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The transcript tells the story of PimpÃn the clown, who started as a joke-teller and gained popularity over time. He became famous for performing at funerals and was criticized by religious officials for making people laugh in such a solemn setting. Despite financial struggles, he enjoyed his work and embraced the inevitability of death. During his last performance, he laughed so hard that he suffered a heart attack and died. PimpÃn's tombstone reads, "Here lies PimpÃn the clown, whose life was a joke, and died laughing." The story highlights the distribution of talents and the importance of embracing and utilizing one's gifts. Bueno, hoy les traigo otra historia, o más bien un relato ridÃculo y estúpido, pero que da que pensar en muchas cosas. Ustedes saben de que en las artes siempre hay personas artistas que se destacan. Pintura, ballet, música popular, música clásica, también escultura, no sé, ya lo dije, ballet, patinaje artÃstico, por ejemplo. Y en las olimpiadas también pasa lo mismo. En el fútbol también hay estrellas del fútbol y en cada deporte hay una estrella. Y eso es positivo y eso es bueno. Y a partir de esa realidad es como se van construyendo mitos. Mitos del buen deportista, del buen artista, del cineasta, del gran actor en la pantalla grande, artista del séptimo arte, directores destacados, etc. Como pueden ver hay una infinidad de abanicos que son tipificados como arte. Pero el problema está en que de pronto unos destacan más que otros y ese es un hecho real. Entonces se dan muchas situaciones complejas en esta dimensión de las artes. Y lo más interesante de esto es que muchos artistas tienen escuelas para artistas, es decir, existen escuelas de ballet, escuelas de teatro, escuelas o conservatorios de música, universidades, que transmiten ciertos conocimientos, ciertas artes para afianzar lo que son las habilidades de los potenciales intérpretes de arte, de música, los diseñadores, etc. Ustedes saben todo eso. Pero ¿sabÃan ustedes que también los payasos también tienen formación académica? ¿SabÃan ustedes eso? Pero yo no lo sabÃa. Existe una escuela de payasos. Y esta historia trata de eso. Se trata de PimpÃn el payaso. PimpÃn el payaso era una persona joven y tenÃa una muy buena disposición para contar chistes. Y era muy jovial para todas partes. El grupo de amigos lo invitaban porque era el alma de la fiesta. Y al principio era su nombre, por supuesto. Pero con el correr del tiempo fue alcanzando cierta fama en su entorno inmediato y poco a poco comenzó a recibir invitaciones para distintos lugares, primero del barrio, después de la comuna, fueron pasando los años, después se distinguÃa en otras regiones del paÃs, en fin. Y le iba muy bien como PimpÃn, PimpÃn el payaso. Y realmente llenaba teatros, llenaba auditorios, porque realmente era excepcional. Su vida, indudablemente, como la vida de muchos artistas, siempre era como en la cuerda floja. RecibÃa buenas propuestas de trabajo y le iba muy bien. Pero asà también era derrochador con sus recursos que recibÃa por concepto de sueldo. Y poco a poco entonces fue ganando dinero, no a raudales, pero sà buena cantidad. Y no fue previsor en cuanto a juntar ahorros, ¿me entienden? Ese fue su error. Pero, bueno, PimpÃn el payaso realmente participó en muchas actividades para niños, para adultos y después ya para cosas de bastante elevado tono también era invitado. Y fue muy destacado especialmente en velorios, aunque ustedes no lo crean. Él participó en el velorio de un amigo y resulta que en ese velorio él contó anécdotas de su amigo, de su amigo y de su conocido a su vez y con todos los presentes y las carcajadas realmente fueron extraordinarias. Y todos los invitados por supuesto extrañados porque era un velorio, pero hasta la viuda, los hijos y los dolientes, todos pero muertos de la risa, porque habÃa anécdotas realmente deslumbrantes. Y fue asà entonces que muy rápidamente él comenzó a tomar cierta categorÃa y bastó que solamente él estuviera en ese velorio de su amigo para que empezara esto como un reguero de pólvora, como una nueva manera de enfrentar el fallecimiento de un familiar, de la muerte de alguien conocido. Y comenzó a ser invitado, sÃ, aunque ustedes no lo crean. PimpÃn el payaso comenzó a ser invitado a funerales, claro indudablemente con el desagrado de los oficiantes religiosos o personas muy muy religiosas consideraban de que no era de buen gusto hacer un show artÃstico para la risa, es