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Tenemos que entender que este es el plan del Señor y Dios no quiere que ninguno crezca. ¡Clamamos a ti! ¡Ven ahora! ¡Ven ahora! ¡Sobre este lugar y sobre cada vida! ¡Se harán contra ti, pero no te vencerán! ¡Porque yo soy Jehová, tu Dios! ¡Honramos tu nombre! ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a mi Dios! ¿Alguien dice Gloria a Dios? ¡Aleluya! Quiero que salude a alguien en esta fiesta espiritual donde Dios es engrandecido. Y saludamos a toda la gente de Canal Luz, saludamos a todos los que están conectados en las redes, a todos aquellos que tienen hambre y se ve Dios. Estamos transmitiendo desde Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina, y esta es la ciudad de Dios. ¡Amén y Amén! ¡Tome tu lugar! ¡Gracias Señor! ¡Bendecimos su nombre! Este es el momento para escuchar al Señor. Espero que se haya acercado con oídos para oír. ¿Amén? Quiere decir para recibir todo lo que Dios tiene para su vida. Porque vamos a dar la palabra para todos, pero en algún momento usted va a decir, eso es para mí. En algún momento va a decir, esto es lo que Dios me está diciendo y yo vine a recibirlo y abro mi corazón. ¿Amén? El tema en esta noche preciosa es acerca de la sombra de Dios. Un tema fascinante que habla de la protección de Dios, del cuidado de Dios, del sustento de Dios, de la bendición de Dios, de todo lo que Dios tiene para mí, para vos. ¿Por qué? Porque el que no está bajo la sombra de Dios en este tiempo, que son tiempos peligrosos, difíciles, esa persona va a sufrir una gran cantidad de ataques y nadie se va a hacer cargo de su vida. Por eso que también damos un mensaje para aquellos que se han apartado de la fe, del camino del Señor. Este mensaje también es para ellos, porque ahora no tienen cobertura. Y el diablo sabe que en otro tiempo alabaron a Dios, sirvieron a Dios, estuvieron con Dios tomados de su mano y recibieron de Dios bendiciones maravillosas, gloriosas. Pero en este tiempo, en estos años, dejaron el camino, dejaron la Biblia, dejaron la oración, dejaron el culto y esto los hace vulnerables. Esto los hace completamente vulnerables y a la deriva. Todo lo contrario para aquellos que estamos tomados de la mano del Señor y no nos soltamos de su mano y declaramos que su sombra, su protección, está sobre nuestra vida. ¡Amén! Por eso es tan importante entender que a mí y a usted nos va a ir bien. Los días venideros serán benditos de parte de Dios para cada uno de nosotros. Contaremos con cielos abiertos y las lluvias de bendiciones que no se agotan, pero sobre todo Dios nos va a sorprender. Esto nos dijo esta semana, que Dios nos va a sorprender. Y no sé a quién será de todos los que estamos aquí, pero Dios va a sorprender. Aquel que está anhelando un toque de Dios, Dios lo va a sorprender. Significa que va a hacer algo que usted ni siquiera lo ha pensado, ni lo ha imaginado, ni se le ha cruzado por la cabeza, pero Dios ya lo ha estado pensando y dice, voy a bendecir a mi hija, voy a bendecir a mi hijo, voy a bendecir la iglesia, voy a bendecir a mi pueblo, voy a estar con ellos, voy a ser su sombra, voy a ser su protección para que nadie lo pueda tocar. Así que vamos, ¿qué es la sombra de Dios? Simplemente es la protección de Dios sobre su pueblo. ¿Hay alguien del pueblo de Dios aquí? Bueno, esto es sobre tu vida. Aquel que tiene el nombre anotado en el libro de la vida y es pueblo de Dios, es iglesia de Dios, hijo de Dios, esto es lo que Dios te dice, yo te voy a cuidar, yo te voy a guardar. Por eso que el Salmo 91 dice, el que habita, el que vive, el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová, esperanza mío, mi castillo, ¿en quién te merezco? Tú me librarás del lazo del cazador y de la peste destructora, toda obra de muerte no me tocará. Bajo sus plumas estaré seguro, bajo sus alas estaré amparado, nada me tocará. Sea de día, sea de noche, sean plagas, sean peste, sea muerte, no me tocará. Caerán mil y diez mil, pero a mí no me llegará. No llegará. ¡Aleluya! Caerán mil y diez mil, pero a mí no llegará. Él es mi escudo, mi protección, Él es el que está sobre mi vida. Ciertamente con mis ojos veré, el destino de mis enemigos serán vencidos. Porque he puesto al Señor por mi habitación y mi corazón está rendido a Él, estoy entregado en sus manos y nada me tocará. Es más, el Señor en esta noche me levantará. Dice que me levantará y levantará a los hijos del Señor. Levantará a su pueblo, levantará a su iglesia, levantará a su siervo, a su sierva, ¡los levantará! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Alguien está recibiendo ya, ¿eh? Dice que me levantará y me dará poder y autoridad de su parte a través del Espíritu Santo y puedo honrar los leones y las serpientes y los dragones serán vencidos bajo mis pies. Porque el Altísimo es el que me protege, el que me guarda, me levanta y me pone en alto. ¡Aleluya! Dice el Señor que me saciará de larga vida porque ha puesto en mí su rostro y su salvación será en mi vida siempre. Y esto es lo que el Señor está soltando en esta obra, el que habita, el que habita. No sé para quién será esta palabra, alguno la debe estar recibiendo. Usted ha leído y yo he leído cientos de veces que es Salmo. Y cuando hemos estado en problemas, Señor, Señor, el que habita el abrigo del Altísimo morará bajo las sombras del Omnipotente. Y ahora estamos bajo las sombras de Dios. Pero el mundo está en crisis, sí. El mundo está en problemas, el peor de todos. El mundo está caído, sí, Señor, se cae a pedazos. Las estructuras ya no dan más y la gente corre de aquí para allá. Solo los cristianos tenemos amparo. Solo los cristianos tenemos fortaleza. Solo los cristianos estamos guardados de todo mal. Solo los cristianos tenemos inmunidad. El que habita, el que habita habla de cosas impresionantes para nuestras vidas. Habla de estar en su presencia, pero más que eso, guardados en Dios. Como dice el apóstol, estamos en Cristo, en lugares celestiales, guardados en su tabernáculo, en su presencia, donde no nos pueden tocar. Dije que no nos pueden tocar, no te pueden alcanzar tampoco. Y todo lo que hayan preparado, toda arma forjada, caerá. Así que no hay manera de que Dios no pueda obrar sobre tu vida, porque Él en esta noche te dice, yo soy tu protector. Quien pelea contra ti, no lo hace contra tu persona, está peleando con el dueño de tu persona. Yo