el círculo a ampliarse, ¿no es cierto? Las amistades, la familia ampliada, lo laboral, y todos los contactos que podamos tener son todos los ámbitos en que vamos a ser discípulos. Entonces, el hacer discípulos para redondear un poquito nunca tiene que depender de actividades, aunque las puede incluir a las actividades. ¿Se entiende? Máximo dos por persona. Si no es otro precio. Más de dos es otro precio. ¿Cómo puedo abordar a una persona que también es creyente, pero no quiere entender lo que va a pasar en el hogar? Y cree más o se enfoca más en la educación, en el reto, en el poder. ¿Cuál es la mejor manera de enfocarlo a esta verdad sin hacerlo ver o sin hacerlo sentir? Claro. No, lo importante, siempre hay una base, creo que es el apóstol Pablo que dice, hablando la verdad en amor. O sea, siempre la verdad tiene que ir ligada al amor. La verdad sin amor lastima. El amor sin verdad destruye. Pero la verdad en amor es la que edifica. Entonces, primero siempre tenemos que abordar a cualquier persona creyente que no entiende lo que nosotros estamos entendiendo desde la perspectiva del amor. Segundo, desde la perspectiva de la humildad. Ayer leíamos, creo que eran en romanos, que el apóstol Pablo dice en una versión, no se crean los únicos que saben. No se crean los únicos que saben. Entonces, esa posición también, porque cuando vamos en un sentido de superioridad, vos no sabes nada y yo vengo y te enseño, se cierran la gente. Cerramos a las personas, no es la actitud correcta. Entonces, desde esa posición de amor, de humildad, lo que tenemos que llevar a las personas, esto no es una regla de tres simples, lo que depende de las personas y de la relación que tengamos. Hay personas que tenemos más confianza y podemos hablar de una manera, hay personas que no tenemos confianza y tenemos que hablar de otra manera. Pero yo, personalmente, si tengo cierta confianza y alguien plantea el tema, quiere hablar del tema y me quiere convencer o quiere defender su postura a lo que yo le estoy diciendo, es ir a la Escritura. Es decir, bueno, mirá, vamos a la Escritura y mostrame lo que vos creés con la Escritura y después yo te voy a mostrar lo que yo creo con la Escritura. Y después el que va a hacer la obra es el Espíritu Santo. No trates de convencer a nadie. Pues esto no es cuestión de convencimiento, sino es una cuestión de convicción. Y la palabra convicción, pues la palabra convencimiento tiene que ver con una condición intelectual. Yo te convenzo de que necesitas tomar agua. Te hago sentir sed por medio de argumentos. Eso es un trabajo, una tarea intelectual. Y de los sentidos, exactamente. Ahora, la convicción, la palabra convicción viene de convicto. La convicción es cuando quedás preso de una verdad. Cuando quedás preso de una verdad. Y contra la convicción no hay argumento. Con el convencimiento sí. En el convencimiento entras con argumentos. Pero con la convicción se terminan los argumentos. Ahora, el único que puede traer convicción es el Espíritu Santo. Ahí es que a la hora de tratar de llevar a otros al entendimiento que Dios nos ha dado, lo primero, además del amor, de la humildad, tenemos que sentirnos incompetentes por nosotros mismos, pero competentes por medio del Espíritu. Y dependientes del Espíritu. Hacer nuestra parte y decir, Señor, hasta acá llego, hasta acá puedo impartir, hasta acá puedo transmitir, pero luego, y nunca, que esa diferencia nunca rompa la relación. Porque si rompe la relación, nunca va a haber la posibilidad de un mañana. En cambio, si la relación sigue lo que hoy no entendió la persona, por palabra, mañana tal vez lo entiende por testimonio. Sí. Sí. Sí. Exacto. Las combinaciones, sí. Exacto. Exacto, no puede haber muchas visiones en ese sentido, ni muchos propósitos, sino que la Iglesia tiene una misión, por eso hablamos, antes hablábamos, y Dios nos va transicionando un poco a ser más exactos, ¿no? Antes hablábamos de los cinco ministerios de Efesios. Hoy hablamos de las cinco gracias ministeriales porque el ministerio es uno. Por eso dice que las gracias ministeriales están para capacitar a los santos para la obra del ministerio, no de los ministerios. Nosotros