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En este Podcast seguiremos estudiando nuestra nueva Vida En Cristo Jesús y para esto es necesario definir una de las diferencias mas importantes entre el Antiguo y El Nuevo Pacto.
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En este Podcast seguiremos estudiando nuestra nueva Vida En Cristo Jesús y para esto es necesario definir una de las diferencias mas importantes entre el Antiguo y El Nuevo Pacto.
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En este Podcast seguiremos estudiando nuestra nueva Vida En Cristo Jesús y para esto es necesario definir una de las diferencias mas importantes entre el Antiguo y El Nuevo Pacto.
The podcast discusses the purpose of transmitting the message of the Holy Spirit to reveal Christ in us. It explains that our relationship with God has changed since the Old Covenant, and now the Holy Spirit's work is to reveal Christ in us. Our current fallen nature is separate from God, but through Christ, we can be included in His love. The podcast emphasizes that living in Christ is not a set of tasks to fulfill, but rather a new nature. It also discusses the concept of eternity and how God's love and purpose for humanity are the driving forces behind everything. The podcast encourages us to understand that our true nature is in Christ and that we are vessels of His love to others. The new covenant is explained as a unity with Christ, where we are connected as one body. It contrasts the old way of worshiping with temples and images to the new way of living in Christ. ¡Bendiciones familia, muy buenos días! Hoy en Desayunando con Jesús vamos a continuar desarrollando estos podcasts con el fin de poder abrir el entendimiento de una nueva relación en Cristo Jesús. ¿Cuál es el propósito de estos podcasts? No es más que transmitir el mensaje del Espíritu Santo de Dios que ha sido dado desde el principio de los tiempos, reconociendo a Cristo Jesús como la Palabra de Dios. En fin, una de las cosas que queremos dejar sentado en este podcast es que el trabajo del Espíritu Santo en nuestras vidas es revelarnos a Cristo Jesús en nosotros. Y habíamos dicho en un podcast anterior que es una manera distinta posiblemente a la que todos estamos acostumbrados. De hecho, entendemos que Cristo Jesús viene a habitar en nosotros, pero vivimos como si Él no estuviera en medio y en nosotros, y nosotros en Él. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a que, como habíamos visto, la relación en el antiguo pacto, en el pacto antes de que Cristo Jesús habite esta tierra, viva, muera y resucite, y pague el precio y la justicia de Dios, era una relación donde Dios prometía estar con Su pueblo. Y el propósito de Dios para mostrarnos, a través de la Escritura, todos los hechos que se desarrollaron en el antiguo pacto, para mostrar la relación rota que existe entre Dios y Su pueblo y la humanidad, fueron determinantes para entender cómo va a ser nuestra nueva manera de vivir en Cristo Jesús. De ahí la importancia, y todo lo que gire alrededor de la salvación de Cristo Jesús, se transforma en la única manera de llegar a estar, primero, a cuentas con Dios, y segundo, para establecer nuestra relación de intimidad que la tuvimos en el principio, cuando Adán y Eva cohabitaban en el Jardín del Edén, y vivían en Dios, en Cristo, en el Espíritu Santo. Lo vamos a seguir explicando porque, de hecho, yo creo que esta es la esencia misma del cristianismo, y creo que esto es lo que debemos fomentar como una cultura cristiana, ya que nosotros no vivimos de acuerdo a lo que el mundo nos determina. Sí somos afectados por las cosas del mundo, pero no vivimos determinados por esas cosas del mundo. Por eso Pablo muchas veces escribe y dice, sé vivir en la riqueza y en la pobreza, pero ninguna de estas cosas me va a separar del amor de Cristo, y dice, ¿qué me separará? Hambre, pobreza, angustia, en fin, nada de esto. ¿Por qué? Porque Pablo entiende que ya no es él el que obra, el que obra en él es Cristo Jesús. Y claro, podría presentarse esto como un punto para reflexionar y decir, bueno, ¿en qué nos transformamos? ¿Nos transformamos en un robot? ¿En un monigote manipulados por las ideas de que Cristo está en mí y todo esto? Bueno, son dudas válidas que justamente para esto estamos haciendo estos audios, para poder llegar a un punto donde cada uno de nosotros reciba la revelación del Espíritu Santo de Dios, quién es el que enseña y quién es el que instruye