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The speaker discusses recurring themes in church preaching, such as revival, prosperity, and character. They criticize the manipulation of finances and the belief that poverty is a curse within the church. The importance of character is emphasized, as it is the foundation for success in various areas of life. The story of Joshua and the Gibeonites is used as an example of how character can be attacked and deceived. The speaker also mentions the tendency for criticism and murmuring within the church. En este tramo de estudio de la palabra de Dios y de mensaje, la iglesia, si usted asiste en alguna red social o en algún comunicado o en algún libro, alguna literatura, en la televisión, hay algunos puntos que son comunes en la prédica de casi todos los pastores del mundo y que esos puntos se hacen, se asientan por épocas. En los años ochenta, en los años noventa, era alevamiento, trayendo toda la historia de la calle Azusa en el mil novecientos diez, todo el mundo hablaba de alevamiento y hubo un gran alevamiento en el mundo, evangelistas puertorriqueños, como hermanos Gilles, argentinos como Freison, Anacondia, en Alemania como Rajan Bunker, que Rajan Bunker metía seis millones de personas en el desierto de África. La revista Times hizo un artículo de una campaña de este hombre y había una imagen, seis millones de gente en el desierto recibiendo a Cristo, un gran alevamiento. En Argentina, Freison, Anacondia, etcétera, en República Dominicana, con Ezequiel Molina Rosario, que se mantiene todavía por sesenta años, pero siempre ha habido unos temas muy confusos en la palestra. El diablo siempre ha querido meter su cola y ha querido engañar a la iglesia. Y a principios de los dos mil, del siglo veintiuno, se metió el tema de la prosperidad y se comenzó a hablar de finanzas en la iglesia como nunca antes y se comenzó a manipular la mente de la gente para que la gente diera dinero, porque el que no daba no era prosperado. Se llegó hasta a decir que la pobreza, un hermano pobre, era una maldición al interno de la iglesia. Y pastores que fueron padres de esta corriente doctrinal son hache multimillonarios hoy día. Usted los ve en sus mansiones, en sus jets privados, en sus Rolls Royce, haciendo alusión de que son hombres de Dios santos porque Dios los prosperó. Y la prosperidad es mucho más integral que eso. La prosperidad es mucho más integral que eso. Así que hay temas que son recurrentes en la iglesia y yo desafío a esta iglesia a asistir a las redes sociales, a la televisión, con sabiduría, porque en el año dos mil cinco, en una convención nuestra en Puerto Rico, se nos dijo, el pastor local compite con seis y siete predicadores por semana. Es decir, cuando la iglesia viene el domingo a la congregación a escuchar el mensaje del pastor, el cristiano promedio ha escuchado a cinco o seis predicadores diferentes. Y una de las cosas que hace el diablo es que, eventualmente, la predicación del pastor local, en el caso del pastor local, lo que el pastor predica, como que pasa sin pere y sin gloria. El mensaje del pastor local, de la iglesia local, del domingo, pasa en todas las iglesias. Este es un fenómeno que yo tengo veinte años observándolo. Lo observé antes de ser pastor, o sea que son más, y eso me llamó mucho la atención, y es una gran batalla que yo tengo como pastor, y es una de mis oraciones privadas. Yo creo, yo creo, sin ánimo de nada, yo creo que tenemos una muy buena doctrina en la iglesia, yo creo que tenemos una muy buena enseñanza en la iglesia, yo creo que tenemos una buena palabra en la iglesia, y nosotros debemos atender a esa palabra. Hoy comenzamos o continuamos una serie de la primera conquista del cristiano. La introducción es porque la gente trató de conquistar finanzas, conquistar carros, conquistar barrios, conquistar países, conquistar continentes, arrebatar, arrebato, declaro, eso es mío, lo pisé, ya es mío, si yo lo pisé, es mío, aun sea el solar del vecino. Y esto ha