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The New Age movement is often associated with astrology, as it provides the theoretical basis for it. The New Age belief is that every 2,166 years, the Earth moves into a new astrological era, with the current era being the Age of Aquarius. However, the distribution of constellations in the zodiac is arbitrary, and the influence of the stars and planets on our lives is not scientifically proven. Additionally, the idea that we are the center of celestial movements is contradicted by scientific knowledge. Despite these inconsistencies, astrology remains popular and ingrained in our culture. The positions of stars have also changed over time, rendering ancient astrological observations inaccurate. Una de las expresiones más comunes que se escucha en nuestro medio es la nueva era. Colateralmente aparece la de la astrología, tal vez como un elemento complementario, como algo que se le parece o como asociación por razones que nadie entiende o puede definir. Realmente el asunto es más complejo porque la nueva era no existiría como tal si no fuera porque la astrología le da su sustento y la fundamentación teórica. Fue hacia 1980 que el movimiento de la nueva era tuvo sus orígenes en California, Estados Unidos, cuando se publicó el libro La conspiración de Aquarius. Sin embargo no hay acuerdos sobre si es verdad que surge en ese tiempo, pues hay quienes afirman que nace hacia 1844. La creencia de estar en una nueva era o en otra, surge básicamente de considerar que el sol con la tierra, más exactamente nuestro sistema solar, recorre el cinturón zodiacal en aproximadamente 26.000 años, es decir que se ubica frente a cada constelación del zodiaco 2.166 años, sin embargo esa cifra no es exacta, pues la Unión Astronómica Internacional acepta simplemente porque no hay exactitud en el dato, es bastante aleatorio e irregular como para señalar una cifra determinada. Pero como es esa relación entre la vieja era de Pisces y el cristianismo, si existe tal vez relación o será simplemente un sencillo juego de palabras, una metáfora que adorna la futura nueva religión, ¿qué mensaje ocultarán los profetas de la nueva era cuando establecen tales concurencias? Para poder aclarar dicha relación tenemos que recurrir a la historia del naciente cristianismo, sabemos que luego de la muerte y restauración de Jesús, los apóstoles, especialmente San Pablo y San Pedro, empezaron a llevar sus mensajes por los confines del imperio romano y alrededor del año 60 comenzaron las persecuciones contra los cristianos cuando el imperio era gobernado por Nerón, emperador entre 54 y 68. En primer lugar, como la nueva era supone la afluencia de las constelaciones, se da sobre todas las formas de vida que hay en la tierra, es decir, que todos los terrícolas estuvimos o estamos, no se sabe, bajo la tutela de Pisces desde el momento en que nació Jesús hasta el año 2000 y estaremos exactamente, no se sabe, regidos, manejados y manipulados por las constelaciones de Acuario desde el 2001 hasta el año 4000. Esta es la cronología que comúnmente se maneja entre los seguidores de la nueva era. En segundo lugar, habrá que preguntar, es exacta la distribución de constelaciones en la esfera zodiacal, como para poder decir que el sol está frente a cada constelación en periodos iguales, la nueva era trata de dar una cierta duración a las eras apoyadas en la distribución de los signos zodiacales que se inventó la astrología hacia el siglo V antes de Cristo, 12 signos de 30 grados para un total de 360 grados, pero esta distribución es completamente arbitraria, pues las constelaciones no son del mismo tamaño, hay constelaciones enormes como Bilbo, Leo, Tauro, Pisces y Sagitario que superan ampliamente los 30 grados de extensión que les da la astrología tradicional. Géminis y Capricornio coinciden más o menos con esos 30 grados, Cáncer, Aries y Acuario tienen una participación parcial en la esfera zodiacal, pues gran parte de sus estrellas están fuera de ella, haciendo que las que participan de la famosa extensión de 30 grados reduzcan su extensión real más o menos 22.5 grados, un caso similar ocurre con Scorpión, es una constelación enorme, pero la mayoría de sus estrellas están fuera del cinturón zodiacal del cuerpo y la cola de Scorpión y en él solo está la cabeza de Scorpión ocupando una insignificante extensión de más o menos 8 grados. En tercer lugar, ¿existen las constelaciones como grupos reales de estrellas? No, estamos