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The speaker shares their personal memory of a trip to Bellavista Callarú, a town in Peru. They describe the town's location, population, economy, and religious affiliation. The speaker explains that they went on this trip as a way to escape disapproval from their parents about their relationship. They describe their journey to Bellavista and their experiences in the town, including the celebration of the town's anniversary, the landscape, the local drinks and food, and the sense of feeling at home. They also mention working on farms and visiting other nearby towns. Eventually, they return to their hometown in Colombia, where their parents finally accept their relationship. Muy buenas tardes. A continuación les comparto mi memoria personal. Escogí memoria de viaje. Se llama Bellavista. Bellavista Callarú es un pueblo en el distrito Mariscal Ramón Castilla, departamento de Loreto, Perú. Bellavista Callarú está situada cerca del pueblo Benjardín. Tiene más de 4.000 habitantes, entre colombianos, peruanos y brasileños. La economía se basa en el comercio, la agricultura, la pesca, pero también de las yembras del cultivo ilícito como la coca. La mayor parte de la población pertenece a la religión evangélica. Su lugar es muy acogedor. La mayoría de las personas que llegan allá se acostumbran del ambiente y se quedan a vivir para siempre. Era una mañana tranquila y aceptible de 2020. Me despertó el canto melodioso de las gaves, anunciando el inicio de un día que dejaría una huella de felicidad, diría más bien, de tristeza, en lo profundo de mi alma. Iniciaba un plan de escape hacia un pueblo desconocido. La verdad es que mi novia y yo habíamos planificado este viaje con antelación, considerando que nuestros padres no compartían la aprobación de nuestra relación desde hacía tres años y pretendían separarnos enviándonos a diferentes lugares. Me dijo que inició su viaje a Bellavista. Corré con un señor que había arribado a mi pueblo en una embarcación. Dos días después, emprendí mi viaje. Me quedé en un pueblo llamado Nazaret. Hasta que una mañana, del 6 de octubre, mientras me encontraba en el puerto, me crucé con una señora que se disponía a abordar en bote con destino a Bellavista. Pedí el favor de la señora que me llevara, así que listé las cosas que llevaba conmigo. Durante el trayecto, la señora mencionó que el pueblo estaba celebrando su aniversario. Ella se dirigía allí para comercializar sus productos. Mientras el motorista navegaba lentamente sobre las aguas tranquilas del río Callarud, podía apreciar el paisaje exuberante y diverso, caracterizado por la presencia de aves exóticas que posaban entre los árboles. Había aves como la garza, tigre y el quimi, árboles frondosos y verdosos como el renaco, que proporciona alimento para peces y un hábitat idóneo para distintas aves, mientras hacía en un sol radiante. Luego de pasar por tres pueblos, llegamos a Bellavista. Para empezar, no sabía dónde ir. Para ese momento, las calles estaban llenas de gente proveniente de diferentes pueblos y localidades que llegaron a participar de las actividades que se realizaban en ese día. Se podía disfrutar de bebidas típicas como el mesato, el payavarú, el guarapo peruano. Había noyas comunales en cada barrio. Se repartían a los visitantes que llegaban. Había deportes como fútbol, microfútbol y otros eventos recreativos. Me encontré en la tarde con mis hermanos, mi novia y unos amigos que ya vivían hace tiempo allí. David me contó sobre las aventuras que pasó su llegada por primera vez a ese pueblo. Tuve la sensación de sentirme en casa porque, además de sentirme acompañada, la gente hablaba en lengua típica como en mi pueblo. En ese lugar, nos sentimos libres, tranquilos, sin problemas. Allí aprendimos a trabajar, yo aprendí a cocinar. Pero lo que no sabíamos ni David ni yo es que, desde casa, estaban trabajando a fin de que esta relación no tuviera futuro. Durante la estancia que tuvimos en ese lugar, vivimos momentos en los que las hablé con nosotros y conocimos de la gente metalizmática, de la comida peruana como el ceviche, el pollo a la olla, entre otras. Trabajamos en varias fincas, estamos como lo llaman en Perú. Conocimos varios pueblos como Dos de Mayo, Villa Humo, Villa Rin, Villa Micon San. La vida allí depende como la quieras vivir. Aprovechas las oportunidades que te brinda el lugar o te pierdes en las pisañas de la mafia. Finalmente volvimos a San Martín a Tumacayaco. Es lado colombiano. Nuestros padres nos esperaban con los brazos abiertos. Al fin decidieron aceptar nuestra relación. Llegamos bienvenidos a la familia. Muchas gracias, espero que les guste.