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Listen to 20240626 Mi Historia by Peggy Darling MP3 song. 20240626 Mi Historia song from Peggy Darling is available on Audio.com. The duration of song is 05:38. This high-quality MP3 track has 1313.906 kbps bitrate and was uploaded on 24 Jun 2024. Stream and download 20240626 Mi Historia by Peggy Darling for free on Audio.com â your ultimate destination for MP3 music.
The speaker describes sitting next to a skeptical woman while Barack speaks to a crowd. The speaker reflects on their own experiences in their neighborhood and family, and how Barack's message of hope extends beyond their own understanding. They realize that it is one thing to escape a difficult situation, but another to create lasting change in that place. La mujer copulenta que estaba sentada a mi lado no se molestaba en ocultar su escepticismo mientras mecĂa a un niĂąo pequeĂąo sobre su orilla. Inspeccionaba a Barack alzando el mentĂłn y sacando el labio inferior, como si dijese, ÂżQuiĂŠn eres tĂş? para decirnos lo que tenemos que hacer. Sin embargo, no le preocupaba, como tampoco ĂŠl habĂa preocupado nunca tener lo cualquiera en contra a ĂŠl. Al fin y al cabo, era un unicornio, marcado por su peculiar nombre, sus particulares orĂgenes, su complicada adscripciĂłn racial, la ausencia de su padre y su mente privilegiada. Estaba acostumbrado a tener que demostrar su valĂa allĂĄ adonde fuese. La idea que estaba exponiendo no era fĂĄcil de vender, ni tenĂa por quĂŠ serlo para ĂŠl. Roseland habĂa recibido un golpe tras otro, desde el ĂŠxodo de las familias blancas hasta el hundimiento de la industria del acero, pasando por la degradaciĂłn de su sistema escolar o el auge del negocio de la droga. Barack me habĂa contado que, como activista que habĂa trabajado en comunidades urbanas, habĂa tenido que hacer frente muy a menudo a las desconfianzas de la gente, en particular de los negros, un sinismo fruto de una sucesiĂłn de mil pequeĂąas decepciones. Yo lo entendĂa. Lo habĂa visto en mi propio barrio, en mi propia familia, la amagura, la desesperanza. Lo veĂa en mis dos abuelos como consecuencia de la frustraciĂłn de todos sus objetivos, de todas las renuncias que se habĂan visto obligados a hacer. En la agobiada profesora de segundo curso, que prĂĄcticamente habĂa desistido de enseĂąarnos nada en Bryn Mawr. En la vecina que habĂa dejado de cortar su cĂŠsped, o se habĂa resignado, o no saber a dĂłnde iban sus hijos despuĂŠs de clase. En cada desecho que alguien dejaba caer despreocupadamente sobre la hierba de nuestro parque local. Y en cada trago de whisky que alguien bebĂa antes de anochecer. En todos y cada una de esas gestiones que considerĂĄbamos imposibles de arreglar, incluidos nosotros mismos. Varag no hablaba a la gente de Roseland con condescendencia y tampoco estaba intentando congraciarse con ellos, obviando su posiciĂłn de privilegio y sobreactuando en su papel de negro. Frente a los temores y las frustraciones de los parroquianos, su situaciĂłn de imaginaciĂłn y de paralizante impotencia, Varag tenĂa la osadĂa de seĂąalar en la direcciĂłn opuesta. Nunca habĂa dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre los aspectos mĂĄs desmoralizadores de ser afroamericana. Me habĂan educado para que pensase en positivo. Me habĂa absorbido en el amor de mi familia y la determinaciĂłn de mis padres debemos triunfar. Me habĂa estado junto a Santita Jackson en las manifestaciones de Operation Push, escuchando a su padre mientras instaba a los negros a recuperar el orgullo. Mi impulso me habĂa llevado siempre a ver mĂĄs allĂĄ de mi barrio, a mirar hacia delante y tratar de superar los obstĂĄculos. Y yo lo habĂa conseguido. Me habĂa obtenido dos tĂtulos de la Ivy League. Me habĂa hecho unos huecos en Sidney y Austin. Mis padres y mis abuelos se enorgullecĂan de mĂ. Con todo, al escuchar a Varag, empecĂŠ a entender que su visiĂłn de la esperanza iba mucho mĂĄs allĂĄ que la mĂa. Me di cuenta de que una cosa era lograr salir de un lugar complicado y otra muy distinta conseguir que el lugar en sĂ dejase siendo complicado.