después, aparte de los de Efesios, creamos el ministerio de Danza, de Pandero, el ministerio de la música, el ministerio de la limpieza, el ministerio del que cambia la lamparita, o sea, inventamos ministerios de todo tipo, ¿no es cierto? Que son expresiones, que son buenas, todas son expresiones de servicio al Señor, de lo que hacemos para cuidar un lugar o para desarrollar una actividad. Está bien, ahora, necesitamos tener claro que el ministerio es uno, es el ministerio de los santos, que es la manifestación del Hijo de Dios, ese es nuestro ministerio, y que todos entramos en lo mismo con las funciones y las gracias que Dios ha dado a cada uno. Con la visión pasa lo mismo, o sea, hay una visión y una misión que tenemos que tener, que es la de alcanzar el propósito eterno de Dios, la de reconciliar todas las cosas. Tiene varios nombres, pero es la misma, reunir todas las cosas en Cristo. Entonces, lo demás son formas de trabajo, que nosotros le damos, o la gente le da el nombre de visión o de misión, y le damos, parece un estatus un poco más alto, pero en realidad son formas de trabajo. Hace unos años una iglesia de un pastor muy querido, amigo, había sacado un CD, me acuerdo, hace muchos años estoy hablando, más de 20 años, un CD que se llamaba La Visión. Y cuando uno miraba el CD, lo que explicaba era una forma de trabajo, una estrategia, que en ese momento tenía que ver con los encuentros, con una onda G-12, pero media reformada, pero bueno, era toda una estrategia de trabajo que podemos estar de acuerdo o no, puede estar bien o mal, es una cuestión discutible, pero en realidad esa no es la visión de la iglesia, sino que esa es una estrategia de trabajo, decir, no, yo quiero trabajar con grupos pequeños. Y otro dice, no, yo quiero trabajar con toda la congregación y no con grupos pequeños. Está bien, son estrategias, no hay nada malo ni en uno ni en otro, sino que son formas de trabajo que cada uno evaluará según varias circunstancias si es mejor o peor. Ahora, la visión de la iglesia, por eso hay algunas palabras que, como explicaba al comienzo, tienen varias connotaciones, aún socialmente, no solo en la iglesia, las empresas tienen una declaración de visión y una declaración de misión. Vieron empresas, incluso no cristianas, que tienen estas declaraciones porque se usa la palabra visión como un objetivo a alcanzar, una meta. Entonces nosotros lo que hablamos hoy de la visión no va por ahí, sino que entendemos la visión como desde donde vemos la realidad. Y ahí creo yo que tiene que unificarse la iglesia para que todos veamos desde la misma realidad, que es la realidad eterna. O sea, no hay muchas formas de ver la vida, hay dos formas centrales, desde la temporalidad o desde la eternidad. Y ahí definimos dónde estamos parados. Y de ahí va a depender nuestra vida y nuestro mensaje también. Sí. Sí. Sí. Sí. Sí, es un tema interesante. A ver, tenemos que partir de lo que sí dice y lo que no dice la Escritura. ¿Sí? Para no hacer conjeturas humanas. ¿No? Bueno, primero yo creo que la Iglesia Evangélica ha tomado como una costumbre, que no ha sido mala, pero no ha sido bien entendida, el concepto de que la única manera para algunos de que una persona sea salva es que repita la oración del penitente. ¿No? Bueno, ese concepto no lo encontramos en la Escritura. Nunca encontramos a Jesús con la mujer samaritana diciéndole, bueno, ahora repetí después de mí. Levantá la mano derecha, pasa al frente y repetí después de mí. No lo encontramos, ¿verdad? Nunca lo encontramos en el Libro de los Hechos. ¿Sí? No encontramos a Pedro en el mensaje de Pentecostés diciendo, bueno, ahora todos levanten la mano, pasan al frente y repitan después de mí. Ahora, eso, quiero ser claro en esto, que no aparezca en la Escritura no significa que sea malo hacerlo. El tema es hacer un dogma. Y el tema es cuando creemos que solamente porque alguien levantó la mano y pasó al frente ya es salvo. Y la realidad es que mucha gente levanta la mano, pasa al frente en una campaña, en una reunión, por muchos motivos que no tienen nada que ver con salvación. O sea, en una campaña evangelística mucha gente levanta la mano y pasa al frente