soy tu padre, yo soy tu padre, yo soy tu padre. Tú eres mi hijo, tú eres mi hija. Te voy a amparar bajo mis alas, estarás seguro, no importa lo que pase de día o de noche, a ti no te va a llegar. Van a caer cerca las lanzas, las flechas, los tiros, pero a vos, pero a vos, pero a mí, no me llegará. Habla de que Dios se hará cargo personalmente de sus hijos. En esta hora el mundo está sufriendo un problema de desarraigo. Hay más de trescientos millones, está escuchando bien, trescientos millones de desplazados. Sin casa, sin techo, sin agua, sin comida, sin que nadie los guarde y los proteja. Mire que bendecido estamos nosotros en esta noche, en la casa del Señor, alabando su nombre, exaltándolo, glorificándolo. Él nunca se ha abandonado. No sos un desplazado de Dios, todo lo contrario, sos un hijo en la casa de Dios. El que avisa al abrigo del Altísimo morará en la casa de Dios, en las sombras del Todopoderoso. Y Dios quiere reafirmar esta promesa sobre tu vida, de que no te alcanzará a ti. No te llegará, aunque hay millones, pero vos no estás fuera de lo que Dios tiene. Lo que Dios tiene es algo sorprendente, que va a impactar tu vida, porque su bendición no se detiene. Porque cuando mayor es la oscuridad, mayor es la luz de Dios sobre sus siervos, sus siervas, sobre la iglesia, sobre los discípulos, sobre los que han entrado en esta hora, esta va a ser la mano del Todopoderoso. ¡Amén! El Rey David lo expresa de otra manera en el Salmo 23. Aunque ande en valles de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cachado me infunden aliento, me fortalecen. En ninguna manera me voy a desanimar, me voy a cobardar, o voy a retroceder. Voy a retroceder, todo lo contrario. Aunque esté en medio del valle de la sombra de la muerte, estoy seguro, tengo un Pastor. Él es mi Pastor y Él no me va a abandonar. Y si viene algún peligro, Él peleará por mí. No importa si es un oso, si es un león, no importa cuál sea el peligro. Tu vara, tu vara, tu cachado me infunden aliento. Él prepara una mesa delante de mí, aún en presencia de mis enemigos, como diciendo en esta hora, todos ellos intentaron de todo, todos ellos intentaron de todo. Vos estás en la mesa, vos estás en la fiesta, vos estás en el banquete, pero ellos no te pueden tocar. Están mirando a alguien redimido por la sangre de Cristo. Están mirando a un Hijo de Dios. Están mirando a una que tiene protección, que tiene cuidado, que tiene la bendición de estar en sus manos. Seguramente algunos de nosotros hemos pasado por algún valle de sombra, que significa la pérdida de un padre, de una madre, de un hijo, de un ser querido, o de un accidente, o de una situación que nos ha desbordado, pero el único que salió vivo de ese accidente fuiste vos. Pero viste la muerte, sí, pero no te pudo tocar, porque Dios te ha guardado de todo mal. Y en esta noche hay cientos de personas que se pueden parar y decir, yo quiero dar testimonio, que yo estuve mal, yo estuve al borde de la muerte, conozco el valle de la muerte, pero Dios me ha sanado, pero Dios me ha librado, pero Dios me ha guardado, pero Dios me ha protegido, porque estoy bajo la sombra del Hombre Potente. El Espíritu Santo se toma tiempo para poner en palabras sobre sus siervos este tema de la sombra de Dios en su cuidado. Dice el Salmo 121, Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra, a tu mano derecha, ¿por qué no la izquierda? No, bueno, porque vas a pelear, y Él dice, no te van a vencer. Pero vas a pelear, sí, vas a pelear, esta es la batalla de la fe, y con la fe todo es posible. Y Él está diciendo, voy a poner mi mano sobre tu vida, van a venir dos o tres, o muchos más, y los vas a vencer, a tal punto que a uno de los valientes de David le quedó su espada pegada en su mano. ¿Qué era eso? Era la sombra de Dios en su mano derecha. Venció a un ejército, uno solo, uno solo venció a un ejército, porque estaba bajo la sombra del Hombre Potente. Y pelearon, pero no lo pudieron vencer, porque Dios le dio la valentía, el coraje, la osadía y la salida para salir en medio de un ejército victorioso. Montonados por un lugar y por otro lugar y por otro lugar, muertos por todas partes, sangre por todas partes, pero, pero, pero el que tiene la sombra no será dañado, no te puede tocar. ¿Están escuchando allá arriba? ¿Es para ustedes también esa palabra? Ok, cuando puedan gritar, griten, eh. Muy bien, están despiertos, arriba del todo también. Dice Isaías 4, 6, protección divina sobre su pueblo, la Iglesia. Además, habrá un resguardo, una sombra contra el calor del día en el desierto para guardarse de la lluvia y de la tormenta, del diluvio. Habrá una sombra en cualquier situación que tengas en la vida. Si pasas un desierto, las tormentas de desierto prácticamente no sobrevive ningún ser vivo. Sus vientos superan los 200 kilómetros, así que si no te mata el viento, te matan las piedras que vienen volando. Por eso es tan importante que vos, en el desierto, vos tenés un búnker, tenés un refugio impenetrable. Dios ha puesto su mano y le dice a toda la tormenta, a todas las piedras que quieran venir contra tu vida, a mi hijo no lo tocan, a mi hijo no lo tocan, a mi hija no la tocan, a mi hija no la pueden tocar. Está guardada en el desierto, contra toda tormenta, está guardada. Y de hecho en este momento está haciendo más de 54 grados en el desierto, en este día. Impresionante. ¿Quién sobrevive? Nada, ni nadie, solo aquel que tiene sombra. Y usted está teniendo sombra en este día. No va a afectarle todo esto que está pasando en su vida, a usted no lo toca. Tocará el mundo, tocará la creación de Dios, pero a usted no escucho, no escucho, a mí no. El Señor me dice que contra el desierto me guarda, pero si viene un diluvio, pero si viene una tormenta, pero si viene una situación que desborda, a mí tampoco me va a tocar. Dios me está diciendo, yo te guardo en cualquier situación, yo estoy para mi pueblo, yo estoy para mis siervos, yo estoy para mis hijos, yo estoy para aquellos que han confiado en mí y me regalaron su corazón, a esos les daré mi sombra divina sobre el día y la noche y las tormentas y las crisis y las pruebas y las situaciones, yo los protejo, yo los protejo, estoy con ustedes. Tienen que saberlo, porque claro, el mundo va a traer aflicciones, pero confíen, Él ha vencido al mundo. Y no sólo ha vencido al mundo, está guardando tu vida bajo su mano poderosa. Dije, está