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cover of PodC36 PART TWO 4-30-23  Pastor Jared
PodC36 PART TWO 4-30-23  Pastor Jared

PodC36 PART TWO 4-30-23 Pastor Jared

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The speaker talks about how their trust in God was tested during a challenging season. They discuss the importance of aligning with God's Word and relying on His favor. They reflect on their past experiences and realize that God's favor doesn't always provide comfort or material possessions. They learn that intimacy with Jesus is key and that trusting Him can lead to victory. They also discuss the need to surrender control and trust God's plans, even when it's difficult. The speaker encourages listeners to let go of fear and fully surrender to Jesus. They emphasize that God's grace is a gift and cannot be earned. The speaker shares personal experiences and encourages listeners to surrender every aspect of their lives to Jesus. They also discuss how the devil tries to manipulate and instill fear, but surrendering to Jesus gives victory. The speaker concludes by asking the Holy Spirit to reveal areas in their lives that need surrendering. They pray for God's guidance and for His freshnes Vamos a continuar con la segunda parte de nuestro podcast. Entonces el Señor me llevó a una nueva temporada en la cual me estaba rompiendo hasta que mi confianza fue solamente en Él. Y cuando Él mira a los enemigos en la puerta, nosotros somos Su respuesta a los enemigos. Y así Él quiere asegurarse de que nosotros somos flechas derechas para que Él nos pueda lanzar en contra del enemigo. Pero si estamos fuera de línea con la Palabra de Dios, entonces vamos a ser flechas torcidas que no van a volar recto. Y entonces miré el problema nuevamente y comencé a pensar, Dios, ¿hay algún pecado que ha causado que Tu bendición se salga del ministerio? ¿Hay algún ídolo en mi vida que ha causado que Tu mano se quite del ministerio? Porque yo caminaba en Tu favor y había milagros todo el tiempo. Pero ahora parece como que no hay favor. Y me llevó de vuelta a las Escrituras. Y dijo, Jared, ¿te acuerdas cuando yo me bauticé? Y yo salí de las aguas y el Padre habló desde el cielo. Dijo, este es mi Hijo en el cual amo y tengo complacencia. Y luego Él me llevó al desierto. Y Su favor no me dio nada. No me dio una casa. No me dio transporte. No me dio comida. No me dio agua. Y Su favor no me dio ningún confort. Entonces no se confunden el desafío por falta de favor. Dijo, yo tuve que ir al desierto sin nada. Porque yo era la respuesta del Padre al diablo. Y Él era el enemigo en la puerta viniendo a encontrarme. Y cuando Él vino a encontrarme, la única arma que lo iba a tirar abajo en la puerta, era la Palabra de Dios. Y me dijo, Jared, es la amabilidad del Padre la que te despoja de todo. Cada arma inferior. Cada arma que no puede tumbar al diablo. Toda opción que te va a dar confusión. Él las despoja de ti hasta que todo lo que te queda es la Palabra. La Palabra de Dios. Porque es la Palabra de Dios la cual va a vencer al enemigo. Y entonces en esta temporada donde Dios me estaba mostrando diferentes versiones de Su favor, comencé a hacer una oración una y otra y otra vez. Jesús, te doy gracias que las soluciones que yo necesito no están en tus manos. Las respuestas que yo necesito no están en tus manos. Porque tú eres la respuesta que yo necesito. Tú eres la solución que yo necesito. No las estás agarrando. Ustedes son eso. Ustedes son como el blanco perfecto. Y mientras yo te persigo, y mientras yo me acerco a ti y te persigo, mientras revelas más de ti hacia mí, y mientras me haces semejante a ti, comienzo a recibir victoria por default. Un día Jesús me pidió que hiciera algo para Él, para nuestro ministerio. Y yo tenía