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Él nos concede creer en Él por Su gracia. Él nos traslada a una nueva realidad, es decir, nosotros antes estábamos muertos y perdidos de nuestros pecados, pero Dios ahora nos introduce en una nueva realidad completamente distinta que es en Su Hijo Jesucristo. Colosenses capítulo 1, versículos 12 al 13, Colosenses 1, 12, 13, si podemos leerlo por ahí. Vale, lo tengo por aquí, dice, con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz, el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de Su amado Hijo, amén. Es decir, antes estábamos en una realidad, pero Dios, una vez que nos imparte la vida de Su Hijo, nos traslada a otra nueva realidad que es en Cristo Jesús, que es como dice la frase allí, en Cristo. Y el domingo el pastor Albert nos hablaba acerca de todas estas cosas que ahora tenemos en Cristo. No sé si pudieron estar el domingo, pero él nos compartía y nos decía, entre muchas otras verdades, que Dios nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, que nos redimió, habiendo perdonado todos nuestros pecados, amén. Eso son solo algunas cosas que son parte de esta nueva realidad, pero el hecho es que nosotros ahora tenemos un lugar en Cristo Jesús. Y el ejemplo gráfico que quería mostrarles es muy simple. Imagínense que nosotros somos este papel que tengo aquí, ¿verdad? Y Cristo es este cuaderno. Ay, perdón, se han caído varios papeles. Entonces, si el papel que somos nosotros está por un lado y Cristo es este cuaderno, todo lo que yo le haga al cuaderno no afecta al papel, ¿verdad? Porque el papel está por un lado y el cuaderno está en el otro. Entonces, si yo tengo un balde de agua, por ejemplo, y yo tiro este cuaderno a ese balde de agua, se moja, se daña, pero ¿qué le pasa al papel que tengo en esta mano? Nada, ¿verdad? Si yo cojo el cuaderno y lo tiro en una fogata, se quema. Pero ¿qué pasa con este papel que tengo en mi mano? Nada. Ahora, si nosotros abrimos el cuaderno, introducimos el papel dentro del cuaderno, ahora son un conjunto. Si yo tiro el cuaderno en un balde de agua, se moja. ¿Y qué le pasa al papel que está dentro de él? Muy bien. Si tiro este cuaderno con el papel dentro en una fogata, se quema. ¿Qué le pasa al papel? Es un ejemplo muy simplemente para graficar que lo mismo nos pasa a nosotros cuando somos introducidos en Cristo. Todo lo que le pasa al Hijo nos ha pasado a nosotros. Dice la palabra que nosotros fuimos crucificados con Él y que fuimos resucitados con Él. ¿Por qué? Porque cuando Jesús estaba en la cruz hace dos mil años, nosotros no existíamos hablando del plano físico, pero para Dios, que nos había escogido y conocido en la fundación del mundo, ya Él nos había introducido en Su Hijo. Por eso, cuando Él murió, nosotros estábamos allí con Él. Por eso Pablo decía, con Cristo estoy juntamente crucificado. Y cuando Él resucitó, nosotros resucitamos con Él. Por eso dice Romano 6, que fuimos sepultados con Él y vamos con Él en una nueva vida. ¿Amén? Nos gustaría que leyésemos Primera de Corintios capítulo 1, versículo 30, y fíjense lo que dice Primera de Corintios 1, versículo 30, Más por Él, o sea por Dios, estáis vosotros ¿dónde? En Cristo Jesús, estáis vosotros en Cristo, dentro de Cristo, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención. ¿Amén? El siguiente, para que como está escrito, el que se gloría, gloríese en el Señor. ¿Amén? Entonces, siguiendo el ejemplo simple del cuaderno, fíjense, vamos a ir al verso anterior otra vez, el 30, estamos en Cristo, y Él nos ha sido hecho sabiduría. Imagínense que este cuaderno es la sabiduría, ahora nosotros estamos introducidos en Él, en Su sabiduría. Por tanto, nosotros ya no funcionamos en esta nueva realidad por nuestra propia sabiduría humana, sino que ahora nos conducimos por la sabiduría en la cual hemos sido introducidos, es la sabiduría de Cristo, ¿Amén? Él es nuestra