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Alberto Nisman, a prosecutor investigating the deadliest attack in Argentine history, was found dead with a gunshot wound to the head. His death sparked speculation and theories, with some suggesting he was murdered to silence his investigations. Nisman was about to present a damning report implicating high-ranking government officials in a cover-up of the attack. The truth behind his death remains elusive, but his findings accuse the president and her collaborators. Though investigations have been conducted, certainty is still elusive. Nisman's death is a blow to the investigation, but the truth must be revealed. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Un hombre que evoca compromiso y valentía. El fiscal investigaba el atentado de la AMIA, el ataque más mortífero en la historia argentina. Estaba a punto de presentar sus hallazgos cuando subía de un giro oscuro e inesperado. ¿Fue un suicidio o una trama más siniestra? Mantengan sus oídos atentos, porque esto es sólo el principio. Nisman no era cualquier fiscal. Era el hombre que por más de una década investigó el mayor atentado de la historia argentina. El ataque con coche-bomba que dejó 85 muertos en el amucuar judía de Buenos Aires en 1994 y que hasta hoy sigue sin culpables. La noche del 18 de enero de 2015, Alberto Nisman fue encontrado muerto en su departamento con un disparo en la cabeza. Las circunstancias en las que ocurrió su muerte desataron un mar de especulaciones. Fue la empleada doméstica quien al llegar a la residencia de Nisman al día siguiente hizo el descubrimiento que sacudió al país. El cuerpo sin vida del fiscal se hacía en el baño con un disparo en la cabeza. Una pistola Browning calibre 22 se encontraba cerca, junto con un casquillo. El escenario parecía sugerir un suicidio, pero las dudas rodean su fallecimiento. La falta de respuestas concretas ha dado lugar a una serie de teorías intrigantes. Algunos sugieren que Nisman fue asesinado para silenciar sus investigaciones. Otros argumentan que el estrés y la presión lo llevaron al borde. A medida que los detalles emergían, la versión oficial de un suicidio comenzó a tambalear. La posición del cuerpo, las circunstancias y el acceso limitado a pruebas forenses en el baño dejaban cabida a la posibilidad de un homicidio. Nisman no sufrió un accidente. Nisman no se suicidó. A Nisman lo mataron. Y su muerte es un magnicidio de proporciones desconocidas. Pero, ¿quién podría haber querido silenciar a Nisman? ¿Podría una mente maestra estar manipulando las sombras desde las alturas del poder? Lo que sí es cierto es que Nisman estaba a punto de presentar un informe explosivo ante el Congreso. Iba a señalar a altos funcionarios del gobierno en relación al encubrimiento del atentado. Pero el destino te arrebató la oportunidad. ¿Qué secretos se llevaron consigo en su muerte? Ha habido un cambio radical. Ha habido una alianza con los terroristas. La conclusión de Nisman apuntaba a la propia presidenta Cristina Fernández y a algunos de sus colaboradores como encubridores de los responsables del atentado. En el llamado Memorandum de Entendimiento Argentina-Irán, pacto por el cual el año pasado un juez indagó a la expresidenta por traición a la patria o encubrimiento agravado. Años después, las obras de Nisman fueron publicadas en los medios. Aunque se han realizado investigaciones, la certeza sigue siendo esquiva. ¿Fue un acto solitario o una trama elaborada? A medida que el tiempo avanza, ¿se revelará finalmente la verdad oculta en la penumbra? Su muerte constituye un duro vuelo en la investigación. Sin embargo, la verdad se reveló. Su muerte constituye un duro vuelo en la investigación. Sin embargo, ya que están vivos, en estos difíciles momentos que debemos enfrentar, tan impáciles también como sean posibles, que no permitiremos que la muerte de Cristina Nisman sea también la muerte de la causa AMIA. Su muerte constituye un duro vuelo en la investigación. Yo espero que se esclarezca, que vayan presos los culpables. Quedaron dos hijas sin padres, y además para el país entero, y el mundo en todo es un mal ejemplo, que un fiscal de la nación esté muerto y que no haya ningún esclarecimiento.