miedo de hacerlo. Y entonces comencé a batallar con Él. Hasta que finalmente dije, Jesús, si me prometes que vas a estar conmigo, y que yo voy a ser victorioso, entonces voy a tomar el paso de fe y hacerlo. Y Jesús me respondió y me dijo, ¿qué si es mi voluntad en la cual tú falles? ¿Qué si es mi voluntad en la cual te veas torpe o tonto delante de los hombres? ¿Me amas lo suficiente para fallar públicamente para mí? En el momento yo estaba en público. Y me empecé a llorar. Y dije, Jesús, te amo lo suficiente para fallar en público. Y Él dijo, eso es lo que el éxito se parece en mi reino. A veces nos pasamos el tiempo pensando en quién es el fruto. O a veces en mostrar evidencia en tu vida. Pero mi palabra dice, permanece en mí y yo seré el fruto. El fruto viene a causa de la intimidad. Y algo ocurre casi como si fuera por accidente. Porque el fruto no es nuestra responsabilidad. Pero tener intimidad con Jesús es nuestra responsabilidad. Mientras oraba por ustedes ayer. Pensando en David versus Goliath. Y quizás pienso que no ocurrió de esta manera. Pero mientras oraba, en mi imaginación tenía una imagen de Goliath como se caía. Y luego en David como se subía arriba de su cuerpo. Y siento como que Dios dijo, tú eres mucho más alto cuando tú te paras arriba de tus enemigos. Y mientras oraba por ustedes como una iglesia. Siento que Dios le quiere dar ánimo. Goliath fue una de las mejores cosas que ocurrieron a David. Fue como la fiesta de David que como que se salía de sí mismo. Fue el momento en el que Dios comenzó a hablar el nombre de David sobre la tierra. Y cuando David comenzó a hablar su nombre públicamente sobre la tierra. A veces oramos y decimos, Señor, danos incremento. Señor, levántame. Hazme un pilar en tu casa. Hazme una luz en tu comunidad. El Señor me hizo grande para ti. Y entonces Dios nos envía gigantes para que podamos hablar su nombre en contra de ellos. Para que podamos ver a los gigantes caer. Para que nos podamos parar más altos en su nombre. Arriba del cuerpo de los enemigos. Porque los enemigos están a la puerta. Y el Padre dice, tú eres mi respuesta a ellos. Y yo soy la tuya. Lo que más fuertemente encuentro aquí es básicamente la confianza en Jesús. Seamos honestos. Es difícil confiar en Jesús. Quizás usted lo encuentre fácil, yo lo encuentro muy difícil. Yo me quejé tantas veces con Jesús y oré tan poco. Y a veces digo, Jesús, por favor, por favor, por favor. Fui a Dios tantas veces. Y dije, Padre, mira este reporte financiero. Mira mi mal reporte. Dice que en seis semanas se nos acaba el dinero. Y la única cosa que Él normalmente me diría es, ¿ese es el día de hoy? Y yo le diría, no, no es el día de hoy. Y Él me diría, entonces, ¿por qué estamos hablando de eso? Yo te dije que mi gracia sería suficiente para hoy. Entonces, ¿por qué me estás hablando hoy de lo que necesitas en seis semanas? Todavía no son las seis semanas. Y a veces suena como una pregunta retórica. Pero después de tener esta conversación una y una y otra vez, Dios me dice, Jared, yo quiero saber por qué estamos teniendo esta conversación. Y yo le digo, porque no confío en ti. Y dice, bueno, por lo menos estamos siendo honestos. Más de una vez. Muchas veces. Yo he orado. Dios, dame un milagro para que yo pueda romper la falta de confianza en ti. Estoy cansado de tener que confiar en tu Palabra. Solo quiero un receso de tener que confiar en tu naturaleza. Quiero un receso de estar mirando al enemigo a la puerta y tener que declarar tu nombre en contra de ellos. Y luego Él me muestra todas las diferentes veces en las que he declarado mi nombre en contra del enemigo. Y luego me muestra por qué mi corazón está tan cansado. Y por qué me siento tan fatigado. Porque Él dice, Jared, a no ser que el Señor mire y cuide la ciudad, entonces