Details
Nothing to say, yet
Nothing to say, yet
Listen to Rom 11 del 25 al 36 Sem 61 El final de las cosas y el pueblo de Israel Sab 20 Enero 2024 by OLIVO VERDE COSTA RICA MP3 song. Rom 11 del 25 al 36 Sem 61 El final de las cosas y el pueblo de Israel Sab 20 Enero 2024 song from OLIVO VERDE COSTA RICA is available on Audio.com. The duration of song is 52:15. This high-quality MP3 track has 106.463 kbps bitrate and was uploaded on 27 Jan 2024. Stream and download Rom 11 del 25 al 36 Sem 61 El final de las cosas y el pueblo de Israel Sab 20 Enero 2024 by OLIVO VERDE COSTA RICA for free on Audio.com – your ultimate destination for MP3 music.
Comment
Loading comments...
Olivo Verde is a community focused on the systematic and respectful study of the Word of God. They are currently studying the book of Romans verse by verse. The speaker explains that the reason for their congregation's name is because they are like branches grafted onto the main olive tree. They emphasize the importance of studying the Bible thoroughly and not allegorizing its meaning. The speaker also talks about the mystery of salvation and the need to have a strong faith that not only leads us to God's presence, but also enables us to serve Him. They mention that there are 66 books in the Bible and God expects us to embody the characteristics found in each book. They stress the importance of understanding ourselves and avoiding self-destruction. The speaker discusses how Paul addresses the mystery of Israel in the book of Romans and the significance of the church in Rome. They explain that the salvation of Israel is connected to the salvation of the Gentiles, and that God has a plan Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bÃblico. Hace ocho dÃas les explicaba, trataba de explicar, porque decir explicaba suena como muy raro. Trataba de explicar que Pablo nos enseña y nos dice, miren, ustedes son las ramas, son el Olivo Verde que son injertados en la rama, en el árbol principal de olivo. Y les expliqué que esa es la razón de ser del nombre de nuestra congregación. Ahora, para las personas que nos están visitando, esta es la semana 61, estamos estudiando el libro de Romanos. Realmente no lo estamos estudiando, estamos dedicando y enseñando y trabajando y leyendo el libro de Romanos verso a verso, parte por parte, porque asà es como el libro se escribió, completo. Voy a decirles una cosa muy tonta, pero ustedes no van a entender. Cuando lleguemos al cielo, hay 66 libros, es muy tonto lo que les voy a decir, pero ustedes me lo van a entender. Hay 66 libros, Dios espera que Rigo llegue con 66 caracterÃsticas que las vivió, las depuró, las aprendió aquÃ. ¿Sà me doy a entender? Se supone que, sigo con un ejemplo bastante tonto, pero me ayuda a ilustrar lo que estoy tratando de decir. El libro de Génesis nos ayuda a fomentar nuestra fe. Dios espera que nuestra fe nos lleve delante de su presencia. La fe que tenemos que tener tiene que ser lo suficientemente útil, no solamente para que nosotros lleguemos delante de la presencia de Dios, sino también para poder servir a Dios de una u otra manera. Entonces, si son 66 libros, hay 66 caracterÃsticas que todos debemos de tener cuando nos presentemos delante de Dios, que Dios espera que las tengamos. Y esa es la razón por la cual nosotros seguimos siempre tratando de ir el material verso a verso, versÃculo a versÃculo. Lo que hacemos es exhaustivo, sà y no. Es exhaustivo para mÃ, pero nunca lo puede ser para ustedes. Porque cada vez que usted abra la Palabra de Dios, Dios tiene que volverte a hablar y enseñarte a través de su Palabra. ¿Me doy a entender? Es exhaustivo para mà porque cada Palabra para mà cuenta cada Palabra en el idioma que se escribió, lo anoto en un papel, lo pongo en otro lado, puedo pasar horas enteras viendo casi que detalles