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Listen to DOMINGO II DE CUARESMA by VICTOR MANUEL MP3 song. DOMINGO II DE CUARESMA song from VICTOR MANUEL is available on Audio.com. The duration of song is 04:49. This high-quality MP3 track has 1281.093 kbps bitrate and was uploaded on 23 Feb 2024. Stream and download DOMINGO II DE CUARESMA by VICTOR MANUEL for free on Audio.com ā your ultimate destination for MP3 music.
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The sermon discusses the Christian life as a longing that leads to the realization of one's goals. It emphasizes the significance of Jesus being presented as the presence of God on the mountain, through the sermon on the mount, transfiguration, and crucifixion. The transfiguration reveals the true nature of Christ's divinity and serves as a preview of the resurrection and heavenly life. The three apostles who witnessed this were given a glimpse of the beauty that awaits in heaven. The transfiguration occurred during Jesus' prayer, highlighting the importance of seeking God with a pure heart. It also mentions that understanding and embracing one's destiny requires desire and the acceptance of sacrifices. The sermon encourages living a life that embodies the beauty of truth and goodness through prayer, sacraments, and the delivery of fruits of God's presence to others. It concludes by emphasizing the importance of honoring and treating others with love and loyalty, as this is where God w Palabra de vida hoy, domingo segundo de cuaresma, al pan por la Palabra. Nadie querrĆa tener un hijo si no se millara mĆ”s que el tiempo del embarazo, ni se estudiarĆa una carrera si no se anhelara desarrollar una profesión que requiere tanta preparación y entrega. ĀæQuiĆ©n practicarĆa un deporte de competición si no hubiera mĆ”s que entrenamiento? La vida cristiana no es sólo el tiempo de gestación de una nueva vida, ni es un estudio y preparación sin fin, ni un entrenamiento sacrificado que no va mĆ”s allĆ” de sĆ mismo. La vida cristiana es un anhelo que hace realidad la meta a la que se tiende, mĆ”s cuanto mĆ”s se desea, y a alcanzarla uno mĆ”s se entrega. En el monte, lugar de la presencia de YahvĆ© y de la Alianza en el Antiguo Testamento, el monte Ored, el monte SinaĆ, es donde San Mateo, un judĆo que escribe su Evangelio para judĆos, ubica el sermón de la montaƱa, la transfiguración y la crucifixión, presentando asĆ a JesĆŗs, sobre el monte, como la nueva presencia de Dios, ahora cercana y diĆ”fana. Quien se hizo carne y acampó entre nosotros, la Palabra, en el monte se hace audible en las bienaventuranzas para mostrarse deseable, atrayente, bello en su transfiguración. AsĆ, cuando se alza exĆ”nime, roto y sin voz, sobre el monte de la cruz, el Calvario, los suyos recordarĆ”n sus palabras. Yo soy. Cuando JesĆŗs se aplica el nombre de Dios, YahvĆ© revelado a MoisĆ©s. Por eso aparece entre MoisĆ©s y ElĆas como centro de la ley y dos profetas, porque Ćl ahĆ se manifiesta como el sentido y el centro de toda la revelación anterior. La transfiguración es la muestra anticipada de la meta, es la revelación del verdadero aspecto de Cristo, el de su divinidad, el de una divinidad en la humanidad que hizo suya. Pedro, Santiago y Juan, contemplando la belleza de la divinidad del SeƱor, se preparan para afrontar el escĆ”ndalo de la cruz. La transfiguración es un anticipo de la resurrección y de la vida del cielo. Con razón dijo Pedro, que bien se estĆ” aquĆ. El SeƱor llevó consigo a los tres apóstoles que mĆ”s le demostraban su amor y su fidelidad, y en ellos los dejó una muestra sensible de la belleza que nos espera en el cielo. La transfiguración aconteció mientras JesĆŗs oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente a quien lo busca con pureza de corazón, con corazón sencillo, con intención pura. AsĆ, como el Hijo JesĆŗs estaba en presencia de Dios Padre, asĆ estaban los apóstoles ante el rostro de la divinidad, JesĆŗs, percibiĆ©ndolo como Dios en tanto que un ser humano lo puede percibir como una belleza deslumbrante, el resplandor de la verdad y del sumo bien. Seis dĆas antes del dĆa de la transfiguración, JesĆŗs les habĆa hablado acerca de su pasión, muerte y resurrección, pero ellos no habĆan entendido a quĆ© se referĆa, porque nunca se entiende aquello que no se desea. Para ensanchar sus entendederas y tambiĆ©n la generosidad de su corazón de discĆpulos, JesĆŗs regaló a Pedro, Santiago y Juan experimentar lo que es el cielo, el disfrute pleno y sin fin de la belleza que Dios es. DespuĆ©s de ellos, los hijos de la iglesia recibimos gracias y dones particulares segĆŗn la propia vocación y estado de vida, para poder comprender mejor cuĆ”l es nuestro destino por desearlo, sin rechazar las renuncias y sacrificios que conlleva toda aspiración a una meta elevada. Mayores, cuanto mayor sea el destino que se persigue. Tendamos a la meta, viviendo el anticipo que se nos da, en la oración y en los sacramentos, a fuerza de encarnar progresivamente la belleza de la verdad y del bien, como forma de vida fecunda que irradia el que llevamos dentro por los frutos de su presencia que podamos entregar a los demĆ”s. Honrando a Dios, por honrar y tratar a los demĆ”s como el lugar del encuentro donde Dios quiere que le mostremos amor y lealtad con una forma transfigurada de ser humanos que manifieste al SeƱor que se ha hecho una sola carne con nosotros. Paz y bien, con afecto sincero, de vuestros hermanos franciscanos, desde Toledo.
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