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Del mismo barro

Del mismo barro

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Los Ángeles, California - a Mexican immigrant shares his story of migration and finding his place in the US. He discusses the need for Spanish-speaking ministers in the country and the importance of serving the immigrant community. He also talks about the book of Jeremiah and its relevance to our lives today, emphasizing the need to remember our identity as foreigners and to show compassion to others. The speaker reflects on the challenges of being faithful in difficult circumstances and the importance of lamenting our losses. Los Ángeles, recién Los Ángeles, nueve años después, se me invita a la iglesia del Ministerio de Universitarios, me batizo a la edad de 28 años. A los 19 años comienzo mi proceso de migración, que dura 17 años. Apenas hace tres años, desde 2019, se logró eliminarme de la residencia permanente. Te admiro, por tantos años, de viajar, de ver a la familia, de ser así, de servir a Dios. Es un cuento, porque uno que nació en México, como los que han nacido en otros países, en Estados Unidos, vives allá, pero no eres de allá. Y regresas, y te fuiste, tampoco eres de acá. Entonces, nunca completamente perteneces, pero puedes ser un cuento para todos. Entonces, es un milagro. Comparto esta historia para darle gracias a Dios. También, conciente de que muchos de nosotros tenemos familiares, como decimos en el norte, donde no hemos podido verlos por muchos años. Y hay una separación ahí, por todas las complicaciones que vienen, que nos convuelen para salir de nuestro país. Y bueno, estamos ahorita en el mundo de Jeremías. Y estas escrituras, estas clases, están basadas en este libro de Jeremías, y vamos a hablar un poquito de eso, pero también a hablar un poquito de nuestras vidas personales. Les quiero... ¡ah, ya está, ya salió todo! Les quiero presentar a mi familia. Aquí está mi familia, mis hijos acromexicanos, y nosotros vivimos actualmente, y me voy a decirlo de por vida, el ministerio español en los Estados Unidos. Los Estados Unidos es el segundo país donde más habla español en todo el mundo. Hay más personas que hablan español en Estados Unidos que en España, en Colombia, en todo Centroamérica. Sin embargo, en nuestra presidencia, solamente hay nueve ministros dedicados al ministerio español en todo el país. Es una gran necesidad, porque los que son hablantes hispanos, que hablan español, a veces no tienen espacio en iglesias, porque no hay ministros. Es una gran necesidad, y aprecio mucho a mi esposa que tiene ese sueño, esa razón de dejar su cultura, su suporto, y ser parte de esa causa, un propósito de que todos los que hablan español puedan ser representados. Yo vengo de Orange County, California. Ahí está un mapa, ahí estamos. Usualmente vivo en Los Ángeles, porque conocemos, pero creo que representar a la región los nuevos años de la iglesia de Orange County. Ahí está la frontera, a una hora y media. Yo también tengo el privilegio de trabajar para comprobar específicamente como director de los programas fronterizos de Tijuana. Todo lo que ha sufrido a través de la migración, cuando reciba la permanencia de la presidencia permanente, va a ayudar a los que lo necesitan. Nuestro programa adquiere gente en migración, que está migrando desde ahí, Venezuela, todo Centroamérica, al sur de México, por los conflictos de los carteles. Y hacemos alianzas con otros albergues para atender a gente que está en esta condición. Es muy impactante escuchar la fe de las personas, la angustia de los hombres. Sé que hay narrativas en las redes sociales sobre esta gente, pero cuando uno entiende la historia, las razones del porqué se conmueven, crean más. Entonces me siento igual obligado a representar a estas comunidades, ya que hay un ataque al cristianismo. Un cristianismo ni nacionalista, que no le da atención