los que la cuidan la cuidan en vano. Jared, otra vez lo estás haciendo sobre ti. Y nunca se ha tratado de ti. Jared, necesitas entender que no puedes ganar mi favor. No puedes ganar mi gracia. Mi gracia es suficiente para ti hoy y es un regalo. Pero el desafío es rendirse. Hace tiempo atrás me cansé tanto de mirar a los enemigos a la puerta y dentro de la frustración le dije a Jesús, ya no me importa sobre este ministerio que me has dado. He estado orando, he estado ayunando, he estado sembrando, he estado llorando, he estado intercediendo, he estado trabajando, si mantener este ministerio es así de difícil, yo ya no lo quiero. Y te lo devuelvo. Tú puedes hacer lo que tú quieras con él. Si tú quieres que viva, va a vivir. Si tú quieres que se muera, se va a morir. Y dije, Jesús, no estoy tratando de ser espiritual aquí. Básicamente se me acabó la energía emocional para importarme ya. Y me dijo, Jared, esta es la primera vez que en realidad me lo has dado a mí. Y dije, no, yo sé de cuatro veces diferentes que te lo he dado a ti. En oración, en rodillas a ti, dije, Jesús, te entrego este ministerio para que tú puedas hacer algo con ello. Y me dijo, sí. Dijiste, dámelo para que yo haga algo con él. Eso no es dar, eso es manipular. Cuando tú me lo das a mí, no hay cosas que se relacionan o cosas que lo hacen. No me puedes dar algo y decirle que yo lo manejo, o decirme cómo manejarlo. Si me lo das a mí, lo pones a los pies de la cruz. Y ya no tienes derecho en lo cual yo haga con eso. Lo que el diablo hace es que él viene y él trata de manipularnos. ¿Qué tal si tú fallas públicamente? ¿Qué tal si tú haces esto para la gente y tus hijos no tienen de qué proveerse? ¿Qué tal si tú proclamas sanidad y tú tienes enfermedad? Y él viene a nosotros en áreas de vulnerabilidad. Y nos trata de mantener presos por el miedo que sentimos. Él nos trata de manipular. Pero cuando nos rendimos a Jesús, rendimos todo lo que es lo que se trata a Jesús. Y cuando el diablo viene a chantajearlo, tú puedes decir, está bien. Eso no me pertenece. Yo lo rindo a Jesús. Yo le invito a que usted trate de chantajear a Jesús. Y dígame cómo salió. Cada vez que tengo miedo de algo, simplemente me muestra un área de mi vida que no está completamente rendida. Y un área de mi vida en la cual estoy tratando de ser dueño de eso. ¿Esto le parece algo similar a lo que le ha pasado a usted o es solo yo? Jesús quiere que todos nosotros, porque quiere que estemos en las manos del Padre. Y Él es fiel a traer a su plenitud todo lo que pertenece al Padre. No es un favor que nosotros podemos ganar. Voy a hacer pausa por un momento y consultar al Espíritu Santo. Espíritu Santo, ¿comenzarías a revelarnos a todo corazón de esta mañana las áreas en las cuales nos has llamado a rendir? Espíritu Santo, te invito con tu Espíritu de revelación para que comiences a tocar corazones, para comenzar a mostrarnos las áreas en las cuales estamos tratando de hacer nuestro propio reino. Un reino en el cual nos tenemos que proteger. En el cual tenemos que guiar. Pero si lo rendimos a ti, tú te conviertes en el cual mira sobre eso. Y tú te conviertes en el constructor de eso. Espíritu Santo, gracias que te estás moviendo. Dios, que tu frescura fluya esta mañana. Mientras oraba por ustedes hace meses, sentí como que Dios me dio una imagen de usted como un cazador. Y usted estaba en los lugares de desierto. Y usted estaba cazando por la comida que necesitaba. Pero el diablo venía alrededor como un león y él estaba matando la comida que usted estaba cazando. Y aun cuando cazaba y mataba la comida que necesitaba, venía el diablo y se la robaba. Pero comenzó a tener hambre. Y no sé de usted, pero cuando yo tengo hambre me enojo un poco. Y me comenzó a dar más hambre y más hambre. Al punto