enseñados a escuchar el pseudo-discurso de la astrología a propósito de que los signos que rigen los nacimientos de las personas tienen su origen en los grupos de estrellas con una cierta configuración fácilmente identificable y por lo tanto las características de una persona tienen que ver directamente con esa figura, lo cierto es que tales grupos de estrellas generalmente no existen, es decir, que nosotros como observadores desde la Tierra las vemos juntas, pero realmente se encuentran tan distintas unas de otras que es imposible que se relacionen entre sí, si viajáramos en una nave espacial como asiduamente ejemplifica Carl y nos ubicamos en un punto años luz distante de la Tierra y en nuestro sistema solar tal vez no veríamos estos grupos de estrellas o quizás veríamos cierto grupo con una configuración distinta, donde entraríamos a funcionar nuestra imaginación para darle unas características denominadas. 4 Esta prueba de la influencia de las estrellas y de los astros sobre nosotros, los astrólogos están convencidos o se hacen los convencidos, pues es el negocio de estos días de que nuestras vidas, destinos y acciones son producto de la influencia de los astros y de las estrellas, pero es esa influencia una fuerza física de estilo de la gravitación de Newton, magnética, electromagnética, mística, cósmica, pero que significa esto energía o divina, realmente el asunto aquí explica, pues los astrólogos nunca pueden explicar como es que un planeta o una estrella modela nuestros comportamientos, inventando cualquier tipo de explicación para convencer a los incautos de la existencia de dicha influencia, desde fuerzas físicas hasta fuerzas cósmicas, así significa que cualquier cosa o no lo entiendan, lo cierto es que la física contemporánea ha demostrado que nosotros interactuamos con nuestro medio de tal manera que más influencia física tiene sobre nosotros un televisor o una lámpara, la mesita de noche o la de neón, y en quinto lugar para poder pensar que los astros y las estrellas nos influencian, tenemos que suponer que nosotros somos el centro de los movimientos celestes, hoy un escolar de 7 años sabe que no somos el centro de nada, ni siquiera los movimientos de la luna, pero la astrología termina convenciéndonos de lo contrario, de alguna manera u otra la gente recurre a un altísimo porcentaje a la lectura de horóscopos, aunque no crea en ellos, pues se volvieron un elemento constituyente de nuestra cultura, es posible, solo posible, apenas una minoría de los astrólogos son personas instruidas que algún astrólogo sepa que no somos el centro de absolutamente nada, pero considera el centro de los movimientos celestes el presupuesto teórico básico y fundamental de la astrología de todos los tiempos, desde varios cientos de años antes de Cristo hasta hoy, es decir, que aunque sepamos en nuestro tiempo que ello no es así, la astrología no únicamente lo sigue presuponiendo, sino también afirmándolo, es la razón por la cual seguimos considerando la existencia real de las constelaciones del Zodíaco, aunque no sea así, como se explicó en las líneas anteriores, además de que todo el tiempo la astrología busca regularidades, orden y armonía en los cielos, cuando lo que pasa es lo contrario, no hay precisión ni inmutabilidad en el universo, la evolución, el cambio es su principal característica, en sexto lugar y pensando un poco en lo anterior, desde la función del sistema astrológico como conocemos y seguimos considerando, hasta hoy han pasado más o menos 2.500 años, en este periodo de tiempo, las cosas no están como cuando las Babilonias diseñaron definitivamente nuestro sistema de astrología, en todos esos años ha habido cambios radicales de las posiciones de las estrellas con respecto a nuestro punto de observación, que es la Tierra, lo que significa que hoy no vemos las estrellas, entre ellas las constelaciones del Zodíaco, en las mismas posiciones que fueron observadas por los antiguos Babilonios, este cambio se debe al tercer movimiento de la Tierra, la precisión de los equinoccios que mencionamos en las líneas anteriores y como bien se sabe, nosotros vemos ciertos movimientos en el cielo porque estamos observando la Tierra, es decir, si cambiamos nuestro punto de observación, veríamos otros movimientos, cual de los dos es el verdadero, para efectos de descripción de movimientos, ambos lo son, simplemente es que la astrología consume un movimiento único y verídico, el que observamos desde la Tierra.