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In Romans 3, the speaker emphasizes the importance of understanding eternity and the culture of the kingdom of God. They explain that our physical bodies deteriorate over time, but our inner selves are renewed and transformed. The liberation from anxiety and worry comes from embracing the eternal perspective. The Gospel is not just about solving everyday problems but equipping us with eternal truths and convictions. The speaker encourages the audience to focus on developing an eternal mindset and to embrace the love of God, who chose to love us despite our flaws and weaknesses. They highlight the need to prioritize the eternal over the temporal and to let the culture of the kingdom of God guide our lives. En Romanos 3, Usted no está en un culto, Usted está en una aula de incapacitación. Ustedes sí que lo saben, pero por causa de su profil, este hogar no es la casa de Dios. Dios vive en nuestros corazones. Nuestro cuerpo es un techo incorporado del Espíritu. Dios no habita en edificios hechos de manos de hombre. Él habita en corazones. ¿Amén? Es importante. A él le digo que es importante que tengamos conciencia de aula, la pedagogía del reino, la enseñanza. Una persona vive la fe. Diga conmigo, la solidez de la fe es resultado de entender eternidad. Todos los afanes de nosotros son resultado de la temporalidad, de las cosas diarias, el alquiler, la luz, esto, el gas, el agua, todo la temporalidad. Y el reino de Dios tiene una cultura de eternidad. Dígale al que está a su lado, este cuerpo donde yo vivo está condenado al polvo, pero yo soy eterno. Aleluya. Yo que usted aplaudía eso. Este cuerpo, quiero decirlo con honra, pero ahí está mi mamá atrás. Y ella hoy usa gafas. Cuando nació no usaba gafas. El cuerpo se va deteriorando. Yo uso vitaminas, cosas, cuando nací no lo necesitaba. Porque el cuerpo se va deteriorando, pero el hombre interior se va renovando, de gloria en gloria, de poder en poder, de triunfo en triunfo, cada vez más exacto, cada vez más certero, cada vez más nítido. Y si solo vemos lo temporal, siempre vamos a tener afanes. ¿Usted sabe qué es el afán? El afán es una inestabilidad emocional que no produce nada, pero roba mucho. Jesús dijo, ¿Quién de ustedes que se afane puede crecer un poco más? Hombre, si creciéramos nos afanamos. Uno se afana, pero crece al final. Es que el afán es estéril, pero roba mucho. Y la liberación del afán, diga conmigo, la liberación del afán, diga conmigo, la liberación del afán, consiste en entender eternidad. Hay gente que no le gustan sus pies, el cabello, las manos, no sé qué, pero es que este cuerpo es de barro. A usted lo que no le debe gustar es las respuestas de su hombre interior. Eso es lo que tenemos que corregir. Porque el cuerpo se puede estéticamente modificar, pero el hombre interior se enriquece, se edifica. Por eso quiero hoy hablar, vamos a trabajar en Romanos 3, pero es necesario que tengamos un lente de eternidad. Porque el Evangelio no está llamado, o sea, el Evangelio como prioridad no está llamado a resolver nuestros problemas cotidianos, domésticos, sino a equiparte con un entendimiento, con una vida, con unas convicciones que eviten que esos problemas te afecten. No sé si estoy explicándolo correctamente. ¿Cómo te llamas amigo? Álvaro, o sea, el Evangelio trata de que Álvaro reciba una vida que le suministre todo lo que usted necesita para andar en esta tierra. Pero cuando digo todo, no es zapatos de marca, ropa, relojes, no. Porque uno puede tener un Rolex y ser un tonto. ¿Me entiendes? Sino equiparte con verdades, con sabiduría, con convicciones, para que cuando te dejen la mano extendida no te ofendan. O sea, desarrollar una vida inofendible. Y eso tiene que ver con una cultura de