Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
Olivo Verde is a community focused on the systematic and respectful study of the Word of God. They are currently studying the book of Romans verse by verse. The speaker explains that the reason for their congregation's name is because they are like branches grafted onto the main olive tree. They emphasize the importance of studying the Bible thoroughly and not allegorizing its meaning. The speaker also talks about the mystery of salvation and the need to have a strong faith that not only leads us to God's presence, but also enables us to serve Him. They mention that there are 66 books in the Bible and God expects us to embody the characteristics found in each book. They stress the importance of understanding ourselves and avoiding self-destruction. The speaker discusses how Paul addresses the mystery of Israel in the book of Romans and the significance of the church in Rome. They explain that the salvation of Israel is connected to the salvation of the Gentiles, and that God has a plan Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Hace ocho días les explicaba, trataba de explicar, porque decir explicaba suena como muy raro. Trataba de explicar que Pablo nos enseña y nos dice, miren, ustedes son las ramas, son el Olivo Verde que son injertados en la rama, en el árbol principal de olivo. Y les expliqué que esa es la razón de ser del nombre de nuestra congregación. Ahora, para las personas que nos están visitando, esta es la semana 61, estamos estudiando el libro de Romanos. Realmente no lo estamos estudiando, estamos dedicando y enseñando y trabajando y leyendo el libro de Romanos verso a verso, parte por parte, porque así es como el libro se escribió, completo. Voy a decirles una cosa muy tonta, pero ustedes no van a entender. Cuando lleguemos al cielo, hay 66 libros, es muy tonto lo que les voy a decir, pero ustedes me lo van a entender. Hay 66 libros, Dios espera que Rigo llegue con 66 características que las vivió, las depuró, las aprendió aquí. ¿Sí me doy a entender? Se supone que, sigo con un ejemplo bastante tonto, pero me ayuda a ilustrar lo que estoy tratando de decir. El libro de Génesis nos ayuda a fomentar nuestra fe. Dios espera que nuestra fe nos lleve delante de su presencia. La fe que tenemos que tener tiene que ser lo suficientemente útil, no solamente para que nosotros lleguemos delante de la presencia de Dios, sino también para poder servir a Dios de una u otra manera. Entonces, si son 66 libros, hay 66 características que todos debemos de tener cuando nos presentemos delante de Dios, que Dios espera que las tengamos. Y esa es la razón por la cual nosotros seguimos siempre tratando de ir el material verso a verso, versículo a versículo. Lo que hacemos es exhaustivo, sí y no. Es exhaustivo para mí, pero nunca lo puede ser para ustedes. Porque cada vez que usted abra la Palabra de Dios, Dios tiene que volverte a hablar y enseñarte a través de su Palabra. ¿Me doy a entender? Es exhaustivo para mí porque cada Palabra para mí cuenta cada Palabra en el idioma que se escribió, lo anoto en un papel, lo pongo en otro lado, puedo pasar horas enteras viendo casi que detalles de cosas que de alguna forma, no es que los tengo que desechar, pero que me ayudan a no salirme de lo que el texto dice. Porque es muy fácil alegorizar. ¿Qué es alegorizar? Alegorizar es decir algo que la Biblia no dice, pero que poniendo un ejemplo nos da a entender. Jesús es la puerta, sí es la puerta, pero Jesús no es una puerta. ¿Me doy a entender? Jesús no es una puerta. Pero Él dijo, yo soy la puerta. ¿De qué está hablando? Que aprendamos a caminar y a atravesar y a entender que es