guardando tu vida, hay una sombra en esta noche sobre tu vida, que es la protección divina de Dios, la protección del Omnipotente, el Todo Poderoso, el Todo Poderoso. El Espíritu Santo le está hablando a alguien que ha estado pasando por algunos momentos de crisis o de situaciones o de soledades, hasta que algún momento incluso pudo estar pensando de que Dios no lo quiere, o Dios se ha olvidado de usted, o Dios no puede con lo que a usted le está pasando. El Espíritu Santo está hablando a la iglesia toda, completa, a todos los que están conectados, el Espíritu Santo está hablando a cada uno de ellos, diciéndoles, soy el mismo, soy el mismo. Ayer, hoy y siempre, soy el mismo, el Todo Poderoso, y yo te prometo que mi sombra estará sobre tu vida y nada, nada te tocará, iglesia. Isaías 49, verso 2, la sombra de Dios, la mano de Dios te cubrirá. Hizo que mis palabras de juicio contra el pueblo judío sean tan poderosas como espada afilada. Me ha escondido bajo la sombra de su mano, soy como una flecha afilada en su aljaba. Quiere decir, en el estuche donde van todas las flechas, Dios dice, te estoy poniendo como una flecha que va a ir al blanco. Tu enemigo está parado, él se cae, y el que está al lado cae también, y el otro que está atrás también va a caer, y al que no ves también va a caer. Sí, sí, es para aplaudir a Dios. Gracias, Señor. Esto es para aquellos que están sirviendo al Señor, y acá hay muchos que sirven al Señor. Y el Señor dice, te pongo como espada y como flecha, o sea que vos sos el arma de Dios. Y Dios dice, yo te tengo guardado en mi mano, así que no te van a poder tocar, pero ustedes van a pelear y van a vencer. Así que el profeta Isaías se encuentra en una generación muy complicada, porque esa gente se había ido detrás del ocultismo, de las imágenes paganas y de forma de cultos diabólicos, donde sacrificaban sus propios hijos o los pasaban por fuego. Y Dios levanta al profeta y le dice, háblales, predícales, exhórtales, te escuchen o te dejen de escuchar. Todos van a saber que hubo un profeta en ese tiempo que habló como espada, como saeta, pero Dios dio la palabra, y al profeta nadie lo pudo tocar. Aunque todo el mundo lo odiaba y no quería escuchar el mensaje del juicio de Dios, él sin embargo estaba seguro que no estaba solo la mano de Dios lo guardaba, la mano de Dios lo ocultaba de todo peligro y de todo plan diabólico para deshacerse del profeta, no lo lograron. Hay alguien que tiene protección divina y son los siervos del Señor. Los que están aquí en esta noche alabando, adorando, exaltando, hay una protección, no de hombres, protección divina. Hoy estamos viendo distintos focos de guerra en el mundo, y lo que más se está comprando son los escudos de protección sobre esas ciudades, sobre esos países. Hoy la venta de armas es la que más se está cotizando, pero lo que más compran son el escudo contra todo ataque. Y quiero decirle a la Iglesia, el escudo tuyo, el escudo tuyo hace que nada te llegue a tu vida. Quiero adelantarte el mensaje, aún lo que están intentando contra tu vida caerá sobre sus cabezas. Lo que están intentando pensar, razonar, maquinar, el Señor lo deshace. Lo deshace. Quiero que entiendas en esta noche el cuidado de Dios, la protección de Dios, la provisión de Dios, el deseo de Dios, que entiendas que tu vida está bajo su sombra. Y si hay dos o tres personas hablando mal de vos, envidias, celos, contiendas, juicios, preparación de algo, el Señor se burlará de ellos, los va a confundir, los va a dividir y los va a esparcir. No quedará nada de ellos, nada de lo que piensen contra tu vida, contra tu vida, porque Dios es tu amparo, es tu fortaleza, es la sombra de Dios guardándote. Ahí tiene que gritar, alabar y cantar. Alabar y cantar. Mi Dios es grande. Tu Dios es grande. Y toda esa grandeza, todo ese poder, supera la imaginación del hombre. Por lo tanto, dice la Biblia, los cielos de los cielos no lo pueden contener. Y Él te dice, mi mano será la sombra que va a guardar tu vida. Como diciendo, tengo el universo en mis manos y ahí en el planeta tierra estás vos, mi hija, mi hijo, prácticamente nada ante el universo, pero ahí te estoy guardando. Ahí te estoy cuidando. Ahí estoy mirando a tus enemigos que ni siquiera van a abrir la boca contra ti. Se quedará pegada la lengua a su paladar porque intentarán maldecirte y no podrán hacerlo porque yo estoy guardando tu vida en la sombra de mis manos. En la sombra de mis manos. En la sombra de mis manos. Gracias Padre. Estamos sintiendo un espíritu de esperanza en este lugar. Porque el mundo está desesperanzado, nosotros se nos aumenta la esperanza. Por eso podemos hablar y compartir a nuestros vecinos, amigos, lo que Dios ha hecho en nosotros. Y lo que Dios ha hecho en mí ha sido algo grande. Y me imagino que cada uno de ustedes puede contar. Dios ha sido grande, ha sido bueno, ha sido misericordioso, ha sido fantástico. A veces quiero alabarlo y me faltan las palabras porque Él ha hecho tanto en mi vida que solo a veces caen lágrimas, pero no de tristeza sino de gozo de haber conocido alguien tan grande que se preocupe por mí. Alguien tan grande, tan grande, tan grande, que se ocupe de mi vida. Por eso el tema en esta noche tiene que tocar a la iglesia, tiene que afectar a la iglesia. Vamos a poner en escena la iglesia para que sepa la iglesia que Dios está con ella. Que han pasado más de dos mil veinticuatro años, pero Dios sigue con ella. Y donde está la iglesia está el Espíritu de Dios. Como en esta hora que se está moviendo en este lugar y en este mismo momento está desbaratando cualquier plan contra tu vida, deshaciendo cualquier tormenta, cualquier plaga, van a ir a la derecha, van a caer a la izquierda, pero a vos no te va a tocar. Y ciertamente con tus ojos verás la recompensa de tus enemigos y no existirán más. Porque el Señor es tu escudo, Él es el que pelea tu batalla, Él es el que se encarga de toda situación para que entiendas que nadie se levanta contra los hijos de Dios. Nadie se levanta contra el pueblo de Dios. Nadie, nadie se levanta contra la iglesia del Dios viviente. ¡Aleluya! Así que tenemos en el Salmo cincuenta y siete uno, bajo la sombra de sus alas. Ten misericordia de mí, Dios mío, ten misericordia de mí. Yo he puesto en ti mi confianza y bajo la sombra de tus alas me refugiaré hasta que haya pasado el peligro. En otra versión dice hasta que hayan