eternidad. Estaba en estos días estudiando Juan 6, y Jesús dice a la gente que le dijeron, Maestro, ¿dónde estabas? Te estábamos buscando. La gente cruzó el mar al otro pueblo, Maestro, te estábamos buscando, ¿dónde estabas? Y Él decía, vosotros me buscáis. Porque en Juan 5 Él multiplica los panes y los peces. Vosotros me buscáis. Porque Él multiplica los panes y los peces. Vosotros me buscáis porque comiste pan y os saciasteis. O sea, por una necesidad temporal. Porque si usted se come un buen bocadillo y a las dos horas, si es como mi esposa, ya a las dos horas tiene hambre. Pero, Él les dijo trabajar. ¿Qué les dijo? Trabajar por la importancia de la eternidad. Trabajar por lo que a vida eterna permanece. O sea, hermanos nosotros, Dios te libera de los afanes mostrándote eternidad. Dios libera a la gente de las afanes, de la ansiedad, del corre-corre, de qué va a pasar, entendiendo eternidad. ¿Cuántos están en Cristo? La Biblia dice que antes de que Adán y Eva fuesen creados, ya nosotros estábamos en Cristo. O sea, que usted no está en Cristo de que es evangélico. Antes de la fundación del mundo, ya Él te conoció. Te separó. Te santificó. Te bendijo. Cuando viniste a la vida, viniste en el tiempo que Él separó para que tú vinieras y cuando te enteraste, oíste el Evangelio, fue un momento en que Dios preparó para que nosotros identificáramos el propósito y el destino para el que vinimos a la vida. Y eso es lo que uno llama el día que me convertí a Cristo. Realmente es el día que me enteré. Pero bueno, está bien, no está mal decir que nos volvimos al Señor. Y evidentemente, uno se vuelve, eso es una alarma que dice que silenciemos. Tenemos todo controlado. Entonces, sí, silenciemos los terminales, así no... Miren, y nosotros creemos. ¿Cuántos creemos? Que Él es nuestro Señor, que Él es nuestro papá, que Él es nuestra seguridad. Y nosotros creemos porque Él nos dio también el don de la fe. Diga conmigo, la fe no es una virtud mía, es un don de Dios. Es decir, hay un emisor y un receptor que están en Dios. Y entonces Dios te da el receptor y Él emite y tú recibes. Pero recibimos porque Él nos hace entender en el espíritu que fuimos apartados desde antes de la fundación del mundo. Cuando uno entiende eso, uno se goza. Diga conmigo, porque si Él me apartó antes de la fundación del mundo, no me va a dejar en mis flaquezas. Celebre eso, amén. Si Él me apartó, si Él me guardó, Él no me va a dejar en mí. Entonces, el tema está en un Dios eterno. ¿Cómo se hace conocer en personas que tienen una cultura de temporalidad? Mire, si nosotros ponemos aquí comida tailandesa, comida iraquí, comida de Irán, y ponemos arepas con pollo, ya usted sabe lo que se va a vender primero, ¿no? O ponemos hamburguesas, porque ¿quién elige? Mi cultura. Las vacas no eligen lo que comen. Las vacas no eligen lo que comen. La naturaleza que tienen, que es herbívora, ve lo que usted siente cuando ve la carne asada, la vaca lo siente cuando ve la hierba. Porque es su naturaleza. Entonces, ¿cómo Dios a hombres naturales les puede hablar de una cultura eterna? Dígalo, dándonos una nueva vida. Dándonos su espíritu. Dígalo, dándonos su naturaleza. Claro. Hermanos, cuando uno se enamora, cuando uno ama, uno se vuelve vulnerable. Imagínense cuando yo era soltero. Yo dormía bien. Cuando Olivet se metió en mi vida, ay Dios mío, dígame si mira a otro, dígame si me la quitan, dígame si le pasaba algo, que le vaya bien, no sé qué. Porque el que ama se hace vulnerable. Imagina que uno se enamore solo. Que una sola parte ame y el otro le da igual. O sea, ¿por qué Dios, esto es una pregunta, ¿por qué Dios, estando completo, pleno y perfecto en sí mismo, decide amarte? O sea, se va a ser vulnerable. Porque Él te ama, pero tú no sabes responderle a su amor. ¿Por