porque cree que esa es una condición para que Dios lo sane. Entonces, ¿cuál es el razonamiento? Si para que Dios me sane le tengo que entregar mi vida a Dios, se la entrego. Pero en realidad no estoy dispuesto a rendirme y a morir. Lo que estoy haciendo es un acto físico que según me dijeron mágicamente me va a traer sanidad. Entonces, ahí no hay nuevo nacimiento. Lo que hay es un intercambio, un trueque. Yo le doy algo a Dios, Dios me da algo a mí. ¿Está bien? Y eso no es salvación. Entonces, no hay nada malo en que en una reunión si Dios nos guía, no como metodología de costumbre como dogma, si Dios nos guía a hacer un llamado si hay personas nuevas, ¿a quién quiere rendirle su vida a Cristo? Lo importante es explicar qué significa eso para que el que lo haga, lo haga consciente. Y aún el que lo hace, y no hay problema de hacerle repetir una oración como para afirmar y que la persona sepa lo que está haciendo. No como dogma, pero sí como una metodología que aunque no se nos enseña en la Escritura tampoco se nos enseña lo contrario. Entonces, no hay que hacer un dogma de sí o no. ¿Está bien o está mal? No es ni está bien ni está mal. Es cómo lo ubicamos dentro de la metodología que usamos como Iglesia. Y si la persona pasó al frente o no sé, o en cualquier lado le hicimos hacer una oración pidiendo perdón por sus pecados, rindiéndole su vida a Cristo, eso no es suficiente garantía de que esa persona ya es salva. Sino que en el seguimiento que hacemos a esa persona por el Espíritu Santo vamos a discernir si esa persona realmente le rindió su vida a Cristo y hay una nueva naturaleza operando o si esa persona se hizo evangélica porque le gustó la reunión. Porque tiene más onda que las reuniones católicas. ¿Está bien? Entonces eso tenemos que tener la diferencia. Personalmente creo que una cosa no invalida a la otra. Creo que eso se refiere por esa corriente que yo he escuchado que ya no hay que orar ni hacer la oración porque el Espíritu Santo sabe los escogidos y solo te vas a dar cuenta de que sos salvo. Esa es una teología que está funcionando y que hoy está liberándose en muchos lugares. Pero también la palabra nos dice que Pablo nos enseña si confesar es con tu boca y hay una evidencia bien clara en la palabra de confesión que Jesús es el Señor y creo que ese es un argumento bíblico que tenemos. Sí, el tema es que esa confesión con la boca se puede dar mediante una oración que repetimos o se puede dar de una manera más espontánea de alguien que dice sí, yo realmente reconozco que Cristo es mi Señor y le entrego mi vida y no necesariamente repitió la oración que alguien le hizo repetir. Exactamente. Entonces ahí es donde entra la convicción del Espíritu Santo. Ahora, en esto, y ya voy con la hermana, no nos tenemos que cerrar en un formalismo porque, insisto, encontramos múltiples formas. Hay personas a quienes el Señor se les reveló solas y está sucediendo actualmente y después tenemos testimonios. Yo he escuchado testimonios de personas que han estado en el campo y que no se encontraron una Biblia y se pusieron a leer la Biblia y se les reveló Cristo y no hubo nadie que les haga ni levantar la mano ni pasar al frente ni siquiera hacer una oración sino que la persona en su intimidad con Dios reconoció a Cristo como el Señor de su vida y eso es suficiente. Entonces, insisto, pueden haber muchas modalidades. El problema es no hacer una doctrina o un dogma de algo que la Biblia no lo hace y que los apóstoles no lo hacen. Sí tiene que haber una confesión de la persona y un testimonio de que la persona realmente y a veces la forma más directa y más rápida de percibirlo es que la persona voluntariamente lo exprese en una oración. Entonces, no lo invalida ni es malo pero tampoco invalida otras formas. ¿Se entiende? Otras formas. Sí. Sí. Exacto. Sí. Sí. Sí. Bueno. Ahí tenemos que definir el propósito de nuestras reuniones. O sea, nosotros nos reunimos, nos congregamos. ¿Cuál es el propósito? ¿Evangelizar o edificar a los santos? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es el propósito? Edificar a los santos. Entonces, el propósito de la reunión de los santos porque la iglesia, la eclesia es la asamblea de los santos. El principal propósito es la edificación. La evangelización... Estoy hablando de un... No estoy diciendo que no tiene que haber gente nueva en las reuniones, entiéndanme. Estoy diciendo que la evangelización en términos normales y generales debería darse fuera. La predicación, ¿cómo creerán si no se les predique? Es la palabra de cada creyente hablándole a otro de Cristo. Porque predicación no necesita ni un micrófono, ni un púlpito, ni un escenario, ni una reunión. Se predica a Cristo en el ámbito donde cada uno esté. Ese es el hacer discípulos. Vayan y prediquen el Evangelio a todas las naciones. Esa es una actividad personal que cada santo debería realizar. Ese es un ideal, ¿no es cierto? Cada santo predicando, llevando a las personas a Cristo en su trabajo, en una plaza, en la casa, donde sea, y después lo trae, se ha convertido a reunirse con los santos para ser edificados. Ahora, en la práctica es cierto que en nuestras reuniones asiste gente que no es creyente. Entonces, no creo que sea bueno, puede ser una excepción, pero no la norma, de que si todos los domingos yo tengo cien personas creyentes y dos personas nuevas, mi mensaje todos los domingos vaya a ser a dos personas nuevas porque termino por no edificar a la iglesia. ¿Está bien? Entonces, otra vez, el enfoque de las reuniones es la edificación de los santos. Ahora, Dios puede darnos sabiduría y habilidad para que dentro de un mensaje que edifique a los santos yo pueda irme echando algunas aplicaciones que sé que un inconverso las va a entender o que el Espíritu Santo puede usar esa palabra para que el inconverso, o tal vez lo que puedo hacer es doy el mensaje y en el cierre del mensaje, en la conclusión del mensaje, doy una aplicación que esa verdad, que es para edificación de los creyentes, pueda ser aplicada con sencillez y la entienda el no creyente. Ahí es donde necesitamos el auxilio del Espíritu Santo para que esa persona no creyente pueda ser edificada también con la palabra. Pero tener el objetivo claro es fundamental. En las reuniones, el objetivo es la edificación de los santos. En el caso mío, el Espíritu Santo hace como quiera. Porque yo llegué a una reunión a los 18 años y estaban hablando de los caballos del apocalipsis. Y ese día, entregué mi vida al Señor. Lo único que me acuerdo es que era de los caballos del apocalipsis. Pero el Espíritu Santo estaba hablando en mí y no sé si hubo llamado. Yo sé que empecé a llorar y como una película pasó toda mi vida y ahí permanecí hasta el día de hoy. O sea, no tuvo ni siquiera que ver la persona. Cuando el Espíritu Santo obra, obro, ¿no? Dios hace como quiere, ¿no? Pero es interesante también tener esa perspectiva que decís de estar sensibles al Espíritu hacia cómo guiar en ese momento. Una palabra que es profunda para la Iglesia y que pensamos que un nuevo no las va a entender, el Espíritu Santo le hace escuchar, así como en Pentecostés, que todos hablaban en lengua y cada uno les escuchaba en su propio idioma las maravillas de Dios, nosotros podemos hablar algo que humanamente un inconverso jamás podría entender y sin embargo el Espíritu Santo le está hablando de manera directa. Yo les voy a hablar de un nuevo pan que resulta que está delante de un epafrodito, de un lucas, de un teófilo, de un hombre perdido y el equivocado es tú. Y creo que ya es corrupto en nosotros evitar el mensaje por la percepción del mundo. Siempre, siempre insistimos en esto. Nosotros hacemos nuestra parte desde lo que entendemos pero saber que finalmente dependemos absolutamente del Espíritu Santo para la aplicación, para el entendimiento de la otra persona nunca depende de nuestra habilidad. Aunque Dios pueda darnos habilidades y pueda darnos cierta pericia para hacerlo lo más claro posible, lo más sencillo posible en nuestro mensaje y que sea comprensible para todos pero finalmente el que da la estocada final para el entendimiento es el Espíritu Santo. Número uno y esto es bien contundente porque no hay manera que un hijo o una hija de Dios no sea llamado al ministerio. O sea, partamos de esa base. Si Dios te llamó a ser su hija, su hijo, ya fuiste llamado al