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Once upon a time, there were three little pig brothers who lived in the forest. They were being chased by a mean wolf, so the oldest pig decided they needed houses to protect themselves. The first pig built a house made of straw, the second pig built a house made of wood, and the third pig built a house made of bricks. When the wolf came, he blew down the straw house and then the wood house. But the brick house was strong and the wolf couldn't blow it down. The pigs were safe and the wolf went away, never to bother them again. Había una vez tres hermanos cerditos que vivían en el bosque. Como el malvado lobo siempre los estaba persiguiendo para comérselo, dijo un día el mayor. Éramos cortos en la casa para protegernos del lobo, así podíamos escondernos dentro de ellos cada vez que el lobo aparezca por aquí. Que era más resistente que la paja, y tampoco le llevaría mucho tiempo hacerlo. Pero el mayor era más viejo y pensó que aunque tardara más que sus hermanos, lo mejor era hacer una casa resistente y fuerte y por ello utilizar aradrillo. Y dice el hermano mayor, Además, así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno, y así no pasar frío. Pensó el cerdito. Cuando los tres acabaron sus casas, se metieron cada uno en la suya. Y entonces apareció el malvado lobo. Se dirigió a la de paja y llamó a la puerta. Anda cerdito, sé bueno y déjame entrar. No, eso ni te engaño. Y dijo el lobo, Soplaré y soplaré y la casita derribaré. Y el lobo empezó a soplar y a soplar, la de su casa acabó viniendo hacia abajo. Pero el cerdito echó a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera. Anda cerdito, sé bueno y déjame entrar. Eso dijo el lobo. No, no, no, no, eso ni pensarlo. Dijeron los dos cerditos. Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré. Total, que el lobo empezó a soplar y a soplar, y aunque esta vez tuvo que hacer más esfuerzo para derribar la casa, al final la madera acabó cediendo, y los cerditos salieron corriendo en dirección hacia la casa de su hermano mayor. El lobo cada vez estaba hambriento, así que sopló con toda su fuerza, pero esta vez no tenía nada que hacer con esa casa, porque ni se movía ni se quema un poco. Dentro, los cerditos celebraban la existencia de la casa, de su hermano mayor, y cantaban alegres por haberse librado del lobo. Quien tiene el lobo fuera? No, no, no. Fuera, el lobo continuaba soplando, cada vez más enfadado, hasta que decidió parar para descansar, y entonces reparó en que la casa tenía una chimenea. Pensaban que de mí iban a librarse, subiré por la chimenea y me los comeré a los tres. Pero los cerditos le oyeron, y para darle su merecido, llenaron la chimenea de leña, y pusieron al fuego un gran caldero con agua. Así, cuando el lobo cayó por la chimenea, el agua estaba hirviendo, y se pegó tal quemazón, que salió gritando de la casa y no volvió a comer cerditos una larga temporada. Y los cerditos fueron felices. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org