No solo de pan vivirá el hombre (Parte 1)

The Bible says that not only does man live by physical food, but also by every word that comes from the mouth of God. Just as we need physical nourishment, we also have a spiritual need that can be satisfied by feeding on God's word. This spiritual food helps us reflect on our lives, our thoughts, and how we treat others. It can help us overcome anger, sadness, and evil desires, and it can guide us to develop a good conscience. God's word also teaches us important truths, such as the importance of giving, recognizing our own sinfulness, and not pursuing wealth and power at the expense of our souls. It is important to take time to digest and analyze God's word, just as we do with physical food. By allowing God's word to shape our thoughts and attitudes, we can find reconciliation with Him and experience true peace. Additionally, God has spoken to us throughout history through various means, including His laws, prophets, wise sayings, and stories. No sólo de pan vivirá el hombre. Parte 1. La Biblia dice en Mateo capítulo cuatro, del versículo dos, que después de que Cristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre, y vino a Él el tentador, el diablo, y le dijo, Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Y Él respondió y dijo, Escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Todos los que alguna vez hayamos sentido hambre sabemos que, si esa necesidad de alimento no es atendida, comenzaremos a ver que nuestro organismo no alcanza a recibir los suficientes nutrientes, y el resultado podrían ser enfermedades, debilidad corporal o incluso la muerte, y todo sólo por privarnos del alimento físico. Es claro que la comida física es algo para lo que siempre debemos proveernos. De hecho, una de las principales razones de trabajar es obtener los recursos que nos permitan conseguir ese alimento físico. Pero, ¿qué hay del alimento espiritual? Cristo dijo alguna vez, después de haber ayunado cuarenta días en el desierto, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. De esta forma, nos enseñó que hay otra necesidad que satisfacer, y no sólo lo que está en un plano biológico, nos está hablando de una necesidad espiritual, que también tenemos, para la cual hay también un alimento espiritual, y en las mismas palabras del Hijo de Dios, ese alimento es, toda palabra que sale de la boca de Dios. Así que, una vez comprendido cuál es ese otro alimento espiritual que necesitamos, la pregunta ahora es, ¿cómo hago para comerlo? Esta comida espiritual se digiere a través de la reflexión, a través de considerar cómo estamos llevando nuestra vida, a través de preguntarnos, ¿qué ha dicho Dios respecto a la forma en que he decidido conducir mi vida? ¿Qué pensará mi forma de pensar y de tratar a los demás, tanto a los que me han tratado bien, como a los que no lo han hecho? El aprender a alimentarnos de la palabra de Dios como si de nuestras comidas físicas se tratara, servirá para que no padezcamos de ataques de ira o de acumulación de rencor, nos ayudará en buena forma a salir de la tristeza o de la angustia, nos limpiará para que no estemos llenos de maldad sino que tengamos esperanza y aspiraciones que nos hagan desarrollar una buena conciencia. La palabra de Dios nos quitará el deseo de querer acumular riquezas y poder, a una costa de perder el alma en ello. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios nos convencerá de verdades que ya sea por ignorancia o por insensatez hemos elegido desechar, verdades dichas por Cristo como es mejor dar que recibir, verdades como el hecho de que Cristo no vino por los que se consideran justos sino por los que reconocen que son pecadores. No obstante, para que este alimento haga su efecto habrá que darle un tiempo para ser analizado. De la misma manera en que el alimento físico requiere un tiempo para ser digerido. La palabra que sale de la boca de Dios nos marcará entonces la pauta con la que haya que evaluar nuestros propios pensamientos y actitudes, nunca para someternos a una rigurosa esclavitud, sino para corregir aquellos pensamientos y actitudes que sean pecaminosos, incorrectos, deficientes, de modo que podamos tras superar esto reconciliarnos con Dios y conocer realmente la paz. Pero eso no es todo. Para rematar en bondades que tiene el alimento espiritual vamos a ver aún otra ventaja, que está gratuitamente al alcance de todos, ya que Dios desde el pasado ya nos habló de muchas formas, lo hizo por medio de Sus leyes, habló por medio de profetas, habló por medio de proverbios dichos por sabios a los que les dio sabiduría, habló por medio de historias que sucedieron, pero el día de hoy sigue hablando, y el día de hoy nos habla por medio de Su Hijo, Cristo, por quien hoy estamos vivos. Así pues, ¿qué esperamos para interesarnos y disponernos con sinceridad, alimentarnos de toda palabra que sale de la boca de Dios?