qué Dios decidiría amarte de Arbeli? Dicen que no me va a entender porque tiene tantos errores, tantas flaquezas, tantas cosas. ¿A qué voy a amar yo? Es que no sé. ¿Usted se ha hecho esa pregunta? ¿Por qué Dios decidió amarme, siendo como soy? Porque esa es otra cosa. Él nos amó cuando estábamos muertos en delitos y pecados. Hermano, esa es la cultura de lo eterno. O sea, por eso te quiero estimular con algunas ideas, para que uno remueva, porque uno a veces se mira mucho el ombligo, se muera uno mismo, se mira sus errores, se mira sus cosas, y esto se trata de Cristo. Él es el cielo en la tierra. Todo se trata de Cristo. Esto no trata de nosotros intentando llegar al cielo, hermano. Esto se trata de Él, extendiendo Su gloria en la tierra a través de nuestro corazón. Esto se trata de Él, extendiendo Su gloria en la tierra a través de nosotros. ¡Aleluya! ¡Es una clincina! Entonces, tenemos que entender que el Evangelio, diga, el Evangelio es una cultura celestial, eterna, que opera en nosotros. Lo que pasa es que la cultura de lo temporal, de las cosas, nos tiene muy influenciados. Por eso nosotros elegimos, normalmente, cuando yo leía a Juan 6, Jesús les decía, trabajar por las cosas que a vida eterna permanecen. La respuesta, perdón, la respuesta mía, como padre familiar, sí, señor, pero tú me mandas a trabajar por la eterna, porque yo tengo seis hijos, y con esa preocupación yo no tengo cabeza para el reino, para lo eterno, para lo que a vida eterna permanece. Entiéndeme, señor. Es que Él no me entiende. Él quiere estar en lo eterno, lo eterno, y yo tengo seis hijos y una mujer. No puedo llegar a mi casa, a mi esposa y decirle, estaba en lo eterno, porque las pailas están poco abajo. Claro. En la nevera no hay nada. No puedo estar en lo eterno. ¿Tiene sentido o no? No, no, no. Es que el padre que se vaya a por lo eterno, el que se vaya a por lo eterno y con seis hijos, no puede ir para Mercadona con un pedazo de eternidad. Esa es la cultura donde tenemos. Por eso lo eterno no tiene sentido, no tiene espacio. Y entonces cuando el Señor le decía, trabajen por lo que a vida eterna permanece, lo que está diciendo es, lo temporal siempre va a desplazar a lo eterno, a un segundo plano. Hermano, y si en nuestra mente no hay conciencia de eternidad, siempre la cultura del reino, el propósito del reino, siempre va a ser relegado, desplazado. Siempre. Si uno no tiene dinero, es la necesidad de tener dinero, la necesidad de tener esto. Si usted tiene negocio, es la necesidad de tener los negocios. Es la necesidad de cuidar las cosas. Siempre lo temporal va a desplazar a lo eterno. Hasta que la eternidad no absorba, no llene, no permee nuestras mentes, no vamos a honrar. Usted se imagina que ya en sus últimos años usted dice, ya la cuenta regresiva está llegando a su límite, voy a pasarme a lo eterno. Sería una afrenta, porque es decir, claro, porque sabes que te vas a mudar de base, que estás buscando, ¿no? Pero ¿cuántos pueden decir con una mano levantada, dígale Padre, que la cultura del reino, que la cultura celestial, que la cultura eterna sea mi realidad. Alumbra los ojos de mi entendimiento para entender este glorioso Evangelio, no para superar mis crisis domésticas, sino para ser efectivo, para ser certero, para ser productivo, para dar fruto que a vida eterna permanece. ¡Aleluya! ¡Gloria! Bendito sea el Señor. Bendito sea el Señor. Bendito sea el Señor. Bendito sea el Señor. Amén. Romanos 3, 9 Romanos 3, 9 Para los que se suman, estamos estudiando el libro de Romanos. Evidentemente, Pablo le escribe a la iglesia que está en Roma. Les diré algunos datos para que ustedes... Roma ha sido el último gran imperio que existió. Roma era, cuando dice Roma, hoy Roma es una ciudad de Italia. Pero cuando ahí habla de