Humanidad

Humanidad, ¿y si hoy el mar no se callara y el suelo en sus adentros se agitara, a dónde irían las ruinas? ¿Dónde se escondería el polvo, sino en el tierno seno del que un día surgiera? Humanidad, ¿qué miras altiva cuando vuelas, porque nada has visto llegar más alto? ¿Entonces miras al cielo cual si fueras tú la flecha de su arco? ¿Te crees que eres la dueña? ¿Qué es tu herencia el universo? Mira más de cerca y di si encuentras y acaso te obedece alguna estrella. Te acostumbraste al poder de hacer lo que tú quieres y hacerlo cuando quieras. Te has encendido de placer al pensar que toda ley en ti se quiebra. Estás llena de orgullo y egoísmo. Estás llena de odio y de soberbia. No entiendo cómo es que inventaste tú el abismo y no te ves inmersa en él, lago de azufre y fuego que te quema. Humanidad que devora sueños, guerrera insaciable de conquistas. Humanidad devorándote a ti misma, tu propia sangre te condena. No por tu voluntad que has transformado el mundo, ni la curiosidad con que te bautizó la tierra. No por tus palabras que son sólo humo, ni el río de promesas rotas que el tiempo aún espera. Te condena a que te niegas lo mismo lejos que de cerca, y un pueblo ajeno o lo que es tuyo igual lo vendes, sin que la conciencia te revuelva. Te condenas en la guerra. Eres presa del engaño de no ver que tu victoria es justamente donde empieza tu fracaso. Te coronas en la muerte dejando espinas a tus pasos. Date cuenta, reina entre los reyes, que no eres más que el polvo que arrastra tu calzado. Sueñas con abundancia y te crees regente haciéndote esclavo. Aún crees que la riqueza es para siempre y cubres de oro tu cabeza con el cuerpo destrozado. Predicas esperanza y hablas mucho del amor. ¿A quién quieres engañar, si de tus líneas eres único lector? ¿A quién intentas convencer, que el dolor es ajeno a la intención? Humanidad que miras altiva cuando vuelas porque nada has visto llegar más alto. ¿Entonces miras al cielo cual si fueras? Tu la flecha de su arco.