decir, tomar el evento como algo para reÃrse. Entonces recibió crÃticas, pero nunca crÃticas que le bajonearan, lo dejaran mal en relación a su labor misma. Y fue muy bueno, incluso como les decÃa, hay en este momento aquà en Chile, hay escuelas de payasos, de payaserÃas como se dice, y es cosa de mierda, busquen ustedes ahÃ, escuela para payasos, y van a encontrar una o dos, y una de ellas es prácticamente internacional, tiene su web ubicada en distintas plataformas a nivel continental. Y en Estados Unidos existe la Universidad de las Payasadas, tiene un nombre especial pero existe. Y bueno, PimpÃn le fue bien, le fue bien, pero como suele suceder, habitualmente se dice que un artista, lo mejor que un artista desea es morir en su salsa, morir en las tablas como se dice, en la actuación misma, esa serÃa la gran motivo de por qué un artista huesta de poder morir en una instancia asÃ, donde él está haciendo como es, ¿ya? Bueno y PimpÃn fue asÃ, nunca se supo de nadie que él lo supiera hacer reÃr, porque él hacÃa reÃrse de cualquier cosa, improvisaba, inventaba cosas, tenÃa esa chispa prácticamente divina de tomar aquella anécdota, tal vez muy seria, y la transformaba, la daba vuelta, y se transformaba en algo jocoso, pero un dÃa, un dÃa en una actuación, tenÃa la costumbre de dialogar con el público, y todos sabÃan cómo era él, por lo tanto nadie se ofuscaba, nadie se morÃa por las cosas que él pudiera decir, porque era para eso, para reÃr y hacer pasar momentos agradables al espectador, a pesar de que su vida, como les dije, no era muy agradable, tenÃa estrechez económica, pero él lo sabÃa, y disfrutaba todo a concho, porque sabÃa de que en un momento la muerte se lo iba a llevar, era su filosofÃa predilecta, siempre estaba presente y cuando se tocaba el tema, él lo decÃa abiertamente. Bueno, pasó lo siguiente, un dÃa, fue su última actuación, y ese dÃa era tarde, habÃa estado trabajando todo el dÃa, estaba cansado, muy cansado, y después de haber participado en unas inauguraciones en una empresa, luego fue a una charla motivacional respecto al acontecer humano, en fin, y de cómo las personas de una u otra manera tratan de mitigar en parte sus propios errores, siempre en un tono humorÃstico, después de eso subió a otro, a un edificio creo, allá habÃa una ceremonia religiosa, fue buen categorizado, fue bien recibido, y le fue muy bien, le pagaron bien, y en la noche tuvo que ir a un espectáculo ya de tono subido, en un hotel, y esa fue su última actuación, pues algo sucedió ahà con uno de los interlocutores, que fue tanta la risa que a todos sacó, y que él mismo generó de sà mismo, que aunque ustedes no lo crean, se murió de la risa, sÃ, murió de la risa, le dio un ataque al corazón, antes de unos espasmos estomacales espantosos por una risa pero ya extremadamente violenta, desencajada, por asà decirlo, y murió, y el epitacio ya en la tumba dice, aquà yace PimpÃn el payaso, cuya vida fue una payasada, y murió de la risa, y esa es la anécdota, más bien la trágica historia de PimpÃn el payaso, fue una trágica historia, una historia anecdótica, pero fue cierta, y si alguien desea averiguar eso, sÃ, en el cementerio general está su tumba, está muy discretamente por ahÃ, no recuerdo bien en qué pabellón, pero ahà está PimpÃn el payaso, toda una vida de payasadas, y murió de la risa, como ven, siempre hay historias interesantes que contar, y eso es lo interesante, que de repente sacamos lecciones, para él la vida fue una payasada, y bueno, lo pasó bien, y lucró bien también, era su trabajo, asÃ, de repente Dios nos entrega dones, y quien los sabe aprovechar, los sabe aprovechar bien, y los explota al máximo, y siempre pensando en el bienestar que les rodea, de quienes le dedica esa habilidad, y él, como buen humorista, como buen payaso en realidad, le dedicó todo esto al humor, a hacer reÃr a las personas que sufrÃan por distintas razones, eso es algo positivo, será bueno, será malo, queda a criterio personal ya, pero, como ven, los dones se reparten, todos tenemos dones, y tenemos que ser capaces de descubrir cuál es el nuestro, cuáles son mis dones, tus dones, con los cuales tú puedes realzar lo que es tu labor, lo que es tu deber también, y lo que es tal vez el mensaje que tú quieres entregar, dejar a la posteridad, no un mensaje escrito, ni un ejemplo tampoco, pero sà con tu calidad de persona, esa es la historia de PimpÃn el payaso, este fue un tema extraño, raro, pero me llamó la atención, asà que hasta pronto, nos vemos.