de cosas que de alguna forma, no es que los tengo que desechar, pero que me ayudan a no salirme de lo que el texto dice. Porque es muy fácil alegorizar. ¿Qué es alegorizar? Alegorizar es decir algo que la Biblia no dice, pero que poniendo un ejemplo nos da a entender. Jesús es la puerta, sà es la puerta, pero Jesús no es una puerta. ¿Me doy a entender? Jesús no es una puerta. Pero Él dijo, yo soy la puerta. ¿De qué está hablando? Que aprendamos a caminar y a atravesar y a entender que es hacia Él que vamos a pasar por las cosas. Entonces, hace ocho dÃas dijimos, Pablo nos enseña, porque acuérdense que el capÃtulo 9, Pablo está inquietÃsimo por Israel, y en el capÃtulo 9, Pablo se pregunta, ¿Quién es Israel? En el capÃtulo 10, nos aclara que sentido tiene Israel y en el 11 nos dice que va a pasar con Israel. Estamos en el versÃculo 11, hoy vamos del 25 al 36 y Dios nos deja llegar, pero pienso que de alguna manera lo que tratamos de analizar la semana pasada, nos da pie para ir entendiendo algunas cosas. Número uno, número uno, la salvación es un misterio. Porque como nadie se está muriendo, nadie se preocupa. Cuando usted ve a una persona agonizando, cuando usted ve a una persona que sabe que se va a ir, el corazón le cambia. Porque todos somos muy egoÃstas, todos, sin excepción, yo también. Todos somos muy egoÃstas. Y pensamos que porque estamos bien, el fin de las cosas es estar bien aquÃ. Y como hemos podido analizar lo que Dios está tratando de mostrarnos, no es que Dios quiere que estemos mal y sentados en alambre de pudas todos los dÃas. No, no, no. Ni sacrificándonos ni haciendo cosas extrañas. Simplemente que tengamos los pies puestos sobre la tierra, porque vivimos en tiempos muy complejos y muy difÃciles. Y usted no se conoce a usted mismo. Usted ni siquiera sabe quién es usted mismo. Y todo lo que Dios está tratando de hacer es de evitar que usted se destruya a usted mismo y destruya la gente que lo ama y la gente que la ama. Para eso Dios tiene que aplicarnos su sangre para poder ser salvos aquÃ, desde aquÃ. La salvación empieza aquÃ. La salvación garantiza que usted no va a depender de mi crianza. Gracias a Dios. Hoy estuve en medio de una discusión de una abuela evangélica de hueso colorado diciendo que a los nietos hay que volarles faja de vez en cuando. Y la mamá, sentada, que no. Qué complicado, ¿verdad? Qué complicado porque creo que todos los que estamos aquà nos dieron faja y buena faja. Al menos a mà sÃ. Costó, pues no parece tampoco, pero sÃ, sà me dieron faja. Y... Yo no sé en qué momento Oscar se da cuenta de sà mismo. Yo no sé. Yo no sé en qué momento Donald se da cuenta de quién es de sà mismo. No se sabe. Ignacio usa una frase. Ignacio dice, yo empiezo a tener uso de razón y siempre da como un número entre los 5 y los 7 años. Es cierto. Y dependiendo de los papás que usted haya tenido, de la formación que haya tenido, usted es socialmente más adaptado o menos adaptado. ¿Me doy a entender? Si usted viviera en una sociedad con ciertas otras caracterÃsticas y usted tuviera esas caracterÃsticas, usted es más adaptado a esa sociedad. ¿Qué es eso? Nada. Absolutamente nada. Usted no está aquà para agradarse a usted ni agradar a nadie. Usted no está aquà para agradar a Dios. Pero nosotros preferimos agradarnos a nosotros mismos y a otras personas que agradar a Dios. Y asà somos todos, me incluyo, yo también soy asÃ. Al entrar al verso 11, damas y caballeros. Al entrar al verso 11, Pablo quiere que usted entienda que en este momento se está revelando un misterio que está desconocido. Cuando la Biblia dice un misterio, no se está decidiendo algo que usted no va a entender. Está diciendo que se lo está presentando, se lo está enseñando. Y asà es como Pablo quiere que usted vea exactamente lo que vamos a analizar. Pablo quiere que usted lo vea