para revelarnos cómo está actuando Cristo en nosotros. Esto es algo particular, esto es algo esencial. Cristo no es un método, Cristo no es un checklist de tareas que cumplir, ni tampoco es una máquina de cumplir deseos, sino es una naturaleza. Y esto es lo que vamos a explicar el día de hoy. ¿Qué significa una naturaleza? Bien, para esto vamos a irnos de a poquito introduciendo en el tema, y tenemos que mencionar que el apóstol Pablo dice que este misterio de esta naturaleza fue oculto de tiempos eternos. ¿Y qué es esto? ¿Qué fue oculto? El saber que Cristo es en nosotros y nosotros en Cristo. ¿Por qué Pablo dice esto? Bueno, en nuestro tiempo, en nuestro cronos, la palabra para tiempo en griego, cronos, y ahí viene la palabra cronómetro, algo que mide el tiempo. En nuestro cronos, en nuestro tiempo, esto ocurrió hace dos mil años. Pero esto realmente ocurrió en la eternidad de Dios. Ahora, Dios es eterno. ¿Qué significa esto? Que Él gobierna este espacio y tiempo. Es decir, nuestra naturaleza es contingente. Tenemos un tiempo y un espacio que habitar. Pero la naturaleza de Dios es eterno. Él no tiene tiempo ni espacio. Por lo tanto, su esencia es eterna. Nosotros somos contingentes porque necesitamos ni un espacio ni un tiempo. Pero Dios gobierna sobre el espacio y el tiempo. Para tratar de entenderlo bajo un contexto humano, bajo este contexto que convivimos ahora todos en esta forma humana, diríamos que el tiempo, entre comillas, de Dios es la eternidad. Pedro manifiesta y define a Cristo como la verdad presente, porque Dios habita en la eternidad, porque Él es eterno, y todo lo que Dios resuelve, lo resuelve en el ámbito de la eternidad. Esto es importante entender. Dios no hace este espacio y tiempo para resolvernos la vida de este espacio y tiempo. Dios abrió este lapso en la eternidad para resolver un problema de eternidad de la humanidad. Hay que entender que Dios no necesitaba hacer esto. ¿Y por qué lo hace Dios? Por amor a Su nombre, por amor a Su Hijo, y obviamente por amor a Su creación, y dentro de esta, por amor al hombre. Pero ¿por qué es necesario darnos cuenta de que lo que prima dentro de todo este contexto es el amor de Dios para Sí mismo? Bueno, la cuestión es simple. Si nosotros seríamos capaces de vivir sin Dios, entonces podríamos pensar que es un acto egoísta o un acto donde Dios quiere acapararnos todo y cercarnos y hacernos vivir conforme a Él, y teniendo nosotros una mejor opción de vivir sin Él. Este es un pensamiento muy equivocado, pero que de hecho se mueve hasta incluso dentro de los parámetros de la iglesia cristiana y de todas las otras religiones, porque se piensa, y de hecho es así, que nosotros estamos fuera del alcance de Dios. Pero bueno, nosotros sentimos eso, pero Dios en Su eternidad nos tiene a la mano. Pero Él no puede actuar sobre nosotros como en el principio cuando estuvimos en el Jardín del Edén, Adán y Eva, por decirlo así de una manera representada toda la humanidad, porque rompimos el pacto, porque nos dedicamos a pensar que nosotros podíamos vivir de acuerdo a nuestra propia opinión, y dejando de estar dependientes de la voluntad de Dios expresada a través del libre albedrío que nos dio para cumplir sus mandatos. Miren lo interesante de todo esto. Entonces, al entender que nuestra naturaleza actual es una naturaleza caída, separada, ya no está ligada a Dios mismo, es una naturaleza separada. Es por tanto que Dios puede decir que lo hace por amor a Él, y de hecho, al hacerlo por amor a Él, cuando estamos en Él, nos incluye dentro de ese amor. ¿Por qué? Porque sin Él nosotros no somos nada. De hecho, esta humanidad vive las consecuencias de vivir apartados de Dios. Nosotros hemos inventado miles de maneras para tratar de hacernos una vida un poco más agradable y llevadera, pero es porque no hemos probado lo que es en realidad vivir bajo la tutela del Altísimo, bajo la protección del Todopoderoso. Anhelamos, queremos, y es ahí la gran diferencia, y esto es lo que poníamos en el audio anterior como una diferencia entre el Antiguo Pacto versus el Nuevo Pacto. En el Antiguo Pacto, Dios actúa para su pueblo desde una forma externa, es decir, yo voy a estar con ustedes, en medio de ustedes, pero no en ustedes. Por eso le dice a Moisés, ningún hombre me verá y vivirá, ciertamente morirá. ¿Por qué? Porque todo esto que estamos viviendo ahora no puede soportar la presencia de Dios. Lo que mueve y sostiene el universo es Dios, cierto es, pero Él no sostiene nada