Alma

Eu sentirei que é unha toxicología e que é unha era incrível e unha herencia. Desde o silbado do espectro, o que é que é a toxicología, o que é que é unha toxicología, é unha era incrível e unha herencia. E un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, e un saludo a unha policía, del Diario de la Nación, de Buenos Aires, y a Oscar Wilde, recibiendo parte de ambos por escrita a su cuerpo. Este poeta sevillano nació en 1875, dejó un gran velado dentro del modernismo español, y formó parte de la denominada generación del 98, siendo elegido miembro del número de la Real Academia Española. Algunos de sus libros y publicados más importantes fueron Soledades, Campos de Guerra, y El Pueblo de la Iglesia, y El Pueblo de la Iglesia, y El Pueblo de la Iglesia, y El Pueblo de la Iglesia, y El Pueblo de la Iglesia, Algunos de sus libros y publicados más importantes fueron Soledades, Campos de Castilla, y La Guerra. Podemos destacar este sobrepuesto a un volvo seco en Granada, el crimen fue en Granada, anoche cuando dormía, elegía de un madrigal aquel que vivía en el mundo y la muerte en la paz. El primero se titula Plaza Hena, o Plaza Hena y cantar al Cristo de los Vigilados, o Plaza Hena y cantar al Cristo de los Vigilados, siempre con sangre en las manos, siempre con veneno en la mano. Cantar del Pueblo en la luz que todas las primaveras andan pidiendo escaleras para subir a la luz. Cantar de la tierra mía que echa flores al Jesús de la agonía y es la fe de mis mayores. Oh, no eres tú mi cantar, no puedo cantar ni quiero a ese maestro que no es el madero sino al que anduvo en el mar. Por este puente que ha asomado una cigüeña a lo alto del campanar, girando en torno a la torre y al cacer al sol sale, ya las londrinas chillan. Pasaron del blanco invierno, de velazca se ven las sombras soñando. Pasaron los verdes tibios, las yantures. Primavera se ve brotar en los filosofos de la carretera y del río. El duero corre, cerso y mudo, mansamente. El campo parece más que joven adolescente. Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido el sol. Chocos del camino blanco, álabos de la ribera, espuma de la montaña de la azul lejanía, sol de días, claro día, hermosa tierra de España. El crimen se le vio caminando entre fusiles por una calle larga, salida el pelotón de verdugos no somirante a la cara. Todos cerraron los ojos, rezaron, ni Dios le salvó. Muerto la carcerería, tarde en la frente y luego en la rentaña que fue engranada en brisa esa vez. Pobre Granada, en su granada muere su alma. Ya el sol entorre y torre los martillos del yunque, yunque, yunque de las rábulas hablaba Federico de quebrante la muerte. Ella escuchaba porque ayer en mi verso compañera sonaba el golpe de sus secas palmas. Pobre los ojos que te faltan, tus cabellos que el viento se acudía, los rojos labios donde te besaba. Hoy comadre, gritaba muerte mía que bien continuaba sola por estos años en granada en granada. Se la vio caminar narrada amigos de piedra y sueño en la tierra donde lloró el agua eternamente suyo. En su línea fue en granada en su granada en granada. Muchas gracias y hasta la