al extranjero. Un cristianismo nacionalista que no atiende al extranjero no es un buen cristianismo. Dios nos manda a siempre ayudar al extranjero. Después de amar a Dios, el segundo mandamiento más frecuente es ayuda al extranjero. Uno de los mandamientos menos enseñados dentro del cristianismo. La identidad del pueblo de Dios siempre es comunidad. Dios les recuerda, atiendan al extranjero porque ustedes iguales fueron extranjeros. Toda la identidad del pueblo de Israel es como extranjeros. Ya después de que se acomodan en la tierra prometida, llegamos al libro de Jervías, donde su comportamiento, ya con su tierra, ya con una monarquía, ya con militares, ya con poder, ya con alianzas con otras naciones, el pueblo de Dios empieza a alejar de Dios. Siempre Dios les está recordando, atiendan al extranjero porque al atender al extranjero van a recordar quién son. El pueblo de Dios no atiende al extranjero, se olvidan quién son y ahora se crean, se alinean a los seres de otras naciones y llegan a la monarquía. Todo esto está conectado, muy relevante para nosotros. Como si somos del mismo barco, iguales somos los campos con los extranjeros. La escritura principal que tenemos es esta, cuando el objeto que estaba haciendo le salía mal, volvía a ser otro, con el mismo barco, hasta que quedaba como él que era. ¿Cómo te haces sentir esta escritura? Cuando el objeto que estaba haciendo le salía mal, volvía a ser otro, con el mismo barco, hasta que quedaba como él quería. No sé tú, mi primer instinto es, me siento mal, como que, ah, no soy suficiente. Voy a ser reemplazado. Esta inferioridad, ¿no?, esta falta de confianza, esta inseguridad, que son plagas para todo mundo, cuando nos falta confianza, cuando nos falta seguridad, cuando vivimos en un complejo de inferioridad, nos lastima y a veces leemos las escrituras con ese filtro que nos desanima. Pero quizás en la clase vamos a ver otra perspectiva de eso. Vamos a hablar un poco del libro de Jeremías. El contexto de Jeremías, ahí puedes tomar unas fotos que les explique un poco el libro de Jeremías. El libro de Jeremías no está en orden cronológica, por eso te lo lees como que te pierdas, pero está el llamado del profeta, el llamado que hace al resentimiento en tres secciones, y después reclamos a las naciones y en el capítulo 46 al 51 vemos que Jeremías mismo va a Egipto, donde posiblemente ahí muere, y al final de la carta se añade un material extra, pero no está en orden, pero es así diseñado, porque nos dice por ahí en el capítulo 36 que Ebarú le ayudó a Jeremías a escribir toda su poesía, todas sus protestas sociales, todo lo que había dicho, que es a escribirlo y que pueda formar una historia de cómo Dios, constantemente le estaba llamando a su pueblo que le fueran fiel a él, no a lo que había hablado antes, alinearse con escrituras de control, de poder, de violencia. Dios constantemente le llama al pueblo a repentir, Jeremías es el profeta que nadie quiere limitar, porque él vive en un contexto muy complicado, el reino ya ha sido divorciado del norte y el sur, el norte ha sido aplastado por Asiria, y por ahí se ve que Asiria va a caer y el sur, judas, se sienten poquito, vamos a sobrevivir, pero el pecado continúa y hay un juicio que ahora no va a ser así, va a llegar Babilonia y va a conquistar al pueblo, y el mensaje, uno de los mensajes principales de Jeremías era, sometante a esta invasión, es el juicio de Dios, que mensaje tan popular, nadie dice, dame, dame este propósito, no, no, no, no yo no, pero podemos ver la vida, el contexto, entender el contexto de Jeremías y no necesariamente querer imitarlo, pero sí ser inspirados por su fidelidad en un contexto tan complicado, el pueblo de Israel está divorciado, se destruye el templo y se quitan a los reyes, esas son tragedias traumáticas para la identidad de un pueblo, no saben quién son, pero al mismo tiempo Dios está haciendo algo nuevo, y la gente