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In this transcription, María Regina Mota Hernández tells the story of "El dragón y las siete lunas." The story is about a dragon named Bakunawa who lived under the sea and wanted to eat the moons. He devoured several moons, but they all melted in his stomach. However, the last moon was protected by a bamboo forest planted by Badjala. The bamboo forest grew and can still be seen on the surface of the last remaining moon. This was presented by Socorro Valeria Torres Barra, and they hope you enjoyed the story. Buen día, mi nombre es María Regina Mota Hernández, pertenezco al segundo semestre, grupo uno, a continuación presentamos el cuento El dragón y las siete lunas. Bajo el mar vivía un enorme dragón llamado Bakunawa, el dios de la oscuridad y la desesperanza. Una noche, mirando las lunas, Bakunawa pensó, las lunas son tan serenas y suaves, su brillo podría iluminar el fondo del mar. ¿Serán tan deliciosas como parecen? Hace mucho tiempo ya, siete lunas que crecían y menguaban juntas, solían atravesar el cielo cada noche. La gente las atesoraba como joyas puestas ahí por Batala, el dios supremo. Bakunawa decidió entonces que debía tener una luna, hay muchas de ellas, así que nadie se dará cuenta si faltan algunas. Pensó y con un poderoso salto voló sobre el mar y devoró una luna. Seguramente se derritió porque me moví muy rápido, pensó Bakunawa, así que se posó en el fondo del mar para disfrutar la cosquillante luna en su estómago, pero pronto ésta también comenzó a derretirse. ¡Oh no! ¿Cómo podré conservarla? Gritó Bakunawa, pero todo fue en vano, la segunda luna también se derritió completamente. Así es como Bakunawa tragó una tercera luna, que también se derritió. Se enojó tanto que continuó comiendo lunas, con la esperanza de que alguna durara hasta que quedó una sola de ellas. A pesar de que la última luna te había salvado, Badjala pensó que Bakunawa se atrevería a robarla nuevamente, así que plantó un bosquecillo de bambú en su superficie para ocultar su brillo y hacerla más difícil de tragar. El bosquecillo de bambú que Badjala había plantado creció y se volvió grande. Aún hoy puede verse en la superficie de la única luna que quedó en el cielo. Socorro, Valeria Torres Barra, del segundo semestre, Grupo 201. Agradecemos su atención. Esperamos que el cuento sea de su agrado.