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The story is about a man named Raymundo who learns how to bark. He goes through a tough and pragmatic learning process, but eventually succeeds in truly barking like a dog. He learns to communicate with his dog brother, Leo, and they have conversations under a gazebo. Raymundo asks Leo for his opinion on his barking skills, and Leo says he does it quite well but still sounds a bit human. El hombre que aprendió a ladrar, Mario Benedetti. Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desaliento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raymundo aprendió a ladrar. No a imitar laberidos como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese avistamiento? Ante sus amigos, se autoflagelaba con humor. La verdad es que ladró por no llorar. Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano a sus hermanos perros. Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse? Para Raymundo, representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro. Y algo más extraordinario aún, él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día, Raymundo y Leo se tendían, por lo general, en los aterriceres bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raymundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo. Por fin, una tarde, se animó a preguntarle en varios sobrios ladridos. Dime Leo, con toda franqueza, ¿qué opinas de mi forma de ladrar? La respuesta de Leo fue escueta y sincera. Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org