Roma, está hablando de todo lo que pertenece al imperio. Eso es Roma. El imperio era poderoso. El imperio era imponente. Era la cuna de la sabiduría. Era la ciencia. Era el desarrollo. O sea, los romanos, imagínate, llevar agua de un pueblo, de un río, a un pueblo en las alturas, en una montaña, los oleoductos, perdón, los acueductos romanos consiguieron ese desnivel. Yo no sé si ustedes, en su país o en su ciudad, han visto que es un canal, cae un depósito, se llena, sube el agua, pasa otro, se llena y va subiendo, sube el agua. Es una cuestión de ingeniería tremenda. Los puentes, los caminos, las carreteras, todo lo que Roma construyó. Pero Pablo decía, todo esto es temporal. Escuche esto, hermano. No hay nada peor para un escogido que tener éxito en aquello que a Dios no le glorifica. Ser exitoso en aquello que es temporal no tiene sentido. Si nosotros no abrazamos la cultura de lo eterno, viviremos una vida que es cobrar, pagar cuentas, saldar todo al 27, 28, no te pasa tú solo, le pasa a todos. Ya no hay dinero, esperamos esos cuatro días como podemos y llega, cobramos y otra vez se va. Cobro, pago, cobro, pago, cobro, pago, cobro, pago hasta que me recojan. Pero ese no es, ese no es el propósito para el que usted vino. Dios quiere extender su reino en esta tierra y para eso lo que hace es que se revela a usted con la cultura de lo celestial, con la cultura del reino, entendiendo una inteligencia espiritual, te inspira, entonces tú le hablas a otros y los estimulas a creer en la cultura del reino y entonces le enseñas a otro y de esa forma se extiende el señorío de Cristo en la tierra. Amén. Aquí no se trata amados de nosotros limpiarnos el alma y un día volar. No, nosotros somos de arriba Diga, mi ciudadanía según la escritura es celestial. Yo soy aquí extranjero. Soy peregrino. Yo voy a durar aquí 80 años, 90 o 110. Parece que 110 años son muchos. Pero imagínese una cuerda desde aquí una cuerda y le quitemos un palmo a la cuerda. Ese palmo son los 100 años, el resto de la cuerda. El resto de la cuerda es el sentido. Por eso no podemos gastar la vida en cobro, pago, me quedo limpio, cobro, pago, o bueno, ahorro bajo el colchón un poquito. Cobro, pago, ahorro, cobro, pago, ahorro y después el ahorrito se lo dejo a mi hijo y ya. No, esa no es la vida que Dios tiene. Por eso la eternidad tiene que desafiarnos. Amén. Vamos a ver cómo el reino al que pertenecemos ve en este diagnóstico que Dios hace por medio del apóstol Pablo. ¿Están allí? Romanos 3, 9. Romanos 3, 9. ¿Qué pues? Somos mejores nosotros que ellos, nosotros gentiles, judíos ellos. En este caso para que conozcamos. Primero, ¿quiénes son los judíos? La nación de Israel. ¿Quiénes son los gentiles? Todos los que no son judíos. Chinos, colombianos, hondureños, venezolanos. Todo lo que no es judío es gentil. Luego más adelante vamos a ver que hay un tercer grupo que es la iglesia. ¿Amén? Dicen no seáis tropiezos ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia del Señor. Porque nosotros no somos terrenales. Pero bueno, ¿qué pues? Somos nosotros, somos nosotros mejores que ellos en ninguna manera. Y a gentiles que algunos están, ¿que qué? Que todos, diga conmigo, el diagnóstico del rey es que todos están bajo pecado. O sea, el pecado de alguna vez es la identificación de la enfermedad. Luego vamos a hablar de la medicina. Pero lo primero que hace es identificar la enfermedad. Porque en la temporalidad el hombre no sabe que tiene una enfermedad crónica, irreversible. ¿Y cómo se llama esa enfermedad, Juan? ¿Cómo se llama? Pecado. Ok, todos están bajo pecado. Avanzamos. Como está escrito, no hay justo ni a un uno. Diga, no hay justo ni a un uno. Ok. Continuemos, por favor. No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. O sea, en la cultura