que no sea algo para que Él cumpra un propósito que es mostrar su gloria y su esplendor. Porque al mostrar su gloria y su esplendor, Dios manifiesta su amor hacia su creación. ¿Por qué? Porque la creación, dependemos de Dios, dependemos de Él. En pocas palabras, sin Dios no existimos. Si Dios no existiría, nosotros tampoco. Así de sencillo. Entonces, esta forma del Antiguo Pacto de hacernos mirar la relación que tenemos con Dios, Dios escoge un pueblo y dice, ustedes son mis escogidos, y de hecho no los escogió por ser los mejores, sino por ser los más necios, los más duros de servicio, los más rebeldes, y hasta me atrevería a decir los más torpes. ¿Por qué? Porque es ahí donde se gloría y se manifiesta Dios, y siempre ha sido ese el propósito de Dios. Dios escogió a lo vil y despreciado del mundo para humilar a los sabios y entendidos. Es por esto que me escogió a mí, un tipo común, un tipo, digamos, con mucha vida que reprochar, pero gracias a Cristo Jesús, ahora viviendo en Él, yo puedo mostrar a Cristo y Cristo puede mirarme a mí. Esto suena vanidoso, sé, pero esto es lo que tú vas a vivir o lo que tú estás viviendo, y no se trata de vanidad, porque cuando yo muestro a Cristo en mi vida, muestro al amor de Dios, por lo tanto soy un canal de transmisión de buenas nuevas para la vida de la gente, y un vaso de deshonra se transforma en un vaso de honra. ¿Por qué? ¿Porque Fernando es bueno? No, Fernando ya no está, Cristo está en Fernando, y eso es lo que hace la gran diferencia. Bien, este pacto nuevo es como lo explicaba Cristo cuando Él decía, mi Padre y yo somos uno, y así ustedes van a ser uno conmigo y todos seremos uno en el Padre. No está hablando metafóricamente, no está hablando figurativamente, no está hablando como todos vamos a ser un equipo, no, todos vamos a ser de un cuerpo orgánico, es decir, como es nuestro cuerpo este que en algún momento morirá, este cuerpo es todo conectado. La mano no puede decir, quiero estar más cerca de Ti, Fernando, porque es parte de mí. De la misma manera, el cuerpo de Cristo, al estar unido en Cristo, siendo Cristo la cabeza, no podemos decir que no estamos en Cristo, y no podemos decirle, Señor, ayúdame a estar más cerca de Ti, quiero sentirte más, Señor. Estas son viejas escuelas, que a pesar de conocer que Cristo vino a entregarnos una nueva manera de vivir en Él, seguían predicando como en el antiguo pacto, una relación lejana, por lo tanto necesitaban templos, altares, imágenes, cosas que harían como un tema de unión, un lazo de unión con la relación con Cristo o con Dios, por ejemplo. Y ahora entendiendo esta nueva naturaleza, es lo que vamos a desarrollar el tema de la nueva vida en Cristo. Este nuevo pacto es una buena nueva. Las cosas que hemos aprendido, o por lo menos recordado, es que la Palabra de Dios no es un libro, no es un texto. La Palabra de Dios es Cristo Jesús, es el verbo hecho carne. La Escritura es como el menú en un restaurante. Cuando usted recibe el menú, recibe la lista de comida que puede ordenar, pero no es la comida, es lo que refiere a lo que usted va a recibir cuando ordena, que le traigan de acuerdo a lo que está escrito. De la misma manera, la Escritura habla de la Palabra de Dios, pero no es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es Cristo Jesús. La Escritura desarrolla todos estos temas para que entendamos que así como fue hecha la creación por medio de la Palabra de Dios, por medio de Cristo Jesús, Él es el único que puede restituirnos a la presencia de Dios, porque Él es el único que puede crear, ejecutar las órdenes de creación. Es por esto que con Él y en Él podemos ser nuevas criaturas, podemos nacer de nuevo muriendo en la carne. ¿Y qué es morir en la carne? Tal vez pensemos muchas cosas como dejar los vicios, dejar de hacer cosas malas, centrarme en tratar de hacer lo que Cristo hizo cuando estaba aquí en medio de nosotros. Tal vez esa sea una idea que han manejado muchas personas. Y en realidad lo que haces es tratar de imitar a Cristo, y lo que Cristo enseña no es que lo imites, es que seas en Él y Él en ti, que reconozcas que Él obra en ti. Entonces cuando hay algo que muestra a Cristo, es Cristo en ti, no eres tú mostrando a Cristo, es Cristo en ti. Tú ya no estás, tú ya no existes en esa eternidad del Padre. El Padre mira a Fernando, pero ya no ve a ese Fernando pecador, adúltero, mentiroso, etcétera, etcétera, etcétera. No, ya no lo ve. Ve a Cristo en Fernando, y por eso lo ama, por eso le da la