sabiduría, porque dice la palabra que a Dios agradó que el mundo le conociese no por la sabiduría humana, sino por otro tipo de sabiduría, completamente diferente, que es la sabiduría de Dios, porque ante los ojos de Dios, la sabiduría del mundo es necedad. El mundo puede creerse muy sabio, muy inteligente, la tecnología ha aumentado, la ciencia, pero cuando se trata de Dios, el mundo que está apartado de Él es necio, porque dice el necio en su corazón, no hay Dios. En cambio nosotros nos conducimos por otra sabiduría, que es la sabiduría de Cristo, estamos introducidos en Él. También, por favor no me quites el versículo, gracias, lo segundo, justificación. Cristo ha sido hecho nuestra justificación, es decir, Él es nuestra justicia. Cuando nosotros hablamos de justificación, ¿entienden lo que se refiere? ¿Alguien podría decirme algo, qué significa ser justificado? Alguien que quiera aportar. Sí, mi hermano Pedro. Amén, así es. Ser justificado es un término legal, que se usa en el ámbito legal y significa ser declarado justo, es decir, Dios al justificarnos, Él nos declara justos delante de Él, es decir, absueltos de pecado. Yo no sé si tú eras consciente de eso, pero es parte de tu realidad. Al ser introducido en Cristo, Cristo ahora es tu justificación, Él es tu justicia, que quiere decir que Dios no trata contigo basado en tu propia sabiduría, es decir, Dios no te trata por el papel aislado, porque si fuera así, si Dios tratara directamente con tu justicia, estás perdido, pero Dios te introduce en Cristo y entonces Él trata contigo por la justicia de su Hijo, que es Cristo. Él fue completamente perfecto y por eso dice, vamos a leerlo, Romanos capítulo 5, Romanos capítulo 5, versículo, vamos a leer desde el 18, Romanos 5, 18, y fíjense, esto es muy importante, así que, como por la transgresión de uno, está hablando de Adán, cuando Adán pecó, vino la condenación a quién, a todos los hombres, y ustedes dirán, pero por qué si fue él el que pecó, si Adán fue el único que pecó, por qué todos fuimos condenados, por el ejemplo del cuaderno, porque todos éramos esos papeles que estábamos dentro del cuaderno de Adán, entonces cuando Adán pecó, él fue condenado, pero todos estábamos en él, él era nuestro representante en ese momento, por tanto la condenación pasó a todos nosotros, pero de la misma manera, y esta parte es importante, de la misma forma, por la justicia de uno, de quien, de Cristo, vino a todos los hombres, que cosa, la justificación de vida, siguiente versículo, porque así como por la desobediencia de un hombre que es Adán, los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno que es Cristo, los muchos serán constituidos justos, entonces ahora Dios nos ha trasladado de Adán, que era nuestro antiguo representante, a Cristo, que es nuestro representante actual, por la justicia de Cristo, ahora nosotros hemos sido justificados, por eso decía el versículo en Corintios, que él ha sido hecho nuestra justificación, vale, esto era simplemente una especie de introducción que quería darles, para hablarles acerca de esa realidad que ahora tenemos en él, esa es nuestra realidad, estamos en Cristo, como podemos conocer y entender y ser conscientes de esa realidad que tenemos en él, por medio de su Espíritu Santo, que a través de su Palabra, él nos da a conocer todas estas verdades, ¿si? Ahora, nosotros no solamente vivimos en un plano espiritual, también vivimos en un mundo físico, y así como tenemos un espíritu que se comunica con Dios para entender esa realidad espiritual, también tenemos un cuerpo y un alma que interactúan con este mundo material, ¿si? Cuando hablamos de lo espiritual, el cuerpo no puede tocar las cosas espirituales, o sea, yo no puedo tocar mi salvación, no es algo material, ¿vale? No es algo que yo diga así, mira, pásame la salvación, es algo espiritual, solamente por medio del Espíritu Podemos interactuar con estas cosas