de la temporalidad no hay justo, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Versículo doce, todos, todos se desviaron a una, se hicieron inútiles, no hay quien haga lo bueno, no hay siquiera uno. O sea, en esta naturaleza de pecado, cuando dice inútil, es alguien que no es útil para el propósito de Dios. Ok. No hay, siquiera uno. Todos se desviaron. Avanzamos. Sepulcro abierto es su garganta. Él está diciendo, una tumba donde enterraron a alguien, le abres la puerta al ataúd y todo lo que sale de ahí es la boca de ellos. Eso es lo que se está diciendo. Con su lengua, a la palabra no se le agrega, pero yo diría, por naturaleza engañan. Claro, porque el engaño es una naturaleza. Ok. Veneno de serpiente hay debajo de sus labios. Tranquilo que este es el diagnóstico. Tranquilo. Ok. Su boca está llena de maldición y amargura, y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre. Esta es la analítica de la humanidad sin Cristo. Quebranto y desventura hay en sus caminos y no conocieron camino de paz. No conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero sabemos que todo lo que la ley dice lo dice a los que están bajo la ley. ¿Cuál es ese grupo? Judíos. Para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. ¿Sabes qué es el juicio? El juicio es separar. La separación. Dice Dios voy a separar los justos de los injustos. Eso se llama juicio. ¿Ok? Juzgar es eso. ¿Ok? Ahora viene un texto glorioso. Ya que por las obras... No, el siguiente texto, por favor. No. El anterior, el 19. El 20, el 20, ya que por las obras de la ley... Por favor, vamos a leer todos estos. Dos, tres. Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él. Paramos ahí. Paramos ahí. Dios le dio una ley a Moisés. Para... Una ley es un sistema de instrucciones de mandamientos de ordenanzas de decretos para que ellos se conduzcan en la tierra. En la tierra. Sigue siendo temporalidad. ¿Ok? Instrucciones. Bueno, van a ser así, van a ser así. Al pecador le van a ser así, al que viole, al que mate, van a ser así. ¿Ok? Todo eso es una serie de instrucciones. Y se llama la ley. ¿Ok? Pero la Biblia dice, o sea, la palabra está diciendo que por las obras, por el hacer la ley, ningún ser humano será suelto delante de Dios. ¿Ok? Porque, diga, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Tranquilos que estamos diagnosticando. O sea, lo que Pablo está haciendo es una ilustración, es como una analítica de cómo está el enfermo. Le está leyendo los valores. ¿Ok? Le está leyendo los valores y, diga conmigo, la enfermedad determina la medicina. O sea, primero se hace el diagnóstico. ¿Saben por qué es importante entender esto, amados? Sepulcro blanqueado, es un pecado blanqueado, es su garganta, hablan de maldición, sus pies se apresuran mal. ¿Saben por qué es importante tener este diagnóstico siempre entre ceja y ceja? Porque hay personas que se sienten bien por lo que ellos hacen y no por lo que Cristo hizo por ellos. Creen que su rectitud les ha salvado y es porque no conocen que no hay justo ni a un uno, no hay bueno, no hay quien haga el bien, no hay ni a un uno, todos se hicieron inútiles. Entonces, ahora él está diciendo porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Diga conmigo, la ley tiene el objetivo de identificar el pecado. No te ayuda a superarlo, pero te ayuda a identificar. Es como sí, una báscula, un aire acondicionado, un microondas, el espejo, el espejo no puede decir estás despelucado, pues no te puedes peinar. Él te muestra el pecado. La ley lo que hace es eso. Tú te miras y dices, Dios mío, estoy muy despelucado. Pero el espejo no te peina. Diga conmigo, la ley tiene el propósito de mostrar el pecado. Por eso la gente intenta, no matarás, no harás falso, no dirás, no, no. Mire, yo le voy a decir cómo es