traído mucha confusión, cosas como esta que son totalmente erráticas, aberrantes y heréticas. Entonces la primera conquista del ser humano, honestamente la primera conquista es tu carácter. Lo primero que tu debes conquistar, antes de pensar en conquistar reinos, ministerio, gracia, dones, talentos, lo primero que se conquista es el carácter, porque puedes cantar precioso. Apreciaste una escuela de música, aprendiste, desarrollaste tus pulmones, tu caja torácica se desarrolló, los parafrontales para poder cantar precioso, afina precioso. Pero si no tienes el carácter conquistado, ese don, ese regalo, esa habilidad va a sucumbir ante el pecado tarde o temprano. Porque lo que detiene o lo que mantiene el individuo es un carácter fraguado en Cristo. Pablo decía a Timoteo, crece a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo y compórate varonilmente. Hablaba de un carácter, de un crecimiento, de una forma, de una conquista del ser primero. Si no conquistas el carácter, no puedes conquistar un matrimonio. Si no conquistas el carácter, no puedes conquistar un ministerio. Si no conquistas el carácter, no puedes conquistar una relación de amistad con alguien. Porque tarde o temprano la falta de carácter o el mal carácter va a destruir la amistad o la relación, o el matrimonio o la empresa. Cuando hablamos de conquistar el carácter, la mejor forma que yo tengo para hablar de ello es hablando de Josué. Hay más ejemplos, obviamente José, el mismo David, reyes importantes, pero Josué es lo que me llama la atención en estos días. En el capítulo 10 de Josué, versículo 1 en adelante, dice Cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado a Jai y que le había asolado como había hecho a Jericó y a sus reyes, así hizo a Jai y a sus reyes, y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas y que estaban entre ellos, tuvo gran temor, porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales y mayor que Jai, y todos los hombres eran fuertes. Por lo cual Adonisedec, rey de Jerusalén, envió a Joam, rey de Hebrón, a Pidean, rey de Jalmut, a Jafía, rey de Lakis, y a Débil, rey de Hebrón, diciendo Subid a mí y ayúdenme, y combatamos a Gabaón, porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel. Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jalmut, el rey de Lakis y el rey de Hebrón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón y pelearon contra ella. ¿Quién es Adonisedec, en el contexto del tipo y sombra de conquistar el carácter? Adonisedec es un hombre influyente, un rey influyente, que es capaz de inducir a otros reyes. En el sentido más pragmático de eso es, que Adonisedec es rey de reyes. Pero no es el rey de reyes Cristo, o que significa Cristo, es un principado que significa al diablo, que es capaz de aliarse con otros reyes, con otras potestades, otros principados, para venir en contra de un propósito particular, en contra de Josué. Supongamos que Josué sea el carácter, y Adonisedec sea esta influencia maldita, diabólica, que se levanta contra su carácter. Él escuchó que Josué estaba teniendo conquistas importantes. Cuando el ser humano está teniendo conquistas importantes en su carácter, activa el infierno, activa al diablo. Y él escuchó que Josué estaba teniendo conquistas importantes. Había conquistado a Jericó, había destruido a Jaiz, con todo y el percance de Acán, y ahora los gabaonitas, que se trata del capítulo 9, lograron engañar a Josué y a los ancianos de Israel. ¿Cómo lo engañaron? Cuando los gabaonitas escucharon que Josué venía arrasando, ellos dijeron, nosotros no podremos, porque imagínate, si venció a Jericó, si venció a Jaiz, y se dice que en el desierto venció a los amalesitas, no hay forma de que le ganemos. Vamos a liarnos con él, pero ¿cómo? Si Josué tenía orden expresa de erradicar, de quitar, de botar, de matar a todo enemigo, llámese como se llame y sea quien sea, en el desierto. Y ellos, que eran vecinos del kitica de Israel ahí, y que Israel inclusive hasta lo había visto de alguna