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The speaker begins by giving thanks to God and asking for His presence and understanding. They then introduce the topic of the day, which is about how idolatry can destroy a home. They share a testimony of a young wife who realized she had idols in her heart that were causing her to distance herself from her loved ones. She had desires for her children to always obey her, to control her husband, and to have a perfect life without any problems. Through counseling and prayer, she recognized her idols and surrendered everything to God, asking for His help to find satisfaction in Him alone. The speaker relates to this story and mentions similar desires they have had. They emphasize the importance of depending on God and His plans to change our lives and reactions towards our spouses. The speaker concludes by saying that many women can identify with this story and the struggles of wanting perfect obedience from their children. They acknowledge the need to work on these issues and trust in G Gracias Señor por esta noche, gracias porque eres tú quien nos da esas ganas de seguir fieles a ti, gracias porque sabemos que estamos aquí honrándote a ti, te pedimos que tu honra es nuestra fidelidad, que estés con nosotras en estos momentos, te pedimos que abras nuestros corazones, que tu Espíritu Santo nos dé el entendimiento, que tú quieras hablar a nuestra vida a través de tu palabra, te pido que sea tu Espíritu Santo que hable a través de mi vida, que te ponga las palabras en mi boca para que nos des consuelo, ánimo y que sepamos que tú estás aquí en estos momentos, te damos la gloria y honra en el nombre de Jesús también. Listo, creo que ya se está grabando. Bueno, a ver, hoy es el último capítulo, el 12, ya estamos terminando y el próximo miércoles ya es la conclusión y cerramos, pero bueno, aquí seguimos con estos temas que han sido como muy retadores, que han sido a veces, aunque no nos guste lo que nos dicen, porque no sé, yo pienso que a veces nos hacen sentir como que nosotros tenemos la culpa, no, no es cierto, pero sí, han sido cosas para aprender y siempre es bueno saber que Dios usa su palabra para animarnos, para retarnos y consolarnos. Y hoy quiero compartir una historia, es un testimonio, el tema y el capítulo de hoy se llama Un ejemplo de cómo la idolatría puede destruir un hogar y es un testimonio de una esposa joven que empezó a reconocer los ídolos que tenía en su corazón y esos ídolos la estaban llevando a alejarse las personas que amaban, que eran su esposo y sus hijos. Ella empezó a aprender de los ídolos, así como nosotros lo estamos haciendo, ella asistía a la iglesia del pastor que escribió este libro, entonces ella es como que da su testimonio, y ella cuando empezó a aprender de esos ídolos, pues ella descubrió que tenía tres, de esos deseos intensos, uno que era la obediencia de sus hijos, que sus hijos le obedecieran a toda cosa, dos, ella trataba de controlar a su esposo y tres, pues su deseo de que nunca, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie Nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie Nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, nadie Señalame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna. Cuando Dios le habló a su vida a través de este Salmo, ella empezó a orarlo todas las mañanas. Y también cada vez que se enojaba con su esposo, cada vez que discutía con sus hijos, ella oraba este Salmo. Y entre más oraba, Dios empezó a mostrarle que sí, que los últimos días o meses había estado impaciente, que había querido estar controlando la situación, que estaba llena a lo mejor de amargura en esos momentos, que eso le provocaba estar mal con su esposo y con sus hijos, que eran las personas que más amaba. Entonces, después de esto, su esposo y ella empezaron a tomar consejería matrimonial, porque las cosas no iban bien, empezaron a tomar consejería matrimonial, y pues ella se sintió como que a través de esta consejería de los pastores, pues estaba más convencida de su comportamiento, que lo que había hecho no simplemente era por orgullo, por egoísmo, sino también por sus expectativas irreales. Creo que nos pasa mucho como mujeres, a veces estamos expectantes de la gente, de los demás, esperamos a que hagan lo que nosotros queremos, y eso fue creo algo que vimos en un principio. Con este ídolo que ella tenía, es que debo de