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The main idea of this transcription is that in order to grow and evolve as individuals and as Christians, we need to embrace change and adapt to new circumstances. The text emphasizes the importance of having a mission and a new identity, as well as the need to let go of old ways and traditions. It also mentions the significance of the name "Abraham" and how it represents a new beginning and a new dream. The transcription encourages us to have faith in God and trust in His guidance as we navigate through life's challenges. Palabra de vida hoy, jueves quinto de cuaresma, al pan por la Palabra. Evolucionar o morir, camarón que se duerme se lo lleva la corriente. El movimiento es vida, etcétera, son diversas formas de expresar algo que todos hoy necesitamos tener presente. Aburguesamiento, rigidez, inmovilismo, tibieza o sectarismo son términos no sinónimos, pero que se oponen igualmente a nuestro crecimiento y evolución como seres humanos y como cristianos. Junto con otras muchas cosas que van a quedar rotas por la crisis planetaria que por las amenazas globales de la guerra y del agotamiento del planeta estamos padeciendo, lo que está claro que va a quedar prácticamente pulverizado son nuestros proyectos, planes, sueños. Algunas personas no podrán levantar la mirada de esos fragmentos rotos, pero otros tratarán de tener más altas miras y tomando esos pedazos de su propia vida entre las manos, tratarán de adaptarse, tratarán de evolucionar, tratarán de construir nuevos proyectos, nuevos planes, nuevos sueños. Recordémoslo, estamos en Cuaresma, convertíos y creed en el Evangelio. Tenemos una misión, un reto, un desafío ante nosotros, cristianos. Del libro del Génesis, Ya no te llamarás Abraham, sino que te llamarás Abraham, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré crecer sin medida sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones como pacto perpetuo. En la antigua tradición judeocristiana el nombre que se imponía a una persona manifestaba algo de su identidad y de la misión que le era entregada de lo alto. Abraham viene de Ab, padre, y Ram, alto, excelso, por lo que entonces el nombre significaba el padre del pueblo, Dios, es excelso. El nombre evoluciona hacia Abamón, padre de multitudes, Abraham. En la alianza arcaica de Dios con él, Abraham nace del agua y del espíritu como en una profecía bautismal, renaciendo una nueva identidad con un nuevo norte con una nueva misión. Desde entonces, como relata el Génesis, se puso en movimiento con todos los suyos, afrontó multitud de cambios, y supo evolucionar y adaptarse en aras de un nuevo sueño, el de Dios para él y para todos los de su estirpe, alcanzar la tierra nueva que Dios les mostrará. Del Evangelio según San Juan Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís, es nuestro Dios. Predicando de España lo que sería extraporable mucho más allá, estamos ante un abismo insondable y las circunstancias nos van a obligar a saltar, pero hay alguien con mayúscula que provee y nos dota para que ese salto no nos despeñe, sino que se convierta en la ocasión de aprender a volar. ¿Es nuestro Dios quien nos dota de una nueva misión y de una nueva identidad, o vamos a buscar en nosotros mismos y en nuestras costumbres y tradiciones religiosas los medios para poder saltar sin despeñarnos? Cristiano, reconoce tu dignidad, reconoce de qué cuerpo eres miembro, y disponte a encarnar el sueño de Dios sobre ti. Estrena en hombre, redescubre tu norte, busca esa tierra nueva a la que el Señor Dios nos quiere conducir para escribir recto en nuestros renglones torcidos, y salta. Salta para que tú y todos los de tu estirpe renazcáis del agua y del espíritu para levantar algo nuevo sobre los pedazos de lo que quizá ya no pueda ser, evolucionar o morir. Hagamos a un lado la alcuza de aceite rancio para cocinar respuestas a las cuestiones de hoy y roturar caminos nuevos que nos reafirmen en nuestra identidad, no como arqueólogos polvorientos sino candeleros refulgentes de esperanza y reconciliación. ¡Paz y bien, paz y bien franciscanamente, con afecto y sencillez, de vuestros hermanos menores desde Toledo!