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VIERNES VII  TO

VIERNES VII TO

VICTOR MANUELVICTOR MANUEL

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Transcription

The transcription is about the challenges faced by the institution of marriage and the family in recent years, and the efforts made by the church to address these issues. It discusses the development of feminism and its impact on gender dynamics, as well as the changing roles of men and women in society. It also mentions the crisis in the family and the emergence of new forms of relationships. The transcription emphasizes the need for the church to show mercy and understanding towards those experiencing difficulties in their family life. The document "Amoris Laetitia" is mentioned as a new approach that prioritizes mercy over strict adherence to rules. The church is described as a caring mother seeking to guide and support her children in their diverse situations. Palabra de vida hoy viernes séptimo del tiempo ordinario, al pan por la Palabra, del Evangelio según San Marcos. Acercándose unos fariseos a Jesús le preguntaban para poner la prueba, ¿le es lícito al hombre repudiar a su mujer? Él les replicó, ¿qué os ha mandado Moisés? Contestaron, Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla. Jesús les dijo, por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Como en lo relativo a la dignidad y a la vocación del ser humano, en la revelación y la manifestación de la sacralidad del vínculo matrimonial se da un proceso que en el Evangelio de hoy se hace perceptible. Un proceso que ha seguido adelante en el tiempo de la iglesia, afrontando problemáticas y crisis según han ido surgiendo, y haciendo ellas también su proceso. Aunque para ello esta reflexión se alargue más allá de la habitual, veamos aquí algo del desarrollo de ambos procesos. La exhortación apostólica por Sinodal a Moris Leticia del Papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2016, trató de salir al paso de los problemas que se han agravado en el entorno matrimonial en los últimos veinte años, problemas que iban en aumento desde la década de los sesenta. Los documentos del Magisterio Pontificio dan fe de esta escalada de situaciones difíciles, pues San Juan Pablo II generó más magisterio sobre el matrimonio y la familia que todos los papas anteriores. Los documentos más relevantes anteriores al Papa Polaco son la Cástico en Nubi de Pío XII y la Humane Vitae de Pablo VI. El magisterio anterior a Juan Pablo II es, además, fundamentalmente sobre cuestiones de moral. El magisterio moderno de la iglesia no se volvió institucionalmente hacia ese problema del matrimonio y la familia hasta el Concilio Vaticano II, quizá por haber tenido que afrontar con urgencia las consecuencias de la revolución industrial y del liberalismo en el siglo XIX o del movimiento obrero y la revolución marxista a principios del XX, así como la guerra franco-cruciana que forzó el fin anticipado del Concilio Vaticano I y las dos guerras mundiales. La génesis de la problematicidad actual se ubicó en sociedades anglosajonas desde la que se exportó a todas las demás. El desarrollo de esta problematicidad que se experimenta en el entorno matrimonial es a lo que trata de dar una respuesta a la amoris laetitia. Dicha génesis, dicha evolución, dicho proceso es el siguiente. En el siglo XX, desde los años 50, el feminismo se desarrolló con fuertes reivindicaciones acerca de la igualdad de la mujer. Es el comienzo del auge del feminismo de equidad y llega a través de una mayor participación de la mujer en el mundo de la cultura. La mujer comienza a asomarse significativamente al mercado laboral, lo que supone un importante cambio en la familia y en la sociedad porque ellas comenzaron a tener independencia económica, mayor autoestima, una labor fuera del hogar que requería que el varón comenzara a tener que implicarse en cuestiones domésticas y en lo relativo a la crianza y educación de los hijos, y la mujer se incorporó al mercado laboral más rápido y más significativamente que el varón se incorporó al hogar. Esto ya supuso una fecunda fricción en las familias y una crisis positiva. En los años 60 llega la revolución sexual de la mano de los anticonceptivos químicos y de la mayor difusión del uso de los de barrera. La mujer, dicho sea entre comillas, se empodera de su cuerpo. Comienza la confrontación con lo patriarcal aunque aún no el conflicto entre géneros. Es el inicio del feminismo de género hoy tan fuerte y en expansión. En los años 70 el feminismo de equidad logra muy importantes avances pero comienza a perder terreno por el poder ideológico, económico y propagandístico del feminismo de género que emplea la dialéctica marxista de la lucha de clases para u para la mujer a través del enfrentamiento con el varón y de la apropiación de lo masculino. En los 90 el feminismo de equidad agoniza. El enfrentamiento entre géneros y la penalización de lo masculino comienzan a ser la herramienta de la lucha por la causa de la mujer. La fricción entre los géneros ya no supone una crisis positiva sino un distanciamiento de ambos en la sociedad y en la misma familia. Toda la génesis mostrada propicia que desde el año 2000 la crisis de la institución familiar y del matrimonio se generalice. Surgen y se institucionalizan otras formas de unión entre personas y se comienzan a imponer nuevos modelos de familia. Con todo esto en el seno de la iglesia son una multitud que nadie podría contar los cristianos que se encuentran en medio de profundas crisis familiares o instituciones irregulares que dificultan su pertenencia activa y plena a la iglesia así como su vida de fe. Los sínodos de la familia y la amoris laetitia son la búsqueda de nuevos caminos, nuevas formas, nueva sensibilidad por parte de la iglesia entera para aprender a la luz de Dios a acoger y acompañar el sufrimiento de estas personas y de sus familias. La amoris laetitia aporta un cambio de paradigma. Sin ofrecer nada nuevo en lo relativo a la doctrina sobre la familia y el matrimonio que quedó reafirmada y nuevamente confesada por los sínodos de la familia, este documento propone no el primado de las normas y directrices a aplicar con misericordia sino la misericordia como norma y directriz para acoger y acompañar primero y buscar después el modo de iluminar cada situación con la luz de la verdad de la revelación que explica y aplica el magisterio de la iglesia bajo la guía y el sostén del Espíritu Santo. La iglesia madre sigue buscando caminos para ser también maestra de vida. La búsqueda de la igualdad en la diversidad de géneros, vocaciones o estados de vida es nuestra contribución a los cuidados que la madre iglesia quiere deparar a sus hijos, particularmente a los más atribulados.

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