plenitud de todo en todo. En el audio anterior decíamos, ¿alguna vez pediste a Dios paciencia, amor, paz? Bueno, si estás en un lugar donde ya te instalaste y vives y sabes que es de tu propiedad, mal harías decirle a Dios, Señor dame un lugar donde vivir, no tengo un lugar donde vivir. Sería absolutamente absurdo. Bueno, de igual forma, si tú le pides paz, paciencia, amor a Dios, estás reconociendo que no has entendido que cuando Cristo está en ti, Él es la plenitud de todo en todos, ya tienes. Entonces el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la templanza, la fe, el dominio propio, ya son parte de ti. Entonces si pides algo que es parte de ti, no tiene sentido. ¿Cómo entender esto? ¿Por qué es una nueva naturaleza? Lo voy a explicar con un ejemplo de un pajarito. Cuando los pajaritos nacen, revientan los huevitos y nacen los pajaritos, no saben volar, solamente saben estar en el nido y reciben alimento de sus padres. Pero llega un momento en que su cuerpo cambia y su naturaleza lo lleva a probar volar, y nadie le enseña. Y nadie le enseña. Solo va, se lanza, posiblemente tenga algunos tropiezos, pero finalmente, vuela, porque es su naturaleza. Al perrito nadie le enseña a ladrar, es su naturaleza. Al gato nadie le enseña a agarrarse de las paredes, es su naturaleza. De la misma manera, esta nueva naturaleza en Cristo Jesús elimina la anterior, la naturaleza del hombre carnal, y empieza a desarrollarse la naturaleza en Cristo Jesús. Esta es la batalla que se lleva a cabo dentro de nosotros. ¿Por qué? Porque la carne se niega a morir, y es por esto que Pablo dice, primero, juntamente con Cristo estoy crucificado. Ya no vivo yo, más Cristo vive en mí. Palabras absolutamente ciertas y con sentido total. Y por otro lado dice Pablo, maldito de mí, que no puedo con esta debilidad, quítame este aguijón, le dice a Dios. Y Dios le responde, Pablo, bástate mi gracia. Entender todos estos temas es saber que tenemos una relación con Dios, donde ya la prevalencia de nuestra vida es Cristo Jesús. Ya no existes tú para Dios como un hombre pecador, sino es Cristo Jesús en ti. Por lo tanto, eres merecedor de todo. ¿Por qué? Porque hiciste bien las cosas, porque eres buenito, porque vas a la iglesia, porque vas todos los domingos y haces un montón de cosas lindas. No, porque Cristo está en ti y Él es el que obra en tu vida. Al momento en que tú te apropias de la obra de Cristo Jesús, es lo que determina el contristar al Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque es obvio, si alguien se lleva la gloria de otro, ese otro queda como un mentiroso, porque a la final se sabrá, con el tiempo, de quién fue realmente el mérito. Tal cual es así. ¿Cómo se logra todo esto? Todos los días reconociendo que somos barro en sus manos, que no podemos hacer nada que agrade a Dios, y si hay algo de bueno que sale de nosotros que empieza a ser cada vez más, es porque Cristo está obrando en nosotros, así como obró en el paralítico y lo hizo caminar, así como obró en el ciego y le dio vista, y así como perdonó a la mujer adúltera, y así como le habló a la samaritana y cambió y transformó sus vidas. Exactamente así, Cristo obra en ti. Pero claro, esa parte carnal siempre sacará dudas, siempre sacará lo peor, porque reaccionará, reclamará lo que estaba acostumbrada a tener. Por lo tanto, eso tiene que morir. ¿Cómo muere? Bueno, en el matrimonio, uno muere, y esa es la forma de amar a tu cónyuge. Porque si tú ves que tu pareja no puede dormir y te duermes, bueno, no has muerto a eso. Pero en cambio, si no duermes y ella duerme, dejas de tener algo para que ella tenga o él tenga. Así fue Cristo, murió por nosotros, por amor. Esa comprensión hace que ninguna de las cosas de este mundo tenga supremacía sobre nuestras vidas. Lo mismo puedes hacer con tu hermano, con tu hermana, con tu pariente, con tu amigo, con tu amiga. No necesariamente en los mismos niveles, pero sí mostrando la obra de Cristo Jesús. Pongámoslo en este sentido. Si en el antiguo pacto, David y Goliat guerrearon y David, con una piedra y una onda, le dio una cabeza a Goliat, en el nuevo pacto, David tiene que poner la otra mejilla. Esa es la diferencia del antiguo y el nuevo pacto. Por lo tanto, creo yo que es necesario que sigamos dándole estos toques de una forma cautelosa, no muy llena de mucha información, sino de poco a poco ir labrando esta nueva relación en Cristo Jesús. Bendiciones. Hasta pronto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org