pasado los quebrantos, hasta que haya pasado el dolor, hasta que se haya terminado esa situación. Por eso el Espíritu Santo está hablando que mientras esté la tormenta, Él te está amparando. Él te está amparando, su mano está sobre tu vida. Y aquí habla sobre sus alas como darte un sentido de que nadie te va a tocar, Él te va a cuidar. Pero tienes que entender que toda obra de maldad tiene un periodo de tiempo. Y cuando hay tiempo de vacas, placas, no tomes decisiones. No salgas corriendo, no empieces a intentar pelear, no lo hagas porque la pelea no es tuya, la pelea es del Señor. Mientras el Señor te cubre bajo sus alas, el Señor dice, esperá que pase la tormenta, esperá. Pero Señor dijo, espera, deja que pase. Cuando termine de llover y sale el sol, entra en acción. Pero hay que entender que hay ciertos tipos de ataques, de pruebas, de luchas, de situaciones en muchos de nosotros que a veces duran sólo veinticuatro horas, pero en otros casos duran toda una semana. En otros pueden durar posiblemente algunos meses, pero usted no se mueva hasta que Dios elimine a sus enemigos. Sus enemigos se llaman tormenta o tormento, situación incontrolable para mí, para vos. Pero Él lo tiene todo en control. Lo único que me quiere demostrar en esta noche es que estoy bajo las alas de Él. Y ahí está Dios mimándote, diciendo, este es mi hijo amado, esta es mi hija amada, estoy tan contento con usted, y afuera la tormenta, afuera el ataque, afuera la prueba, afuera todo juicio, afuera toda maldición, y vos estás guardado en Dios. Y mientras estamos bajo las sombras del Omnipotente y sus alas poderosas, a vos no te toca, pero no te salga de la presencia del Señor. Gózate. Cuando cae la gloria de Dios sobre tu vida, alégrate. Como estás experimentando esta noche, dale gloria a Dios y decile gracias, Señor. Ten misericordia de mí, ten misericordia de mí. No me entregues en las manos de mis enemigos, no me dejes pasar por el medio del turbión, no me dejes azotar por eso que quiere destruirme, Señor. Guárdame en la sombra de tu sala. Y Dios dice, claro que sí, hijo mío, claro que sí, hija mía, tengo misericordia de vos, y nadie podrá tocarte, pero no te salgas antes que haya pasado el plan del infierno. Cuando pase, verás que todo lo oscuro que estaba el cielo, amanece el sol de esperanza sobre tu vida. Y verás la justicia de Dios sobre tus enemigos. Y los que se habían levantado, no queda uno solo. No hay uno solo que se pueda parar, porque Dios ha eliminado a todos. Gózate. En la protección de Dios, el amparo de Dios, el cuidado de Dios para mi vida, para tu vida. Por eso que quiere mostrar a la Iglesia como ella nació, cuando ella nació, Dios estuvo presente. Una más, una más, una más. Cuando la Iglesia nació, dos mil veinticuatro años, Dios estaba presente. Pero había ataques, sí, sí, claro que sí. Estaba Roma para deshacerse de esta multitud convertida y llena del Espíritu Santo. Estaban los religiosos con deseo de matar a todo seguidor de Cristo. Pero estaba el diablo furioso con todos sus demonios para detener la obra de Dios. Y no pudo, y no puede, y no podrá nunca detener lo que Dios va a hacer con la Iglesia, con la obra de sus manos. No va a poder. ¡Gloria a Dios! Dice la Biblia en los hechos de los apóstoles, estaremos tocando el capítulo 5, verso 2 en adelante, señales y maravillas en el pueblo. Dios, Dios hacía señales y prodigios entre el pueblo por medio de los apóstoles. Y todos ellos se reunían sin falta en el pórtico, en el templo de Salomón. Todos estaban ahí. Nadie quería faltar, porque estaban viendo las señales, las maravillas, los milagros que Dios estaba haciendo entre ellos, porque no podían parar los testimonios de la obra del Señor. Y el Señor le está diciendo a la Iglesia, como señal de que mi mano está sobre tu vida, Iglesia, como señal de que mis alas te cubren, como señal de que mi sombra es la omnipotencia divina del cielo, yo la traigo a la tierra, yo la traigo a Argentina, yo la traigo a Mar del Plata, la traigo a tu casa, a tu barrio, a tu familia, a tus hijos y a los hijos de tus hijos, traigo la sombra del cielo, traigo la protección del cielo, traigo la gloria celestial para que nada toque tu vida. Sí, sí, sí. Amada Iglesia, una señal, una señal viviente, por eso es el que habita, el que vive en la presencia de Dios, el que habita el abrigo del Altísimo, el cuidado de Dios, morará bajo la sombra del Omnipotente. Una señal del Omnipotente es que cuando Él está, las cosas suceden. Así que no sé qué necesidad tenés vos hoy en esta noche, o has tenido en este tiempo, pero el Señor está diciendo que si la sombra de Él está sobre nosotros, aquí hay sanidad en los cuerpos, hay sanidad en el alma, hay sanidad en el espíritu, se rompen las cadenas, se rompen las ligaduras, se rompen los yugos, se caen las obras del infierno, se destruyen las tinieblas, y el Altísimo está espantado, el Altísimo es glorificado porque las señales, las señales, los milagros, los prodigios estaban en la Iglesia. El instrumento eran los apóstoles, el que iba a la cabeza era Pedro, sí, sí, Pedro, aquel que lo había negado, aquel que había pecado, aquel que había flaqueado, aquel que casi se le va la fe porque lo pidieron para zarandearlo, pero ahora, pero ahora había conocido lo que usted está conociendo en esta noche, que la sombra de Dios será tu protección, y que Dios peleará por tu vida, y se encargará de toda situación, por lo tanto, el Espíritu Santo le dice a la Iglesia, lo que hice en la Iglesia Primitiva, lo hice en estos dos mil años, y lo voy a hacer ahora también en esta noche, y lo haré el mes que viene, y lo haré el año que viene, no se puede detener de ninguna manera la mano de Dios, señales, milagros y maravillas, pero quiero que preste atención a este otro punto, es muy importante, en medio de pleno avivamiento del Espíritu Santo, como señal de amparo de Dios, debajo del cielo hay instrumentos llamados apóstoles, y por la mano de ellos Dios se glorificaba y se engrandecía, con grandes milagros, grandes maravillas, así que todos los días nadie se perdía el culto, porque sabían que Dios iba a intervenir en la tierra, y que alguien iba a recibir un toque divino de Dios, como usted, usted salió de su casa diciendo voy a la casa del Señor, el Señor me va a bendecir, el Señor me va a tocar, el Señor me va a hablar, el Señor me va a respaldar, el Señor hará de mi