ministerio. Todos. ¿Por qué? Porque el ministerio es para todos los santos. Ahí es donde debemos recuperar un concepto que la Reforma recuperó en la doctrina pero la Iglesia Evangelica nunca supo llevar a la práctica. En 500 años desde la Reforma Protestante hubo una de las doctrinas que fueron reflotadas por los reformadores pero que nunca pasaron de ser una expresión doctrinal a transformarse en la vida de la Iglesia y es el sacerdocio universal de todos los creyentes. O sea, casi todas las iglesias o todas me animaría a decir las iglesias evangélicas de la Reforma Protestante en su declaración de fe, dicen creemos en el sacerdocio universal de todos los creyentes. ¿Qué significa eso? Significa que todo creyente es un sacerdote y si todo creyente es un sacerdote todo creyente es un ministro. El problema es que nosotros reducimos como hemos hecho con tantas palabras la palabra ministro a los que predican o a los que son pastores o a los que tienen un cargo. Exacto. Todos tenemos el ministerio de la reconciliación. Todos. Es el ministerio de la Iglesia y nos incluye a todos. Entonces, todo creyente es un ministro. ¿Por qué? Porque la palabra ministro significa servidor. Entonces, todo creyente es un servidor. Después vienen las funciones que Dios da a cada uno y las responsabilidades o gracias de la estructura eclesiástica. Ahí entra otra cuestión. Cuando un ministro, un sacerdote del Señor, un hombre o una mujer es llamada por Dios o tiene una gracia ministerial sea pastoral, evangelística, profética, apostólica o magisterial. Ahí ya entran otras cuestiones. Primero, la convicción que uno va teniendo de que Dios lo ha llamado para algo. Segundo, el fruto de la convicción. Hay un problema que hemos visto también en la Iglesia y es que muchas personas esperan tener un cargo para desarrollar una función. Y se habla mucho en la Iglesia de nombrar, de un nombramiento, de un cargo, ¿no es cierto? Te nombro pastor, te nombro diácono, te nombro... Y nosotros estamos usando mucho la palabra reconocimiento. Y eso te cambia la perspectiva. Eso no quiere decir que vos no eras nada hasta que te nombraron y a partir de ahí empezás a ser. El reconocimiento, ¿qué es? Que lo que eras ahora se reconoce públicamente. Entonces, lo que tenemos que ver en las Iglesias son qué hermano, qué hermana ya está funcionando aunque no tenga un cargo pero por su vida y por su testimonio está funcionando en algo. Entonces, yo puedo creer que soy un evangelista porque tengo la gracia evangelística y yo soy un evangelista pero los que me rodean las autoridades que Dios puso para que me ministren y para que me edifiquen en la fe ven mi testimonio y ven que no le predico ni al chino de la esquina. ¿Está bien? Nunca le predico a nadie. ¿Cómo convenzo yo que tengo una gracia evangelística si mi testimonio es que yo no le predico a nadie? Entonces, la convicción personal tiene que ir acompañada del testimonio de los que nos rodean. Con el testimonio de los que nos rodean que ven el fruto más la convicción personal orgánicamente y naturalmente se va dando el desarrollo de una gracia ministerial que el corolario de esto que ya está en funciones es el reconocimiento público que ya está en funciones. Exacto. Exacto. Somos y hacemos y después se reconoce eso. Bueno, por eso digo que ahí es donde entra el testimonio. El testimonio a ver, lo que nos califica es primero la gracia y la vida de Dios en nosotros y cómo la expresamos. Ahora, eso no puede ser algo que definamos nosotros unilateralmente. ¿Por qué? Porque estamos condicionados por el deseo propio. Entonces, por eso digo que siempre tiene que haber un testimonio público entre los santos que nos conocen y nosotros lo que decimos que queremos hacer porque eso se demuestra por los frutos, ¿no? Perdón, pastor, ¿qué ibas a decir? Upa. Los que no preguntaron. No, y solamente decirles que nunca tenemos problema de estar el tiempo que sea necesario solo que ahora que vamos a tener un receso hasta la tarde tengo que grabar una clase de una hora y algo en el hotel para mandarla para mañana entonces para que nos dé el tiempo solamente por eso. Sí, pastor. Yo creo que es muy bonito, ¿no? Que esta