manera, se pusieron ropa vieja, rasgaron sus vestidos, dejaron que el padre se pusiera mogoso, tintaron los ojos para que parecieran viejos, las sandalias las rompieron, se dejaron que hacer la barba, y llegaron ante Josué, diciendo, hemos venido de una tierra lejana, capítulo 9 de Josué, lo puede leer después, hemos venido de una tierra lejana, y tenemos necesidad de descansar, tenemos hambre, ya los recursos se nos están acabando. Y los ancianos y Josué le creyeron. Así que el carácter es atacado, no solamente expresamente, no solamente con un rey que se alinea con cuatro reyes más, sino que también el engaño cala en el carácter. Y los gabagonistas engañaron a Josué, engañaron a los ancianos, engañaron a Israel, y se establecieron, ellos lo admitieron como si fueran sus hermanos, y lo dejaron viviendo con ellos. Al tercer día se dan cuenta que no eran realmente gente de lejos, sino que eran los gabagonistas. Y ya cuando Josué quiso reaccionar, los ancianos habían comprometido su palabra de cuidarlo y de no hacerle daño, y no pudieron matarlo. Y esto generó que la moral de Israel descendiera, porque el hombre común, escúchame lo que voy a decir ahora, el hombre común y corriente que está por debajo de un liderazgo firme, cuando el líder se equivoca, en vez de ponerse a su lado, lo detracta. Israel comenzó a murmurar y a decir que Josué y los ancianos no eran dignos de dirigirlos porque se dejaron engañar. Pero los gabagonistas no engañaron a Josué solamente, engañaron a todo el mundo. Así que todos eran víctimas de un engaño, no era el líder solamente. Y comenzaron a murmurar y a criticar. Siempre Israel fue criticón y murmurador, siempre. Y ese demonio del diablo que el Señor los reprenda, sigue en la iglesia. Siempre hay murmuración y crítica en la iglesia, siempre. Siempre. Es un demonio que no se muere, ni Bruce Willis, el duro de matar. Tú le das con la espada, le das con el mensaje, le das con la oración, con el ayuno. Es un género que no sale de la iglesia. Siempre hay crítica y siempre hay murmuración al Señor los reprenda. Y si se encuentran con un escenario idóneo, peor. Si se encuentran con un pastor chismoso o una pastora chismosa, ni se diga. Y hemos tratado por años de no ser parte de eso, pero siempre al liderazgo ha sido criticado. Para bien o para mal. Siempre ha sido criticado. Y Israel comenzó a criticar a Josué, decir, oye, Josué se la fue engañando en los gabaonitas, con unos paredes viejos y unos vestidos rotos y unas sandalias rotas, se la fue engañar. El problema es que no es fácil mantener un país de pie. Todo conspira. Eventualmente en nuestra humanidad, y escúchame, eventualmente en nuestra humanidad algo va a ser encontrado. Porque todo conspira. Es multiforme. Los ataques son de todas las áreas, espirituales, emocionales, financieros, sociales, políticos, de todas las áreas. Así que, volviendo a Don Isidore, capítulo 10, él dice, si ya Josué destruyó a Jericó, si destruyó a Gabaón, también lo destruiría a nosotros. Vamos a unirnos, porque en la unidad está la fuerza. Cuando tu carácter es atacado, no es atacado de una sola forma y de un solo frente. El diablo tiene municiones de todo tipo para atacar tu carácter. Adonisedec en hebreo significa mis señores justos. La primera lección que aprendemos de Adonisedec es que, aún teniendo un nombre digno y virtuoso, él no es digno ni virtuoso. Él no es digno ni virtuoso. Él nos llamó y dijo, habrán hombres que hablarán de piedad, pero negarán la eficacia de la misma. Este hombre tiene un nombre piadoso, pero en su carácter niega la eficacia de esa piedad o de ese nombre. Y eso nos habla a nosotros que tenemos que tener cuidado con nosotros, que decimos que somos evangélicos, pentecostales, amantes del Señor, dipensación de la gracia, iglesia sana doctrina. Tenemos que tener cuidado, porque eventualmente negamos con nuestros malos caracteres la eficacia de la virtud o de la piedad. ¿Quién era Gabaón? La ciudad que ellos querían conquistar. Gabaón era una gran ciudad, dice