en función de lo que él mismo está a punto de poner en sus manos y de mostrarle lo que es un misterio. Y claro, note que directamente, hablándole a la iglesia en Roma, la iglesia en Roma, recordemos que se cree que se funda en el año 40, y el año 40 es un año demasiado cerca. El año 40 es un número muy muy cerca a la partida de Cristo. Entonces una iglesia, es una de las primeras iglesias fundadas y Pablo no la fundó. Cuando Pablo le está escribiendo a una iglesia que no conoce lo maravilloso del EspÃritu Santo, que es lo que usted y yo tenemos que entender, es como Pablo le escribe a una iglesia que no conoce y le escribe lo que la iglesia necesita. ¿Me va a entender? Eso es maravilloso. Porque... Paralelamente, nos está formando a nosotros. Entonces, mis hermanos, quiero que entiendan este misterio. Noten que él está diciendo que es un misterio, que nadie entendÃa qué eran y quiénes eran, porque hasta el dÃa de hoy, los judÃos no entienden, no entendieron, los judÃos no entienden que la razón por la cual Dios los escogió a ellos era para mostrarle al mundo que el Dios verdadero existe. Pero ellos creyeron, ellos creyeron que lo que Dios querÃa hacer era la raza, la raza aria. Una de las, una de las... Ayúdenme, el libro de Hitler se llama Mi Lucha. El libro de Hitler es un libro muy interesante, porque el libro enseña exactamente esto. Que los judÃos tenÃan un pensamiento de tal manera, hacia sà mismos, de una manera donde veÃan por debajo del hombro a todo el mundo hasta el dÃa de hoy. Acuérdense que en algún momento los judÃos veÃan a los gentiles como perros. Ni que se digan un samaritano. Entonces, al no entender esto, aquà empieza la crisis. Para que no se vuelvan orgullosos de ustedes mismos, porque el problema es que los judÃos son extremadamente orgullosos. Los judÃos piensan que, deslamentablemente, solamente ellos. Parte del pueblo de Israel tiene el corazón endurecido. Parte, no todo. Parte. Pero solo eso durará hasta que se complete el número de gentiles que aceptarán a Cristo. Entonces yo creo que ahÃ, inmediatamente surgen, surgen dos preguntas. Pregunta número uno. ¿Cómo está Israel? Endurecido. ¿Por qué está endurecido? Está endurecido para que nosotros podamos hacer lo que ellos no quieren hacer por causa de su propia vanidad y por causa de su orgullo. Está bien. Segunda pregunta. ¿Cuál es la señal que nos muestra que el pueblo de Israel, que ya no va a ser más tratado de esa manera? Porque los gentiles están contados. ¿Quiénes se salvan están contados? El Señor sabe cuánta gente. Seguramente, no sé, voy a decir una cosa porque eso está de moda decirlo y me gusta decirlo y suena interesante. PodrÃa ser que esta noche sea el conteo final de los últimos cinco, para que usted me entienda. ¿Quiénes son los gentiles? Todo lo que no son judÃos. ¿Quiénes son los gentiles? Los que de alguna manera necesitan o de alguna forma creemos en Cristo, creemos que Jesús es Dios, que creemos que Jesús es el Señor. Perdón que vaya un poco despacio, pero es que me interesa que vea que Pablo nos está ubicando en una lÃnea de tiempo. Pablo nos está diciendo, vea, el asunto es asÃ, yo les dije, capÃtulo 11 nos hace el desenlace de qué problema con Israel, qué hacemos con Israel, qué va a pasar con Israel, capÃtulo 11. Viene el 26. Entonces, todo Israel será salvo. Ese todo, bueno, yo creo que hay alrededor de unos, yo creo que como tres o cuatro libros por ese todo y podrá ver en redes sociales alrededor de unos mil a mil quinientos videos de ese todo. Porque hay gente que dice que ese todo Israel, ese todo es un montón de israelitas. Según lo que ya hemos visto, según lo que ya analizamos aquà tiempo atrás, hemos dicho que cuando la palabra dice entonces todo Israel será salvo, se está decidiendo el remanente de Israel étnico del cual está hablando Pablo. Y ya