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Es un espacio para dejar que la Palabra de Dios resuene. Hoy nos centramos en las palabras de Jesus, El es el pan de vida
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Es un espacio para dejar que la Palabra de Dios resuene. Hoy nos centramos en las palabras de Jesus, El es el pan de vida
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Es un espacio para dejar que la Palabra de Dios resuene. Hoy nos centramos en las palabras de Jesus, El es el pan de vida
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Learn moreJesus is the bread of life, those who come to him will never be hungry or thirsty. Today's Gospel reading tells the story of the people searching for Jesus after witnessing the multiplication of the loaves. Jesus tells them to work for the food that lasts for eternal life. He is not just a miracle worker, but the bread that gives life. In this difficult time, let us feed on Jesus and be nourished. Jesus wants to give himself as true food. Let us not miss this wonderful opportunity. Jesus is the bread of life, those who come to him will never be hungry or thirsty. Let us also be food for others, nourishing those we encounter. May the Lord bless us abundantly. Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás." Dejemos resonar esta frase pronunciada por Jesús. ¡Feliz domingo, querida hermana, querido hermano! Esta hora que me estás acompañando es una hora de gracia. Un abrazo grande a todo el equipo de trabajo. Hoy hacemos lectura del Evangelio según San Juan, capítulo 6, versículos del 24 al 35. Prestemos mucha atención a lo que hoy se nos comunica. En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo, en la otra orilla del lago, le preguntaron, Maestro, ¿cuándo has venido aquí? Jesús les contestó, En verdad, en verdad les digo, me buscan no por haber visto signos, sino porque comieron hasta saciarse de ese pan. Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, Él que les dará el Hijo del Hombre, pues Este los ha sellado el Padre Dios. Ellos le preguntaron, ¿Y qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios? Respondió Jesús, La obra de Dios está que crean en el que Él ha enviado. Le replicaron, ¿Y qué signos haces tú para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito, pan del cielo les dio a comer. Jesús les replicó, En verdad, en verdad les digo, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, sino que es mi Padre que es el verdadero pan del cielo, porque el pan de Dios es el que baja del cielo y se da al mundo. Ellos le dijeron, Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó, Yo soy el pan de vida, el que viene a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed jamás. Palabra del Señor. Hoy continuamos con lo sucedido la semana pasada en el Evangelio. ¿Lo recuerdan? La multiplicación de los panes. Aquellos comieron hasta saciarse. Ahora, la muchedumbre anda en busca de Jesús, y al no encontrarlo, entonces se dirigen a cazar Nahum. Jesús huye de los que quieren hacerle rey, evitando un mesianismo político. La muchedumbre sigue entusiasmada a Jesús. Pero Él se da cuenta de que esa búsqueda no es totalmente desinteresada. El maestro de Nazaret no desaprovecha la ocasión para decirles que trabajen por el alimento que perdura hasta la vida eterna. Jesús no quiere que le busquen como un simple hacedor de milagros. Aunque el pan que sustenta nuestra vida es necesario, hay otro pan, otro alimento, que se hace eterno para nosotros. Valdría la pena preguntarnos, ¿cómo no preocuparnos por el pan de cada día si es indispensable para vivir? Jesús se presenta como ese pan que da vida al mundo. ¡Qué maravilloso! Jesús se presenta como ese pan que viene del cielo, un pan que viene de Dios Padre, no para hartarnos de comida, sino para dar vida en el mundo. Ya alcanzamos el domingo 18 del tiempo ordinario, y como cristianos debemos hacernos conscientes del alimento que sustenta nuestra vida. La crisis actual de la humanidad alcanza otros niveles que sobrepasan lo económico, sino también unos niveles y unas crisis del espíritu, de la interioridad, de la espiritualidad, de sentirme amado y amada por un Dios que es amor. Si accedemos a las tecnologías de la información y comunicación, o damos un recorrido por nuestra localidad, veremos cuán abundantes son las ofertas mercantilistas que venden milagros sin hacer mayor esfuerzo, sin creer, sin comprometernos. Jesús nos anima a comprometernos en la construcción de una sociedad justa y equitativa. El relato de hoy termina subrayando lo que hasta ahora disponemos. Jesús es el pan de vida. En este tiempo que reconocemos como difícil, alimentémonos de Él. Jesús quiere darse por entero como verdadera comida. No desaprovechemos esta maravillosa oportunidad. Después que el Señor sació el hambre de la multitud, con sus discípulos embarcó a Caparnaú. Mas la gente fue a buscarlo al notar que se marchó, y al hallarlo preguntaron, ¿cuánto viniste, Señor? Y entonces Él contestó, no me buscan por quién soy, me buscan porque saciaron su hambre con el pan de hoy. Mas hay otro pan de vida que nunca perecerá, quien con ese se alimente vida eterna encontrará. Y entonces le preguntaron, ¿cómo se gana ese pan? Y Él responde, solo aquellos que en mí crean lo hallarán. Yo soy el pan de vida, el que viene a mí en busca de mi pan, nunca más hambre tendrá. Yo soy el pan de vida, el que crea en mí su sed podrá saciar y nunca más sediento quedará. Maestro, ¿qué signos das para en Ti poder creer? Los padres en el desierto el maná vieron caer, mas Él pronto contestaba, no crean que fue Moisés, solo mi Padre del Cielo puede hacer el pan caer. Y entonces le suplicaban, danos siempre de este pan, que da vida al mundo entero y que nunca acabará. Yo soy el pan de vida, el que viene a mí en busca de mi pan, nunca más hambre tendrá. Yo soy el pan de vida, el que crea en mí su sed podrá saciar y nunca más sediento quedará. Terminemos esta reflexión de este domingo sabiéndonos también alimento para los demás. Que nuestra mirada alimente a quienes se topen con nosotros, que nuestras manos alcancen a quienes necesiten un pan, que nuestros brazos descansen a los que piden relevo. Que el Señor nos bendiga abundantemente.