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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
Today, on the Solemnity of Mary, Mother of God, we celebrate World Day of Peace within the octave of Christmas. The liturgy reminds us of the connection between Mary being the Mother of God and the Queen of Peace. Through Mary, God reminds us of our vocation to brotherhood and a new way of relating to one another. As children of Mary, we are called to embrace peace and treat each other as brothers and sisters. Just as Mary embodies the commandment of love, we are called to do the same. We are reminded to live the Eucharist by embodying the love of Christ and reflecting it in our lives for the benefit of others. Let us continue to celebrate Christmas by living out the love of Christ and embracing the Eucharist. Peace and blessings to all, and a warm and fraternal Merry Christmas to each and every one of you and your families. Palabra de Vida Hoy, Domingo 1Âş de Enero, Solemnidad de Santa MarĂa, Madre de Dios, Jornada Mundial por la Paz dentro de la octava de Navidad. Al pan por la Palabra. Ă“ptima Catequesis nos ofrece la liturgia desde los inicios del año litĂşrgico y para muestra un dotĂłn. Los dos tĂtulos bajo los que hoy celebramos a MarĂa están Ăntimamente vinculados entre sĂ y nos acercan a la renovaciĂłn de nuestra experiencia de la Navidad. Santa MarĂa, Madre de Dios y Santa MarĂa, Reina de la Paz. Dios en MarĂa nos recuerda la vocaciĂłn de sus hijos a la fraternidad por la relaciĂłn de cada uno con su Padre en Cristo. El tĂtulo mariano, FeĂłtokos, Madre de Dios, Madre de la Persona Divina que es Jesucristo, el Verbo Eterno Encarnado, resalta la potencia renovadora del acontecimiento de la encarnaciĂłn y la natividad, renovador para la vida de todos los humanos por instituir un modo nuevo de relacionarnos unos con otros desde la relaciĂłn que cada uno vive con Dios, en Cristo ahora ya nuestro Padre. El devoto que se reconoce Hijo de MarĂa ha de reconocer en ella su vocaciĂłn a la paz. Como toda madre, MarĂa nos pide a todos sus hijos que nos queramos y nos tratemos como hermanos. En la madre, el Padre Dios nos recuerda el mandamiento del amor fraterno que nos entregĂł su Hijo Jesucristo en el contexto de la Ăşltima cena y tras el lavatorio de los pies. Esto debe fijar siempre la pauta de conducta y la mirada de cada hijo de Dios y de MarĂa, cada hijo de la Iglesia, con todas las demás personas, independientemente del trato que recibamos de ellas, por mucho que alguna medida de reciprocidad siempre ayude tanto. En MarĂa, Mujer EucarĂstica, como la llamaba San Juan Pablo II, se nos entregĂł una nueva ediciĂłn de la vocaciĂłn de todo cristiano a una vida comprendida desde la primacĂa del amor en todas las relaciones. AsĂ, Dios en MarĂa nos muestra de nuevo cĂłmo la Ăşnica forma de vivir la EucaristĂa es encarnar el amor que es Cristo. Se vive la Navidad haciendo de la propia vida un reflejo de la Navidad para bien de los demás, y se vive la EucaristĂa desde la conciencia de lo que el divino sacramento realiza en quien lo comulga con fe. Nos transforma progresivamente en EucaristĂa. Sigamos celebrando la Navidad, celebremos la vida, encarnando y entregando el amor de Cristo imagen y semejanza de su propia entrega. AsĂ lo viviĂł MarĂa, Madre de Dios y Madre nuestra. Basta que digamos con ella, ¡hágase! Vivamos de la EucaristĂa encarnando poco a poco lo que significa y realiza en nosotros y entre nosotros. Paz y bien, y una felicitaciĂłn cordial y fraterna de Feliz Navidad para cada uno de vosotros y vuestras familias.