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EpisodioUno - Necesitamos ser rescatados ven y comprende por qué

EpisodioUno - Necesitamos ser rescatados ven y comprende por qué

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cuando debemos tomar una decisión o vamos a realizar alguna acción hay algo dentro de nosotros que nos dice si está bien o está mal esa es la voz de nuestra conciencia la que nos permite evaluar el bien y el mal sea quien seas tengas la creencia que crea que tengas la voz de tu conciencia te guía desde tu interior por eso todos sabemos si obramos correctamente o no.

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The expression "la niña de los ojos" refers to something or someone extremely valuable and protected. It comes from the Bible, describing God's special relationship with His chosen people. We need to be rescued because we will face judgment after death. The Ten Commandments serve as a mirror to see our faults. We are all guilty and in need of salvation. God offers a way out through Jesus' sacrifice on the cross. Accepting His sacrifice brings forgiveness and eternal life. We must believe and accept Him to be transformed and guided by His love. Bienvenidos a este episodio de la niña de los ojos, la expresión la niña de los ojos es una metáfora que se utiliza para referirse a algo o a alguien que es extremadamente valioso, que se cuida y protege con mucho espíritu. Imagina la pupila de tu ojo, es una parte muy pequeña y delicada y la proteges instintivamente de cualquier daño. Así como tú cuidas la pupila de tu ojo, la expresión sugiere que alguien es cuidado y protegido de manera especial. Esta expresión proviene de la Biblia. En varios pasajes se utiliza para describir la relación especial que Dios tiene con su pueblo elegido. Por ejemplo, en Deuteronomio 32 10 se dice que Dios lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de los ojos. Y eso es lo que Dios hace hoy con nosotros. Creas uno en Dios, Él los conduce hacia Él con lazos de amor. Hola, soy Marcial. ¿Sientes que hay algo más allá de la superficie? Únete a mí en esta exploración de nuestro ser más profundo y conecta con tu esencia. NECESITAMOS SER RESCATADOS Necesitamos ser rescatados. Ven y comprende por qué. Creas o no creas en Dios, al final de tu vida deberás comparecer ante el tribunal, santo y justo de Cristo, en el cual recibirás una sentencia de culpable o inocente y determinará cómo pasarás tu eternidad. Para poder saber cómo estamos y cuál será nuestra sentencia, Dios en su infinita sabiduría nos dejó el espejo de los diez mandamientos para poder vernos en ellos y reconocer cómo somos, cómo estamos siendo con nosotros mismos, con los demás y ante Dios. Pero antes de vernos en ese espejo quiero que reflexionemos en lo siguiente. Yo creo que todos cuando nos enfrentamos a la toma de decisiones en cualquier ámbito de nuestra vida, en nuestro interior, hay una voz interna que nos ayuda a decidir lo que está bien y lo que está mal. Esa es la voz de nuestra conciencia, donde siempre nosotros sabemos si estamos obrando de la manera correcta o no. Y somos los que decidimos qué hacer y qué no hacer. Entonces somos nosotros los que nos guiamos hacia un lado o hacia otro. Si escuchamos o no la voz de nuestra conciencia pues estaríamos actuando de la manera correcta. Entonces vamos ahora a ver, basado en eso de que tenemos una conciencia, vamos a vernos en el espejo de los diez mandamientos. Vamos a ver algunos de ellos, sencillos. Empecemos por el de la mentira, que no mentirás. Dirás, pues todos mentimos, alguna vez hemos dicho alguna mentira. Sí es cierto, por lo tanto todos somos culpables y todos somos mentirosos, por lo tanto necesitamos ser salvados. Ahora veamos otro, lo robar. Lo más frágil es que digas, no, yo no he robado, no le he quitado nada a nadie de sus posesiones. Pero miremos el robar desde otra perspectiva. El robar tiempo. Por ejemplo, cuando estás trabajando. Todo el tiempo estás trabajando o te distraes en el celular, te distraes hablando, haciendo otras cosas que no son del trabajo. Eso es robar. Si eres estudiante, cuando estás estudiando, ¿estás pendiente todo el tiempo o te estás distrayendo? ¿Estás presente pero ausente? Eso es robarte tiempo a ti mismo. Entonces si hacemos alguna de estas cosas, ¿cómo nos llamamos? ¿Ladrones? Ya somos culpables, necesitamos ser rescatados. Ahora veamos otro mandamiento, muy sencillo, el de no codiciar. Dirás, pues no, yo no le envidio nada a nadie. ¿Será que eso es cierto? O sea, ¿no has pensado ninguna vez en tener el cuerpo de esa persona? ¿Tener la sabiduría de esa persona? ¿Tener las habilidades de esa persona? ¿Sus logros? ¿Sus metas? ¿Sus sueños? No, ¿nunca ha pasado eso por ti? ¿Por tu cabeza? Por la mía, sí. Entonces yo sería culpable también y necesito ser rescatada. Pero sin embargo, a pesar de que somos culpables, somos hijos de un Dios de amor y de misericordia que nos presentó una salida maravillosa, que costó mucho, pero que nos da la posibilidad de ser salvados. Y te la voy a explicar de una manera muy sencilla. Piensa en que estamos en un tribunal, cometimos un delito y hemos sido culpables. Las pruebas, todas las pruebas estaban en nuestra contra. Entonces el juez fijó una sentencia para nuestro delito y también fijó una fianza para nuestra libertad. Si pagamos la fianza, pues quedamos libres y no pagamos la condena que se nos imputó. Pero no tenemos el dinero porque la fianza es una suma muy alta que no podemos pagar. Entonces, ante el juez se presenta una persona y le dice, yo pago la fianza. Yo tengo el dinero suficiente para pagarla. Y el juez la acepta y nos da la libertad. Eso exactamente fue lo que hizo Jesucristo hace dos mil veinticuatro años. Cuando murió en la cruz, con su sangre, la sangre derramada en la cruz, borró toda la acta de Cretos en nuestra contra. Pagó nuestra fianza y nos dio la libertad. Por eso hoy somos libres y salvos, gracias a su sacrificio de amor. Aceptarlo, aceptar lo que hizo, nos da su perdón y nos permite ser libres para vivir una eternidad con Él y en Él. Con Él y en Él. En solo aceptar su sacrificio, aceptar su sangre y creer que Él lo hizo y que no hay nada que no pueda ser perdonado ni transformado por su amor maravilloso. Solo hay que creer y aceptarlo para que Él transforme nuestro corazón, transforme nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nos ponga los deseos correctos y los pensamientos correctos que nos lleven hacia Él. Dios te bendiga. Y hasta aquí llegamos en este episodio de La Niña de los Ojos. Espero que el Espíritu Santo haya hablado a tu interior. Recuerda que eres valioso, único, amado y cuidado por Dios. Te invito a compartir tus reflexiones en laninadelosojos84.com Nos encontraremos en el próximo episodio. Hasta la próxima.

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