The protagonist, who has a crush on Martín, tries various ways to get him to notice her but fails. She receives advice from friends to change her appearance and behavior, but nothing works until she decides to be herself. By embracing her true self and acknowledging her unique qualities, like her freckles and love for singing, Martín finally notices her. She realizes the importance of self-acceptance and being true to oneself. In the end, she finds confidence in her own identity and wings, symbolizing her inner strength and individuality.
Yo voy conmigo. Me gusta Martín. Me gusta Martín. Me gusta Martín. Me gusta Martín. Me gusta Martín. Lo sé, porque cuando pasa por mi lado, siento que me pipe la nariz y que mis rodillas se ponen tontas. Pero Martín no se da cuenta. Martín no me mira nunca. Mi amiga Lucía me ha dicho que no me queda bien el pelo recogido, que a lo mejor si me lo dejo suelto Martín me mira. Me he quitado las coletas, pero Martín no me ha mirado.
Mi amiga Ana me ha dicho que tal vez debería quitarme las gafas, que a lo mejor sin mis coletas y sin mis gafas Martín me mira. Me he quitado las gafas, pero Martín no me ha mirado. Mi cabeza empieza a vaciarse de pájaros. Los veo levantar el vuelo y alejarse. Mi amigo Luis me ha dicho que porque no pruebo a quitar esa sonrisita de mi cara, está seguro de que sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisita Martín me mirará.
He dejado de sonreír, pero Martín no me ha mirado. Mi amiga Carla me ha dicho que porque no pruebo a tararear cancioncillas de las mías, que no las tararé, quizá sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisa y sin ni canturrear mis canciones Martín me mirará. He dejado de cantar, pero Martín no me ha mirado. —¿Serán tus pecas? —me ha dicho Lola. Ella piensa que sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisa, sin mis canciones y sin mis pecas Martín me mirará.
Hoy he ido al cole sin mis pecas, pero Martín no me ha mirado. Y no sé a dónde van los pájaros que viven en mi cabeza, pero sé que se van lejos, lejos, lejos. —¿No será que hablas demasiado? —me ha dicho Marcos. Está convencido de que sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisa, sin mis canciones, sin mis pecas y calladita seguro que Martín me mirará. Hoy no he abierto la boca en todo el día, pero Martín no me ha mirado.
A lo mejor sin mis alas, he pensado. Sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisa, sin mis canciones, sin mis pecas, sin mis palabras y sin mis alas Martín me mirará. Hoy he ido al cole sin mis alas y sin mis coletas, sin mis gafas, sin mi sonrisa, sin mis canciones y sin mis pecas y sin mis palabras. Y Martín me ha mirado. Creo, creo que me ha sonreído. Martín me ha visto. Pero ahora soy yo la que no me vea.
¿Y dónde están los pájaros de mi cabeza? Le he dicho a Lucía que me gusta mi pelo recogido. Le he dicho a Ana que me gustan mis gafas. Le he dicho a Luis que me gusta mi sonrisa. Le he dicho a Carla que me gustan mis canciones. Le he dicho a Lola que me gustan mis pecas. Le he dicho a Marcos que me gusta hablar. Y me he dicho a mí misma que sin mis alas no soy yo.
Mis alas son iguales a las de los pájaros de mi cabeza. Ahora sé que yo voy conmigo y me miro y me veo. Porque yo tengo alas. Fin.