eternas de nuestra realidad en Cristo, pero nuestro cuerpo nos sirve como vehículo aquí en la tierra para poder expresar todo eso que Dios ha depositado en nuestro espíritu. Nuestro cuerpo interactúa con las cosas materiales, ¿si? Nosotros podemos abrazar a otra persona, podemos tocar un instrumento, todas estas cosas las hacemos con el cuerpo físico, y con este cuerpo, con estos sentidos, nosotros percibimos esta realidad física. ¿Por qué les digo esto? Porque nosotros pudiésemos distraernos con esta realidad temporal y enfocarnos tanto en ella que nos desenfocamos o no somos 100% conscientes de la realidad espiritual que tenemos en Cristo, ¿si? Un ejemplo muy práctico, seguramente te ha pasado que estás en una situación muy complicada, ya sea en tus estudios o en tu trabajo, y tú dices, me siento agobiado, este no es el trabajo que me gusta, mi jefe me continúa presionando, me amenazan con que van a hacer cortes personales y posiblemente yo vaya a estar fuera. Son situaciones físicas, pero hay una realidad espiritual donde Dios te dice que Él es tu proveedor y que por nada estés afanoso porque Él cuida de ti. Entonces tenemos como esas dos realidades, ¿no? La realidad física que nosotros vemos y la realidad espiritual en la que Dios dice que Él cuida de nosotros y muchas veces podemos dejarnos absorber por lo que ven nuestros ojos, por lo que perciben nuestros sentidos y entonces descuidamos esa verdad espiritual que Dios nos dice, yo cuido de ti, yo soy tu padre, yo te sostengo, si te echan del trabajo, yo soy tu proveedor, tú no dependes de un trabajo, dependes de mí. Entonces, fíjense, tenemos estas dos realidades, ¿no? Por así decirlo, pero nosotros escogemos a cuál darle prioridad y cuál darle mayor peso, ¿sí? Podemos darle mayor peso a las cosas que vemos o darle mayor peso a las que no se ven pero son eternas y vamos a leer un versículo relacionado con esto que está en 2 Corintios capítulo 4 versículos 16 al 18 y fíjense lo que dice el apóstol Pablo, está hablando y él dice, 2 Corintios 4, eso, él dice, en este caso le está hablando es del desgaste de su cuerpo físico, él dice, por tanto, no desmayamos antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria y fíjense lo que dice, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales pero las que no se ven son eternas, amén. Mis hermanos, podemos extraer muchas cosas de acá, primero, Pablo no está negando lo que él ve, él no dice, no, mi cuerpo no se está desgastando, vale, reprendo, no, él no está diciendo eso, él lo considera y lo entiende, fíjense en el versículo 16, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, él reconoce, ¿por qué?, porque mis ojos lo ven, él ve que su cuerpo se está deteriorando, entonces no se trata de hacernos los locos, de decir, no, no existe esta realidad física, no veo nada, Dios cuida de mí, o sea, reconocemos que hay una situación externa, pero no obstante existe otra realidad, que su hombre interior, aunque no es visible a los sentidos, es una realidad espiritual, su hombre interior se renueva de día en día, y el versículo 18, por favor, él nos da la clave, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas, amén. Entonces mis hermanos, no es que negamos que existe la realidad que vemos, no negamos que existe el problema, pero entendemos que existe una realidad que tiene mayor peso, amén, una realidad que es eterna, que no es visible a los sentidos físicos, pero sí que la percibimos por medio del espíritu, amén. Entonces se trata de darle mayor peso a esa realidad que tenemos en Cristo. ¿Por qué es importante? Porque la realidad a la que tú le des mayor peso, aquello en lo que tú te enfoques, será lo que te gobierne. Tú serás gobernado por aquello que tú consideres más. Si tú te dejas absorber por lo visible, por lo que ves, tú dices, si no tengo nada en la nevera, no tengo, uso el ejemplo, este ejemplo solamente porque es