vida una bendición, así que todos estaban en el templo gozándose de las maravillas del Señor, pero entre toda esta multitud, dice la Biblia, que muchos negaron la fe, ninguno del pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque el pueblo los elogiaba mucho a los apóstoles, así que muchos que fueron discípulos, muchos que se bautizaron con Juan, muchos que estuvieron al lado de Jesús y que recibieron un toque de su gloria, abandonaron la fe, porque temían a Roma, tenían a la iglesia, los religiosos, que los entregaran a muerte, pero también temían a los demonios, y por todo este temor, la decisión más diabólica fue alejarse de Dios, sin embargo, los que estaban con Dios, estaban guardados en sus manos, y ellos creían en el Señor, dije que creían en el Señor, y daban testimonio de los apóstoles, que Dios estaba con ellos, y había favor de toda Jerusalén sobre la iglesia de Cristo. La iglesia era levantada por el Señor, no por un hombre, era levantada por el Señor, y esto es lo que está diciéndote el Espíritu Santo en esta noche, yo te estoy levantando, hija mía, hijo mío, siervo del Señor, yo los estoy levantando, para que esta generación sepa lo mismo que aquella generación, que yo los curo bajo mis alas, y mi sombra está sobre ustedes, y cuando yo estoy, están los milagros, están las señales, están las maravillas, y nadie puede detener la gloria de Dios, y su pueblo exaltará su nombre, y lo glorificará, porque Dios ha puesto un cántico nuevo en sus labios. ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Un cántico nuevo! ¡Una alabanza, una adoración! Todo el pueblo, quiere decir toda Jerusalén, toda Jerusalén, hablaba de los apóstoles, porque donde ellos vivían, o lo que ellos hacían, Dios se engrandecía. Esto va a pasar con nosotros, adonde usted vaya, en esta ciudad, en este país, en cualquier parte del mundo, la mano de Dios va a estar sobre tu vida, y cualquier cosa que quiera tocar tu vida, el Señor pondrá su sombra, y nadie podrá tocarte. Por eso, en esta hora, el Espíritu está fluyendo, para que usted reciba esperanza, de que no importa lo que pase en el mundo, el Señor está con nosotros. Y si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros? El Poderoso, el Santo, el Grande, el Omnipotente, está con nosotros. ¡Gloria a Dios! Así que la Iglesia tenía milagros, tenía señales, tenía maravillas, pero muchos también, se apartaron de la fe. Y en estas horas que Dios va a engrandecerte, muchos quieren regresar, pero no pueden. Muchos quieren regresar, pero no pueden. Sólo aquellos que se humillan de corazón, y declaran con su boca, ¡Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno de ser llamado tu hijo! Pero el hijo pródigo dejó el corral de los cerdos, y corrió a la casa de su padre. Su padre estaba con los brazos abiertos, esperándolo para abrazarlo y besarlo. Él quería hablar, él quería arrepentirse, él quería poner su vida como un jornalero, como un empleado. Pero el padre dice, ¡Este es mi hijo! ¡Estaba perdido y ha sido hallado! ¡Estaba muerto, pero vive! ¡Hagamos fiesta! ¡Iglesia, hagamos fiesta! ¡Hagamos fiesta! ¡Hagamos fiesta! ¡Hagamos fiesta! ¡Matemos el becerro gordo! ¡Démosles el vestido nuevo, calzado nuevo, y el anillo en su mano, y hagamos fiesta! ¡Y hagamos fiesta! Esto es lo que está soltando el Señor para su iglesia. Dios va a recibir a todo aquel que se arrepiente. Y seguramente alguien nos está mirando en alguna red, en algún canal, y está diciendo, ¡Esto es para mí! ¡Yo dejé de ir a la iglesia! Pues, hija, los brazos del Padre te están esperando. ¡Hijo! Los brazos del Padre te están esperando. Es para abrazarte, es para besarte, y para hacer fiesta. ¡Para hacer fiesta! Porque cuando Dios opera, el Hombre potente coloca su sombra de protección, de cuidado sobre tu vida, y nada, nada va a pasar. Va a intervenir el Cielo, y el Cielo va a asombrar a la tierra, porque el Cielo gobierna la tierra. No es ningún ser humano, es el Cielo. Y como estamos en los últimos días, Dios está acelerando las cosas. Así que lo que usted iba a recibir en diez años, va a ser en un año. Lo que usted iba a recibir en un año, será en un mes. Lo que usted iba a recibir en un mes, ¡será en un día! Y puede ser este el día, puede ser esta la noche, puede ser este el momento, que se abra el Cielo, se deshace la gloria de Dios, y Dios lo toque, Dios lo levante, Dios lo bendiga, y la cosa poderosa, es la mano de Dios, sobre su pueblo, sobre su Iglesia. Veamos la historia, veamos los hechos. Hechos capítulo 5, 14. La Iglesia crecía. Dígalo, la Iglesia crecía. Dice, los hombres y mujeres que creían en el Señor, iban aumentando en número. La Iglesia empezó con un puñado de hombres y mujeres, primero eran doce, luego fueron ciento veinte. Cuando vino el Espíritu Santo, en el aposento alto allí, todos fueron investidos del poder de lo alto. Son estos apóstoles, que están haciendo milagros y señales, por el poder del Espíritu, el poder del Espíritu Santo. Luego, en una sola predicación de Pedro, tres mil se añaden, diga menos. Luego, en otro mensaje, se añaden cinco mil, y luego se añadieron veinte mil, y luego toda Jerusalén estaba trastornada, por el poder de Dios, y el número de hombres y mujeres, crecía. El número de hombres y mujeres, decía el que está al lado, vas a crecer hermano, vas a crecer hermana, Iglesia, vamos a crecer, vamos a crecer, y nos vamos a multiplicar, y veremos entrar por esas puertas, las almas hambrientas y sedientes, y las alas del Altísimo, los cubrirán, las alas del Hombre Potente, guardarán su vida, entrarán en el refugio de Dios, en la bendición de Dios, porque es lo que Dios le está diciendo a Argentina, Argentínate, vuélvete al Señor. Argentina, vuélvete al Señor. Argentinos, la solución, viene de arriba. Voy a repetirlo, la salida de toda situación, toda situación, viene de arriba, y ese Omnipotente, quiere cubrir a Argentina con su sombra, le va a poner la sombra de Dios, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, desde aquí de Mar del Plata hasta las Cordilleras, la sombra de Dios, la sombra, la sombra, la sombra, la protección de Dios. Dios lo va a guardar, no sólo de los de afuera, sino de los de adentro. Porque la Iglesia será la primera en manifestar la gloria del Señor, porque la gente va a ver milagros, va a ver señales, va a ver maravillas, y se va a multiplicar la Iglesia, y se abrirán nuevos