no puede discernir las cosas nuevas que están haciendo Dios porque faltan impuestos al pasado, que ha ocurrido durante la pandemia, cosas trágicas, lamentables, dolorosas, y al mismo tiempo Dios está trabajando y está haciendo cosas nuevas, pero muchos de nosotros nos ponemos con esta ansiedad de querer respetar a como era, pero quizás ya no va a ser como fue, quizás Dios es fiel, no quiere regresar al pasado, pero llevarnos a su futuro preferible, eso es parte de la visión de Jeremías, pero nadie lo escuchó, y bueno, nadie le haya hecho caso, pero podemos ver en este contexto que Jeremías es fiel incondicionalmente, que es fiel sin mucho fruto, muchos de nosotros sobre identificamos la fidelidad con fruto, eres fiel si hay fruto, si no hay fruto, no Si me explico, a veces podemos sobre identificarnos con eso, pero la fidelidad y el fruto a veces están conectados y a veces no, pues que Jeremías, si hubo fruto, no, pero fue bien, hay algo que nos puede enseñar, una vez de fe, cuando hay fruto, cuando no hay fruto, pero siempre puede haber fe. Pérdidas trágicas, se pierde el templo del rey, empiezan las deportaciones a Babilonia, gente que huye de su cuarticio y se va a Egipto, a esconderse de Babilonia, dejar su cuerpo, y llegan grandes lamentos de Jeremías, de hecho hay una teoría que el escritor del libro de lamentaciones es Jeremías, pero no son sus lamentaciones, son lamentaciones del pueblo, lamentaciones son como cinco poemas de dolor y de llanto, es increíble el pueblo de Unidos, y celebramos eso, pero quizás hermanos también es el tiempo de lamentar nuestras pérdidas, es perdida la pandemia, hay hermanos, hay hermanas que ya no están aquí con nosotros, porque antes, es una pérdida, hay hermanos y hermanas que no han regresado a la iglesia, es una pérdida, hay familias que han tenido que emigrar e irse y por mi sentomisad es una pérdida, el pueblo de Dios tiene que aprender como lamentar, la iglesia tiene que aprender como lamentar, no siempre todas las cosas son buenas, y como hombres, pero allá vamos, tenemos que aprender a lamentar, entre más pasan los años, vamos a sufrir cuarenta, entre más pasan los años menos amistades tiene el hombre, el joven tenía como veinte amigos, y sabía que ya estaban todos ahí, y que ya estaban todos ahí, no había lucha en la esquina, pero entre más pasan los años, llegan nuestras soledades, hay heridas, un amigo se va para allá, el otro se casa, el otro la panza le salió, el hombre es una cachon, empieza a perder amistad, y hay un tiempo acumulando más heridas, y empezando a reflexionar las heridas del pasado, este contexto es muy complicado, más viejo, más heridas, más reflexionando en heridas, menos amistades, nos podemos apagar, pero podemos ver la vida en el que vivimos, y algo que podemos aprender de él, es lamentar nuestras heridas, te invito, tomes un minuto, y haces un teléfono, un papel, escribe, tus pérdidas, en los últimos dos años, quizás son nombres, escriben, vamos a tomar unos segundos en silencio, te invito a que atiendas al Dios que lamenta conmigo, al Dios que conoce tus pérdidas, escribe estas cosas. Amén, quizás que hay algo que te conmueve a describir y pensar en una pérdida, cuéntanos más acerca de eso, después de hablar con alguien, pero el lamento, este miedo, esto es lo más grave, lo que más se interpreta el lamento, la mitad de los salvos son lamentos de fidelidad, son oraciones ¿a quién?, ¿a quién?, a Dios, ¿con quién se está quejando?, con Dios, ¿con quién se está desahogando?, con Dios, porque Dios es un Dios cercano, que entiende, que ama incondicionalmente, con Dios nos podemos desahogar, podemos traerle nuestras heridas, nuestros pecados, nuestras pérdidas y ser aceptados, ser escuchados y ser acompañados, porque si entre más pasa el tiempo hay más heridas, más reflexión y mejores amistades, ¿qué hace Dios?, se acerca más a ti. El santo dice, pero no me siento cerca de Dios, pues qué