tener una vida libre de contrariedades. Entonces, por fin se dio cuenta, ella se dio cuenta de sus ídolos de su corazón. Así que un día se preguntó, está pasando todo esto y es un total desastre, pero si no voy a disfrutar de mis hijos ahora, entonces ¿cuándo? Se preguntaba, ¿cuándo dejaré de solo compartir la cama con mi esposo y voy a empezar a disfrutar de su compañía, de tener una relación cercana e íntima otra vez? Así que un día, ya cansada dentro de todo lo que pasaba en su vida, decidió que iba a hacer lo necesario para cambiar. Un día en su consejería matrimonial, literalmente se puso de rodillas y le entregó todo a Dios. Le entregó sus hijos, le entregó su esposo, le entregó sus finanzas, su vida. Le dijo, tómalo todo señor y haz lo necesario para cambiarme porque estoy cansada de esto, estoy cansada de las situaciones últimamente en su vida. Y por otro lado, también le pidió ayuda a Dios. ¿Para qué? Para que le ayudara a separar de su vista a sus hijos y a su marido como la fuente principal de gozo y satisfacción. Para que le ayudara a reconocer que la satisfacción viene solo únicamente de Dios. Entonces, ella a través de su testimonio es lo que comparte. A través de que conoció sobre este tema de los ídolos de su corazón, se dio cuenta de estos ídolos que ella tenía. Y nos enseña tanto y creo que también es algo que nos sirve. Los testimonios de otras mujeres, porque nos podemos poner en su lugar, porque podemos decir, a lo mejor eso a mí me está pasando. Y saben que, no lo menciono aquí porque no es lo importante, pero ahora que me acuerdo, cuando yo lo estaba leyendo, le dije, le voy a preguntar quién es. Porque tenía deseos iguales a los que yo tenía, literal. No eran estos, después dice, un deseo que ella tenía de que su esposo sirviera en la iglesia con ellos. De que juntos como matrimonio fueran consejeros para otros matrimonios. Y me dio risa porque son cosas que yo le he dicho a Gabriel, de que, oye, vamos a... Bueno, eso es mi deseo, ¿no? Que seamos un matrimonio y que podamos ayudar a otros matrimonios, etc. Y es algo que yo oro. Fíjense que sí, al principio, pues sí, Gabriel me ha dicho que no, todavía no estoy listo. Y justo lo mismo que le contestaba el esposo a ella, por eso me dio risa. Pero ella cuenta, ¿no? O sea, como antes, a lo mejor, este tipo de discusiones con su esposo, que le decían, no, es que no estoy listo. O no quiero, no quiero formar ningún grupo de conexión en la casa ni nada. Ella a lo mejor era cuando se alteraba y se enojaba y decía, ay, creo que me llegó a pasar lo mismo, ¿no? Pero a través de la ayuda de Dios, ¿no? Y de cuando nos acercamos a Él y de cuando dependemos de Él y de sus planes. O sea, nuestra vida cambia y también nuestras reacciones cambian hacia nuestros esposos. Y de los cuento, digo, personalmente porque pues también ya he dejado como insistir a Gabriel de eso, ¿no? Simplemente lo dejé en las manos de Dios y yo sé que él va a cumplir su propósito tanto en su vida como en mi vida, ¿no? Por eso le decía, bueno, yo pienso que como mujeres nos podemos a lo mejor también identificarnos con ella porque a lo mejor tú tienes hijos y que es lo que queremos, que nos obedezcan todo el tiempo. Últimamente también, o sea, he estado como que peleando y discutiendo mucho con Mati porque no me obedece y es algo que nos estresa y es algo en lo que tenemos que trabajar como mamás, ¿no? Y también, pues, ¿qué pasa si tenemos ciertas casadas o en pareja? Uno de los problemas en el matrimonio es el dinero. O sea, sí o sí creo que hay tres, ¿no? El texto, el dinero y no me acuerdo otro. Yo lo vi como en mi consejería matrimonial y yo me acuerdo que el dinero siempre va a ser una discusión en el matrimonio. Entonces, todo esto, ¿cómo nosotros podemos reaccionar ante este tipo de circunstancias, no? Y ella menciona sobre hábitos. ¿Hábitos por qué? Porque sabían que los hábitos son un don de Dios. Dios nos dio una hermosa capacidad para formar hábitos, así como tenemos hábitos de una buena alimentación, tenemos el hábito de hacer ejercicio, de tener mi cama todas las mañanas, lavarme los dientes, o sea, tenemos muchos hábitos, ¿no? También así podemos hacer hábitos piadosos, que es a lo que Dios nos está llamando. Hay un versículo, creo que no lo compartí, pero está, si lo quieres anotar, en Timoteo 4.7. Dice, disciplínate a ti mismo para la piedad. Entonces, ¿qué disciplina? Es el hábito de