templos en lugares que nunca hubo Iglesia, se va a plantar la bandera de Cristo en algunos territorios que eran imposibles de conquistar, pero como va a haber señales, como va a haber maravillas, como va a haber prodigios, hasta los incrédulos, hasta los ateos, hasta los que maldecían a Dios, se volverán a los pies del Señor, y Dios los va a recibir, el Altísimo los recibe. El Altísimo los recibe. Ahora bien, quiero que todos estén atentos, porque estamos en el centro de la palabra para su vida. La Iglesia crecía, la Iglesia se multiplicaba, la Iglesia contaba con la protección divina, nadie se atrevía a poner la mano sobre ellos, y no paraba la obra que Dios tenía, en aquel tiempo como en esta noche. Es exactamente el mismo plan, no hay otro plan, Dios desea que como Jerusalén, Mar del Plata sea conquistada, y el instrumento va a ser usted, y el que está al lado tuyo y el que está delante, ese va a ser un instrumento, ese va a ser un Pedro que se va a mover bajo el poder del Espíritu Santo, con señales, con milagros, con maravillas, ese será vos. Amén. Reciba la palabra en esta noche. Hechos 5.15 La sombra, no de Dios, la sombra de Pedro, sanaba a los enfermos. Era tal la multitud de miles de personas, hombres y mujeres, que hasta sacaban los enfermos a la plaza, y los ponían en camilla, ¿para qué? Al pasar Pedro, por lo menos, su sombra cayera en algunos de ellos, y eran sanados, y había milagros, había señales, habría maravillas, porque no se podía detener la gloria de Dios. ¿Para quién será esta palabra? ¡Vamos, recibalos! ¡Vamos, recibalos! ¡Otra vez! ¡Una más! ¡Den el aplauso al Señor! ¡Maravilloso! ¡Esto es maravilloso! Cuando pensamos en la vida de Pedro, tres años para atrás, podíamos decir, no hay manera que Dios pueda usar a este personaje. Iba a decir otra cosa, pero me guardé. No hay manera, este es un mundano, este es un pecador, este te traiciona, este te vende, ¡cuídate de él! Sin embargo, Dios lo guardó bajo su sombra, y Jesús oró por él para que no le faltara la fe. Llegó el Espíritu Santo, fue investido de poder, y lo único que hacía Pedro ahora era orar y leer la Biblia. Pero donde se movía Pedro, se movía la sombra de Dios. Dios estaba con él. Está diciéndote el Señor, yo voy a estar con vos. Mi mano va a estar sobre tu cabeza, y lo que hagas, mañana nada más, simplemente esta semana, mi mano va a estar sobre tu vida. ¡Vamos, recibalos! ¡Vamos, recibalos! Quiero que entiendan, la multitud era tan grande que era imposible ministrar a todos, uno por uno. Así que los apóstoles a quienes podían poner las manos lo hacían, pero claro, eran doce contra miles y miles, o sea, toda Jerusalén. No había manera de ministrar la gente que tiene hambre de Dios. Y se anima a sacar al paralítico de la casa y ponerlo en la calle. La gente que cree en Dios y que escucha los testimonios de señales, de maravillas, de milagros, saca al ciego, saca al enfermo, al postrado, saca el que no tiene ninguna solución y lo pone en el medio de la plaza. Y así como esa familia, toda la familia sacaba a los enfermos, sacaban los tormentos, sacaban los ataques, sacaban los juicios, sacaban las maldiciones, porque de todo esto la sombra de Dios nos libra. De todo esto y de cualquier cosa que se pueda imaginar nosotros no tenemos nada que ver. Estamos amparados bajo la mano de Dios, bajo la sombra de Dios. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! Así que dice que Pedro pasaba, bueno mi sombra acá no se ve mucho, pero pasaba Pedro y no podía orar por todos, no había manera. Tienen que tratar de pensar una ciudad entera postrada al Señor y todos recibiendo, no algunos, todos recibían porque la mano de Dios estaba sobre la ciudad santa. Y el plan de Dios como en aquel día es en este día. Así que la mano de Dios estaba sobre Jerusalén y la gente empezó a tener expectativa de que el problema que tenía en la casa de un leproso o de un ciego o de un sordo mudo o de un endemoniado, la solución estaba en la casa porque la gente no podía entrar en el templo. Entonces las reuniones y el lugar más amplio era la plaza principal. Entonces la gente tomó decisiones que es lo que usted tiene que tomar decisiones. Su problema no lo deje oculto en la casa. Sáquelo de la casa y llévelo donde está el mover de Dios. Llévelo donde está la presencia de Dios. Llévelo donde están los milagros, las señales y ahí en la sombra de uno de los apóstoles va a caer sobre ese hijo, sobre esa hija y no importa la dolencia o la enfermedad que haya llevado por toda su vida, en ese momento recibe vida. En ese momento recibe Resurrección y Vida. Quiero que me levante la mano y salude la gente de Canal Luz que se despide de nosotros. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Todo el mundo ha hecho comentarios sobre este tema, sobre este versículo de la Biblia porque sólo a los que ven creen. Pero los que no ven ni siquiera creen. Usted sin ver va a creer para la gloria de Dios. Amén. Entonces aquí encontramos un momento donde la sombra de Pedro podría haber hablado de la sombra de todos los apóstoles o de todos los que ministraban porque no eran sólo los apóstoles, era la Iglesia. ¿Quién era? Eran 120 que estaban llenos del Espíritu Santo y todos habían sido embestidos con poder para salvar, para sanar, para hacer milagros, para echar fuera demonios y para operar lo del cielo porque era la Iglesia la que administraba. Todos los apóstoles también, pero era la Iglesia la que imponía las manos. Por lo tanto, no era alguno súper elegido como Pedro, eran todos. Repita, eran todos. Pero acá sucede algo que no se cuenta en los 66 libros de la Biblia que la sombra de una persona el poder divino para sanar no se habla en ningún momento. Lo único que encontramos en la Biblia es a Moisés que después de 40 días de estar a solas con Dios desciende de la montaña y cuando se encuentra con la gente, la gente disparaba, no quería estar al lado de él porque él no lo había notado. La gloria de Dios brillaba en el círculo y el rostro de Dios, de Moisés, perdón, brillaba como Dios. Entonces Moisés se tuvo que poner una capucha porque la gente no se le quería acercar. Así cuando yo pienso en Moisés y pienso en Pedro y estoy pensando en vos y en vos en vos, en vos estoy diciendo que Dios se llena de su gloria puede usar tus manos como tu sombra, puede usar tus manos como lo invisible, lo no tangible, lo que no se