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Los alumnos de sexto se han acercado hasta los micrófonos de ONDA PASARELA, la radio escolar del CEIP Las Gaunas, para contarnos la preciosa historia del elefante "ELMER" un animal muy especial. ENHORABUENA!!!
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Los alumnos de sexto se han acercado hasta los micrófonos de ONDA PASARELA, la radio escolar del CEIP Las Gaunas, para contarnos la preciosa historia del elefante "ELMER" un animal muy especial. ENHORABUENA!!!
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Los alumnos de sexto se han acercado hasta los micrófonos de ONDA PASARELA, la radio escolar del CEIP Las Gaunas, para contarnos la preciosa historia del elefante "ELMER" un animal muy especial. ENHORABUENA!!!
The story of Elmer is about a patchwork elephant who feels different from the rest of the elephants. One day, he decides to disguise himself by rolling in fruit juice and camouflaging his colorful patches. When he returns to the herd, the other elephants don't recognize him and they all laugh together. Eventually, they decide to celebrate Elmer's uniqueness by having a day where all the elephants paint themselves in different colors. Buenos días, os vamos a contar el cuento de Elmer. Eras una vez una monada de elefantes. Había elefantes jóvenes y elefantes viejos, elefantes altos y elefantes bajos, elefantes gordos y delgados, elefantes así y asados. Eran todos diferentes, pero todos felices y todos del mismo color, todos menos Elmer. Elmer era diferente, era de remiendos de colores, era amarillo y naranja y rojo y rosa y morado y azul y verde y negro y blanco. Elmer no era de color elefante. Elmer hacía felices a los demás elefantes, a veces les gastaba bromas a los otros elefantes y a veces los otros elefantes le gastaban bromas a él. Pero si había una sonrisa, por pequeña que fuese, solía ser de Elmer quien la arrancaba. Una noche, Elmer no podía dormir porque no paraba de darle vueltas a la cabeza a una idea. La idea que le daba vueltas estaba cansado de ser diferente. Pero, ¿dónde has visto un elefante de remiendos de colores? Pensaba, no me extrañaban que se reían de mí. A la mañana siguiente, antes de que los demás se despertaran, Elmer se marchó sin hacer el menor ruido para que nadie se diera cuenta. Mientras caminaba por la selva, Elmer se encontró con otros animales. Al verlo pasar, todos le decían... ¡Buenos días, Elmer! Después de mucho caminar, Elmer encontró lo que buscaba. Un árbol grande. Un árbol grande lleno de frutas de color elefante. Elmer agarró el árbol con la trompa y les acudió de un lado para otro para que las frutas cayeran al suelo. Cuando el ceresto estuvo cubierto de frutas, Elmer se tumbó y empezó a reboscarse de aquí para allá. Una y otra vez. Y vuelta a empezar. Después, cogió racimos de frutas y se frotó por todas partes para mancharse bien con el zumo de las frutas. Hasta que no le vio ni rastro de amarillo, ni de naranja, ni de rojo, ni de rosa, ni de morado, ni de azul, ni de verde, ni de negro, ni de blanco. Cuando terminó, Elmer tenía el mismo aspecto que cualquier otro elefante. A continuación, Elmer regresó con la manada. Por el camino volvió a encontrarse con los mismos animales de antes. Esta vez, todos les decían, ¡Buenos días, Elmer! Y Elmer sonreía y respondía contento de que no los reconociesen, ¡Buenos días! Cuando Elmer llegó a donde se encontraban los otros elefantes, estaban muy tranquilos. Elmer se abrió paso para colocarse en medio de la manada y ningún elefante lo reconoció. Al cabo de un rato, Elmer tuvo la sensación de que algo no iba bien. ¿Pero qué es lo que no iba bien? Mirar a su alrededor. Era la misma selva de siempre, el mismo rubarrón de siempre que asombraba de vez en cuando, y los mismos elefantes de siempre. Elmer los miró con atención. Los elefantes estaban quietos como un palo. Elmer nunca los había visto tan serios. Cuando más miraba a ellos, aquellos elefantes serios, mudos, quietos y tiesos, más ganas le entraban de reírse. Así que no pudo aguantarse más, y levantando la trompa, gritó lo más fuerte que pudo. Del susto, los elefantes dieron un salto y cayeron en todas las posturas imaginables. ¡Oh, vaya susto! Y vieron que un elefante se estaba partiendo de la risa. ¡Elmer! ¡Esto es cosa de Elmer! Entonces los demás elefantes se echaron también a reír y se rieron como no lo habían hecho nunca. Mientras se reían, el nubarro empezó a descargar agua, y con la lluvia a Elmer empezaron a verse de nuevo y los remiendos de colores. Los elefantes seguían riendo mientras el agua lavaba a Elmer y lo volvía a dejar con sus colores de siempre. ¡Vaya, Elmer! dijo sin parar de reír un elefante viejo. Nos has gastado muchas brumas buenas, pero esta ha sido la mejor de todas. ¡Qué poco has tardado en mostrar tus verdaderos colores! Este día tenemos que celebrarlo. Todos los años propuso el otro elefante. Será el día de Elmer. Todos los elefantes nos pintaremos de colores y Elmer se pintará de color elefante. Y eso es precisamente lo que hacen los elefantes. Un día al año los elefantes se pintaban de colores y se ponen a desfilar. Si ese día te encuentras con un elefante de color elefante, sabrás que es Elmer. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org