hacia Él que vamos a pasar por las cosas. Entonces, hace ocho días dijimos, Pablo nos enseña, porque acuérdense que el capítulo 9, Pablo está inquietísimo por Israel, y en el capítulo 9, Pablo se pregunta, ¿Quién es Israel? En el capítulo 10, nos aclara que sentido tiene Israel y en el 11 nos dice que va a pasar con Israel. Estamos en el versículo 11, hoy vamos del 25 al 36 y Dios nos deja llegar, pero pienso que de alguna manera lo que tratamos de analizar la semana pasada, nos da pie para ir entendiendo algunas cosas. Número uno, número uno, la salvación es un misterio. Porque como nadie se está muriendo, nadie se preocupa. Cuando usted ve a una persona agonizando, cuando usted ve a una persona que sabe que se va a ir, el corazón le cambia. Porque todos somos muy egoístas, todos, sin excepción, yo también. Todos somos muy egoístas. Y pensamos que porque estamos bien, el fin de las cosas es estar bien aquí. Y como hemos podido analizar lo que Dios está tratando de mostrarnos, no es que Dios quiere que estemos mal y sentados en alambre de pudas todos los días. No, no, no. Ni sacrificándonos ni haciendo cosas extrañas. Simplemente que tengamos los pies puestos sobre la tierra, porque vivimos en tiempos muy complejos y muy difíciles. Y usted no se conoce a usted mismo. Usted ni siquiera sabe quién es usted mismo. Y todo lo que Dios está tratando de hacer es de evitar que usted se destruya a usted mismo y destruya la gente que lo ama y la gente que la ama. Para eso Dios tiene que aplicarnos su sangre para poder ser salvos aquí, desde aquí. La salvación empieza aquí. La salvación garantiza que usted no va a depender de mi crianza. Gracias a Dios. Hoy estuve en medio de una discusión de una abuela evangélica de hueso colorado diciendo que a los nietos hay que volarles faja de vez en cuando. Y la mamá, sentada, que no. Qué complicado, ¿verdad? Qué complicado porque creo que todos los que estamos aquí nos dieron faja y buena faja. Al menos a mí sí. Costó, pues no parece tampoco, pero sí, sí me dieron faja. Y... Yo no sé en qué momento Oscar se da cuenta de sí mismo. Yo no sé. Yo no sé en qué momento Donald se da cuenta de quién es de sí mismo. No se sabe. Ignacio usa una frase. Ignacio dice, yo empiezo a tener uso de razón y siempre da como un número entre los 5 y los 7 años. Es cierto. Y dependiendo de los papás que usted haya tenido, de la formación que haya tenido, usted es socialmente más adaptado o menos adaptado. ¿Me doy a entender? Si usted viviera en una sociedad con ciertas otras características y usted tuviera esas características, usted es más adaptado a esa sociedad. ¿Qué es eso? Nada. Absolutamente nada. Usted no está aquí para agradarse a usted ni agradar a nadie. Usted no está aquí para agradar a Dios. Pero nosotros preferimos agradarnos a nosotros mismos y a otras personas que agradar a Dios. Y así somos todos, me incluyo, yo también soy así. Al entrar al verso 11, damas y caballeros. Al entrar al verso 11, Pablo quiere que usted entienda que en este momento se está revelando un misterio que está desconocido. Cuando la Biblia dice un misterio, no se está decidiendo algo que usted no va a entender. Está diciendo que se lo está presentando, se lo está enseñando. Y así es como Pablo quiere que usted vea exactamente lo que vamos a analizar. Pablo quiere que usted lo vea en función de lo que él mismo está a punto de poner en sus manos y de mostrarle lo que es un misterio. Y claro, note que directamente, hablándole a la iglesia en Roma, la iglesia en Roma, recordemos que se cree que se funda en el año 40, y el año 40 es un año demasiado cerca. El año 40 es un número muy muy cerca a la partida de Cristo. Entonces una