gráfico, pero esto funciona en todo sentido. Un diagnóstico, por ejemplo, veo mi cuerpo, lo que me dice el doctor, me siento mal, tengo los síntomas, estoy enfermo, pero hay otra realidad invisible, que es esa realidad de Cristo, que dice que Él murió y llevó nuestras enfermedades en la cruz y que en Él tenemos sanidad, amén. Entonces tú escoges a qué realidad darle mayor peso, a lo que ves con tus sentidos o a lo que el Espíritu Santo le comunica a tu espíritu, amén. Y fíjense, yo vi una vez una película, haciendo este ejemplo como para hacerlo un poco más gráfico, quizás ustedes la han visto, se llama Matrix, y fíjense, para los que no la han visto, la película trata de que en un futuro ficticio, evidentemente, las máquinas toman el control del planeta y dominan a los humanos, pero como está todo este calentamiento global y tal, ocurre que de alguna forma el sol, no hay sol, está todo el planeta contaminado y entonces las máquinas no tienen energía solar para vivir, y qué hacen ellas, se dan cuenta de que pueden usar a los humanos como fuente de energía, pero claro, los humanos no se van a dejar dominar por las máquinas, entonces cómo hacen ellas para poder alimentarse de ellos y que ellos no las enfrenten, bueno, ellas inventan una cápsula, una máquina que se llama Matrix, que consiste en meter al ser humano en una cápsula, en una especie de realidad virtual, una realidad ficticia, imaginada, donde le hacen creer que él tiene una vida normal, que él va al trabajo, él consigue esposa, se casa, tiene hijos, pero todo es imaginario, son las máquinas conectadas a su cerebro dándole estos estímulos para que la persona dentro de esa cápsula crea que está viviendo una vida normal, que no pasa nada, cuando realmente lo que está es conectado a un montón de cables alimentando unas máquinas, entonces, ¿qué ocurre?, un cierto grupo de estas personas logra darse cuenta de lo que está pasando, algunos despiertan y ven que están dentro de la cápsula y que todo lo de la Matrix es falso, es una realidad imaginaria, vale, ¿por qué hago este ejemplo?, porque se parece un poco, aunque sea una película, tiene un poco de parecido ¿no?, porque, ¿qué dice la Biblia?, que nosotros estamos sentados en los lugares celestiales con Cristo, pero al mismo tiempo, mientras tanto, nosotros estamos en este mundo y vivimos una vida normal, una vida cotidiana, ¿verdad?, vamos al trabajo y tal, pero nosotros no podemos ignorar esa otra realidad, nosotros estamos sentados en los lugares celestiales con Cristo, amén, y fuimos conocidos por Él y predestinados por Él desde antes de la fundación del mundo, y eso nosotros tenemos que considerarlo y creer, esta es nuestra realidad, esta es mi realidad, este mundo es temporal, es pasajero, este no es mi lugar para quedarme eternamente, soy un peregrino en esta tierra, amén. Pasa en la película que las personas que descubrían que estaban en la Matrix, muchos decían, pero yo prefiero vivir en la Matrix, porque en la Matrix estoy casado, aunque sé que todo es mentira, pero me quedo en la Matrix, preferían vivir en esa realidad creada, porque se sentían más cómodos, ignorando la otra realidad, nosotros no podemos ser así, nosotros no podemos ser personas que ignoran la realidad que tenemos en Cristo, amén. Dicho esto, me gustaría, para ir ya desarrollando la parte final, hablar acerca de unas cosas prácticas, factores que nos permiten a nosotros consolidarnos en esta realidad en Cristo, amén. Fíjense, todo lo que tenemos en Cristo forma parte de esa realidad, cuando Dios me dice, tú has sido redimido, es parte de lo que yo tengo en Él, y por tanto yo debo consolidarme en esa verdad. A mí me pasaba, y algunas veces lo he comentado estando acá, que por mucho tiempo yo me sentía siempre que estaba de alguna forma condenado, por más que yo fuera cristiano, siempre sentía como un peso de condenación sobre mí, o sea hoy no he orado, me falta