lo vamos a ver que es muy probable que se refiera a un porcentaje de judÃos muy, muy pequeño. Inclusive, si ustedes ven las cosas que hemos hablado, yo hablo, no creo que lleguemos a cien personas, a cien judÃos, no creo que lleguemos a esa cantidad. Lo importante es quiénes son esos judÃos, dijimos, son los que queden en ese remanente. De ese todo, Israel será salvo, no se refiere en este tiempo, se refiere al tiempo del desenlace de las cosas. Entonces, cuando el texto dice todo Israel, se está refiriendo a un momento y a una cantidad de personas. Pero la palabra de Dios dice que esas personas son gente de la casa de David, gente de la casa de Natán, gente de la casa de Simei. Y que tenemos representados exactamente las cuatro condiciones, con las cuales ya no las doce tribus, sino al pueblo, a los profetas, a los reyes y los sacerdotes. Esas son esas, para mÃ, por lo que yo he visto, por el asunto de lo que ya vamos a ver, yo dirÃa cien para decir un número. Pueden ser quinientos o trescientos, pero ese todo es bastante complicado. Sin embargo, Pablo inmediatamente hace una cita de IsaÃas, como dicen las Escrituras. El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de la maldad. Y entonces aquà empieza a decirnos cómo es que Dios va a salvar a Israel. Y mi pacto con ellos es que quitaré sus pecados. O sea, cómo se va a salvar Israel, igual que nosotros, creyendo en Cristo. O sea, usted está diciendo que hoy los judÃos que no creen en Cristo no se salvan. Al menos es lo que Pablo está diciendo. Porque dice que los pecados de ellos tienen que ser quitados. Y el único Cordero de Dios que quita el pecado del mundo se llama Jesús. No hay ningún sacrificio que ellos puedan hacer. Nadie puede hacer nada por la salvación del mundo. Nadie. Ya está hecho. Yo no sé quién está en el infierno. Y más de uno nos vamos a llevar una sorpresa. Algunos de ustedes van a decir, mira, no está Federico aquà ni nada. ¿Me entiende? O van a decir, mira, aquà está Federico y no estamos engano. No estamos engano. Dice, 11.27. Y mi pacto con ellos es que quitaré sus pecados. Porque si habla del pacto de Abraham, Isaac, ¿cuál es el pacto? El pacto es que Dios los va a salvar. Ok. Surgen tres preguntas. Pregunta número uno. ¿Quién se salvará de Israel? ¿Quién se salvará de Israel? La gente que esté sin pecado. La gente que cree en Cristo. ¿Por qué solo Cristo quita el pecado? El pecado no es que usted se arrogó un desodorante el más por menos. El pecado es cuando usted no reconoce a Dios en su vida. ¿Me voy a entender? Claro, lo otro también es pecado. Pecado es pecado. Pero el pecado más grande es que usted iba pensando que usted es el dueño de su vida. Segunda pregunta. ¿Quién la salvará? Solamente el Señor. Y claro, tercera pregunta. ¿Cómo será esto? Y yo quisiera que aquà me permitan hacer un paréntesis. Y en este paréntesis usted y yo nos ubiquemos. ¿Por qué? ¿Por qué? Vean. La palabra lo que dice es que todo Israel será salvo. Recuerden que Pablo está desenglazando ya. Nos está diciendo, vean hermanos. Esto es lo que va a pasar con Israel. Porque ustedes ya fueron injertados. Ustedes son el olivo verde que fue injertado en la plena mata. Israel pues les tocará salvarse en algún momento. Pero llegará el momento cuando se salven. ¿Cuándo? Y ese asunto tiene que ver con los tiempos que estamos viviendo. Con el tiempo final. Con el desenlace de todas las cosas. Para empezar. De todas las guerras. De todas las guerras que ha habido. En ninguna de las guerras. Excepto en esta. En esta guerra. Pública abiertamente al mundo. Jamás. Representando a los palestinos. Ha dicho estas palabras. Que lo iba a sacar en un video para que lo oyeran. Donde está uno de los lÃderes de Hamas diciendo. Israel tiene que ser exterminada. Los que han visto noticias. Los que vemos noticias. Fue una declaración