sencillo, cómo es de sencillo identificar si estamos predicando ley o gracia. La gracia es el equipamiento interior que Dios te da para que te peines bien. O sea, la gracia no te muestra que estás despeinado, te enseña a peinarte. Y te enseña el peinado que a Dios le agrada. Esto es una analogía, ¿no? Es decir, la gracia produce en nosotros, diga conmigo, la gracia produce en mí todo lo que Dios le agrada que haya en mí. Entonces, por la ley es el conocimiento del pecado. Diga, pero ahora, ese ahora es un eterno presente, diga, pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Diga, pero ahora, no, pero dígalo con seguridad, pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios. Luego se van a dar cuenta que Cristo es la justicia de Dios. Luego más adelante. Más adelante. Así que la justicia de Dios, la justicia de Dios es su Hijo. Cuando Dios requirió obediencia para hacer su plan en esta tierra, obediencia absoluta nadie se la pudo dar. Nadie pudo saciarlo. Nómbreme a un héroe de la fe que usted admire. Uno, venga, venga. ¿Cómo? ¡David! Bueno, ya sabemos lo que hizo con Bessabé, ¿no? Y con el marido después. ¿Quién? ¡José! Nosotros también vimos como José José de alguna manera fue como un referente de Cristo, como un símbolo. Bueno, muchos hombres lo fueron, ¿no? del Señor. Pero él vivió allí, en Egipto. Él trabajó de alguna manera. O sea, todos los hombres todos los hombres fallaron. Pero cuando, diga conmigo, cuando Dios requirió obediencia plena sólo su Hijo se la pudo dar. Sólo el Hijo. Entonces, como sólo el Hijo pudo dársela Dios miró a Dora y dijo, Dora, no me va a poder dar lo que yo quiero. ¿Tú sabes qué hizo el Señor? Dijo, no. La única forma de garantizar que Dora no se me pierda la voy a meter en Cristo. Y la introdujo en el Hijo. Por eso nosotros no somos parte de una religión. Diga conmigo, yo no soy parte de una religión. Yo soy parte de un reino. Y mi realidad está en Cristo. En Cristo. Aleluya. Mi hermana Dora. Una posición de dignidad Dios te dio es porque nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Eso es lo que Dios hizo. Entonces, pero ahora aparte de la ley se ha manifestado la justicia de Dios testificada por la ley y por los profetas. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo. Hermano, cuando usted escuche por medio está diciendo a ver como hago yo para meterle ibuprofeno a esta muchacha para que no le duela. Se va a usar el por medio es una inyectadora. Una inyectadora. Por medio de la inyectadora le suministro la sustancia. Eso es lo que te estoy diciendo. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo. ¿Cuántos tienen fe en Jesucristo? Ahí está. Dios te suministra justicia por medio. Aleluya. Luego ustedes van a entender que el aguijón eso más adelante. ¿Ok? Para que todos los que creen en él para que todos los que ¿dónde están los que creen en él? Porque no hay diferencia. No hay diferencia. Por cuanto algunos no por cuanto realmente Peco fue uno solo. Sí, pero realmente miren en un momento de mi vida antes de que Soé y Sofía vinieran a mí ellas estaban en mí. En mis lomos. Es una clase un poquito ¿no? De ahí sale la semilla que se sembró en la tierra de Lisbeth y salieron las dos. Pero ellas en forma de semilla estaban en mí. ¿Qué hubiese pasado si cuando yo tenía cinco años moría? Sofía y Soé no estuvieran. Sería imposible porque estaban en mí. Toda la humanidad cuando Dios hizo a un hombre llamado toda la humanidad toda la humanidad estaba en él. Toda la humanidad estaba en él. Como toda la humanidad estaba en él él pecó. Entonces por eso dice ¿por cuánto? Por eso uno nace con la herencia adámica. ¿Usted no se da cuenta que los bebés hay que educarlos a hacerlo bueno? Pero ellos muerden con la herencia ya muerden. Ya desobedecen ya pegan. Yo