Antonio Machado.

Antonio Machado recita tres poemas, comenzando con "A un Olmo seco". Describe un viejo olmo partido por un rayo y podrido, pero con algunas hojas verdes. El poeta observa el musgo y las telarañas en el árbol, mientras las hormigas y las arañas lo habitan. Antes de que sea derribado por un leñador, el poeta desea anotar la gracia de su rama verde. También espera otro milagro de la primavera hacia la luz y la vida. Muy buenas tardes amigos de Poetas del Pueblo. Una entrega más del gran Antonio Machado. En esta ocasión, como siempre, quiero decir tres poemas, y el primero se titula A un Olmo seco. Al Olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido. El Olmo centenario en la colina que lame el duero. Un musgo amarillento la mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será cual los álamos tantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos friseñores. Ejército de hormigas y sanguilera van trepando por él, y en sus entradas hurden sus telas grises de las arañas. Antes que te derribe Olmo del duero, con su hacha el leñador y el calvinter te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de garreta. Antes que rojo en el hogar, mañana ardas de alguna mísera caseta al borde de un camino. Antes que te descuaje un torbellino y tronce el soplo de las tierras bajas, antes que el río hasta el mar te empuje por valles y barrancas, Olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera, también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. Abril florecía.