de las declaraciones más importantes. Que se pasaron. Afirmó este comandante. Israel tiene que ser exterminada. Vea. Salmo 83.3 Hacen planes contra tu pueblo amado. Con intenciones de hacerle daño. Y hasta se atreven a decir. Vamos a destruirlos. Por completo. Jamás volverá a mencionarse. El nombre de Israel. Por primera vez. En una guerra. Al mundo públicamente. Palestina declara. Que Israel debe de ser. Completamente destruida. Y está en la palabra. Y está en la palabra. Porque ya dijeron esto. Esto se acaba para mañana. Yo creo que no. Para mañana no. Pero si nos empiezan a dar indicadores importantes. De las cosas que están pasando. Segundo indicador. Nuestra actitud. La actitud de la gente. La actitud de todos nosotros. Nuestra nueva adicción. Nuestra nueva adicción. Nuestras nuevas adicciones. El problema no son los teléfonos. El problema no es Netflix. Ni una pantalla de 55 o de 70 pulgadas. El problema es el tiempo que estamos invirtiendo en nosotros mismos. El problema es cómo nos vemos nosotros a nosotros mismos en relación. Y que yo creo que yo tengo derecho. A mi espacio. A mi tiempo. A cómo yo hago las cosas. Y a cómo yo veo las cosas. Dice la palabra. Mateo 24.37 Cuando yo. El hijo del hombre. La expresión el hijo del hombre que Jesús utilizaba. Era para decir. Yo soy el primero. Lo que Dios quiso hacer. Soy yo. Me estoy comunicando. Si Dios quisiera volver a hacer todo de nuevo. Me hace a mÃ. Esa es la expresión. El hijo del hombre. Si yo. El hijo del hombre. Vengo otra vez. Noten que el mismo Jesús está diciendo. Que cuando Él venga. La gente ni cuenta se va a dar. Dice. Estará viviendo como en la época de Noé. En esos dÃas. Antes del diluvio. La gente disfrutaba. De banquetes. Fiestas y casamientos. Hasta el momento. En que Noé entró en su barco. Si usted le pregunta a mÃ. Que es lo que Jesús está tratando de decir. Es. Nosotros no perseveramos para ser salvos. No. Porque somos salvos. Perseveramos. Me estoy comunicando. Una de las caracterÃsticas. De que usted es salva. De que usted es salvo. Es que usted persevera. En medio de todo lo que hay. Como somos nosotros mismos. Y noten que lo que está diciendo el Señor aquÃ. Es que la gente finalmente. Se dedica a lo suyo. Tenemos dos evidencias. La primera evidencia que acabamos de ver. Es. La gente. En esta guerra. Particularmente en esta. Es la primera vez. Seguramente lo han dicho miles de veces. Pero Israel debe ser destruida. Número dos. El problema no es su teléfono. El problema no es. Su televisor. El problema es usted. La gente no es adicta a lo que consume. La gente es adicta a sà misma. Con eso que consume. ¿Me escuchó? Número tres. Justicia social. Justicia social. La palabra más. La frase más compleja de usar en este momento. Tengo un amigo. Muy cercano. Que la hija es. LGTB. Y él. No le quedó de otra que. Hacerse un grupo de gente. Con hijos LGTB. Y ahora está. Dando charlas. Demostrando que la Biblia está equivocada. Y demostrando que la Biblia tiene muchos errores. Con tal de que se entienda. Que la chiquita es LGTB. Que la chiquita es homosexual. Y que no hay ninguna condena para ella. Perdónenme. Damas y caballeros. Perdónenme damas y caballeros. Métanse esto en la cabeza. Uno. Usted peca porque quiere. Gracias. Dos. Todos. AquÃ. Pecamos. Tres. Aquà no hay. Ninguna persona. Que no necesite. La misericordia. Y la sangre. De Cristo. No es un amuleto. Usted no puede cubrir a nadie. Con la sangre de Cristo. Porque eso es brujerÃa. ¿Me escuchó? La sangre de Cristo. No cubre a nadie. La sangre es para que usted. Levante la cabeza. Y diga. Hoy también Dios me perdonó. Y eso cuesta mucho entenderlo. Entonces dice la palabra. Otra evidencia. Lo mismo pasó. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa. El otro dÃa.
There are no comments yet.
Be the first! Share your thoughts.