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The transcription is a poem titled "Cancionero y romancero de ausencias" by Mario Benedetti. It talks about the loss of a loved one and the speaker's grief. The poem uses imagery of nature, such as swallows and flowers, to convey the emotions of mourning. It also explores themes of death, love, and the power of a kiss. The speaker longs to see the deceased loved one again and expresses their deep sorrow. The poem ends with the idea that the memories of the lost loved ones live on through kisses. Cancionero y romancero de ausencias FUE MARIO A mi hijo, te has negado a cerrar los ojos, muerto mío, abierta en el cielo como dos golondrinas, su color coronado de junios y arrocíos, alejándose a ciertas regiones matutinas. Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro como bajo la tierra, lluvioso, despoblado, con la humedad sin el sol de mi cuerpo futuro, como bajo la tierra, quiero verte enterrado. Desde que tú eres un muerto no alimento las mañanas, al fuego arrebatadas de tus ojos solares, precipitando octubre contra nuestras ventanas, diste paso el otoño y anocheció los mares. Te ha devorado el sol, río al único y hondo, y la remota sombra que te lanzó encendido, te empuja la luz abajo, llevándote hasta el fondo, tragándote, y es como si no hubieras nacido. Diez meses en la luz, redondeando el cielo, sol muerto, anohecido, sepultado, eclipsado, sin pasar por el día se marchitó tu pelo, atardeció tu carne como en el alba en un lado, y el pájaro pregunta por ti. Cuerpo al oriente, carne naciente al alba y al cubo y lo precisa, niño que sólo supo reír tan largamente, que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa. Ausente, ausente, ausente como la golondrina, ave estibar que esquiva vivir el pie del hielo, golondrina que a poco de abrir la pluma fina, naufraga en las tijeras enemigas del vuelo. Flor que no fue capaz de endurecer los dientes, de llevar a la más leve signo de fiereza, vida como una hoja de labios inceptientes, la hoja que se desliza cuando azonar empieza. Los consejos del mar de nada te han valido. Vengo de dar a un tierno sol una apuñalada, de enterrar un pedazo de pan en el olvido, de echar sobre los ojos un puñado de la nada. Verde, rojo, moreno Verde, azul y dorado, los latentes colores de la vida. Los huertos en el centro de las flores a tus pies destinado, de oscuros negros tristes, de graves blancos y verdos. Mujer arrinconada, mira que ya es día. Hay ojos imponiente por ser en la alborada, pero en tu brillante, en tus ojos, mujer mía, la noche continúa cayendo desolada. La boca Boca que arrastra mi boca, boca que me ha arrastrado, boca que vienes de lejos a iluminarme de rayos, alba que das a mis noches un resplandor rojo y blanco, boca poblada de bocas, pájaro lleno de pájaros. Canción que vuelve alas hacia arriba y hacia abajo, muerte reducida a besos, a sed de morir despacio, dando a la gran sangre dos tremendos aletazos, el labio de arriba al cielo y la tierra el otro labio. Beso que ruede en la sombra, beso que viene rodando, desde el primer cementerio hasta los últimos astros, astro que tiene tu boca en un vencido y cerrado, hasta que un roce celeste hace que vibren sus párpados. Beso que va a provenir de muchas chas y muchachos, que no dejarán desiertos ni las calles ni los campos. ¡Cuántas bocas enterradas y bocades enterramos! Beso en tu boca por ellos, brindo en tu boca por tantos, que cayeron sobre el vino de los amorosos vasos, hoy son recuerdos, recuerdos, besos distantes y amargos. Hundo en tu boca mi vida, oigo rumores despacios, y el infinito parece que sobre mí se ha volcado. He de volver a besar, he de volver. Hundo caigo mientras desciendo de los hilos hacia los hondos barrancos, como una febril nevada de besos y enamorados. Boca que desenterraste al amanecer, más claro con tu lengua, tres palabras, tres fuegos. Es herido, vida, muerte y amor, ahí quedan escritos sobre tus labios.