iglesia, es una de las primeras iglesias fundadas y Pablo no la fundó. Cuando Pablo le está escribiendo a una iglesia que no conoce lo maravilloso del Espíritu Santo, que es lo que usted y yo tenemos que entender, es como Pablo le escribe a una iglesia que no conoce y le escribe lo que la iglesia necesita. ¿Me va a entender? Eso es maravilloso. Porque... Paralelamente, nos está formando a nosotros. Entonces, mis hermanos, quiero que entiendan este misterio. Noten que él está diciendo que es un misterio, que nadie entendía qué eran y quiénes eran, porque hasta el día de hoy, los judíos no entienden, no entendieron, los judíos no entienden que la razón por la cual Dios los escogió a ellos era para mostrarle al mundo que el Dios verdadero existe. Pero ellos creyeron, ellos creyeron que lo que Dios quería hacer era la raza, la raza aria. Una de las, una de las... Ayúdenme, el libro de Hitler se llama Mi Lucha. El libro de Hitler es un libro muy interesante, porque el libro enseña exactamente esto. Que los judíos tenían un pensamiento de tal manera, hacia sí mismos, de una manera donde veían por debajo del hombro a todo el mundo hasta el día de hoy. Acuérdense que en algún momento los judíos veían a los gentiles como perros. Ni que se digan un samaritano. Entonces, al no entender esto, aquí empieza la crisis. Para que no se vuelvan orgullosos de ustedes mismos, porque el problema es que los judíos son extremadamente orgullosos. Los judíos piensan que, deslamentablemente, solamente ellos. Parte del pueblo de Israel tiene el corazón endurecido. Parte, no todo. Parte. Pero solo eso durará hasta que se complete el número de gentiles que aceptarán a Cristo. Entonces yo creo que ahí, inmediatamente surgen, surgen dos preguntas. Pregunta número uno. ¿Cómo está Israel? Endurecido. ¿Por qué está endurecido? Está endurecido para que nosotros podamos hacer lo que ellos no quieren hacer por causa de su propia vanidad y por causa de su orgullo. Está bien. Segunda pregunta. ¿Cuál es la señal que nos muestra que el pueblo de Israel, que ya no va a ser más tratado de esa manera? Porque los gentiles están contados. ¿Quiénes se salvan están contados? El Señor sabe cuánta gente. Seguramente, no sé, voy a decir una cosa porque eso está de moda decirlo y me gusta decirlo y suena interesante. Podría ser que esta noche sea el conteo final de los últimos cinco, para que usted me entienda. ¿Quiénes son los gentiles? Todo lo que no son judíos. ¿Quiénes son los gentiles? Los que de alguna manera necesitan o de alguna forma creemos en Cristo, creemos que Jesús es Dios, que creemos que Jesús es el Señor. Perdón que vaya un poco despacio, pero es que me interesa que vea que Pablo nos está ubicando en una línea de tiempo. Pablo nos está diciendo, vea, el asunto es así, yo les dije, capítulo 11 nos hace el desenlace de qué problema con Israel, qué hacemos con Israel, qué va a pasar con Israel, capítulo 11. Viene el 26. Entonces, todo Israel será salvo. Ese todo, bueno, yo creo que hay alrededor de unos, yo creo que como tres o cuatro libros por ese todo y podrá ver en redes sociales alrededor de unos mil a mil quinientos videos de ese todo. Porque hay gente que dice que ese todo Israel, ese todo es un montón de israelitas. Según lo que ya hemos visto, según lo que ya analizamos aquí tiempo atrás, hemos dicho que cuando la palabra dice entonces todo Israel será salvo, se está decidiendo el remanente de Israel étnico del cual está hablando Pablo. Y ya lo vamos a ver que es muy probable que se refiera a un porcentaje de judíos muy, muy pequeño. Inclusive, si ustedes ven las cosas que hemos hablado, yo hablo, no creo que lleguemos a cien personas, a cien judíos, no