puede agarrar, la sombra sanada. Pero el mensaje también es este, Pedro interiormente tenía algunas sombras personales, quiere decir áreas oscuras que no se le había revelado, áreas oscuras de la persona de Cristo, del Padre y del Espíritu Santo, pero también del Reino de los Cielos. Así que había muchas cosas que todavía Pedro no entendía, áreas oscuras. Y esto pasa con nosotros en esta noche y con todos los que están conectados. Ha venido Cristo, somos la luz del mundo, pero hay cosas que todavía no se ha abierto el entendimiento, la conciencia de parte de Dios. Hay cosas que todavía se nos escapan, no están a nuestro alcance. Y Pedro, Pedro tenía sus propias sombras interiores y Dios tuvo que tratar con él porque él estaba convencido que como judío no podía hablarle a un gentil, quiere decir a alguien que no es del pueblo, a alguien que no guarda la ley y de ir a la casa de él o estar con él se contaminaba, por lo tanto lo llamaba inmundo o algo más grave, maldito por no pertenecer al pueblo de Dios. Y eso estaba en Pedro y Dios tuvo que tratar con las sombras de Pedro como trata con las mías y con las de alguno más de acá. ¿Con quién va a tratar el Señor? ¿Hay alguna sombra en tu vida? ¿Hay alguna revelación que no se te ha dado? ¿Alguna profecía? ¿Alguna visión? ¡Hay sombras! ¡Hay sombras! Y Dios se tiene que encargar de sacar todas ellas. Así que un día Pedro estaba orando y como no fue suficiente orar tuvo que ayunar y ayunó varios días y estaba en una terraza orando y mientras oraba una visión del cielo desciende, un lienzo con muchos animales. Pedro ya después de varios días tenía un hambre como algunos de nosotros ya llegando a esta hora ya llegando a esta hora Pedro ve pero no entiende sombras. Sombras. Cuando vemos y lo que vemos no lo entendemos son sombras. Todavía no se nos han abierto los ojos espirituales no hemos tenido discernimiento no hay capacidad en nosotros. Dios le dice ¡Pedro, levántate, mata y come! Y Pedro dice ¡No! ¡No señor, yo no! ¡Yo no he comido nunca una cosa inmunda como estos animales! Y Dios le dice ¡No llames inmundo a lo que yo he bendecido, he santificado! Pedro era cabezón no como usted que es dócil no como algunos los que están acá son humildes se rinden. No, Pedro era duro de azotea estaba en una azotea pero era más duro de la cabeza. Tuvo que venir la visión por segunda vez y la voz ¡Pedro, levántate y come! Y él dice ¡No, de ninguna manera no voy a comer esto inmundo! Y le dice ¡No llames inmundo lo que yo lo que yo ya santifiqué! Con algunos Dios tiene que tratar con una paciencia hermano es grande mi señor Dios a mí me ha tenido una paciencia con usted seguro que no con usted seguro que no con usted pero por ahí hay uno en alguna butaca que Dios ha tenido una paciencia no levante su mano ya sé que usted no hace falta que le levante su mano sé lo que a Dios le ha costado usted es carísimo hermano hermanita que cara que es usted ¡tercera vez! Estoy hablando de las sombras de Pedro sombras que están dentro de nosotros que todavía no tenemos un concepto de Dios sólo sabemos que él nos guarda pero no sabemos hasta dónde nos guarda sabemos que es poderoso pero no conocemos todo el poder de Dios sabemos que él nos protege pero no sabemos de tantas cosas que nos va a proteger hay sombras en nosotros como esa sombra que sanaba adentro de Pedro había sombras todavía que necesitaba entender en persona así que por tercera vez defiende la visión mata y come no llame sin mundo a lo que yo ya santifiqué y mientras él veía la visión y estaba con la cabeza que se le reventaba la cabeza porque las neuronas no le daban para entender todo eso recibe una voz que le dice hay hombres que vienen a verte no rehúses estar con ellos y andar con ellos y esos hombres eran soldados de un centurión un cornelio un hombre de oración un hombre de bondad que sus oraciones y sus limosnas habían llegado al cielo y del cielo bajó un ángel que le habló a un gentil si a un gentil el cielo le mandó un ángel y si se lo mandó a ese te lo vas a mandar a tu familia te lo vas a mandar a tu barrio va a entrar en esta ciudad va a entrar en este país hay necesidad que el cielo comience a mandar a sus seres evangelicales creo que se merece un aplauso más grande que le queden las manos rojas aplausos ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! así que Pedro desciende están los no judíos los gentiles y se va con ellos y Pedro les dice ustedes saben que todavía tenía sombras ustedes saben que no es lícito a un judío estar con gentiles pero Pedro fue cuando llega a la casa de Cornelio estaba la familia los amigos los vecinos estaba toda la casa llena de gente y llega Pedro y ese hombre se arrodilla y dice no, no, no es necesario ¿para qué me ha llamado? le cuenta la historia vino un ángel y el ángel le mandó a llamarte a vos y ahí la sombra de Pedro se le va de su interior y Pedro empieza a decir esta la visión que tuve no llame inmundo a lo que Dios ha bendecido ha santificado entonces Pedro empieza a dar su sermón empieza a dar su elocuencia delante de todos hablando del plan de Dios de redención a través de Cristo y mientras Pedro daba la palabra el Espíritu Santo le tapa la boca bautiza a todos con poder a todos si estoy hablando de los gentiles los que Pedro llamaba inmundo o no santificado ahora Dios los había bautizado con el poder del Espíritu Santo y todos comenzaron a hablar en lenguas celestiales porque la casa se llenó de la gloria del Señor la sombra del Omnipotente reposó sobre la casa de Cornelio sobre la casa de Cornelio ¡Gloria a Dios! entonces la mente de Pedro las neuronas de Pedro la conciencia de Pedro empezó a ver luz quiere decir que las sombras que tenía internas comenzó a recibir revelación porque él no podía dejar de ver todo lo que estaba dentro de él estaba en los gentiles y Pedro tuvo que testificar tuvo que hablar dice ¿qué impide que ahora estos que ya tienen el Espíritu Santo se bauticen? y sean parte de la familia de la fe Pedro tenía sombras quiere decir cosas que todavía no le habían sido reveladas y esto puede pasar y puede pasar en alguno de ustedes en esta noche no sé quién será esa mujer o quién será ese hombre que tiene una idea de Dios pero todavía no lo conoce y Dios te va a abrir los ojos porque te va a mandar una visión una vez y otra vez y otra vez hasta que sea suficiente hasta que diga finalmente esto es obra