que en esa frustración usted se dio vuelta y comenzó a cazar al león. Si, el diablo viene como un león rugiente. Pero creo que el Espíritu Santo le está invitando a que usted devuelva la mesa y a que usted refuse a ser intimidado por los esquemas del enemigo. Y a que usted comience a identificar y incluso a escribir las áreas en las que la pobreza ha comenzado a robarle su herencia. Y la decepción ha comenzado a robarle de su libertad. El Espíritu Santo le quiere revelar las áreas en las que el enemigo ha estado cazando su comida. Y él quiere que eso cause que usted se levante casi como defendiéndose del enemigo. Mientras Goliath miró a los israelitas, David respuesta fue, ¿Quién es este Dios? ¿Quién piensa que es? Todos se derrumbaban de miedo. Pero había un enojo que le quemaba a David. Y fue a golear y le dijo, te voy a matar. Te voy a básicamente dar alimento a los pájaros y a las bestias del campo. Pero en eso le dio indignación. David dijo, no solo te voy a matar a ti, yo voy a matar a tu ejército también. Cuando vamos en la guerra espiritual, tenemos el derecho de escalar esa batalla. Goliath estaba OK en conformarse con David, pero David no estaba convencido hasta que viera la victoria total. Creo que hay una invitación para usted, para permitirle a su espíritu que tenga una postura mucho más agresiva. Y hay una firmeza en usted, es como una barra de acero que está en usted. Tengo una imagen de Jesús afilándola, como la barra del pastor, pero está pasando una punta en eso. Y donde ha habido guianza anteriormente, esa gentileza de Jesús lo ha traído a pasos más verdes y lo ha guiado y lo ha guiado a más. Creo que hay otra faceta en la cual esa barra está siendo formada más para una guerra, porque hay una madurez en usted, donde las ovejas necesitan crecer en pastores. Me encanta esto, cuando el Señor reunió a los discípulos y les dijo, los voy a enviar de dos en dos, y les dijo, los voy a enviar como ovejas hacia los lobos. Y ellos pensaron, ¿por qué vas a hacer eso? ¿Por qué los vas a enviar como ovejas hacia los lobos? Eso no suena muy amable. Yo no sé cómo pensaste tú en eso. ¿Por qué no enviarlos como leones hacia los lobos? Eso leería mucho mejor. Dice la cosa, cuando Jesús te envía a usted como ovejas, mantenerse a salvo no es tu responsabilidad. Dice, yo puedo enviarte como lobos, porque yo voy con ustedes a los confines de la tierra para sanar a los enfermos, echar fuera a los demonios y sanar a los levantados. Y luego ellos vuelven a Jesús, y le dijeron, Jesús, aún los demonios nos obedecieron. Y Jesús dijo, seguramente vi al diablo descender y caer de los cielos como un rayo. Y dijo, nada va a ser imposible para ti. Y a veces nos miramos a nosotros como ovejas. Pero Jesús los ve a ustedes como su respuesta. Tú eres la respuesta que yo he dado a los enemigos a la puerta. Tú eres mi plan. Ustedes son mi estrategia. Ustedes son las flechas del Padre. Pero yo les estoy invitando a ustedes para que ustedes se reinan de una manera fresca a mí. Para que ustedes dejen las áreas en las cuales el enemigo lo ha tenido cautivo. Para que ustedes confíen en mi fidelidad. Voy a hacer dos cosas ahora por un momento. Lo voy a invitar en un momento con una respuesta a el Señor y que usted pase en oración. Y esa respuesta va a ser que usted se someta al Señor de una manera fresca y que sea un arma en las manos del Señor. Quiero hablar tu nombre en contra del enemigo. Como él dijo a Goliat, ¿has conocido a mi hijo David? Quiero ser parte de ese ritmo con usted. Pero antes de hacer eso, yo solo quiero hablar. Y esto es un lugar extraño para hacerlo, pero esto es lo que empecé a hacer esta mañana. El pastor Daniel me dio la invitación para hablar sobre la ofrenda esta mañana. Y yo quiero hablar de ella en este momento