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Técnicas de respiración_ Aileen Cháfuel

Técnicas de respiración_ Aileen Cháfuel

Aileen Chafuel

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The information is about practicing different breathing exercises to relax and breathe deeply, completely, and rhythmically. The exercises include haptic respiratory dynamites, bending exercises, active diaphragmatic breathing, passive breathing, and focusing on the flow of air in and out of the body. The goal is to achieve calmness, energy, and relaxation through mindful breathing. a practicar diferentes ejercicios respiratorios. Al realizar los ejercicios nos vamos a relajar respirando de una forma profunda, completa y rítmica. Empezaremos con los dinamitos respiratorios hápticos. Comenzamos asegurándote de que estés sentado en posición recta, los brazos apoyados sobre las rodillas o sobre tu regazo. Olvídate de tus problemas y preocupaciones. Déjalos que se marchen lejos de ti. Respira de una forma natural y tranquila. Al tomar el aire suavemente arqueas y estiras la espalda cercana al estómago y el pecho ligeramente hacia afuera. Haciendo una pausa deja que tu cuerpo se cuelgue ligeramente hacia atrás. Deja que tus pulmones se llenen completamente de un aire refrescante y renovador. Y cuando estés preparado expiras y te relajas. Vuelva a la posición recta pero confortable. Suavemente infla tu cabeza hacia adelante. Continúa respirando de esta manera durante unos minutos. Y lentamente vuelve a tu posición inicial. Continúa sentado en posición recta y con los pies apoyados en el suelo. Cierra los ojos. Respira de forma tranquila y natural. Comenzamos dejando que ambos brazos vuelven a los lados. Asegúrate de que estés sentado en posición recta. Comienza expulsando el aire mientras vas inclinando tu cuerpo hacia abajo unos cuantos centímetros. Haz una pausa y suavemente haces una inspiración mientras te incorporas lentamente y vuelves a la posición original. Procura realizar los movimientos de forma suave y sin esfuerzo. Continúa realizando el ejercicio a tu propio ritmo unas cuantas veces durante un par de minutos. Desparece con suavidad. Tómate tu tiempo. No forces el cuerpo. Y cuando estés preparado vuelve a la posición original de sentado en posición recta y apoya los brazos sobre las rodillas o en el regazo. En este ejercicio vas a inclinarte completamente hacia abajo en la inspiración. Vas a doblar bien la cintura dejando que la gravedad de empuje de tu cuerpo hacia la rodilla. Ahora deja que tus brazos vuelven a los lados. Asegúrate de que estés sentado en posición recta. Deja que tus brazos vuelven plácidos. Haz una inspiración profunda y refrescante. Cuando estés preparado para expirar lentamente y con suavidad inclinate hacia abajo dejando que el pecho y la cabeza caigan hacia las rodillas. Deja que la gravedad expire de ti hacia abajo exprimiendo todo el aire hacia afuera. Cuando necesites tomar una nueva inspiración párate en donde estés. Expira lentamente y al expirar continúa inclinándote hacia abajo con suavidad lo más cerca que puedas de las rodillas. Y cuando estés preparado comienza a inspirar y subir tu cuerpo muy despacio y con suavidad. Inspiras muy lentamente. Cuando quieras expulsar el aire detente en donde estés y expúlsalo. Lentamente toma otra inspiración y continúa subiendo tu cuerpo muy despacio hasta que te encuentres sentado en posición recta. Continúa respirando de esta manera durante unos cuantos minutos. No fuerces tu cuerpo ni tu respiración. Cuando hayas terminado siéntate en la posición original y respira de forma natural. Continúa sentado en posición recta y los pies apoyados en el suelo y los brazos colgando a ambos lados del cuerpo. Cierra los ojos. Al expirar arquea la espalda y levanta tus brazos hacia arriba. Lentamente haciendo un círculo en el espacio como si fuese una sala de un gran pagar. Hazlo con gracia y con suavidad. Al expirar baja los brazos hacia los lados, volviendo a la posición inicial. Al expirar de nuevo vuelves a repetir el ejercicio. Haces una inspiración completa. Repite el ejercicio durante un par de minutos. Cuando estés preparado vuelve a la posición original. Ahora continuamos con la respiración diafragmática activa. Siéntate en posición recta en el sillo. Abre tus manos y dedos y colócalos encima de tu estómago. Desciende tus manos cómodamente. Ahora despacio haz una buena inspiración, llenando completamente la área de tu estómago y tu pecho. Y cuando estés listo vuelve a la posición original. Abre tus manos y dedos y colócalos encima de tu estómago. Ahora despacio haz una buena inspiración, llenando completamente la área de tu estómago y tu pecho. Y cuando estés listo para expirar aprieta firmemente con tus manos y dedos el estómago, empujándolo hacia adentro. Al expirar relájate gradualmente los dedos y dejas que tu estómago también se relaje y te se llene de aire. Respira despacio y de forma completa. Continúa respirando de esa manera apretando tu estómago cuando expulsas el aire y relajando tus dedos al inspirar. No te fuerces a respirar a un ritmo rápido. Tómate tu tiempo. Respira muy suavemente. Concéntrate en las sensaciones que experimentas al respirar de una manera plena y completa. Observa las sensaciones de conciencia que te da la respiración. A tu propio ritmo continúa respirando rítmicamente. Dentro y fuera. No te apresures. Tómate el tiempo que necesites. Observa el flujo regular de aire que entra y sale de tus