orar más, necesito leer más, necesito ayunar, y hacía muchas cosas solamente porque me sentía que no daba la talla para Dios. Ahora, ¿cuál era mi problema? Que yo, aunque había escuchado que Él me había redimido, que estaba perdonado y que era justificado por Su gracia, no lo había entendido, no me había consolidado en esa realidad, y yo buscaba estar bien con Dios, con mis propios medios. Entonces, ¿cómo fue que Dios me empezó a ayudar a mí a firmarme en esta realidad? Y son las cosas que quiero compartirte. Esto nos sirve para cualquier verdad que Dios te habla, lo primero es que Dios te da una verdad, Dios te habla, y Dios te dice, tú has sido justificado, eso es lo primero. Lo siguiente es, que ahora Dios te dice, ahora, ¿qué haces tú con esa verdad? Lo siguiente es, debes abrazarla y meditarla. Si tú la escuchas y dices, vale, soy justificado, pero luego empiezas a pensar en, ay, yo hice esto, hice aquello, no sé qué, mis problemas, al final esa idea, esa verdad que Dios te dio, como que se queda detrás de todos esos pensamientos que tú estás teniendo. Entonces no te consolidas en esa verdad. Por lo tanto, lo primero es, Dios te da una verdad. Lo siguiente, tú ahora abrazas esa verdad y la empiezas a meditar. ¿Qué significa meditar? Darle vueltas continuamente y por tiempo prolongado a esa verdad. Analizarla, estudiarla. ¿Qué significa Dios que me ha justificado? Entonces voy a la palabra y leo, esto ha sido por medio de Cristo, por medio de su sangre, Él me ha justificado, me ha hecho su justicia, y empiezo a meditar cada día en esa verdad. Y en la mañana medito sobre eso, y en la tarde y en la noche. De esa manera tú vas fortaleciendo esa verdad en tu corazón. Lo tercero, lo segundo es la meditación, lo tercero es las palabras. Hablar esa verdad. Hablarla porque lo que nosotros hablamos fortalece las ideas en nuestra vida. Si nosotros pensamos Dios me ama, pero decimos, no, Dios no creo que me ames, o creo que esto no se va a poder solucionar. Estoy fortaleciendo esas ideas que estoy hablando. Por tanto, no solamente es meditar en esa verdad, sino hablarla con mis palabras. De esta manera le estoy dando mayor peso a esa verdad. Y lo cuarto es accionar en esa verdad. Que mis acciones sean coherentes con esa verdad. Por ejemplo, hablando de mi caso, que les decía que yo buscaba hacer cosas por mí mismo para agradar a Dios. Una vez que me voy estableciendo en esta realidad de que no se trata de mí, sino de lo que Él hizo por mí. ¿Qué hago yo? Aparte de hablar esa verdad, en lugar de hacer cosas para intentar ganarme su amor, descanso en esa verdad. No significa que no voy a orar, pero cuando oro, ya no oro cuatro horas para que Dios me acepte, sino que oro en base a esta verdad. Gracias Señor, porque Tú me has justificado. Gracias por la obra de Cristo. Gracias porque puedo mirarlo a Él. Tú has dicho mirar a mí y sed salvos. Que así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, todo aquel que vea al Hijo que fue levantado en esa cruz tiene vida eterna. Entonces voy orando en esa verdad, voy accionando en esa verdad. Cuando comparto con otros hermanos, hablamos de esa verdad. Mira, la palabra dice esto, que has leído tú sobre eso. Y empezamos a actuar también conforme a eso. Y de esta manera nosotros nos establecemos en esa realidad. Son básicamente unos pasos, unos pequeños pasos para ayudarte a fortalecerte en esas verdades que Dios te habla cada día, que seguramente Dios te estará hablando alguna cosa en este momento. Entonces, son simples tips que puedes aplicar. Estas cosas, mis hermanos, de una u otra manera nosotros vamos a hacer esto. Si no lo hacemos con las verdades de Dios, las vamos a estar haciendo inconscientemente con otro tipo de mentiras. Si tú no haces esto con la verdad que Dios te dice, yo cuido de ti, por ejemplo, inconscientemente lo vas a hacer con la mentira de estoy abandonado, estoy solo. Y entonces