verdad nuevo pacto de México para los explicadores que llamamos nosotros explicadores debe haber algún error intrínseco en el fundamento de esta verdad porque en esta iglesia se han consultado muchos factores diferentes, diferentes, diferentes, cuando tienen esta verdad la iglesia se reduce a una o dos personas que la iglesia era de 100 o 400 y cuando tienen esta verdad se reduce a 20, 30, 50. Sí. Nosotros mismos estamos viviendo todavía este proceso que normalmente se le llama transición. Sí. Me corté con un caso muy especial de un grande conocido de nosotros los explicadores fue a una universidad y lo miraron como herencia y que todas estas cosas no eran y creo que algunos de ustedes han dado una enseñanza en este sentido. Siento que el error está en la importación lo que implica que hay debe haber mucha tensión grande sensibilidad equilibrio en la forma como se responde a lo que se requiere. Sí. Porque la verdad no se produce en esto y ese proceso de hacer la iglesia la congregación y que vuelva nuevamente en un proceso así lentamente se toma años. Si hubiera una importación más equilibrada digamos en el momento equilibrio, digamos sensibilidad espiritual yo creo que no suficiríamos ese impacto y el proceso sería más corto de modo que yo quería que ustedes tenían en cabeza cómo lo recomendo eso en los tiempos la congregación la persona o el grupo de personas que reciben esta verdad y es mucho más importante de todos los discursos de que debemos y lo que estamos exponiendo es para edificación o es para reorganización. Yo creo que esta verdad es más para edificación y no para reorganización. Como muchos de nosotros lo hemos aplicado a la reorganización, esto es uno de los que se unen las causas por las cuales nos trae este problema. Este es un problema grave de evaluar. ¿Cuántos años se hacen? Por ejemplo, lo que usted vino nosotros éramos 150 recién cuando llegué a esta verdad lo reducimos a 40, 50 ahorita estamos en el proceso de volver a crecer y todo esto nos ha llevado una cantidad de años. Sí, ahí hay varias cuestiones importantes, no? No hay siempre, en esto casi nunca hay una respuesta y en un lado es una realidad que la verdad divide. Y el ejemplo más claro que tenemos es el de Jesús. Cuando tenía una multitud le dijo, ustedes me siguen por los panes, por los peces y de golpe toda la multitud se le fue, o sea, la congregación de Jesús de 3000 se le redujo a 12, así que no nos asombremos. Si empezamos por ahí, ¿no? Ahora, cuidado, porque esto no tiene que ser una excusa. Puede pasar que hay personas que no quieren abrazar esta verdad y hagamos lo que hagamos nosotros, se van a ir, porque no lo quieren. Ahora, sí creo yo que esa es una cuestión en cuanto a la naturaleza de las personas, pero por otro lado, también creo que entra la sensibilidad también para saber cómo lo transmitimos a la iglesia para que el daño, que creo yo que es inevitable que haya daño cuando una verdad se instala, pero que sea el menor posible, entonces ahí entra la sabiduría para ir dosificando la verdad, primero en amor, como dijimos, y dosificándola creo que muchas veces se daña porque, no sé si sirve la expresión en términos de alimento, se atraganta la gente, se ahoga la gente con demasiada información que todavía no ha sido, a veces, a veces ni siquiera fue asimilada por quien la está transmitiendo. ¿Escuchamos algo? ¿Nos gustó? ¿Copi-pegue, no? ¿Copiamos, pegamos? ¿Sí? Y lo transmitimos. No lleva la carga de la convicción y no produce convicción tampoco en las personas, entonces la gente se ve ametrallada con un montón de cosas que para ellos son un idioma totalmente diferente con una terminología diferente y hay gente que se asusta, que no es que no quiere sino que se asusta, se ve apabullada con la figuración. Por eso es interesante lo que decía, los tiempos, las formas, todo es importante. No, no, no me gusta ser autorreferencial, solamente quiero decir, en nuestro caso, en la congregación en Río Grande que hemos pasado esa transición, por la gracia de Dios, nunca sufrimos que se vaya gente, sino que fue muy paulatino el entendimiento, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la convicción, la