creo que lleguemos a esa cantidad. Lo importante es quiénes son esos judíos, dijimos, son los que queden en ese remanente. De ese todo, Israel será salvo, no se refiere en este tiempo, se refiere al tiempo del desenlace de las cosas. Entonces, cuando el texto dice todo Israel, se está refiriendo a un momento y a una cantidad de personas. Pero la palabra de Dios dice que esas personas son gente de la casa de David, gente de la casa de Natán, gente de la casa de Simei. Y que tenemos representados exactamente las cuatro condiciones, con las cuales ya no las doce tribus, sino al pueblo, a los profetas, a los reyes y los sacerdotes. Esas son esas, para mí, por lo que yo he visto, por el asunto de lo que ya vamos a ver, yo diría cien para decir un número. Pueden ser quinientos o trescientos, pero ese todo es bastante complicado. Sin embargo, Pablo inmediatamente hace una cita de Isaías, como dicen las Escrituras. El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de la maldad. Y entonces aquí empieza a decirnos cómo es que Dios va a salvar a Israel. Y mi pacto con ellos es que quitaré sus pecados. O sea, cómo se va a salvar Israel, igual que nosotros, creyendo en Cristo. O sea, usted está diciendo que hoy los judíos que no creen en Cristo no se salvan. Al menos es lo que Pablo está diciendo. Porque dice que los pecados de ellos tienen que ser quitados. Y el único Cordero de Dios que quita el pecado del mundo se llama Jesús. No hay ningún sacrificio que ellos puedan hacer. Nadie puede hacer nada por la salvación del mundo. Nadie. Ya está hecho. Yo no sé quién está en el infierno. Y más de uno nos vamos a llevar una sorpresa. Algunos de ustedes van a decir, mira, no está Federico aquí ni nada. ¿Me entiende? O van a decir, mira, aquí está Federico y no estamos engano. No estamos engano. Dice, 11.27. Y mi pacto con ellos es que quitaré sus pecados. Porque si habla del pacto de Abraham, Isaac, ¿cuál es el pacto? El pacto es que Dios los va a salvar. Ok. Surgen tres preguntas. Pregunta número uno. ¿Quién se salvará de Israel? ¿Quién se salvará de Israel? La gente que esté sin pecado. La gente que cree en Cristo. ¿Por qué solo Cristo quita el pecado? El pecado no es que usted se arrogó un desodorante el más por menos. El pecado es cuando usted no reconoce a Dios en su vida. ¿Me voy a entender? Claro, lo otro también es pecado. Pecado es pecado. Pero el pecado más grande es que usted iba pensando que usted es el dueño de su vida. Segunda pregunta. ¿Quién la salvará? Solamente el Señor. Y claro, tercera pregunta. ¿Cómo será esto? Y yo quisiera que aquí me permitan hacer un paréntesis. Y en este paréntesis usted y yo nos ubiquemos. ¿Por qué? ¿Por qué? Vean. La palabra lo que dice es que todo Israel será salvo. Recuerden que Pablo está desenglazando ya. Nos está diciendo, vean hermanos. Esto es lo que va a pasar con Israel. Porque ustedes ya fueron injertados. Ustedes son el olivo verde que fue injertado en la plena mata. Israel pues les tocará salvarse en algún momento. Pero llegará el momento cuando se salven. ¿Cuándo? Y ese asunto tiene que ver con los tiempos que estamos viviendo. Con el tiempo final. Con el desenlace de todas las cosas. Para empezar. De todas las guerras. De todas las guerras que ha habido. En ninguna de las guerras. Excepto en esta. En esta guerra. Pública abiertamente al mundo. Jamás. Representando a los palestinos. Ha dicho estas palabras. Que lo iba a sacar en un video para que lo oyeran. Donde está uno de los líderes de Hamas diciendo. Israel tiene que ser exterminada. Los que han visto noticias. Los que vemos noticias. Fue una declaración de las declaraciones más importantes. Que se pasaron. Afirmó este