de Dios y yo no puedo decidir si este sí o este no si Dios quiere salvar a todos quiero que su nombre sea exaltado quizás hay cosas en tu espíritu sobre la persona de Jesús que no se han revelado pídela porque esta es la noche donde Dios saca las tinieblas y coloca su luz por ahí hay cosas sobre el Espíritu Santo que no entendés porque te falta más fe o te faltan dones de sanidad o dones de milagros o ministerios o ministerios o operaciones del Espíritu y esta es la noche dije que esta es la noche quizás tenés algunas falencias sobre la persona de tu papá vos sos hijo de Dios tenés herencia aquí en la tierra y herencia en los cielos pero no conoces la magnitud de su operación sobre tu vida porque vos pensás como Pedro como pensaba Pedro Pedro pensaba que los no judíos los argentines eran menos que los judíos y esto puede pasar en alguno de esta noche que esté pensando de usted que Dios no lo mira a usted a otros si pero a usted no entonces está teniendo un concepto de que Dios a usted no lo va a bendecir está equivocado está equivocada Dios te está mirando como miró a Cornelio a la esposa a los hijos y a todos los parientes Dios te está mirando no quiere que ninguno se pierda quiere que todos sean salvos y te está mirando de una manera que te va a decir te voy a abrir el entendimiento porque va a venir un alejamiento sobre Argentina y tienes que saber que te voy a usar a vos Iglesia yo voy a usar tu vida como usé la vida de Pedro usé hasta la sombra de Pedro hasta la sombra de Pedro sanaba los enfermos los enfermos así que la gente estaba maravillada porque este Pedro que todavía tenía áreas oscuras en su interior era usado en forma extraordinaria la gente que llevaba a sus seres queridos a la plaza a las calles y esperaba que pasara Pedro y la sombra se acababa el milagro se daba así que imagínese una Jerusalén en júbilo todas las casas judías celebrando y diciendo Dios es grande Dios es poderoso Dios es glorioso ha sanado mi hija ha sanado mi hijo se ha llevado la plaga se ha llevado la peste se ha llevado la enfermedad imagíneselo por favor imagíneselo toda Jerusalén alabando toda Jerusalén glorificando toda Jerusalén testificando testificando que estaba bajo el abrigo del altísimo a la sombra del hombre potente Dios lo estaba haciendo y estaba usando gente común como Pedro y se estaba engrandeciendo en ese Pedro por eso el mover de Dios no se podía detener este testimonio de Jerusalén llega Judea llega Galilea llega Samaria y así dice Hechos capítulo 5 verso 16 aún de las ciudades vecinas venían muchos a Jerusalén y traían sus enfermos y a los atormentados por espíritus inmundos y todos eran sanados y amén y amén todos todos todos todos avivamiento iglesia avivamiento libres siervos y siervas avivamiento no era ahora que simplemente de algún barrio de Jerusalén sacaban los enfermos y los llevaban a la plaza ahora venían de ciudades quiere decir algunos de 10 kilómetros 20 o más traían en caravana sus enfermos porque todos habían escuchado del testimonio de lo que Dios hacía en Jerusalén señales maravillas y prodigios hasta la sombra de Pedro sanaba a los enfermos por lo tanto esa bendición de Jerusalén llega a las ciudades vecinas y empezó a venir en multitud y Dios empezó a levantar instrumentos porque no alcanzaban con lo que estaban porque venían de todas partes y esto es lo que va a ocurrir en Argentina en Mar del Plata van a venir de otras provincias de otras naciones para recibir lo que Dios está haciendo aquí porque los brazos poderosos del Omnipotente están cubriendo su iglesia bajo las plumas bajo las salas bajo su sombra está el Señor ¡Aleluya! Habrá alguien que en esta noche diga yo quiero experimentar un avivamiento levántese allí donde está alza sus manos iglesia todos, todos con sus manos en alto cierre los ojitos para no distraerse díganle Padre Amado recibo la palabra yo quiero vivir al abrigo del Altísimo bajo la sombra del Omnipotente diré yo a Jehová castillo mío mi refugio mi esperanza en quien confiaré tú me librarás del lazo del cazador de la peste destructora de todo plan de muerte contra mi vida no llegará caerán mil y diez mil mas a mí no me tocará escudo y adarga es tu verdad conoceré los secretos del cielo y con mis ojos veré la recompensa de mis enemigos el Altísimo me levantará me levantará y voy a vencer voy a hoyar al león a la serpiente y al dragón porque puesto en el Señor toda mi confianza y mi corazón está rendido a Él porque el bien del Señor llenará mi vida y me mostrará su salvación Padre Padre he recibido tu palabra quiero vivir el resto de mi vida bajo las sombras de tus alas quiero vivir Señor el resto de mi vida sin ninguna sombra en mi interior quiero que me des revelación sabiduría conocimiento ciencia visiones profecías saca de mí toda mundanalidad toda incredulidad toda duda toda apatía desarráigala y échala fuera y échala fuera y ahora Padre hacerme entender la grandeza de tu poder obrando milagros obrando señales obrando maravillas usando mi vida hasta mi sombra será huchada para engrandecer tu nombre por eso en esta hora recibo tu bendición en el nombre de Jesús amén y amén en la gloria de Dios dice el Cristo Aleluya gracias Padre adóralo adóralo, adóralo levántate tu mano cierra tus ojos sí Señor Aleluya como el sol segundo a tus brazos otra vez mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo dije es tu tierno amor me levanta tu poderosa palabra solo a ti yo solo a ti agradecidas a los vuestros señores estás aliento a cada roto corazón con tu bella oscuridad con tu eterna luz te bajo mi ala así se me liberó mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo dije es tu tierno amor me levanta tu poderosa palabra solo a ti yo solo a ti mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo dije es tu tierno amor me levanta tu poderosa palabra solo a ti yo solo a ti mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo dije es tu tierno amor me levanta tu poderosa palabra solo a ti mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo dije es tu tierno amor mi refugio es tu dulce presencia Jesucristo confiando que el Altísimo estará sobre mi vida y la tuya siempre día conmigo declaramos que nuestra vida familia iglesia y ciudad están bajo la protección y la cobertura del Omnipotente tu eres nuestra esperanza nuestro castillo y refugio eres en quien confiamos amén y amén gloria a Dios dice Dios