porque me encanta que la acción física puede traer un rompimiento espiritual. Y el testimonio que he estado compartiendo esta mañana ha sido alrededor de las finanzas. Porque están en las puertas de las finanzas donde el enemigo ha hecho un campamento sobre mí. Pero el principio es básicamente el mismo. No sé cuáles son las áreas o las puertas para usted. No sé en este momento dónde es su área vulnerable. No sé dónde el enemigo está tratando de traer su ataque hacia usted. Yo solo sé que usted es la respuesta al Padre y Él es la suya. Pero por eso es que quiero bendecir los diezmos y las ofrendas ahora. El dar para mí es un espíritu de ofensa sobre el enemigo. En otros momentos me he sentido intimidado. Y a veces no hemos tenido finanzas suficientes. El Espíritu Santo me ha recordado a mí quien es el jefe del dinero. Y me ha recordado, Jared, el dinero no trabaja para ti. Jared, tú trabajas para mí. Y el dinero trabaja para ti. Y me recuerdo que un día no teníamos suficientemente dinero. Y teníamos que filmar un show de televisión. Y había un lente especial de cámara que necesitábamos. Y yo sabía que podía comprar uno más caro. Y entonces el Señor me dijo, Jared, ¿por qué eres tan tímido? Ve y compra el lente. Y yo dije, Dios, no tenemos suficiente dinero. Y Él me dijo, exactamente, muéstrale quien es el jefe. Por eso quiero que tomemos una ofrenda. Esta mañana es un acto de defianza. Y miraremos al enemigo, como David lo hizo. ¿Quién es este hombre? ¿Quién es este Filistín que se cree que desafía a los ejércitos de Dios? ¿Qué es este ataque del enemigo que viene sobre mí y contra mi familia? ¿No sabes quién yo soy? ¿No sabes que yo soy el nombre al que mi Padre habla en toda la ciudad? Primero Él habla de Jesús. Y luego Él habla mi nombre. Porque yo soy la respuesta de mi Padre hacia ti. Jesús se para a mi lado y me dice, te voy a enseñar cómo pelear. ¿No sabes quién vive en mí? Mi vida está completa. Yo ya no vivo, pero Dios vive en mí. El ataque del enemigo. ¿Quién crees que eres? Verte desafiado, derrotado, será un acto de alabanza. Me encanta esto en Segunda de Reyes capítulo 15. Elías estaba sufriendo de la enfermedad por la cual murió. Voy a leerlo contigo. Un momento, por favor. Luego dijo Elíseo al Rey de Israel, pon tu mano sobre el arco. Y puso su mano sobre el arco. Entonces puso, Elíseo, sus manos sobre las manos del Rey. Saeta de salvación de Jehová y saeta de salvación contra Sirio. Entonces dijo, toma las saetas. Y el Rey las tomó. Elías le dijo, golpea la tierra. Y golpeó tres veces y se detuvo. El hombre de Dios estaba enojado con él y dijo, Deberías haber golpeado la tierra cinco o seis veces. Entonces hubieras derrotado a Sirio completamente, destruyéndolo. Pero ahora solo has derrotado a Sirio tres veces. Comparto esto en este momento porque quiero encargarte. No te sientas abatido si después de una victoria todavía te encuentras en el campo. No te sientas abatido si usted fue compañero de Jesús esta mañana y mañana lo tiene que hacer otra vez. No te sientas desánimo si usted derrotó al enemigo y mañana el enemigo se vuelve a parar otra vez. Pero continúe golpeando la tierra. Creo que esto es rompimiento para ustedes. Creo que el Señor está soltando ángeles sobre ustedes. Creo que Él está soltando nueva guía sobre ustedes. Creo que Él está soltando provisión sobre ustedes. Conocimiento. Determinación. Creo que Él está lavando sobre ustedes. Lavando. Lavando. Y lavando. Sanando los de corazón quebrantado. Trayendo redención a las cosas que se han perdido. Trayendo a la luz las cosas que deben ser sometidas. Está proveyendo fe y favor hasta con usted. Está proveyendo revelación para con usted. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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