comandante. Israel tiene que ser exterminada. Vea. Salmo 83.3 Hacen planes contra tu pueblo amado. Con intenciones de hacerle daño. Y hasta se atreven a decir. Vamos a destruirlos. Por completo. Jamás volverá a mencionarse. El nombre de Israel. Por primera vez. En una guerra. Al mundo públicamente. Palestina declara. Que Israel debe de ser. Completamente destruida. Y está en la palabra. Y está en la palabra. Porque ya dijeron esto. Esto se acaba para mañana. Yo creo que no. Para mañana no. Pero si nos empiezan a dar indicadores importantes. De las cosas que están pasando. Segundo indicador. Nuestra actitud. La actitud de la gente. La actitud de todos nosotros. Nuestra nueva adicción. Nuestra nueva adicción. Nuestras nuevas adicciones. El problema no son los teléfonos. El problema no es Netflix. Ni una pantalla de 55 o de 70 pulgadas. El problema es el tiempo que estamos invirtiendo en nosotros mismos. El problema es cómo nos vemos nosotros a nosotros mismos en relación. Y que yo creo que yo tengo derecho. A mi espacio. A mi tiempo. A cómo yo hago las cosas. Y a cómo yo veo las cosas. Dice la palabra. Mateo 24.37 Cuando yo. El hijo del hombre. La expresión el hijo del hombre que Jesús utilizaba. Era para decir. Yo soy el primero. Lo que Dios quiso hacer. Soy yo. Me estoy comunicando. Si Dios quisiera volver a hacer todo de nuevo. Me hace a mí. Esa es la expresión. El hijo del hombre. Si yo. El hijo del hombre. Vengo otra vez. Noten que el mismo Jesús está diciendo. Que cuando Él venga. La gente ni cuenta se va a dar. Dice. Estará viviendo como en la época de Noé. En esos días. Antes del diluvio. La gente disfrutaba. De banquetes. Fiestas y casamientos. Hasta el momento. En que Noé entró en su barco. Si usted le pregunta a mí. Que es lo que Jesús está tratando de decir. Es. Nosotros no perseveramos para ser salvos. No. Porque somos salvos. Perseveramos. Me estoy comunicando. Una de las características. De que usted es salva. De que usted es salvo. Es que usted persevera. En medio de todo lo que hay. Como somos nosotros mismos. Y noten que lo que está diciendo el Señor aquí. Es que la gente finalmente. Se dedica a lo suyo. Tenemos dos evidencias. La primera evidencia que acabamos de ver. Es. La gente. En esta guerra. Particularmente en esta. Es la primera vez. Seguramente lo han dicho miles de veces. Pero Israel debe ser destruida. Número dos. El problema no es su teléfono. El problema no es. Su televisor. El problema es usted. La gente no es adicta a lo que consume. La gente es adicta a sí misma. Con eso que consume. ¿Me escuchó? Número tres. Justicia social. Justicia social. La palabra más. La frase más compleja de usar en este momento. Tengo un amigo. Muy cercano. Que la hija es. LGTB. Y él. No le quedó de otra que. Hacerse un grupo de gente. Con hijos LGTB. Y ahora está. Dando charlas. Demostrando que la Biblia está equivocada. Y demostrando que la Biblia tiene muchos errores. Con tal de que se entienda. Que la chiquita es LGTB. Que la chiquita es homosexual. Y que no hay ninguna condena para ella. Perdónenme. Damas y caballeros. Perdónenme damas y caballeros. Métanse esto en la cabeza. Uno. Usted peca porque quiere. Gracias. Dos. Todos. Aquí. Pecamos. Tres. Aquí no hay. Ninguna persona. Que no necesite. La misericordia. Y la sangre. De Cristo. No es un amuleto. Usted no puede cubrir a nadie. Con la sangre de Cristo. Porque eso es brujería. ¿Me escuchó? La sangre de Cristo. No cubre a nadie. La sangre es para que usted. Levante la cabeza. Y diga. Hoy también Dios me perdonó. Y eso cuesta mucho entenderlo. Entonces dice la palabra. Otra evidencia. Lo mismo pasó. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día. El otro día.