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In the first episode of Históricamente, Jennifer Acevedo and special guest Ronnie Medina explore the concept of "venandantes" in the Italian Renaissance. They discuss the book by historian Carlo Guisburg, which focuses on a group of peasants in Friuli who engaged in agricultural rituals to ensure good crops. These rituals involved spiritual battles against witches and the ability to heal the sick. The venandantes' success determined the region's prosperity. The secrecy of these rituals was essential, as any mention of them was punished. The venandantes would enter a deep sleep and their souls would leave their bodies to participate in battles. The witnesses reported various methods of recruitment and protection, such as being born with a protective shirt. However, some venandantes began to exploit their powers and engage in questionable behavior, damaging their reputation as righteous defenders. This episode concludes the exploration of venandantes in the Renaissance. Sean todos bienvenidos al primer episodio de Históricamente, un espacio donde nos transportaremos a través de la historia para tratar de desentrañar los más increíbles misterios insondables. Mi nombre es Jennifer Acevedo y tenemos una invitada especial que nos acompañará en el capítulo de hoy, donde viajaremos al triunfo del Renacimiento Italiano y hablaremos sobre los venandantes, un concepto que hemos explorado por el historiador Carlos Guillén. Muy buenas, mi nombre es Ronnie Medina, soy estudiante de quinto semestre del pregrado de Historia de la Universidad de Antioquia. En este episodio nos adentraremos en un tema bastante importante en el Renacimiento Italiano, los venandantes. Es momento de iniciar este viaje por el mundo de la brujería y la lucha entre el bien y el mal. Iniciaremos hablando un poco del historiador Carlo Guisburg, autor del libro en el que se basa este capítulo. Carlo Guisburg es un destacado historiador italiano, nacido el 15 de abril de 1909 en Turin, Italia. Es conocido por sus contribuciones significativas al campo de la historia cultural y la historia de las mentalidades, así como por sus investigaciones en la historia de la brujería y de la Inquisición. Y bueno, como mencionamos antes, este capítulo está basado en un libro llamado Los venandantes, brujería y cultos agrarios entre los siglos XVI y XVII. La obra se desarrolla en un momento de cambio social y religioso en Friuli, una región al norte de Italia. El autor se centra principalmente en un grupo de campesinos de esta región durante los siglos XVI y XVII, donde la Inquisición era una institución con mucho poder, encargada de procesar y castigar a quienes consideraban como herejes o brujos, dado que estos se percibían como una amenaza para la sociedad y para la Iglesia. Es importante resaltar que Friuli se dedicaba sobre todo a la agricultura y la ganadería. Toda la región dependía de sus prácticas agrarias. Una temporada de malas cosechas podría significar una época de abandono y muerte. En la región se comenzaron a expandir ciertos rumores de un grupo de campesinos que realizaban retos agrarios para asegurar buenas cosechas, con prácticas un poco fuera de lo común, prácticas como combates en las luces contra brujas, pero no en cuerpo sino en espíritu. Además, también tenían la capacidad de curar enfermos. Esto inmediatamente alertó a la Iglesia y se comenzaron investigaciones hacia algunos miembros de este grupo de hombres que decían llamar venandante, a los cuales se les comentó cosas de brujería. La prosperidad de la región dependía de la victoria de los venandantes. En caso contrario, si los brujos los derrotaban, las cosechas de esa temporada no verían la luz y no habría prosperidad en los cultivos. El resultado de esas batallas solo se podría conocer años después. ¿Por qué? Porque la discreción de esos ritos era muy importante para sus participantes, tanto que si alguno mencionaba algo referente a las batallas nocturnas o el nombre de alguno de sus compañeros de combate o contrincante, se castigaba a este golpeándolos con palos. Los rituales de protección se llevaban a cabo principalmente en los hospicios y los equinoccios, pero se supone que los venandantes salían más veces en el año, sobre todo en los días jueves. Para esto, esas personas tenían que entrar en un sueño profundo donde acto seguido el alma salía del cuerpo. Unos dicen que en forma de animal, otros dicen que encima de un animal. Esto a ciencia cierta se desconoce. El cuerpo que quedaba dormido no se podía alumbrar con una vela ni voltear, dado que esto hacía mucho más difícil el retorno del alma al cuerpo y esta podría quedar vagando en la tierra hasta el día de la muerte del individuo. Intentar rescatar al venandante era misión fallida debido a que este estaba por fuera del cuerpo y por lo general su familia tenía conocimiento de las prácticas que este realizaba para evitar cometer errores con el cuerpo. Bueno, en las confesiones de los testigos o testimonios se ha afirmado que al terminar las batallas las personas debían tener agua limpia afuera de las casas, porque si no, entraban y se tomaban el vino que tuvieran. Las brujas al terminar las batallas también tenían una costumbre similar, solo que a diferencia de los venandantes, éstas se orinaban y destruían el vino y las cabas donde éste se guardaban. A la edad de 20 años, estos individuos eran llamados para formar parte del asilo arco de las brujas, así como el ejército de un país, llamas y soldados en tiempos de guerra. Una pregunta muy frecuente para los investigadores que preguntaban a los venandantes era ¿Cómo sabían que eran venandantes y cómo eran llamados para luchar? Estos preguntas generaban diferentes respuestas. Unos decían que uno de los venandantes se encargaba de buscarlos e informarles que eran uno de ellos. Otros mencionaban que del mismo capitán se les aparecía a los dueños y les invitaba a participar. Incluso llegaron a afirmar que un ángel del señor les llevaba al combate. Pero lo cierto es que se desconoce cuál era el modus operandi del reclutamiento del ejército venandante. Pero si hay algo en lo que todos los testigos coinciden, y es que aquellos que iban a ser venandantes nacían vestidos o con la camisa puesta, que era un símbolo que les brindaba protección. De hecho, ningún venandante podía ir al campo de batalla sin la camisa, porque no estaba protegido. A los encuentros nocturnos, de cuales eran parte integral de las cosas de los venandantes, se llevaba diferentes simbologías, como una bandera dorada que les diferenciaba del bando puesto, la del brujo. También espadas de pan, y lo más importante, es donde los relatos convergen, la camisa y la rama de un ojo. Estas ramas se empleaban principalmente para golpear a las brujas y defenderse contra ellas. Se consideraba un objeto de protección, se tenía la percepción de que el ojo podía repelir las minas malignas y las poesías negativas. Además, se creía que el ojo tenía relación con la fertilidad y conexión con la tierra. Pero no solo los cambios sociales, culturales y religiosos comenzaron a mostrar a los venandantes de manera diferente, y empezaron a ser perseguidos y judicializados por la inquisición. También fue el comportamiento de algunos de ellos que hacían llamarse venandantes, donde gracias al poder que tenían de curar a los hechizados por la brujería, comenzaron a sacar provecho de esto, donde muchos otros confesaron ir al sabato y hacer pactos con el diablo. Todos estos y otros comportamientos comenzaron a dañar la imagen de los venandantes frente a la iglesia y la sociedad. Si ya no se veían como los bienandantes o los buenos caminantes, empezaron a verse como una figura más oscura, más cabra, al nivel de herejes o brujos. Bueno, y así concluye nuestro viaje a través de los venandantes, explorando la obra de Carlo Gilsburg y su fascinante visión del mundo espiritual en el Renacimiento Italiano. Hemos llegado al final de este primer episodio. Les agradecemos a todos los que nos escucharon el día de hoy. A Ronnie por acompañarnos en este primer episodio. Muchas gracias. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org