trabajar, ¿no? De ser constantes, de disciplinarnos, ¿en qué? En la piedad, ¿no? Que vienen siendo, pues, hábitos honrados y piadosos que nos van a ayudar a cambiar nuestra vida para gloria de Dios, ¿no? Dios va a usar estos hábitos para transformarnos a la imagen de su Hijo Jesucristo. Estos hábitos necesitamos como que trabajarlos para que ellos trabajen a nuestro favor, ¿no? Y también para que nuestras pequeñas decisiones diarias nos vayan transformando poco a poco. Creo que de eso se trata también un hábito, que es que podamos ser constantes, ¿no? Y que el resultado de nuestro hábito, el resultado de querer agradar a Dios con nuestra vida, va a ser una vida llena de frutos. Y a lo que me refiero frutos no son cosas materiales, me refiero a los frutos que da nuestro Espíritu Santo, ¿no? Está en Galatas 5.22 al 24. ¿Cuáles son estos frutos? El fruto del amor, gozo, paz, paciencia y todo esto, ¿no? Te lo digo en Galatas 5.22-24. ¿Por qué? Porque cuando trabajamos en esto, cuando nos concentramos en buscar y honrar a Dios a través de nuestra vida, entonces esto va a ser el resultado, el amor, el gozo, la paciencia. ¿Por qué? Porque también te lo puedo, por decir un ejemplo, ¿no? Una amiga que me dice, creo que aquí está Tati conectada, me dice que soy muy paciente con los niños. Y yo le digo, pues ahorita me ves paciente. Y gracias a Dios y por gloria de Dios y por su gracia, porque antes no lo era. Yo me acuerdo, o sea, con Mateo, de esas veces que son bebés, niños y que lloran y lloran y no entiendes ni por qué, porque no hablan. Y te desesperas y les dices, es que ¿por qué lloras? Y hasta los dejas y te vas. Mamá, no sé si te ha pasado eso. Los dejas, creo que encerrados en el cuarto y te quieres ir, te quieres esconder, porque nos falta la paciencia, ¿no? Y esto es algo que Dios va formando en nuestra vida conforme nosotros vamos ejercitándonos en la piedad. ¿Y cómo es? Pues esto es como, no sé, no es fácil al principio porque es como hacer ejercicio. Mi mamá, por decir, lo puede entender, ¿no? Empieza ahorita, hace años que no hace ejercicio. Empiezas a entrenarte, por decir, los bíceps y los tríceps, que es un músculo que, por más pequeño que sea, pero pues lo entrenas y como nunca lo habías hecho, duele. Y duele, y te va a doler las primeras veces. No va a ser fácil, pero mientras más vas haciéndolo, va a llegar el tiempo en el que ya vas a estar acostumbrada. Y ya no se te va a hacer difícil, sino a lo mejor ya placentero, va a ser parte de tu vida este hábito. Entonces, ella, bueno, más bien este libro, el autor nos comparte tres hábitos que podemos establecer nosotras en nuestra vida una para detectar y destruir los ídolos de nuestro corazón, para mejorar en nuestras relaciones, en nuestra casa, con nuestros hijos, con nuestro esposo, en nuestras relaciones, con nuestro trabajo. Así que ahí te van estos tres. Una, establecer y mantener una mentalidad de guerra. Ahorita digo los tres subtítulos. El segundo hábito es tomar decisiones diarias que aniquilen a nuestros ídolos. Y la tercera es aprender a trabajar en el caos que hay en nuestra vida para llegar a lo que hay detrás de mis ídolos. Pero como ya el del primero, ¿cómo podemos establecernos, cómo nos podemos mantener firmes de guerra? Una, la buena noticia es que Dios siempre nos va a dar todo lo que necesitemos para mantenernos firmes, para que podamos seguir firmes en nuestra fe. Necesitamos una mentalidad de guerra, ¿por qué? Porque nuestro corazón, lo vimos sin mal recuerdo en Jeremías, nuestro corazón es tan engañoso, y es una máquina que trabaja todo el tiempo, ¿no? Apenas vencimos a un ídolo y ya estoy bien y todo, pero ya se produjo otro, ¿no? Nuestros deseos son como camaleones, que se manifiestan de diversas maneras, dependiendo de tus circunstancias. La etapa, a lo mejor, de tu vida, se manifiestan de diversas maneras también dependiendo de tu edad, de tu empleo, de tus luchas actuales. Creo que no son las mismas luchas ahorita que a lo mejor las que yo, por decir, voy a pasar con mi hijo cuando sea un adolescente. Entonces nuestros ídolos se van a manifestar de diferentes maneras, por eso necesitamos estar firmes con esta mentalidad de guerra. Y una, la primera, pues, sería sumergiéndonos en la palabra de Dios. Lo dice en Hebreos 4, 12, 13, este sí lo compartí, dice, porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y es más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la