vas a darle vuelta a ese pensamiento, nadie cuida de mi, yo veo que a nadie le intereso, que se yo. Y lo vas a hablar, lo vas a hablar también y luego vas a actuar conforme a eso. Bueno, ya que nadie le importa, ya que nadie me escribe, no voy a ir el domingo a la congregación a ver si alguien me escribe o manda un mensaje. Y entonces inevitablemente vas a estar haciendo todos estos pasos, pero del lado equivocado. Por eso te invito a que seamos intencionales y que hagamos todo esto, pero en las verdades que Dios nos muestra. Amén. Cuando quiera venir esa idea, porque acuérdense que el primer paso es que llegue una idea. Cuando quiera venir una idea que no procede de Dios, como esa que les digo, en la iglesia nadie hoy me saludó, nadie me preguntó como estaba, como que no le importo mucho a nadie. En ese momento tienes que cortar el ciclo. O sea, no puedes pasar a meditar esa idea y luego hablarla. No. Tienes que cortarla y cambiarla por una idea que venga de Dios. No. Yo sé que Dios me ha puesto en esta congregación con un propósito. Y en la congregación soy fortalecido, soy edificado cuando escucho la palabra. Tomas esa idea, por eso es que la palabra dice, no seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. O sea, desechas las malas ideas que no proceden de Dios, pero no te quedas ahí, sino que tomas las ideas, las verdades que vienen de Dios y las empiezas a meditar. Cada vez que voy a la congregación soy fortalecido, soy edificado. Yo sé que mis hermanos quizás a veces están un poco liados con el día a día y de repente no me saludaron como yo quería, pero el próximo domingo yo soy el que me voy a acercar y los voy a saludar. Entonces empezamos a actuar conforme a esas verdades. Es solo un ejemplo, pero es para indicarles que estos pasos vienen bien, para ser fortalecidos en las verdades que Dios nos habla. Para ir culminando mis hermanos, yo quería darles un par de ejemplos que están en la palabra, que nos pueden servir para entender un poco más estas cosas. El primero es el de Eva en el huerto. Fíjense, la palabra dice que Eva fue engañada, que sus sentidos fueron extraviados de la fidelidad a Cristo. ¿Por qué? Porque ella escuchó a la serpiente. Ahora, quizás nosotros cuando nos han hablado de esto pensamos que fue un momento, que Adán y Eva estaban ahí y nunca habían visto a la serpiente y de repente llegó, habló con Eva y Eva pecó. Pero quizás no fue así. Tal vez fueron varios días, por mucho tiempo que la serpiente iba porque ella era muy astuta. Quizás ella dijo, mira, Eva no va a caer de un día para otro. Voy a tener que ir poco a poco implantando la idea, haciéndola pensar. Entonces puede ser que la serpiente llegara primero y dijera, entonces Dios te ha dicho esto. Pero no, Dios sabe que si comes serán como Él. Y la primera vez de repente Eva dijo, no, no, no, no, eso no es cierto. Dios no es mentiroso. La serpiente, bueno, no más yo decía y se iba. Pero después, la serpiente es muy persistente. Entonces llegaba, una semana, dos semanas después, Eva estaba ahí caminando, viendo los animalitos, decía, hola Eva, ¿has pensado en lo que te dije? Sí, pero no, eso no es como tú dices. Está segura. Y le iba implantando. Hermanos, lo mismo pasa con nosotros. No te ha pasado que tienes una idea negativa y tú dices, no, no, no. Pero después, a la semana, la vuelves a pensar. Y la segunda vez que la piensas, la consideras más. Y de repente ves alguna cosa que te confirma y dices, como que sí es verdad. Y le vas dando vueltas. Lo mismo pudo haber pasado con Eva. La serpiente, varias veces, varias veces, venía. Ella empezó a meditar y decía, bueno, tal vez ella tiene razón. Y no se, no se ve tan mala, ella todos los días habla conmigo. Tal vez se ve amigable. Se ve buena. Y así se fue ganando su confianza. Luego empezó a hablarlo. Bueno, como que sí, el fruto, a ver, el fruto se ve como cautivador, atractivo. Poco a poco, hasta