el versículo 2 del 10, porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales y mayor que Jai, y todos sus hombres eran fuertes. No era una ciudad cualquiera, pero Gabaón no confió en sus fortalezas para ir contra Josué, porque Gabaón sabe que Josué está fortalecido por el Señor. Aunque es una gran ciudad, una ciudad real, más grande que Jai, con hombres fuertes, no va contra Josué de la manera convencional. ¿Qué es lo que típicamente debió hacer Gabaón? Declarar la guerra a Josué. Cuando el diablo ve que tu carácter está fuerte en Cristo, que eres robusto, él no te enfrenta de frente, él trata de aliarse contigo, trata de aliarse contigo, busca la manera de ser tu aliado, de llegar a ti de manera sutil y de manera superficie. Tú ni siquiera te das cuenta que estás en el terreno del diablo, porque él sabe que si te hace frente convencionalmente con la guerra, tú le vas a ganar. No vino de frente. Y eso fue lo que hizo Gabaón. Engañó. Aún así, siendo ya parte de los israelitas Gabaón, Abraham Israel dice, no podemos ir contra Gabaón, yo solo, porque ahora Gabaón está fortalecido, junto con Israel. Ahora Gabaón está fuerte. No podemos ir, yo no puedo ir solo contra él. Déjame llamar a fulano, a fulano, a fulano y a fulano. ¿Qué es lo que Jesús dijo? Que cuando tú eres salvo, eres limpiado, tu casa queda limpia, y ese espíritu anda por los lugares rondando, y dice, ah, sé lo que voy a hacer, voy a regresar, y busca siete espíritus más fuertes y viene contra ti. Eso es lo que Abraham Israel está haciendo. Ahora, él busca cuatro reyes. Busca a Joam, a Piriam, a Jafía y a Debir. Solamente te voy a hablar hoy de uno de ellos, de uno de esos cuatro. ¿Quién era Joam? Joam era el rey de Hebrón. El nombre Joam tiene un significado incierto, pero Hebrón era la ciudad de la más antigua, desde los tiempos de Abraham. Una ciudad fortificada y antigua. Si usted ve conmigo en Génesis capítulo 13, versículo 8, 18, perdón, Génesis 13, 18, dice, Abraham, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinal de Manre, que está en Hebrón, y edificó allí un altar a Jehová. Ya te dije la semana pasada que la razón por la cual Abraham sobrevivía a la ciudad era porque dijera que él llegaba hacia un altar de adoración. No sé en qué lugar tú estás o a qué lugar vas, pero procura que donde tú estés haya un lugar de adoración, un altar. Hebrón es una ciudad hegemónica, antigua. Tenía un pasado ya de larga data, y el pasado de larga data tiene unas fuerzas que si tú no te liberas del pasado de larga data, te debilitas. El pasado debilita el carácter. Por eso el dicho famoso, si el diablo te recuerda tu pasado, recuérdela a él su futuro. Porque Hebrón debilitaba el carácter. Y Adonisedec quiere buscar a alguien que debilite a Gabaón y que debilite a Josué. Y busca a Juan, rey de Hebrón. Allí en el Encinal de Manres, en Génesis 13, 18, donde Abraham hace el altar, Abraham selló con un altar su separación del otro. Abraham se separó en Hebrón del otro. Dios le dijo a Abraham, sal de tu tierra y de tu parentera y camina a una tierra que te mostraré. Y Abraham cometió un error. ¿Usted sabe que Abraham estaba en desobediencia cuando se llevó a Lot? Abraham vivía en desobediencia. Dijo, deja a tu tierra y a tu parentera. Y él se llevó al sobrino. Y por eso la situación luego con Lot. Él se llevó al sobrino. Pero llegó un momento en que Abraham recapacita y dice, no, no, no, no. Oye Lot, escoge tú. Y cuando Lot escoge y se va, él va a Hebrón y hace un altar en el Encinal de Manres y sella la separación con el pasado. Usted tiene que aprender para tener un corazón forjado en el Señor a separar su pasado de su presente y de su futuro. Y sellarlo. Sello en el nombre de Cristo que ya mi pasado no me alcanza. Porque si tú no rompes con el pasado, si tú no rompes con Joán, rey de Hebrón, hay cuatro reyes más esperando en sociedad para destruirte. Cuatro reyes más, además de Joán, en sociedad para destruirte. Hebrón es tipo del pecado que convive y sobrevive al