bueno, como te sientes, no define lo que Dios hace y quién Dios es, Dios está cerca de nosotros, Dios es un Dios vivo, presente y activo, cuando Dios saca algo de nuestras vidas a las superficies, no lo saca para condenarlo, lo saca para sanarlo. Entonces si leemos esa Escritura, cuando al objeto que estaba haciendo le salía mal, con cual barro, te reemplazas, te aceptas, te ayudas, te piensas por más y no se le pasa nada, y pierde, no importa, con el mismo barro. Dios es fiel, incondicionalmente, Dios te es fiel, incondicionalmente, aun cuando nosotros no somos. Y dices, pero no es bruto la vida, de nuevo, sobre identificar la fidelidad con culpa, porque nuestra vida es complicada, hay pérdidas y las cosas no van muy bien, y no te sientes muy feliz, pero si estamos no posiciona la fidelidad de Dios. Amén. Entonces Dios sigue trabajando en tu vida, y vamos creciendo, más heridas, más errores, más cosas que nos traen amargura, más fidelidad. ¿Qué dice? No es mi barro, todavía creo. Vamos a ver, si me conocieras, si supieras lo que pienso, lo que hago, lo que quiero decir, todavía creo. Entonces este es el contexto de Jeremías un poco, vamos a hablar de nuestro contexto. Quiero darles esta foto, posiblemente de las etapas temporadas de nuestra vida. Podemos decir que desde nacer hasta los 22 años, es la etapa de la primavera. Que de los 17, ahora vamos a hablar de transiciones, a los 45 es el verano de nuestras vidas, y de los 40 a los 65 empezamos el otoño de nuestras vidas. No se me dejan ir. Ya está el barro de Martín. Y de los 60 hasta cuando Dios quiera, es el invierno de nuestras vidas. Y aquí no podemos empezar a medir, no, la primavera es mejor. Hay que hacernos sin día para empezar a la primavera. No, hay vida en el invierno, hay visión en el invierno. El reto aquí es que a veces no entendemos en qué etapa de vida estamos. Para ser moldeados tenemos que entender en qué temporada de vida estamos. Para ser moldeados tenemos que entender en qué temporada de vida estamos. Voy a tomar unos minutos para explicar un poquito este concepto. Ahí están las temporadas de nuestras vidas. Pero en las etapas de nuestras vidas hay espacios, años ahí de transición. Entonces de los 17 a los 22 años hay una transición en esa vida. Unos dejan el hogar, otros todavía no lo dejan. Pero hay otras responsabilidades, hay otras etapas de vida, física, emocionalmente, relacionalmente. Y entre los 40 y los 45, donde acabo de entrar yo, hay otra transición. Y después hay otra entre los 60 y los 65. Y toda transición tiene riesgos y oportunidades. Toda transición hay retos. Porque en esta transición constantemente hay inseguridad. Depende en qué transición que voy a hacer con mi vida. Ahorita hablamos de esos detalles. Hay inquietud. Tengo la presión. Mis hijos, voy a empezar, voy a hacer mi carrera, trabajo, aborro, cumplir mi objetivo. ¿Qué hago? Sigo igual, pero hay diferentes inquietudes. Y eso nos lleva a ser indecisos. Eventualmente si nos quedamos ahí, sin tener una buena transición, nos hacemos vacíos, desanimados, emocionalmente desconectados con Dios y con personas. No lamentamos nada, no sentimos nada. La emoción que domina es el sarcasmo y la crítica. Nadie quiere ser ese tipo de hombre. Pero durante estas transiciones hay cosas esenciales que necesitamos. Necesitamos una fe genuina, no positiva, siempre de victoria, siempre victoriosa, fructífera, todo va bien. A veces, lamentar nuestra pérdida de vida es fe genuina. Necesitamos amigos y médicos. Si Dios, si creemos que Dios está con nosotros, a pesar de quién somos, qué hemos hecho, en qué circunstancias estamos, Dios va a proveer amigos y médicos. Pero si nos quedamos en la indecisión, la pasividad, el sarcasmo, no vas a aceptar los regalos que Dios te está dando a través de estas amistades. Es necesario para tener una buena transición a las diferentes temporadas de nuestras vidas, tener amigos y médicos y una