que llegó un momento que actuó conforme a lo que meditó. Por eso les digo, mis hermanos, el primer paso es una idea. Pero a partir de ahí, tú puedes elegir. Desecha las ideas negativas, pero afiánzate en las verdades que Dios te habla. El otro ejemplo para culminar que me gustaría compartirte es uno de los más interesantes que yo encuentro en la Biblia y que me ha ayudado mucho para poder entender cómo funcionamos nosotros. Ustedes se acuerdan de Pedro, ¿no? El apóstol Pedro. Fíjense, hubo un caso de Pedro que es muy llamativo. Dios escogió al pueblo de Israel. Y los gentiles eran el pueblo que no era judío, que no era de Israel. O sea, ellos eran ajenos a las promesas de Dios. Eran ajenos al pacto de Dios. En algunas partes de la Biblia los llamaban incircuncisos. ¿Por qué? Porque la circuncisión era la señal de que ellos eran pueblo de Dios Israel. Y los gentiles no tenían esa señal, por eso les llamaban incircuncisos. Los veían como un pueblo separado, ajeno. Y muchas veces en la Biblia Dios decía, no se mezclen con esos pueblos porque adoptan sus costumbres paganas. Evítenlos. No tomen a sus hijas como esposas. Y muchas cosas así. Entonces el pueblo de Israel había desarrollado con los años una especie de segregación con los gentiles. Sobre todo los más religiosos. Era como que hay que alejarse de los gentiles porque son paganos. Y los veían como no podemos juntarnos mucho con ellos. Evitarlos. ¿Qué pasa? Dios con Cristo derribó esa separación. Y nos introdujo a nosotros los gentiles también en este nuevo pacto. Pero como tú le dices a un pueblo que por muchos años vivió entendiendo que esos gentiles estaban separados del pacto, como tú ahora le dices, mira, todo ha cambiado, ahora son como nosotros. ¿Cómo tú les haces entender si ellos estuvieron toda una vida en otra realidad? Dios escogió a Pedro para dar entendimiento acerca de eso, de que los gentiles ahora eran parte del pacto de Dios. Eran como uno de ellos. Por eso dice el Nuevo Testamento, no hay judío ni gentil delante de Dios. Ahora todos son iguales. Pero para que ellos entendieran, Dios, entre otras cosas, usó a Pedro y le dio una visión. Yo no sé si se acuerdan de esa parte. Si la recuerdan. De todas maneras vamos a leer un poquito. Están Hechos 10 y con esto iré terminando. Pero quiero dejarte esto para que veas lo interesante que es. Hechos 10 a partir del versículo 9. Hechos 10 a partir del versículo 9. Puedo poner el siguiente, el 10? Porfa. Pedro estaba orando y él le dio hambre. Dice, tuvo gran hambre y quiso comer. Pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis, como una visión. Siguiente. Y vio el cielo abierto y que descendía algo semejante a un gran lienzo que atado de las cuatro puntas era agajado a la tierra. En el cual había de todos los cuadrutos terrestres y reptiles y animales. Dice, el cielo abierto y que descendía algo semejante a un gran lienzo que atado de las cuatro puntas era agajado a la tierra. Siguiente. Y vio el cielo abierto y que descendía algo semejante a un gran lienzo que atado de las cuatro puntas era agajado a la tierra. En el cual había de todos los cuadrutos terrestres y reptiles y aves del cielo. O sea, animales de todo tipo. Y le vino una voz que le decía, levántate Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo, Señor, no. Porque ninguna cosa común o inmunda comió jamás. Porque Israel tenía ciertas leyes y ellos no podían comer algunos animales. Eran inmundos. Por eso Pedro le dijo, no Señor, no puedo comer. Volvió la voz a él la segunda vez y le dijo, lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí, sobre qué significaría esa visión. Llegaron unos hombres que habían sido enviados por Cornelio que era italiano y lo buscaron. Para resumirles, Pedro fue con ellos a casa de Cornelio y estando allí se dio cuenta de lo que quería decir la visión. Cornelio era italiano, era un gentil. Y la visión que Dios le había