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Sofia la vaca que amava la musica

Sofia la vaca que amava la musica

Maria Vaquero

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Sofía, a cow who loved music, decides to leave her family in the countryside and go to the city to find work in an orchestra. She goes to different orchestras but is rejected because she doesn't meet their requirements based on her species, size, and color. Feeling frustrated, she meets Telonius, a musician who has faced similar rejections. They decide to form their own orchestra and hold auditions. They hire four talented musicians and win a music contest. The story emphasizes the importance of not treating others as inferior and recognizing everyone's unique talents. Sofía, la vaca que amaba la música, de Geoffroy de Penard. Había una vez una vaca que se llamaba Sofía, que vivía en el campo. Le encantaba la música y por eso cantaba siempre. Cantaba para su familia, cantaba para sus amigos, cantaba y cantaba y a todos dejaba encantados. Escucharla era un placer y por eso, cuando Sofía se entera de un importante concurso de música que se realizará en la ciudad, decide irse. Todos se ponen muy tristes. —Quiero probar suerte —dice Sofía—, a lo mejor encuentro trabajo en una orquesta. —¿Quieres ir a la ciudad? —pregunta su madre. —¿Quieres dejarnos? —exclama su padre. Y nuestros conciertos, —comentan a Penard sus amigos—, escuchen —dice Jorge— el caballo. Sofía tiene toda la razón, debe intentarlo, tiene talento y lo conseguirá. Jorge los ha convencido y el día de su partida, todos acompañan a Sofía a la estación de pie. Al llegar a la ciudad, Sofía toma un periódico y empieza a reunir anuncios de vacantes de orquestas. Si quiere participar en el concurso, no podrá hacerlo solo. —¡A ver! —Este, la gran orquesta de la sonrisa rotelante. Está muy cerca de aquí, pero qué nombre más extraño. Bueno, vamos allá. —¿Vienes por el trabajo? —le pregunta el león. —Sí —dice Sofía. —En principio no contratamos herbívoros, pero pase, pase, adelante. Sofía huye a toda velocidad y piensa. —Tengo que prestar más atención a los nombres de las orquestas. Voy a buscar otra. ¡Oh! Esta, los herbívoros melomanos. Yo soy herbívora. ¡Vamos a probar! Sofía llama al timbre y el señor rimacidente, acompañado del señor hipopótamo, le dice —Si vienes a por la vacante, lo siento querida, pero buscamos a alguien con más peso. —¿Qué tendrá que ver el peso con la música? —exclama Sofía. Sofía sigue buscando sin rendirse. A ver si en este grupo sí tengo más suerte. Se llama Armonía Real de los Rumientes. Vamos entonces. —Hola, me llamo Sofía. Vengo a por la vacante —le pregunta Sofía a un grupo de jirafas. —Lo siento querida, temo que no estás a la altura. Pero ¿qué tendrá que ver la talla con la música? —se indigna Sofía. Sofía, que ya estaba un poco enfadada, se dirige al siguiente grupo de orquesta, llamado Círculo Musical de los Animales con Cuernos. —Yo tengo cuernos, así que seguramente puedo encajar en este grupo. —¿Viene usted por la vacante? —le pregunta un reno. —Lo siento querida, hay cuernos y cuernos. Los tuyos son demasiado pequeños. —¿Qué tendrá que ver los cuernos con la música? —se enfada Sofía. Pero sin perder la esperanza, sigue y sigue buscando. —El siguiente grupo es el Conjunto Orquestal Bobina. Yo soy bobina, seguro que me aceptan. —¡Bah! Nada de vacas marrones, solo vacas blancas y negras. —¿Pero qué tendrá que ver el color con la música? —dice escolarizada Sofía. —Bueno, solo me queda un grupo. Los Bobinos Virtuosos. Vamos a probar. Sofía llama a la puerta y con su mejor sonrisa dice... —Buenas tardes, vengo a preguntar por la vacante. —Lo siento querida, pero creo usted no es suficientemente elegante para nuestra orquesta. —¡Vaya grupo de pijas! —dice Sofía, furiosa. —¿Pero qué tendrá que ver la elegancia con la música? —Los haberlo intentado en tantas ocasiones, Sofía, triste, se sienta en la terraza del café de la estación. —¿Qué bien señorita? ¿No van bien las cosas? —se interesa el camarero, el señor Perro. Sofía le cuenta sus desgracias. —Oh, no me extrañas señorita. Estas orquestas no valen nada, no aman verdaderamente la música. Yo mismo, que soy músico, y he pasado por eso. Que si tenía el pelo muy largo o muy corto, tenía las orejas caídas. No tenía la altura ni el color, ni el pedigrí adecuado. —Entonces —exclama Sofía— ¿por qué no formamos una orquesta nosotros? —No contratamos a nadie si no es por su talento. Permita que me presente, soy Sofía. —Encantado señorita, soy Telonius. Y así fue. Sofía y Telonius pusieron un anuncio en el periódico, y los candidatos ya empezaban a hacer cola. Ambos se toman un tiempo para escucharlos con mucha atención. Al cabo de un rato y de escuchar a muchos artistas, finalmente han contratado a cuatro excelentes músicos. Sofía bautiza al grupo como los amigos de la música. Y por supuesto, ganaron el concurso y lo celebraron todos juntos. Espero que os haya gustado mucho esta historia, y que hayáis entendido la importancia de no tratar a las otras personas como inferiores. Cuando todos en realidad tenemos algo único y especial para aportar. Adiós.

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