veo que Soé se jala el pelo hace cosas. Cosas son ahora mi trabajo es qué educarla a hacerlo bueno porque lo malo lo sabe por naturaleza. Naturaleza. Entonces lo que está diciendo por cuanto todos pecaron hay otro ejemplo ¿se acuerdan cuando dice habla Pablo de los diezmos y que Abraham le vi le vi pagó diezmos a Melquisedec cuando estaba ¿dónde? en los lomos de Abraham Abraham no tenía hijos todavía pero Abraham pagó los diezmos y todas las doce tribus pagaron diezmos. Eso es lo que está diciendo ahí. Todos pecaron porque todos estábamos en el prototipo que Dios hizo de la humanidad. Entonces cuando el prototipo pecó todos quedamos ¿qué? destituidos destituidos es imposibilitados inhabilitados o sea va a haber la final de la Champions ¿no? el Barcelona está inhabilitado para esa ciudad imposibilitado no puede estar ahí fueron eliminados eso fue lo que pasó eliminados ¿de qué? de la gloria de Dios cuando ustedes escuchen está en un aula ¿ok? usted está aprendiendo ¿cuándo están aprendiendo? cuando usted escuche gloria la palabra gloria además que es una hermana que se congregaba aquí también pero gloria la esposa la hija de Nielsen ¿a usted se le llama gloria? mire la hermana Gloria la palabra gloria es viene de la palabra hebrea Kabot si quiere la punta Kabot Kabot significa el peso de toda una realidad el peso de su naturaleza el peso de su amor todo el peso de su gloria todo el peso de su favor todo eso significa la gloria por eso quedamos destituidos de la gloria de Dios ¿por qué? ¿qué nos destituyó? ¿qué nos destituyó? el pecado nos destituyó nos inhabilitó nos imposibilitó ¿ok? nos nos mató o sea morimos a esa realidad por eso el hombre hay una cosa que yo siempre lo repito pero hoy lo voy a decir de nuevo ¿cuántos han escuchado de la caída del hombre? que el hombre cayó en pecado eso es un error decirlo el hombre no cayó el hombre murió Dios le dijo el día que comáis de esta de este árbol ciertamente ¿qué? morirá la Biblia la gente predica la caída del hombre después de la caída del hombre el hombre no cayó el hombre murió porque si usted si usted va caminando y alguien se cae todos corren a levantarlo pero si alguien se muere nadie lo toca se da cuenta que son dos reacciones distintas por eso usted escucha pastores predicando Dios se va a levantar no está caído el está muerto por eso hay tantos mensajes de autoayuda levántate sacúdete límpiate vuelve a empezar es que los muertos no pueden hacerlo hay un mensaje y es Cristo diga conmigo es más apúntelo diga conmigo Cristo es la respuesta a todas las necesidades diga Cristo es la respuesta de Dios a todos los problemas de los hombres a todas las necesidades de los hombres Cristo es la única respuesta la misma respuesta a todas las necesidades de los hombres realmente lo que necesitamos es lo que necesitamos es lo que necesitamos es eso es hermano cuando un esposo agrede a una esposa se puede hacer terapias de autoayuda que respire en una bolsa que cuente hasta 100 pero realmente la formación de Cristo en él eso es lo que va a corregir el problema si Cristo no es formación por eso Pablo le dolía como una parturienta que Cristo no fuese formado en sus hijos de galaxia le dolía pero escúcheme usted ha visto parir bueno hay muchas que han parido pero hermano y muerde un tramo así era Pablo cuando veía las reacciones de los hijos y Cristo no estaba formado en ellos le pongo un ejemplo una muchacha es brillante es bonita es es elocuente es tremenda tiene una linda carrera en la universidad es brillante está becada y entonces viene uno en una moto y la enamora y tú le dices Dios no no tuerza no vas bien no ay pero es que cuando escucho esa voz ay usted no sabe pastor lo que yo siento cuando y uno le dice Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios