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CORRE A DIOS Y HUYE DEL PECADO (PREDICADORA: MAYRA BAIZA)

CORRE A DIOS Y HUYE DEL PECADO (PREDICADORA: MAYRA BAIZA)

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Transcription

In this transcription, the speaker discusses a story from the book of Luke in the Bible. The story involves a Pharisee inviting Jesus to his house for a meal. During the meal, a sinful woman enters and begins to wash Jesus' feet with her tears and perfume. The Pharisee criticizes Jesus for allowing this, but Jesus explains that those who are forgiven much, love much. The speaker emphasizes the importance of running to God and fleeing from sin, rather than the other way around. They also mention that the woman's actions were a demonstration of faith. Overall, the main idea is about the power of forgiveness and the need to approach God with a repentant heart. Bueno, es importante traer la Biblia porque vamos a empezar con una historia que está en el libro de Mateo, no Lucas, Lucas, perdón, está en el Lucas capítulo 7, y cuando lo encuentre me dice un fuerte amén, Lucas 7, 36. Lucas 7, y esta es una historia que la vamos a leer y después voy a hablarle su contexto para que entendamos, así es que mientras todos la encuentran, Lucas, si usted la encontró, dígame un fuerte amén, leemos la palabra y si no la trajo, ahí está, pero quiero que la lea ahí juntamente con el compañero que está a la par para que usted vaya juntamente conmigo, y dice la palabra honrando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él, y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume, y estando detrás de él, a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjuagaba con sus cabellos, y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí, éste, si fuera profeta, conociera quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús, le dijo, Simón, una cosa tengo que decirte, y él le dijo, di maestro, un acreedor tenía dos deudores, el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta, y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos, di pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo, pienso que aquel a quien perdonó más, y él le dijo, rectamente has juzgado, y vuelto a la mujer, dijo a Simón, ¿ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para que mis pies, más ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjuagado con sus cabellos, no me diste beso, más ésta desde que entré no ha cesado de besar mis pies, no ungiste mi cabeza con aceite, más ésta ha ungido con perfume mis pies, por lo cual te digo, que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho, más aquel a quien se le perdona poco, poco ama, y a ella le dijo, tus pecados te son perdonados, y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí, ¿quién es éste que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer, tu fe te ha salvado, wow, que bonito como enseñaba al maestro, ¿verdad? Simple y sencillo, a veces nosotros queremos poner palabras rebuscadas, o queremos buscar algo, cuando Jesús el maestro, usted quiere aprender como predicar, vea como lo hacía Jesús, sencillo, ¿entendieron la historia? Es importante que cuando usted lea, usted se meta a la historia, y si usted quiere meterse en los personajes, métase en el personaje, quiero leerles o darle la explicación, mejor dicho, del contexto de lo que sucedía en ese tiempo, hoy no lo hacemos así, pero en aquel tiempo no había transporte y la gente tenía que caminar, el que bien tenía, tenía un suburrito que era un BMW, en aquel tiempo el que tenía un burrito, un caballo, ese era el medio de transporte, regularmente la gente caminaba y no eran zapatos como estos, eran sandalias, ¿se pueden imaginar los pies de las personas en aquel tiempo? Sucio, lleno de polvo, ya me imagino, entonces la tradición era que cuando yo llegaba a una casa, el anfitrión me lavaba los pies, en Israel acostumbran a saludarse de besos, y esa tradición hasta el día de hoy en algunos lugares la llevan a cabo, aunque ya no creo que tengan los pies tan sucios como antes, pero ese era el estilo de vida de las personas en ese tiempo, por eso es que cuando Jesús le hace esta comparación a Simón, cabe mencionar que Simón era un fariseo, el fariseo se le llamaba aquel tipo de persona que tenía conocimiento de la palabra, que se la sabía toda, ¿conoce algún fariseo usted? El fariseo generalmente critica, el fariseo señala los errores, el fariseo siempre tiene la razón, el fariseo es el único que sabe Biblia y contra eso no hay nada, ¿conoce alguno usted así? Yo conozco a varios, el fariseo critica como llegó la hermana, critica la alabanza, critica la tedanza, critica los líderes, critica el pastor, todo está mal, solo él está bien, esos son los fariseos, personas que saben mucho, pero la palabra dice que el que mucho sabe, mata el espíritu, no significa que no esté mal aprender, claro que no, pero este fariseo invitó a Jesús con una intención, debatir, él quería, según los estudios, esta mujer sucedió este acontecimiento en los primeros años en que Jesús inició su ministerio, quiere decir que sería 33 años después de Cristo, porque a los 33 años, no, a los 30 años empezó el ministerio de Cristo, ¿verdad que sí? 30 y murió a los, entonces estamos hablando que fue 30 años después, en que esta mujer no había visto a Jesús, había escuchado y dice que era una mujer que, pecadora, en otra versión dice de mala fama, en otra versión dice prostituta, era una mujer que vendía su cuerpo por dinero, una prostituta, una mujer de mala fama, conocida, en aquel tiempo los pueblos se conocían, y esta mujer sin dudarlo, sin pensarlo, dijo tengo que entrar, y el tema de hoy, no sé si lo tiene ahí, es corre a Dios y huye del pecado, muchos jóvenes o muchos queremos hacer lo contrario, queremos huir del pecado y después correr a Dios, pero esta mujer era una pecadora, no sé con cuántos hombres se había acostado, a lo mejor hasta con este fariseo tal vez, por eso la conocía, porque dijo, y todos decían en su mente, nunca nadie dijo nada, pero ellos dicen la historia, si este fuera profeta como dice, imagínate, supiera que quien le está tocando los pies es una prostituta, una mujer que vendía su cuerpo, hoy muchas veces hay personas que lo dan sin recibir nada a cambio, igual es una mujer de mala vida, la situación económica y cualquiera puede decir, no, hoy no se da esto en estos tiempos, si hay muchas, hay muchas prostitutas allá afuera que necesitan, muchas mujeres que son juzgadas por el pecado, allá afuera hay muchos drogadictos, allá afuera hay muchos pecadores, y de aquí adentro también habemos, o no, este es un hospital, este es un hospital donde recibimos a todos los pecadores, para que Cristo nos limpie, pues esta mujer escuchó hablar de Cristo y dijo, Él perdona los pecados, Él ha hecho milagros, y no escuchó mucho, porque si esta mujer hizo este suceso en los principios días o en los principios años del ministerio de Jesús, no fue mucho, pero hubo algo llamado fe que dijo, yo tengo que entrar, me imagino que esa mujer se tapó el rostro y generalmente cuando el rabí o el maestro estaba enseñando eran hombres, ahí no había ninguna mujer en la historia, ella era la única mujer, y dice la palabra que ella entró y literalmente se tiró al piso y empezó a qué, a llorar, empezaron tanto sus lágrimas que le lavó los pies al maestro, yo no sé si tú alguna vez has derramado lágrimas delante de la presencia de Dios, porque muchas veces derramos lágrimas en personas equivocadas, en situaciones equivocadas y no es que esté mal, pero qué mejor que tú derrames tu corazón delante de la presencia de Dios donde nadie te ve, y aún donde muchos te vean, porque esta mujer no le importó quién estaba alrededor, ella no le importó qué vaya a decir, yo voy a salir limpia esta noche, me imagino que era el pensamiento de esa mujer, y le lavó los pies y dice que con su cabello se lo secó, y ya cuando vio le besó los pies al maestro, y después que le besó los pies al maestro viene y le echa aceite en un frasco de alabastro, el alabastro era una pieza hecha de piedra, y esa pieza era tan cara, tan cara que era casi igual de cara que el aceite, que el perfume, en esta historia no dice, pero en otros evangelios dice que aproximadamente tenía un precio de 300 denarios, se le llama 300 denarios porque es un denario por día, sé que eran 300, a esta fecha se cree que estaría valorado en unos 60, 50 mil dólares, el frasquito que ella derramó, era el salario de un año, eso es lo que ella le estaba entregando, dinero mal habido, cabe mencionar porque no trabajaba haciendo limpieza, verdad, no trabajaba, su trabajo era un trabajo sucio, inmundo, catalogado en aquellos tiempos como lo más bajo, y hasta el día de hoy es lo más bajo, y se da hoy en el día. Hay personas que venden su cuerpo por dinero, por la necesidad económica, otros que venden su cuerpo por placer, pero cual sea la circunstancia es pecado, y estos hombres decían, mira una prostituta te está tocando los pies maestro, en su mente, pero como Jesús conoce los pensamientos, si Jesús viniera y pasara un radar aquí, supiera el pensamiento de todos incluyendo el mío, tu pasado, tu presente, tu futuro y lo que está acá, dice la palabra que me ha salido la palabra de mi boca y a Cristo ya la sabe, yo no sé qué palabra voy a decir dentro de unos momentos, pero el Espíritu Santo si lo sabe, entonces, él le dice, ¿por qué están cabildando o por qué están pensando? Y viene él y les hace una parábola, un ejemplo, ok, Jorge, voy a poner a Jorge y a Estefany, Jorge me debe 500 dólares, Estefany me debe 10 dólares, ninguno de los dos tienen dinero para pagarme, pero vengo yo que digo, bueno, los perdono, te perdono los 10 dólares y te perdono los 500 con interés, pues como ya hace como 3 años que te los di, ¿verdad? Entonces, esa comparación hace Cristo, él amaba mucho más a la prostituta porque eran mucho más los pecados que ella tenía. Pero esa mujer no huyó primero del pecado porque si ella dice, no, yo ya no me voy a acostar con ningún hombre y voy a ir donde Jesús, que igual está bien, pero eso es lo que sucede hoy en día, muchos jóvenes dicen, no, yo ya no voy a hacer esto, ya no voy a hacer lo otro, ya no voy a hacer lo otro, pero no buscan a Cristo. Cualquiera que quiera cambiar su vida tiene que primero correr a quién, a Dios, tenemos que ir a Dios porque Dios nos quiere llenar, el Espíritu Santo te quiere llenar, estamos a pocos días de terminar el 2023, ¿cuántos días faltan? Estamos a pocos días, a pocas horas de terminar, no podemos empezar, muchachos y muchachas, el 2024 alejados de Dios, tenemos que correr a Dios. Esta mujer corrió, imagínense que más de dos mil años estamos estudiando la historia de esta mujer que fue pecadora, sí, pecó mucho, sí, yo no sé cuánto tú has pecado, yo he pecado mucho, pero hoy vengo a decirte de parte de Dios que hoy es la noche que tienes que correr a Dios. Al final del servicio se va a abrir el altar para que tú en un acto profético vengas y corras a los pies de Cristo y le digas, Señor, aquí estoy. Esta mujer no habló, no dijo me acosté con fulano, no, ella sólo se derramó porque el Señor no hay nada que lo derrita más que un corazón arrepentido, a veces no es necesario ni hablar, a veces el dolor es tanto y la humillación y lo que pueda haber en tu corazón que sólo te postra delante de los pies del Maestro y tú lloras y lloras y lloras y el Señor te conoce. Muchos hacen lo contrario, ¿saben qué hacen? Corren de Dios, corren de Dios, huyen de Dios y corren ¿qué? al pecado. Hay un personaje en la historia llamado Jonás, Jonás el Señor lo llamó para que fuera a predicar a Nínive y le dice a este profeta, profeta vas a ir a predicar a Nínive, ¿quién conoce la historia de Jonás? Levantenme la mano, bien conocido, de la ballena, no fue ballena, un gran pez. Pues a él se le dio la orden que fuera a Nínive y él ¿qué hizo? Dijo, ok, le dijo Dios, allá está Nínive, allá está el grupo de jóvenes, tienes que ir allá y ¿qué hizo Jonás? Dio la vuelta y se fue para otro lado, pagó su pasaje y dijo no, yo no voy a Nínive porque ahí son malvados y esa gente yo no quiero nada con ellos y dice que pagó su pasaje y se subió al barco. Cuando iba en el barco se durmió y cayó una gran tempestad que fue tan grande que todos empezaron a orar y todos los que estaban ahí oraban a sus dioses y el capitán dice, algo está pasando, alguien ha pecado acá, están todos acá, no, le dice, hay uno que está dormido allá abajo, ¿y cómo está dormido este con esta gran tormenta? Y él lo despierte, levántate, le dice, adora a tu Dios, le dice, ¿quién eres tú? Yo le sirvo al Dios que hizo los cielos y la tierra, le dijo, ya sé por qué está esta tormenta lejos, yo soy el culpable, porque me enviaron a una misión y yo corrí de Dios. El capitán del barco estaba tan enojado porque habían tirado todas las cosas al mar para ver si podían salir a flote y le dice él, no, yo soy el culpable, tírenme al mar. Él quería que otro lo tirara para que el pecado o la acusación cayera en otro, lo que muchas veces hacemos, ¿verdad? Yo cometo algo a aquel y dicen, no, y ellos empezaron a orar. Lo bueno de esta historia es que los que iban ahí se convirtieron, así es que hubieron almas ese día, sin necesidad de llamado, que haya más tormenta aquí, señor. Hubieron almas ese día sin hacer el llamado, pero dice que cuando cayó al agua, un gran pez, me imagino que ese pez ya, imagínate, el pez fue más obediente, el pez, Dios le había dicho, ok, tu misión es tragarte a un fulano que van a tirar, ok, blu, blu, blu, y el pez detrás del barco. Me imagino porque no iba a ir el pez ahí, casualidad, le dijo al pez, imagínate, el pez más obediente, no sé en qué tiempo, pero hay pendiente, van a tirar un fulano y te lo tragas, dicho y hecho. Cayó Jonás y ¿qué pasó? Se lo tragó y pasó tres días. Tres días, ¿se puede imaginar? Eso hasta en Pinocho lo sacan, ¿verdad? En otra versión, pero es real, eso es una historia que está acá, es una historia que hasta lo han querido hacer en caricatura, pero es algo real, porque muchos cuestionan que eso es mentira. Y dice que pasó tres días, Jonás, y el tercer día él se arrepintió y menos mal que la ballena lo vomitó, ¿verdad? Porque imagínate que hubiera salido por el otro lado, Jonás, y le dice, lo vas a vomitar, y lo tiró. Y viene Jonás y cayó, y cuando cayó, se fue a Nínide. ¿Qué cuesta muchas veces obedecer a Dios, verdad? Era tan sencillo como obedecer eso. Hay otro personaje en la Biblia llamado José, José de Egipto. Sus hermanos lo amaban tanto, lo amaban tanto que hasta lo vendieron. Lo odiaban a José, así como ustedes se aman entre sus hermanos. No, pero ¿ustedes ninguno vendería a sus hermanos o sí? Sí, dicen, ¿en cuándo? No, no. Ay, volteé, a ver. A este José lo odiaban tanto sus hermanos que lo tiraron a un pozo, maquinando qué iban a hacer con el pobre José. Y mientras José estaba ahí, le dice al que estaba, porque había uno más, y nos dijo, matémoslo. No, le dice, ¿y cómo vamos a manchar nuestras manos con la sangre de nuestro hermano? Oh, mira, ahí vienen unos vendámoslos esos que van para allá, para Egipto. Y lo vendieron. Y cuando él se va, imagínate, sus hermanos lo vendieron. Y él se va a Egipto. En Egipto él trabaja con un hombre de mucho dinero y le dice, ok, José, vas a cuidar mi casa, vas a ser el mayordomo de acá. Pero Potifar tenía una esposa muy guapa y pecadora. No había conocido al Señor. Porque una persona que teme al Señor y obedece, la ventaja de José, ¿sabe cuál era de los otros hermanos? Que él conoció de la palabra de Dios y del temor de Jehová cuando él era pequeño. Sus hermanos nunca quisieron saber de Dios. Ellos solo se pusieron a trabajar. Pero José conocía de Dios y el temor de Jehová entró en José desde pequeño. En los momentos más difíciles y cuando la mujer lo seducía y le decía, ven para acá, José, qué guapo estás, José. Ay, qué bonito tu cabello, José. Y lo estaba seduciendo y seduciendo y seduciendo hasta que llegó un día, él se le rechazaba siempre, me imagino yo, y llegó un día, porque el pecado no entra así de repente, no. Todo pecado sexual o todo pecado cual sea viene maquinando. A veces dice, ay, cayó el hermano, yo me imagino como que, y se cayó. No, el que se cae en pecado es porque ha venido algo, empezó con un mensajito de texto, empezó con cositas ahí que no tiene nada de malo o le daba raíz. Miren, hay tantas cosas, el enemigo va a ocupar cualquier técnica para que caiga. Ay, la hermana, un mensaje de texto. Conozco yo de pastores que corrieron al pecado y huyeron de Dios, a lo contrario de eso. Y hasta el día de hoy, ese señor no se ha podido levantar. Y lo más triste, que tiene un hijo enfermo a raíz de ese pecado. Eso es lo más triste, que el pecado trae consecuencias. Pues José dijo, no, no, no, no, yo no voy a pecar. Y la mujer lo sedujo tanto, y ¿qué creen que hizo José? Para que esté hablando de él ahora, huyó. Y dice que la mujer lo alcanzó a agarrar literalmente, y cuando José corrió, la ropa de José le quedó en las manos de la mujer. Y la mujer cuando estaba tan enojada que no pudo acostarse con el muchacho, ¡ay, me quiso violar! Y gritaba la mujer, y llegan todos, y la evidencia pues, no, ahí tenía la ropa de José, y José salió desnudo prácticamente. ¿Y qué le pasó a José? A la cárcel. La historia más adelante dice que el señor lo sacó de ahí, y él se convirtió en el segundo mayor, después del faraón. ¿Pero por qué? La historia hubiese sido diferente si José se acuesta. Si José se acuesta con esa mujer, no estaríamos contando esta maravillosa historia. Y no solamente eso, el propósito de José se hubiera perdido. Hay otros personajes que me da tristeza también. Sansón, ¿se acuerdan a Sansón, el que tenía fuerza, el de cabello, el de Dalila? No te creas tan fuerte que vas a poder. Porque si el hombre más fuerte del mundo no pudo con el pecado, no juegues con el pecado. ¿Sabes qué es el pecado? El pecado es como que tú veas una serpiente venenosa. ¿Tú qué haces cuando ves una serpiente venenosa? ¿Juegas con ella o qué haces? Corres. No pretendas jugar ser cristiano porque te vas a quemar. No pretendas jugar con el pecado porque te vas a envenenar. Y hay consecuencias. Pero hoy es la noche de que si hay pecado, hoy vamos a salir limpios. Porque el Espíritu Santo nos quiere llenar. Pero la mujer que llegó a los pies del maestro no le puso primero al aceite, ¿verdad que no? Le lavó los pies. Eso quiere hacer el Espíritu Santo con tu vida y con mi vida, limpiarnos hoy para que cuando él venga pueda llenar. Sansón, el hombre más fuerte del mundo, cayó. Y que conste, Sansón fue dedicado desde que estaba en el vientre de su madre. Un ángel visitó a la mamá de Sansón y le dijo, tú no puedes tener hijo, pero el Señor te va a dar un hijo y va a ser consagrado desde que está en tu vientre. Un hombre consagrado desde que estaba en el vientre. Hay muchos que han nacido tal vez en el Evangelio, otros que no han nacido en el Evangelio, pero tú y yo hemos sido consagrados por Dios para poder predicar la palabra. El hombre más sabio, ¿quién fue el hombre más sabio del mundo? ¿Y qué le pasó a Salomón? Cayó en pecado. Dios le dijo, no te acuestes con las mujeres que adoran a otros dioses y el Salomón, el hombre más sabio, terminó adorando a otros dioses. Conociendo la palabra, David, un hombre conforme al corazón de Dios, terminó mal. La historia de estos personajes con la mujer es que no es como tú empiezas, es como tú terminas. Porque bonito nos vemos aquí, bonita se ve a hermana Mayra predicando, pero imagínense, Dios no lo permita, cancelo en el nombre de Jesús, y hermana Mayra falla en el mundo y que no era la que predicaba ya, que decía que creía en Jesús, acepté a Jesús, pero terminé en el mundo. Eso es lo más triste. Lo bonito de esta mujer que se le conoce hasta el día de hoy como pecadora, pero terminó triunfando. No es como tú empiezas, ok, es como tú terminas. Por eso muchacho, muchacha, joven, jovencito que estás aquí, tienes que terminar bien esta batalla, tienes que terminar bien. Nos vamos a ir rápidamente al siguiente verso, creo que es una historia donde Timoteo, 2 Timoteo 2, 22, 23. Si quiera lo leemos para ir avanzando y dice, huye también de las pasiones, ¿qué? Juveniles, sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan, ¿a quién? Al Señor, pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Timoteo es un jovencito y este es Pablo y le dice, ok, Timoteo, huye, huye, huye, huye, huye, joven, huye, huye de las pasiones juveniles. ¿Cuáles son las pasiones juveniles? Por lo que están pasando ustedes en este momento, por lo que yo pasé. Hay muchos jóvenes allá, adictos al alcohol, a la droga, al sexo, a la pornografía, hay tantos jóvenes que necesitan ser libres. ¿Cómo puedo huir yo de las pasiones juveniles? El hecho de que tú estés aquí, estás huyendo de las pasiones juveniles. Siempre lo digo y lo voy a decir, a esta hora hay miles de jóvenes en discotecas, a esta hora hay muchos jóvenes consumiendo droga, a esta hora hay muchos jovencitos en burdeles, en lugares, pero tú estás en el mejor lugar. Este es huir de las pasiones, este es huir de las pasiones, este es huir de las pasiones. Una forma de huir de las pasiones es la palabra. La palabra te va a ayudar a que tú veas y digas, no, no, no, no, aquí dice que yo no puedo mentir, yo no puedo robar, yo no puedo codiciar. Ah, yo de marca no sé mucho, pero esa marca de zapato yo quiero, y tal vez tu papi y tu mami no pueden, tal vez aquí no hay, pero yo conozco jóvenes que si no andan una ropa de marca, no se sienten. Y hasta más no, si tiene dinero, cómprala. Yo no conozco nombres de marca, ayer me decían, ¡ay, qué bonito tu gorro este! Ya les sabía ni qué marca de gorro era, así no les digo yo. Le estaba contando a mi hijo que me regalaron un perfume, y dije yo, ¡ay, chiquito el perfumito, que ni lo ocupaba! ¡Ah, lo voy a usar! Dije yo, como no sé de marca, ¡ay, huele rico! Por curiosidad me metí en internet, por cierto lo iba a regalarle, y me metí en internet y vale 199 dólares. ¡Ay, como no supe cuándo lo vendía! Lo que te quiero decir, rico el perfume, porque las cosas buenas son caras, ¿verdad que sí? ¿Cuánto le costó ese perfume a la mujer que derramó? A ver si pusieron atención, voy a preguntar ahorita. ¿Cuánto, cuánto, cuánto? ¿Quién da más, quién da menos? ¿Cuánto? ¿Está bien? ¿Da más, da menos? 300 denarios. En esa época estábamos hablando como de 30 mil dólares más o menos. Imagínate que te regalen un perfume de esos, 60 mil, si yo con ese perfumito, 200, ¡ay, dije yo, que rico huele! Ya voy a buscarle hermano otra vez. ¿Qué te quiero decir? Que las cosas caras cuestan, pero ¡ay, yo voy a envidiarle! Mira, esos zapatos, eso es pecado, codiciar lo que tiene otro, sea feliz con lo que tiene, si es que la marca no te hace. ¿Sabes de qué te tienes que sentir orgulloso de ser llamado hijo de Dios? Esa marca es de Cristo, esa marca sí tiene que sentirte orgulloso, vestirte de dignidad. Dice proverbio que la mujer se viste de dignidad y de fortaleza. Señoritas, tienen que vestirse de dignidad y de fortaleza. La marca. ¡Ay, qué aburrido! No, cuando tú conoces la palabra te acercas a Dios y huyes de las pasiones juveniles. Yo no sé cuánto tú estás leyendo la palabra, pero esto te va a alejar. Este es el manual, este es el manual. Y quiero felicitar a aquellos jóvenes que ya casi terminan la Biblia por un año y viene otro reto. ¿Qué te acerca a Dios y qué te hace alejarte de las pasiones juveniles? Orar, hablar con Dios. Lo que hacemos acá, lo que tú tienes que hacer en casa. Y orar con Dios no es, a veces oramos, ¡Oh, Padre amantísimo Señor que estás en los cielos! ¡Aleluya! Está mal orar. No, pero orar con Dios es hablar y decirle, ¡Ay, papá! Yo sí lo hago. Muchos dicen, ¡Ay, usted bien irreverente! No, papá la regué. Eso que dije no tuve que haberlo dicho. Eso es hablar con Dios, que tú te levantas en la mañana y digas, ¡Gracias, Señor! Pintaste un cielo azul maravilloso para mí. ¡Ay, a mí me encanta oler! Y yo, ¡Señor, qué rico! Cuando llueve, ¿verdad? Ese olor a ti, ¡Ay, qué rico huele! Señor, gracias porque puedo, mis sentidos pueden... Todo lo que Dios hizo, eso es hablar con Dios. Que tú digas, que llegues y le cuentes un chiste, por ejemplo. Que rías con Él, que llores, porque Él es una persona que está ahí. Él está aquí. Nos vamos a ir rápidamente a Salmo 139, lo vamos a leer en pantalla. Y fíjate que esto me impactaba mucho. Mira lo que dice David, ¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Así es que, joven, no seas como Jonás, que vas a terminar en la barriga. Y no te van a mandar un pez, te van a mandar un tiburón. Y le dice, ¿A dónde huiré de tu presencia? Le dice, ¿A dónde? Si subiera a los cielos, ahí estás tú. ¡Ay, Estados Unidos que llegó a la luna! Dice, a donde quiera, allá lo va a ir Dios. En ese tiempo no había NASA ni nada de eso, pero en el espíritu de David ya visitaba todos esos aires. Y le dice, ¿A dónde? Si subiera a los cielos, ahí estás tú. Al Seol, o sea, al infierno, e hiciere mi estrado, he aquí, ahí estás tú. Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar, ahí está Él. Y voy a leer, creo que eso no se lo di a, no sé si está el siguiente verso, hermano Rodrigo, ahí está. Aún ahí me guiará tu mano y me asirá tu diestra. Si dijere ciertamente las tinieblas, me encubrirán. Yo soy maestra de niños también y le decía, en la clase de los niños, le decía, le decía a esa niña, ¿A dónde te escondería para que Dios no te viera? En el clóset, me cierro y ahí no me ve, me dice. Un día, dice, que había agarrado unos crayones de la escuela y se escondió. Según ella, Dios no lo vio. Y tú le dijo a otra niña, yo me escondo debajo de la cama y cierro la puerta para que Dios no me vea. Y en una niña le dice, esas son a las que me le pego yo. Dios te ve en todo lugar, le dice a la otra. La niña no ha leído Salmos, pero sabe la palabra. Sabe la palabra porque dice, aún dice, aún en las tinieblas no encubren en ti y la noche resplandece como el día. Lo mismo que son las tinieblas de la luz. ¿Sabes qué es la oscuridad? Según la ciencia, lo que ha pasado física, la oscuridad es ausencia de qué? De luz. O sea que literalmente la oscuridad no existe. Literalmente. Científicamente. Científicamente. Porque lo mismo es la luz, la oscuridad es ausencia de luz. Y por muy oscura que sea tu vida o te quieras esconder, ahí te va a ver Dios. Y no solamente te ve, pone un cheque. Y puedes decir, ah, no ha pasado nada, como lo que pasó con Adán. Le dijeron, no comas de ese árbol, no coman de ese árbol. Van a morir. Y vino la Eva, mordió y dijo, sí, sí, estoy viva, no pasó nada. Mi amor, ven. El otro hombre, obediente va, mordió. Ellos eran eternos. Pero la muerte les llegó. ¿Alguien sabe cuánto vivió Adán? Vivió arriba de 800 años, les queda de tarea. ¿Y saben qué? Sí llegó la muerte. Llega la muerte física y la muerte espiritual. Cualquier cosa, joven, que tú hagas, que yo haga, que yo crea, que Dios no me ve, así que a partir de ahora vas a tener cuidado lo que ves, lo que hablas, lo que dices, dónde andas, porque todo Dios lo ve. Y hoy el Señor te va a hacer, ¿cómo es la palabra? ¿Manda? Te va a ser responsable, gracias. Hoy el Señor te va a ser responsable. Que hoy se te dijo que tienes que correr a quién. Tienes que correr a Dios y tienes que huir de qué. Tienes que huir del pecado. Porque el pecado nos lleva a maldición. Cristo está por venir. Por cierto, estoy preparando una prédica que se llama El cielo se cae. Cristo viene. Y aún si Cristo no viniera, muchos jóvenes no van a poder celebrar esta Navidad, porque llegó la muerte. La vida no la tenemos garantizada, pero hoy es la noche que corramos a los pies del Maestro. Hoy es la noche que le diga, yo ya no sé, he intentado de todo, pero ¿sabes por qué no funciona bien? Porque lo hemos intentado con nuestras propias fuerzas. Y si lo hacemos con nuestras propias fuerzas, vamos a fallar. Vamos a intentarlo uno y no vamos a poder. Por eso es necesario que corramos a Dios. Hoy es la noche de que vamos a correr a su presencia. Y como esa mujer, ¿sabes lo que me impacta de esa mujer? Que cuando tú vas a la presencia de Dios, te van a criticar. Te van a humillar. Te van a juzgar. Saben que a este grupo de jóvenes le dan palo, como ustedes no tienen idea. Y a mí me ha tocado decirles, ustedes no saben lo que cuesta la vida de un joven. Para que usted venga y venga a juzgar. ¿Usted fue joven? ¿Por qué pretende usted querer ser un fariseo? ¿Sabe cuánto nos duele cuando un joven dice, ya no quiero ir? Criticaban porque los jóvenes dansean. Yo le digo a este hombre, ¿qué prefiere, verlos en la discoteca? ¿Allá los quiere ver en la discoteca? Porque el fariseo va a juzgar todo. Que por qué danzan, que por qué esto, que por qué se dicen así. Van a juzgar por todo. Ustedes valen mucho, muchachos. Valen la sangre de Cristo. Esta mujer fue criticada. Cuando tú adores, te van a criticar. Porque esa mujer no solamente provocó, porque ese perfume era tan rico su aroma, que dice la palabra que se expandió en todo. Y hoy es la noche. Para que tú puedas hoy correr a los pies de Cristo. Hoy dile, Señor, yo no sé cuál es tu pecado, y no tienes ni que decírmelo. En la iglesia donde yo salí, allá yo tenía que ir a confesarle los pecados de mi madre. En la iglesia donde yo salí, allá yo tenía que ir a confesarle los pecados a un hombre de Sotana. Y yo me recuerdo que hubo una vez que me dijo, hoy no has venido a confesarte, porque yo siempre he andado metida en todo. Y me dice el sacerdote, Maida, no te has confesado, me dice. Yo ya empezaba a leer la palabra. Tendría 10, 11 años. Pero mi vida fue marcada a la edad de 8 años. Entre agarrar y toda mi bisabuela me llevó a una campaña evangelística. Y me recuerdo que esa noche entró un temor en mi corazón. Yo hicieron el llamado, yo no entendí, pero ese día hablaron que Cristo venía. Y entre lágrimas en mis ojos le dije yo a mi bisabuela, mamatina, yo no me quiero quedar cuando Cristo venga. Mamatina, yo no me quiero quedar cuando Cristo venga. ¿Qué tengo que hacer, mamatina?, le decía. Y me dice ella, hija, lo que tienes que hacer es hablar con Él. Y decirle que lo ama, que te perdone. Ábrele tu corazón y recibe a Cristo. Y ese día yo recibí al Señor. Pero mi familia era católica, mi otra parte de familia. Y yo iba y me confesaba. Y el sacerdote me dice, no he venido a confesarte. Y le digo yo, si me confesé, no mientas, me dijo. Porque mentira, es que yo no me he confesado con hombre aquí en la tierra, yo me he confesado con Cristo que está en los cielos. Yo no necesito saber tu pecado. Yo no soy quien para juzgarte. Yo no puedo perdonar tus pecados. Pero hay uno que se llama Cristo, que es capaz de limpiar el pecado más sucio que pueda haber. Si Cristo perdonó al violador, al drogadicto, a la prostituta, al asesino. Hoy me estremecía cuando veía esta historia. Yo no soy mucho de noticias. Pero este joven, no sé si tiene 13 o 14 años, que mató a su madre. No sé si lo han visto. Y la cuchilló. Y él está, y ahorita están pidiendo que firmen carta para que lo lleven al juicio como menor. Pero ¿sabe qué me estremeció? Ver a la abuelita tirándole besos a su nieto. Y el juez hace hasta que la sienten. No sé si alguien ha visto esa noticia. Pero me impactó. Y la última foto que él se tomó con su mamá fue embarazada. Porque estaba joven, tenía como 39 años. Y la mamá estaba dormida junto a la bebé, recién nacida. Y el demonio se le metió. ¿Por qué es lo que se le metió? Porque ¿cómo una persona en sus cinco cabales va a matar a alguien? Mucho menos a su madre. Yo sé que mis hijos me aman y muchas veces me odian más de lo normal. A veces las mamás desesperamos. Pero yo no me pongo en riesgo. Desesperamos. Pero yo no me puedo imaginar qué entró en ese muchacho para que agarrara un cuchillo. Y no sé cuánto, porque ya no leí la historia bien, pero fueron varias cuchilladas las que le metió. Y decía el reporte policial que lo más triste era que había una bebé recién nacida a la par del cadáver. Y el niño sale en la foto de Baby Tower con la mamá. El papá y él acá. Meses después, él le iba a quitar la vida a su madre. A su madre. La mujer que le dio la vida. Todo pecado es malo, joven. Pero lo que tú le haces a tu mamá y a tu papá, ese pecado... Ese pecado... Ese pecado... Y la viejita sale y le da besos. Y dice en las noticias, hay alguien que todavía cree en él. Por esos jóvenes estamos acá. Jóvenes perdidos. El demonio se le metió y mató a su mamá. Y se ve como que está ido. Y a veces dicen, no creen, cuando dicen, yo no sé, pero es cierto. Cuando demonios poseen a la persona, la persona pierde la conciencia y no sabe. Pero, ¿qué pasó? Llegó al grado que este joven corrió y corrió y corrió al pecado. A tal grado que ya no pudo. Porque los demonios son tales que ya no puedes controlar y el demonio toma posesión. Eso es real. Y no es temor y no es miedo, es real. El mundo espiritual, joven, jovencita, es real. Mucho más real. Yo lo he visto, lo he vivido, lo he olido, lo he sentido. Es real. Mientras tú y yo estamos acá, el enemigo está maquinando. ¿Cómo saco a los jóvenes? ¿Qué hago, qué hago, qué hago? Pero tranquilo. Si Dios está contigo, no te puede tocar. Pero este joven llegó tanto al extremo que no pudo controlarse. El demonio tomó posesión y mató a su mamá. ¿Qué le espera a este muchacho? Condena. Si es que no lo meten a la... No importa si tu mamá o tu papá es perfecto o imperfecto. Perfecto no, porque no hay papás perfectos. Usted un día va a ser mamá. Usted un día va a ser papá y va a decir, ay, estoy pagando lo que yo hice. Ay, ay, ay. Estoy pagando. No importa. Tu mamá puede ser una prostituta. Tu papá puede ser el más borracho. Y tú tienes que obedecerlo. A excepción. Hay una regla. Si tu papá y tu mamá te prohíben venir acá o buscar de Dios, ahí sí. Con respeto. Con respeto. Usted le va a decir, lo siento mamá. Lo siento papá. Lo siento papá. Porque a mí no me cabe tampoco en la cabeza cómo un padre le va a prohibir a un hijo que busque de Dios. Pero sucede. Hablaba con alguien y me decía, yo estoy luchando. Gloria a Dios por los papás que están acá. Pero hay muchos jóvenes que su papá y su mamá no quieren saber nada de Dios. No quieren saber nada de Dios. Joven, déjame decirte, Dios está contigo. Hay una iglesia que está orando por ti. Hay una iglesia que cree que aunque padre y madre te dejaren con todo Jehová te recogerá. Hoy vengo a decirte de parte de Dios, joven, corre. Corre a mí. Corre a mí. Honra a tu padre. Él lo ve todo. Hoy mientras oraba yo le decía, Señor, yo te fallo. Es que una y otra vez yo te fallo, ¿qué hago? Y me decía, vuelve, corre. Corre a mí. Ven. Él no desprecia. La gente te humilla, la gente te critica, te juzga. Pero él no. Él está con los brazos abiertos diciendo, ven. Ven, levántate. Y él me decía, corre a mí. Y cuando uno corre a los brazos de papá te olvidas de todo. Te olvidas hasta del tiempo. Han habido situaciones en donde a veces yo pongo el cronómetro porque se nos había dicho que aquí había que orar una hora. Y ponía el reloj, ah, me faltan 15. No, hoy de jueves y digo, yo me postro. Y hubo una vez que no sé cuánto pasó, pero yo pensé que habían sido como 15 minutos y ya llevaban casi 3 horas. Que ni levantarme podía. No sé si les ha pasado que se arrodillan, se les duermen los pies y todo. Y yo decía, y no podía. Pero yo sentía que habían sido como 15 minutos. Porque para el Señor no hay tiempo. Él es hoy, mañana y siempre. Él es alfa y omega, principio y fin. En el ámbito espiritual no hay tiempo. Joven, ven a los brazos de papá. Corre a Él. Corre a Él. Corre a su presencia. Ve y dile, Señor, estoy acá. Me cuesta orar. No puedo ni orar. No te preocupes, eso es normal. Y hoy quiero hacer un llamado. Inclina tu rostro. Y vamos a darle gracias al Señor. Pero esta es la noche en que vamos a correr. Pero quiero que hoy corran al altar aquellos que dicen de verdad, yo necesito reconciliarme, yo necesito aceptar al Señor. El primer llamado al altar. No dejes pasar esta oportunidad. Mañana puede ser tarde. No sea lo mejor. De pequeño recibiste al Señor y te alejaste. O nunca lo has hecho. O lo hiciste y dudas. No importa. Y van a decir que ya lo hice. No importa. Yo me recuerdo que mi hijo, cuando recién íbamos a la iglesia, él todos los días aceptaba. Pero el Señor así nos quiere como niños. Y cuando hacían el llamado ya sabían que Rodrigo iba a pasar porque no había día que él no aceptara. Él aceptaba todos los días. Pero espiritualmente esa es la decisión de venir a Cristo. Que no te depene. Esa mujer no le importó. Esa mujer se derramó delante de él y dijo, no importa. Todo el mundo me conoce. Saben que soy pecadora. Sin saber que su historia sería contada. Hoy el altar está abierto para aquel que quiera decirle, Señor Jesús, yo corro a tu presencia, no me puedo ir igual. Y no te preocupes. Ven así como estás. Porque muchos dicen, no estoy preparado. Muchos dicen, yo necesito arreglar mi vida. No, ven, ven. Ven así como estás. Ven al altar. No te puedes ir igual. Y tú dices, yo quiero reconciliarme. Yo quiero. Hasta que oraremos por ti hoy es día de salvación. No puedes terminar este año igual. Ven al Cristo. No te hablamos de cambio de religión. Te hablamos de una relación con Cristo. Esta decisión va a marcar un antes y un después de tu vida. Recuérdate, el Señor lo ve todo. Espíritu de Dios, recuérdate. Si hay alguien que quiere entregar su vida al Señor, si hay alguien que quiere reconciliar con Cristo, ven, corre a los brazos de papá. Y si tú estás a cuenta con Dios, sigue orando y dile, Señor. Y hoy hago el llamado para aquel que quiere correr. El altar está abierto para todo aquel que quiera correr a papá. Aquel que no sea vergüenza de Cristo. Aquel que dice, no me importa. El altar está abierto para que corra. Ven, joven, corre. Que tú estuvieras corriendo al altar. El altar está abierto para que tú corras a papá. Ponte sobre tus pies y ven. Corre, corre. No te dé vergüenza. Corre al altar. Es un acto profético donde tú le dices, no me importa. No me importa quién es. No me importa quién esté. No me importa. Yo solo quiero correr al altar. Él está aquí. Él va a abrazar a muchos. Él va a abrazar a muchos. Y corremos a los brazos de papá. Cierra tus ojos y habla con Él. Habla con Él y dile, papá, aquí estoy. Me está costando mucho. Hay cosas que no entiendo. Hay cosas que no logro comprender. Pero aquí estoy, papá. El Espíritu Santo va a ministrar tu vida porque Él me lo decía. Y hay muchos que hoy van a correr a mí. Hoy se marca un antes. Dios bendigo su nombre porque, joven, tú estás solo. No estás solo. El Espíritu Santo ministra a estos jóvenes. Levanta tus manos y adora como esa mujer. Si quieres arrodillarte, si quieres llorar, si quieres gritar, derrama tu alma delante de Él. Derrama tu alma. Se nos enseñó que los hombres no lloran. ¡Diablo mentiroso! Cuando el Espíritu Santo te toca no puedes dejar de llorar. ¿Y de dónde iré? ¿De dónde iré? ¿Y de dónde iré? Abraza a estos jóvenes. ¡Abrázalos! ¡Abrázalos! ¡Abrázalos, Señor! ¡Abrázalos! ¡Abrázalos, Señor! ¡Abrázalos! ¡Corre a los brazos de papá! ¡Cierra tus ojos! ¡Imagínate a papá! ¡Ahí está su papá! ¡No te ha dejado! ¡No te ha dejado papá! ¡No te ha dejado papá! ¡Yo no me quiero ir! ¡Yo no me quiero ir! ¡Miren papá! ¡Papito! ¡Papito lindo! ¡Papito! ¿A dónde huiré de su presencia? ¿A dónde? ¡No puedo correr de su presencia! ¡Corre! ¡El Espíritu Santo me dijo voy a ministrar vidas! ¡No se trata del toque de quien ponga tu mano! ¿Qué le vas a dar hoy a Dios? ¡Dile aquí estoy! ¡A mucho les cuesta entrar a la presencia! ¡A mucho les cuesta! ¡Porque no corren a los brazos de papá! ¡Este es un momento especial! ¡Este es un momento especial! ¡Abraza! ¡Abraza! ¡Abraza! ¡No estás solo Luis! ¡Dios está contigo! ¡Dios está contigo Maynor! ¡No estás solo! ¡Aquí está papá aquí para ti! ¡Abrázalo! ¡Él lo ha visto! ¡Él lo ve todo! ¡Aquí está papá! ¡Aquí está papá David! ¡Aquí está papá! ¡Abraza a los jóvenes Espíritu Santo! ¡Yo no me quiero ir! ¡Dile no me quiero ir de tu brazo! ¡Yo no vengo a ministrar mi emoción! ¡Yo vengo hablando al Espíritu de Dios! ¡Vengo hablando al Espíritu Santo! ¡Y vengo hablando a los jóvenes! ¡Jóvenes con identidad! ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre en el Espíritu! ¡Vengo hablando a tu Espíritu! ¡Todo Espíritu que me escucha ahora! ¡Todo Espíritu de estos jóvenes! ¡Vengo hablando a tu Espíritu! ¡Vengo hablando a tu Espíritu! ¡No estás sola jóvenes! ¡Dios está contigo David! ¡Dios está contigo Becky! ¡Aquí Dios está contigo! ¡Y a Nelly Dios está contigo! ¡Dios está contigo! ¡Dios está contigo Keila! ¡Dios está contigo! ¡Derrame! ¡Derrame ese perfume! ¡Derrame ese perfume! ¡Dios está contigo Alejandro! ¡No te ha dejado ni te dejará! ¡Dios está contigo Nelly! ¡Dios está contigo Jorge! ¡Dios está contigo! ¡Él ha visto cómo derrama su alma delante de él! ¡Coraya Dios está contigo Cefrajo! ¡Dile no me quiero ir! ¡Más Espíritu de Dios! ¡No te preocupes! ¡Cómo estás! ¡El Señor va a ser el resto! ¡Lo primero es venir a la presencia de Dios! ¡Así como estás! ¡Así como estás Nelly! ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre! ¡Todo espíritu corre a papá! ¡Todo aquel que ha estado atado! ¡Algún vicio! ¡Hoy es libre en el nombre poderoso de Jesús! ¡Atado a vicio! ¡Atado a pecado! ¡Atado al dolor! ¡Atado al rechazo! ¡Hoy es libre en el nombre de Jesús! ¡Hoy es libre en el nombre de Jesús! ¡Jóvenes que lastiman su cuerpo! ¡Con ansiedad, con la depresión en el nombre de Jesús! ¡Jóvenes que han estado atados a la depresión, a la ansiedad! ¡Hoy en el nombre de Jesús! ¡Vengo dando una orden y ministro! ¡Por el poder de la Palabra! ¡Todo espíritu contrario a Jehová! ¡Suelta las vidas en el nombre de Jesús! ¡Todo temor! ¡Todo miedo! ¡Ansiedad! ¡Depresión! ¡Ahora en el nombre de Jesús! ¡Espíritu de rechazo! ¡Espíritu de abandono! ¡Ahora en el nombre de Jesús! ¡Diablo mentiroso! ¡Diablo mentiroso! ¡No vas a poder con esta juventud! ¡Espíritu de rechazo! ¡Ahora en el nombre de Jesús! ¡En el altar nos quedamos! ¡Sí señor! ¡En el altar! ¡Ministra Espíritu de Dios! ¡Ministra! ¡Ministra! ¡En el altar! ¡En el altar! ¡En el nombre de Jesús! ¡Estás en el altar jóvenes! ¡Díselo! ¡En el altar! ¡En el altar! ¡Yo lo conocí! ¡Yo estaba pequeña! ¡Yo no entendía muchas cosas! ¡En el altar! ¡En el altar! ¡He recorrido papá!

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