comunidad de fe. La mayoría de las Escrituras son escritas a una comunidad, no a un individuo. Quizás un museo, una carta, a un individuo. Sin limón, un individuo. El resto de las cartas son escritas, ¿a quién? A una comunidad. Dios no te ve solamente como una persona, te ve como una persona en una comunidad de fe. Dios se forma no solamente personalmente, pero a través de las amistades y conexiones. Lo esencial para tener transformación en nuestras vidas espirituales, con Dios, contigo mismo y con otras cosas. ¿Amén? Durante cada etapa, temporada, hay ciertas preguntas que nos hacemos. En la primavera que hacemos la pregunta, la pregunta dominante es ¿Quién soy? ¿Cómo me he visto? ¿Quién soy? ¿Quién no soy? ¿Con quién me junto? ¿Con quién no me junto? ¿Con quién como en la escuela? ¿Con quién no? ¿Quién soy? Estamos buscando nuestra identidad, nuestras motivaciones no son internas, son externas. ¿Qué dice la ciencia de nosotros? ¿Qué dicen mis amigos de mí? ¿Cómo volver a ser hermanos? Y nos falta una clara visión de la masculinidad. Necesitamos otros hombres. Muchos de nosotros en esta primavera no siempre vimos ejemplos de lo que es ser un hombre. Quizás es parte de nuestra herida. Mi herida es la ausencia de mi papá, no que se me fue o que no crecí con él, es la ausencia. La pregunta principal es ¿Por qué no me vi? Y muchos de nosotros, nuestros padres también caían en sus heridas, estaban ahí en su persecución, quizás hicieron una comodidad de fe, cometieron errores, hicieron lo mejor con lo que pudieron, pero quedaron heridos. Quédense en esa conexión. Los quiero perdonar, los perdono, pero todavía duelen. Quédense en Dios. Están a mis representantes, soy yo. Quédense en Dios. Quédense en Dios. En el verano nos empezamos a preguntar ¿Qué creo? Por eso muchos llegan a la fe en esta edad, llegan a la fe temprano, porque cesan a pensar ¿Qué creo yo? ¿Es fe mía o la de mis papás? Es una buena pregunta, es una buena respuesta, fortalece tu fe. Y nos desviamos a preguntar ¿Qué creo? ¿Qué deseo? ¿Ya he hecho todo lo que tengo que hacer, lo que está requerido de mí y tú estás como hombre? ¿Pero qué tal yo? ¿Qué deseo yo? Muchos de nosotros al tener hijos, digamos niños, y el cumple los niños 2, 3, 5, 6 años, y te sientes como que has perdido tu identidad de hombre porque ahora eres niño. ¿Qué deseo? Siempre la raíz del deseo es avanzar. ¿Que no? Si hay bendecida, sin conciencia. ¿Que no? Porque Dios nos ha mandado, nos ha enseñado, y caemos pero no se ríe y no nos templaza, sigue Dios trabajando en nosotros. Ya hay varios puntos de lo que necesitamos. En el otoño ¿Qué he logrado? Pueden ser mil o dos mil errores. Ya llegué hasta los cuarenta y ¿Qué lograron? Yo cumplí cuarenta y me senté bien deprimido, como que ¿Qué lograron? No sabía qué, conscientemente ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? No podía razonar ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? Eso que estaba pensando por mi emoción decía, ¿Qué lograron? Empezamos a reflexionar más bastante. Pueden ser revenidos nuestros errores. Empezamos a ver desde nuestro papá, nuestra mamá, nuestra adolescencia, bien por la iglesia, y si estás preguntando ¿Todavía me ama Dios? ¿Todavía cree en mí? Por usar una frase que usamos mucho, ¿Todavía te puede utilizar? Se complica esta frase porque Dios no te ama como persona, no como algo que produces para ti. Y en el infierno de nuestra vida empezamos a reflexionar y soñar ¿Cómo puedo empoderar a otros? ¿Qué tipo de vida vivimos? Y si tenemos presencia, si tenemos amigos y mentores, y si participamos fielmente en la comunidad de fe, en la iglesia, las preguntas van a ser muy, muy buenas, formativas. ¿Amén? Tú y yo como hombres siempre estamos reflexionando. Bueno, no siempre. Hay momentos en los que nos quedamos así y te preguntan ¿Qué estás pensando? Nada. Y es la verdad. ¿Cómo que nada? Y piensas otra vez. Nada. Pero de vez en cuando