Home Page
cover of MARTES XXXII   TO
MARTES XXXII   TO

MARTES XXXII TO

VICTOR MANUELVICTOR MANUEL

0 followers

00:00-03:12

COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS

Podcasthomilies
11
Plays
0
Downloads
0
Shares

Audio hosting, extended storage and much more

AI Mastering

Transcription

In today's Gospel, Jesus tells a parable about a servant who works in the field. Jesus asks if the servant is immediately invited to sit at the table when he returns. No, the servant is asked to prepare dinner and serve the master first. Jesus explains that we should not expect rewards or recognition for doing what is expected of us. We often lack gratitude and expect something in return when we do good for others. We should remember that everything we have is owed to God, and we should be grateful for every good work we do. Gratitude helps us avoid vanity and pride. The Franciscan brothers from Toledo send their warm greetings. Palabra de vida hoy, martes trigésimo segundo del tiempo ordinario, al pan por la palabra. Del Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo dijo el Señor, suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor. Cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice, enseguida ven y ponte a la mesa? ¿No le diréis, prepárame de cenar, ciñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo mandado. Más, cuanto más la bonanza económica y material nos apoltrona y abotarga la conciencia, el signo más evidente de la imperfección y limitación de la capacidad natural de amar es que, cuando alguien hace algo por otra persona, siempre está esperando reciprocidad, una recompensa, reconocimiento, etc. Quizá con la única excepción de los padres, todos somos muy adolescentes a la hora de amar y muy carentes de gratuidad y sentido común. Prueba de ello es que cuando hacemos por nosotros mismos lo que mayor bien nos puede procurar, lo que Dios nos señala, nos indica, nos propone, aún tenemos la extraña conciencia de que el Creador del Universo nos debe algo. Creer que se atesora algún mérito cuando se hace algo de bueno dentro de la órbita de la voluntad de Dios es parecerse un niño pequeño, muy pequeño, que le pide un premio a sus padres por haber nadado para no ahogarse. Cuando alguien hace su trabajo, simplemente recibe su nómina. No hay razón para erigir un monumento en la plaza pública en su nombre y, sin embargo, qué llenos de nosotros mismos nos sentimos cuando llevamos una vida de gracia y de piedad digna, con qué complacencia levantamos los ojos al cielo cuando socorremos a un pobre o cuando hacemos algo en la parroquia por los demás. Es del todo insensato pensar que Dios le ha debido algo al que sea el santo más descomunal de entre todos los canonizados, y es aún más insensato pensar que me puede deber algo a mí. Más bien, todo yo se lo debo a Él, y cada obra buena que haga o cualquier trazo de belleza y de nobleza que pueda albergar en mi personalidad se los debo a mi Creador y Padre. Por esto, dejémonos de sacar pecho y alardear como hurogallos en celo y demos las gracias al Autor de todo bien por cada obra buena que se haga de nuestras manos. La gratitud es una buena vacuna contra la vanidad y la soberbia, y cualquiera de estas dos no es sino una forma edulcorada de ateísmo práctico. Paz y bien con gran afecto, os saludan vuestros hermanos franciscanos desde Toledo.

Listen Next

Other Creators