pulmones. Y cuando hayas acabado expira completamente relajando tus manos y tus dedos. Siéntate en la silla. Abre tus manos y dedos. Colócalos sobre tu estómago. Extiende tus dedos separándolos unos de otros hasta que cubran todo tu estómago con los pulgares tocando la parte baja del techo. Deja que tus manos y dedos estén relajados. No aprietes el estómago con las manos hacia adentro. Simplemente deja que tu estómago se llene de aire y se vacíe por sí solo. De forma que puedas sentir como se infla y se desinfla. Mientras inspiras deja que el aire penetre por sí solo llenando tu estómago completamente. Siente que el estómago se llena como si se tratase de un globo grande y blando que se hincha completamente. Y cuando estés preparado para expirar deja las manos y dedos relajados. Deja que el aire salga hacia afuera a su propio paso lentamente y con suavidad. Continúa respirando de esta manera, despacio. Observa como tu estómago se llena y se vacía de aire. Inspiras, tus manos suben. Expiras, tus manos bajan. Continúa respirando de esta manera. Observa el aire que entra y sale. Muy despacio y con suavidad. Proseguiremos con una respiración pasiva. Deja que tus brazos descansen confortablemente en tu regazo. Esta vez al expirar imagínate que estás odiando una flor muy delicada. Deja que el flujo de aire que entra en tu nariz sea lo más suave y delicado posible. De tal manera que apenas se muevan los pétalos de la flor. Inspira profundamente con suavidad. De tal manera que apenas se muevan los pétalos de la flor. Inspira profundamente con suavidad. Y te relajas, expirando despacio, con naturalidad y sin esfuerzo. Continúa respirando de esta manera, expirando, expirando despacio y de forma regular a tu propio ritmo. Concéntrate en la calma interna que te viene cuando respiras de una manera pausada, completa y armoniosa. Observa la corriente de aire refrescante y energizante que entra y sale de tus pulmones. Observa hasta qué punto puedes seguir el flujo de aire que penetra en tu interior. Siente cómo pasa a través de las fosas nasales. ¿Puedes sentir el aire en el interior de tu nariz? Siente el aire regenerador y refrescante que fluye hacia tu cuerpo. Tómate tu tiempo. Respira lenta y de forma plena. Hazte completamente consciente de tu respiración. Continúa respirando de esta manera. Ahora, expira lenta y profundamente y reten el aire. Y lo expulsas lentamente a través de los labios, tan y como si estuvieses soplando la llama de una vela. Justo lo suficientemente para hacerla deblar, pero no para que se apague. Continúa expulsando el aire, vaciando todo el aire del estómago y del pecho. Después, vuelve a tomar el aire por la nariz. Continúa respirando de esta manera, haciendo que la corriente de aire que pasa por tu labio al exhalar sea tan suave y lenta como te sea posible. Deja que la tensión salga afuera de tu cuerpo con cada expiración. Deja que el delicado movimiento del aire disuelva cualquier sentimiento de tensión que puedas tener. Observa el flujo tranquilo del aire según te va refrescando y renovando. Deja que cada respiración te energía de calma y de paz. Respira plenamente y de forma regular. Respira tranquilamente y con naturalidad. Cuando quieras, haz una inspiración profunda llenando tus pulmones y abdomen con aire bueno y refrescante. Y cuando estés preparado, te relajas. Deja que el aire salga hacia afuera despacio y suavemente. Y ahora simplemente continúa respirando normalmente durante un rato, sin hacer inspiraciones profundas. No intentes forzarte a respirar de una manera en particular. Simplemente deja que el aire entre y salga a su ritmo. Y otra vez, cuando estés preparado, haces una inspiración profunda llenando tus pulmones con aire bueno y energizante. Siente la calma y la fuerza que te aporta. Y cuando estés preparado, lenta y muy suavemente expulsas el aire. Después vuelve a respirar de forma normal. Inspiras y expiras despacio. Y otra vez, cuando estés preparado, haces una inspiración profunda llenando tus pulmones con aire bueno y energizante. Siente la calma y la fuerza que te aporta. Y cuando estés preparado, lenta y muy suavemente expulsas el aire. Después vuelve a respirar de forma normal. Inspiras y expiras despacio. Respira de una manera relajada, inspirando y expirando a través de la nariz. Trata de no forzar la respiración. Hazte completamente consciente del aire según entra y sale, fluyendo hacia adentro y hacia afuera de tus pulmones. Va llenando tu cuerpo poco a poco de un aire refrescante y regenerador. Concéntrate en el ritmo tranquilo de tu respiración. Respira sin realizar esfuerzo alguno ni tensión. Deja que la respiración se realice por sí sola. Observa el armonioso flujo de aire que entra y sale de tus pulmones a través de la nariz. Siente como el flujo tranquilo de aire te da energía y te relaja. El aire te trae paz, energía e interior. Deja de prestar atención a la respiración. Lentamente vas abriendo los ojos. Haz una inspiración profunda y expírate. Tómate el tiempo necesario para que termines de relajarte y termines estos ejercicios. De tal manera que al relajarte finalizamos con esta práctica de estos ejercicios que te ayudan a relajar y mantener tu mente clara y cuerpo tranquilo. Recuerda que el aire que entra y sale de tus pulmones a través de tus pulmones es el aire de tu mente. Deja de prestar atención a la respiración. Recuerda que el aire que entra y sale de tus pulmones es el aire de tu mente.

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