dado a Pedro lo que quería decir era que ahora los gentiles habían sido incluidos en Cristo. Porque mientras Pedro estaba en esa casa y les predicó, el Espíritu Santo descendió sobre ellos también y recibieron el don del Espíritu Santo. Entonces vamos a leer el versículo 34 de ese mismo capítulo. Y quiero que veas las palabras que dice Pedro cuando se da cuenta de que Dios había derramado su Espíritu en los gentiles que estaban allí. Fíjate lo que dice Pedro. Abriendo la boca, él dijo, en verdad comprendo. Vamos a decir eso todos juntos. En verdad comprendo. Quédate con eso. Pedro dijo, en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Pedro está diciendo, ahora entiendo que Dios ha aceptado a los gentiles. Vamos a leer, ya verás porque todo esto tiene sentido que lo veamos. Hechos 15 desde el versículo 5. Nos encontramos ahora en otro escenario. Habían personas que decían, bueno está bien, los gentiles pueden estar con nosotros, vale, son parte del pacto, bien, pero tienen que circuncidarse, como nosotros, porque si no, no son salvos. Eso es lo que estaba pasando acá. Algunos de las etas de los fariseos que habían creído, se levantaron diciendo, es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés. Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, fíjense, ¿quién se levantó? Pedro. Y les dijo, varones hermanos, vosotros sabéis como ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del Evangelio y creyesen. Y Dios que conoce los corazones les dio testimonios, dándoles al Espíritu Santo lo mismo que a nosotros. Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Vamos a leer el siguiente para terminar esa parte. Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Decía Pedro. Pedro estaba siendo muy comprensivo. Antes dijo, en verdad comprendo. Y ahora dijo esto delante de todos, no le pongan esas cargas a los gentiles. Vale, ¿a qué voy con todo esto por fin? Lo último que vamos a leer hoy, Gálatas capítulo 2 a partir del versículo 11. Y fíjate, fíjate ahora, esto a mi me sorprende mucho. Dios escogió a Pedro para hacerles entender que los gentiles ahora formaban parte del Cristo. Gálatas 2 desde el 11. Y cuando Pablo llega a Antioquía, estaban en una casa, y estaba Pedro también, y estaba Pablo, y habían varios gentiles. Y fíjense lo que pasó. Pone el anterior, el 11, dice, es Pablo hablando. Cuando, ¿quién? Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara porque era digno de condenar. Porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles. Claro, porque le había dicho, sí, Dios los recibió. Pero después que vinieron, los que eran judíos, se retraía y se apartaba de los gentiles porque tenía miedo de los de la circuncisión. Siguiente. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aún Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos, si tú siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Ahora, todo esto que leí fue con ese propósito. Pedro fue el que dijo, ahora en verdad comprendo que Dios recibió a los gentiles. Y fue Pedro también el que se paró delante de todos y dijo, ¿por qué le ponen yugo a los gentiles? Pues ese mismo Pedro, ahora es reprendido por Pablo. ¿Por qué obligas a los gentiles? Y lo que quiero decirles, mis hermanos, no es ningún tipo de condenación hacia el apóstol Pedro, es más bien para que veamos la fragilidad que tenemos todos nosotros. A veces creemos que nos lo sabemos todos y creemos que si Dios me mostró una verdad y yo estoy firme y nadie me mueve. Pero si a Pedro le pasó, que fue el primero que Dios envió a predicar a los gentiles, aún con el paso de los años, todavía luchaba para entender esa verdad. Nosotros también lucharemos, pero lo importante es que nosotros podamos cada día afirmarnos en estas verdades, que podamos meditarlas, todas las verdades que el Espíritu Santo nos hable, que podamos considerarlas en nuestro corazón, meditarlas y afirmarnos en ellas.