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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
Cecilia, a martyr, is remembered today. In the Gospel, a nobleman goes away to become a king and gives his employees money to invest. Jesus' prophecy in the parable is fulfilled in his death on the cross and will be completely fulfilled when he returns as king. As Advent approaches, we are reminded not to be distracted by worldly concerns and conform to society's ideologies. We are called to focus on our faith and the purpose of our lives, which is to strive for eternal life. Saints, especially martyrs like Cecilia, show us the strength of tender hearts and how faith can make us resilient. We should not let news distract us from what is truly important. Palabra de vida hoy, miércoles trigésimo tercero del tiempo ordinario. Memoria litúrgica de Santa Cecilia, mártir. Al pan por la palabra. El Evangelio según San Lucas Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles, negociad mientras vuelvo. Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar. No queremos que él sea nuestro rey. A lo largo de la historia de la salvación se distingue una profecía verdadera de una falsa en que la verdadera profecía encuentra ya un grado de cumplimiento en el tiempo de la vida de quien la anuncia. La profecía que hoy hace Jesucristo en la enseñanza de la parábola encuentra su primer cumplimiento en la maquinación contra él por parte de las autoridades religiosas de Israel con su consiguiente condena y muerte en la cruz. El cumplimiento último de esta profecía aguarda el final de los tiempos, cuando Jesucristo regrese glorioso como rey del universo y juez universal, poniendo fin al mundo como lo conocemos y obrando una nueva y bienaventurada creación. En los días que restan hasta el inicio del adviento, el domingo 3 de diciembre, la palabra de Dios en la liturgia hará un generoso uso del género apocalíptico, pero no en un alarde catastrofista por cómo está España, el planeta, el mundo en general, sino como una llamada a nuestra conciencia para que no nos distraigamos, urgidos por tantas preocupaciones y temores, para que no nos mimeticemos con el entorno ideológico imperante con tal de evitar disgustos y conflictos. No nos distraigamos de la verdadera finalidad y sentido de nuestra vida y de nuestra fe, pues un hijo de Dios no ha sido hecho hermano de Jesucristo para conformarse a este mundo material que pasa, sino para tomarlo como esa pista de despegue que le permite tomar velocidad e ir cobrando altura para atender, y ojalá alcanzar, al lugar por el cual existe y por el que sólo encuentra su sentido vital, pues es el destino al que ha de tender y aspirar, el cielo, la vida eterna en Dios, hacia la que tendemos desde una vida entera cada vez más plena, reconciliada y reconciliadora en este mundo. Todos los santos, pero de modo muy particular los mártires, son aquellos hermanos nuestros que han sabido en todo momento a quién pertenecían y a quién no, a qué peligros debían temer verdaderamente y a cuáles sólo saber responder desde la identidad creyente y la pertenencia a la Iglesia de Dios. Hermanos como Cecilia manifiestan la robustez de la ternura, la firmeza de lo delicado. Nos muestran cuán inconmovible puede ser el quebradizo corazón humano cuando sabe, en verdad, de quién se ha fiado, y pone en él todos sus anhelos y esperanzas, la vida toda, para no perder nada de lo que perdura para siempre, por opciones violentas, liberticidas, mundanas y moratas. Tomemos buena nota, y no dejemos que las noticias nos distraigan de lo que es fundamental. Un afectuoso saludo de paz y bien desde vuestros hermanos menores de Toledo.