tiempo. ¿Qué, pastor? Hebrón es tipo del pecado que convive contigo y sobrevive en el tiempo. Que es el pecado más peligroso de todos los pecados. Porque es el pecado que tú no vences nunca. Que siempre está ahí. Es la misma táctica, la misma forma, la misma debilidad, la misma caída de siempre. Es el pecado que se parece a la adicción. Un adicto a la cocaína vive con eso ahí, detrás de las orejas. Puede que se rehabilite, pero en cualquier momento de debilidad vuelve y sucumbe. Y dicen, yo estoy clean. Y cuentan, yo llevo tres años clean. Pero so pena de que en cualquier momento sucumba. Y Hebrón reclama en tu presente tu pasado. ¿Alguien escuchó eso? Hebrón reclama en tu presente tu pasado. Cuando yo era muchacho yo era depresivo. Y yo le conté que una vez eso volvió. Reclamando su espacio, la depresión en mi vida. Reclamándolo. Yo me había liberado, yo no sé cómo, no lo recuerdo ahora, pero eso volvió. Porque Hebrón regresó. Pero en Hebrón yo había roto con la depresión. La verdad es que Hebrón hay que destruirlo con un altar. Y eventualmente volver en oración. Señor, no es usted víctima de su pasado ni de su memoria, pero usted sabe lo peligroso que es Hebrón. Señor, cuídame de Hebrón. Señor, cuídame de Hebrón. Porque hay un principado rey de reyes del mundo de las tinieblas asociado esperando a que yo salga de Hebrón y me asocio con él en el desierto para pelear contra mí. Hay un Adonisedec. Hay un Piream. Hay un Hacía. Hay un Debir esperando a que yo salga. Hay un Jarmot. Hay un Lakis. Y hay una ciudad llamada Iglón esperando, confabulados los cinco, esperando a que yo saque las cabezas para matar mi carácter y para destruir mi vida. ¿Cómo era Hebrón? Para hablarte un poquito más de este rey Oham que era rey de Hebrón. Es el primer rey de los cuatro que Adonisedec buscó. Si usted va conmigo a Josué donde estamos, capítulo 14, versículo 9, Josué 14-12, dice que hubo un hombre llamado Calep que era de los doce espías que Moisés había enviado en el dios del número a estirar la tierra. Dentro de esos doce solamente hay dos nombres que sabemos de ellos. Uno era Josué y el otro era Calep. Los demás diez. El cronista ni se molestó en nombrarlos porque eran diez cobardes, carnales. El cronista ni lo menciona. Ahora, menciona a Calep y a Josué. ¿Y quién era Calep? Calep pasó el tiempo, Moisés murió y Calep tenía 85 años. Cuando Josué va a distribuir la tierra y Calep cuando fue en su juventud a ver la tierra, vio el monte de Hebrón y no se le salió de la cabeza Hebrón. En Josué capítulo 14, versículo 12, perdón, 14-12, ¿sí? Él dice, dame pues ahora este monte, el cual habló Jehová aquel día, porque tú oíste en aquel día que los anoceos están allí y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizás Jehová estará conmigo y los echaré como Jehová ha dicho. ¿Por qué Calep pide a Hebrón? He escuchado predicadores decir que era porque Hebrón representaba riquezas. No, Calep pide a Hebrón porque él se confabula con la conquista de Josué. Él dice, tú me das a Hebrón y yo lo conquisto. Y olvídate de esa región. Allí están los anoceos, los gigantes, yo lo conquisto. Allí hay ciudades fortificadas, yo las conquisto. Allí hay ciudades grandes, yo las conquisto. Dame a Hebrón. Allí hay una historia que data de larga antigüedad. Yo conquisto el pasado y la pongo en el presente. Yo lo hago presente. La modernizo en el espíritu de Jehová Dios. Dame a Hebrón. Dame a Hebrón. Así que, mientras Adonis Sedec está tratando de conquistar a Almod, rey de Hebrón, hay un siervo de Dios con 85 años que está en la expectativa de conquistarla. Así que que Josué parecía estar solo, no estaba solo. Así que que tu carácter a veces parece estar solo, no está solo. Hay don de Cristo, hay fruto del Espíritu, hay palabra de Dios, hay unión del Espíritu Santo, hay gracia, hay revelación. Tu carácter no está solo. Ellos están en la puerta de la conquista esperando a que tú digas, ven, conquístame. Y Caleb está ahí esperando, dame mi monte. Ese monte es mío. Yo lo vi cuando era un jovencito. Hay ciudades allí, hay gigantes, pero yo lo conquisto con 85 años de edad. Así que Dios tiene reservas importantes. Esperando. Dice Caleb, versículo 8 de Josué 14. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Mira que verso más lindo. Aunque los otros diez vinieron desfallecientes, desfallecidos, y hicieron desfallecer al pueblo, yo no. Todavía a mis 85 años yo tengo mi vigor. Yo no. Si no lo hice en mi juventud, ahora menos. El gran problema del carácter es que el carácter no tiene edad para ser reformulado y para ser cambiado. Puede que la biología se niegue. Escúchame. Puede que el cuerpo se niegue. Puede que una enfermedad te tome y te destruya, pero el carácter en la mente sigue ahí. ¿O no ha visto usted las señoritas, las mujeres que son jóvenes, que yo sé que han vivido esta experiencia en sus barrios, un viejito que no puede ni caminar, y cuando tú pasas te dice, adiós buena hembra, porque en su carácter caído, su lujuria, su lascivia, su concupiscencia está hábil. Ahora, si usted comenzó temprano como cadet a conquistar su carácter, cuando llegue la ancianidad su carácter va a ser un roble, va a ser fuerte. Pero si usted deja que pase. Hermanos, hermanas, carácter, escuche este axioma, carácter no conquistado, viejo sin vergüenza. Por eso el apóstol Pablo dice en Romanos 2, que presenten vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Cuando se conformen a este siglo, renuévense por medio de la renovación del entendimiento, para que comprueben la voluntad de Dios que es buena. Cambien la mente. La palabra para eso, la palabra griega es metanoía, cambia tu manera de pensar para que tengas un mejor estilo de vida. Hay gente que viene a Cristo y su carácter cambia para bien, que es lo idóneo, para bien. Nuestro carácter debe estar cambiando todos los días. Que no haya un gabaón, que no haya un hebrón, que no haya un amanicedec, que no haya un pireán, que no haya un hafía, un debil, que debilite nuestro carácter. Todos los días. Pastor, termine esto y dígame lo siguiente. ¿Cómo yo lo logro? Un pastor tradicional te diría lo siguiente, coge siete días de ayuno y oración, vete al monte y conságrate. Tengo palabra para ti. ¿Dónde radicó el... No en los cuarenta días de ayuno y oración, en el carácter, en la fortaleza del fuero interno. Entonces, pastor, ¿cómo lo logro? Ejercitándolo todos los días. Todos los días. Ante la mirada, ante el comentario de alguien que te ofende, ante el predicador que dice en la televisión, ante la palabra que el pastor predicó el domingo. Cosas como esas son las que van forjando tu carácter. El pleito con el gasolinero, el pleito con el vecino, el pleito con el vigilante. Tranquilo. Porque amanicedec está aliado y es un rey de este mundo, un príncipe de este mundo. Que dice Pedro que anda como león rubiente. Sí, señor. Padre amado, tu palabra ha sido compartida. Y, ay, señor, la compartimos con cierta aprehensión espiritual, siendo temor, pero a la vez la compartimos con el compromiso de que pueda encontrar asidero, el deseo, mejor dicho, de que pueda encontrar asidero en los corazones de los oyentes. Ayúdenme a tener mejor carácter con mi esposa, con mis hijos, con Abril, que sea placentero para ella, para ellos estar conmigo. Que ellos puedan venir ante mí a buscar un consejo y yo tenga la palabra fresca. Y que en el trato del día a día yo lo trate con respeto, con cariño, con amor. Que antes de ofenderle, señor Yohualde, silencio. Padre, de igual modo yo espero que mis hermanos estén orando conmigo en sus vidas de manera personal de esta manera, señor. Transforma, transformanos, llévanos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, a un marrón perfecto. Déjate mirar por el Señor para que sea mejor persona. Déjate mirar, déjate mirar. Amén. A tus pies, al de mi corazón. A tus pies, entrego lo que soy. Ese lugar de mi seguridad, donde nadie le puede señalar. Me perdonaste, me acercaste a tu presencia. Me levantaste y hoy me postro adorarte. No hay lugar más alto, más grande.