llega la reflexión o la voz de Dios. Y a veces prendemos la música porque no queremos reflexionar, o vamos a comer más porque no queremos reflexionar. El reflexionar es una invitación a que Dios siga trabajando en su obra. ¿Amén? Y podemos leer esta Escritura en este contexto. Estoy convencido de esto. El que comenzó la buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. El que comenzó a crear con este barro y se deshace, no se va a rendir. Si no se va a rendir Dios, no se rindas tú. Si Dios te ama incondicionalmente, sé de quién, incondicionalmente. Si Dios quiere escuchar tus heridas, tus lamentos, tus pérdidas, comparte con el Dios que te ama, que te acompaña. Si Dios te provee amigos y mentores, deja el sarcasmo y deja el mundo pasado y acepta las nuevas cosas que Dios te está dando. No dejes que las heridas del pasado te expidan tu participación en el futuro preferible de Dios. Muchos en el himno de Jeremíos no quisieron aceptar la dirección de Dios y se fueron a ocupar con trabajadores siendo pesados. Pero los que se sometieron a Dios, conocieron nueva vida con Dios en el exilio. Y después en la Biblia empieza una narrativa increíble del exilio. Que siglos después la iglesia puede ir a estas otras naciones y haya una sinagoga para empezar la iglesia porque siglos antes había salido el exilio y creado sinagoga. Dios es siempre. Dios va a completar, pero en el momento de nuestra vida, en toda la historia de Dios, seamos de fiel a Dios. Si Jeremías le fue fiel, no tenemos más valor que Jeremías. Todavía es complicado, no quiero minimizar nuestra realidad, pero Jeremías nos insiste que paso de que pase podemos acercarnos a Dios. Vamos a aterrizar aquí, hablamos de Jeremías y su contexto, hablamos de nosotros y de su contexto, terminemos apropiadamente con Dios, con Dios y sus hombres. Dios es fiel y condicional. ¿Lo crees? La fidelidad de Dios aun cuando no hay muchos frutos en nuestras vidas. El fruto no determina si Dios te ama o no. El fruto no determina si Dios cree en ti o no. Y el fruto viene de Dios. Eso no significa, ah, no hay que hacer nada, no, no, hay más actividad y esfuerzo en la fidelidad. Que Dios nos acompañe en pérdidas trágicas. Quizás no perdimos el templo y el rey, pero hemos perdido hogares, ciudades, amigos, amigos. Y Dios es un yo que está atento a nuestros lamentos. Hay oraciones que no inspiran, hay oraciones que es pura queja. Está bien, es una oración. Usualmente cuando eres vulnerable y tienes esta fe germina que dice Dios, te pone alguien en frente que te dice, tú estás sintiendo lo que yo estoy sintiendo. Dios siempre provee amistad. Jeremías estaba batallando y llegó, puedo leer los capítulos del 3er, Baruch. Mi Jeremías es como eso. Baruch le ayudó a organizar su poesía, sus profecías. Aún Jeremías necesitó a un Baruch y Baruch a un Jeremías. Dios siempre nos da amistades y mentores. Y si somos mentores, mi consejo sería ser mentor basado en amor, no en autoridad. Ser mentor basado en amistad. Y eso va a crear una muy buena conexión. Y siempre hay esperanza de que Dios va a completar lo que va a completar y incluye a nosotros personalmente. Les dejo unas preguntas de reflexión. Si hace un tiempo después pueden sentarse con otras personas y poder compartir estas preguntas. ¿En qué temporada estás? ¿Y qué cualidades de fe requieren estas temporadas? ¿Qué pérdidas has tenido? ¿Cómo puedes lamentar tus pérdidas en comunidad? ¿Y qué está renovando Dios en tu fe y en tu iglesia? ¿Qué peligros y qué oportunidades hay en la temporada que estás? ¿Y quiénes pueden ser tus amigos y mentores durante esta temporada? ¿Qué consejo le darías a otro hombre en tu iglesia que está por entrar en la temporada que estás? ¿Qué te inspira en la vida y fe de Jeremías? ¿Qué principios puedes imitar? ¿Y qué le ha dicho Dios? Hermanos, su honor estar con ustedes. La gloria sea de Dios.

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