más división del alma y del espíritu, y de las conyecturas de los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos e intenciones del corazón. Eso es lo que hace la palabra de Dios. Es increíble cómo su palabra nos puede decir, te está pasando esto porque estás haciendo esto, ¿no? O estás pasando por alguna situación de injusticia, Dios nos anima con su palabra. Todo está ahí. Creo que no hay historia que podamos ver en la Biblia, aunque haya sido escrita más de dos mil años, hay historias que se siguen repitiendo en la actualidad, ¿no? Entonces es esta, la primera, seguir sumergiéndonos en su palabra porque nos va a ayudar a saber lo que hay en nuestro corazón, ¿verdad? No hay nada que no esté en este libro, ¿no? En su palabra sabemos que siempre nos va a animar, nos va a alentar, nos va a corregir cuando sea necesario. Y la segunda es, sigue reuniéndote en familia. ¿Qué quiere decir? En su iglesia. Sigue asistiendo a una iglesia. Si ahorita no estás viendo una iglesia, busca una. Yo lo que hice antes de venir desde Canadá, busqué en Google. En Google Maps está todo, así que busca una iglesia que esté cerca. Y asegúrate que lo que hablen sea de Jesús, que lo que hablen sea de su palabra, ¿no? ¿Por qué? Porque Dios nos insiste en que estemos en la iglesia, porque Él sabe que solos somos presas fácil. Cuando tú estás solo, es más fácil que caigas en tentación. Cuando tú estás solo, es más fácil que te desvíes. Entonces, si nos aislamos y si nos alejamos de la iglesia, entonces vamos a estar batallando para enfrentar estos deseos en nuestro corazón. Vamos a estar batallando para crecer personalmente, para arrepentirnos, porque Dios no nos diseñó para que vivamos la vida cristiana solos, ¿no? Necesitamos amigas con quien podamos compartir nuestras luchas. Necesitamos amigas que nos digan de vez en cuando, oye, pues no te estás viendo por el lado correcto, así que te animo y ven, vamos. Y me explico, necesitamos así estas amigas que nos van a apoyar incondicionalmente, que no nos van a juzgar, que van a estar ahí para nosotras, ¿no? Porque muchas veces, para algunas de las personas, a lo mejor la iglesia simplemente es un lugar para ir una vez por semana, ¿no? Pero la iglesia es mucho más que eso, porque Dios creó la iglesia para que juntos formemos el cuerpo de Cristo, para que podamos ser de bendición los unos a los otros, para que nos amemos, para que nos sirvemos, y para llevar más que nada también nuestras cargas juntos, porque sabemos que cada uno de nosotros tenemos diferentes dificultades, tenemos cargas, pero el orar el uno por el otro es de bendición. Ahorita te comparto un versículo que justo cinco minutos antes de la reunión estaba leyendo, y Dios habla a mi vida a través de esto, está en Mateo 18, 19, dice, además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, que será concedida por mi Padre el que está en el cielo. ¡Qué hermoso! O sea, que en estas reuniones podamos estar realmente convencidas que lo que pidamos, Él nos va a responder. Y eso es lo que quiere hacer Dios, que estemos unidas, porque nosotros, tú y yo somos la iglesia, cada uno, pero también nos necesitamos las unas a las otras, porque eso es lo que hace una buena iglesia, que funcione como Dios lo ha diseñado. Así que te dejo el versículo, está en Mateo 18, 19, porque a mí me trajo mucho ánimo ahorita de poder decir, Dios sí nos escucha, sí responde, y lo hemos podido experimentar en nuestras reuniones pasadas, por ciertas peticiones, y hemos visto cómo Dios responde a nuestras oraciones. Y por otro lado, dentro de este hábito de mantenernos firmes y en guerra, creo que es muy importante seguir orando a Dios, creo que esto va a ser parte de nuestra vida cristiana, sí o sí. ¿Por qué? Porque en un campo de batalla, los soldados, por decir, en la guerra, ahorita entre Israel o Jesús, los soldados tienen y entienden cuán importante es la comunicación. Si no hay comunicación, va a fallar todo, y eso también lo sabemos las que estamos casadas, si no hay comunicación, las cosas no funcionan. Y es lo mismo cuando estamos en una batalla espiritual, cuando estamos desanimadas, cuando estamos tristes, es lo que va a tratar el enemigo, va a cortar nuestra comunicación con Dios. ¿Por qué? Porque si va a llegar a pasar que estemos tan tristes que ni siquiera nos van a dar ganas de orar. Pero una manera de mantenernos con esta mentalidad de guerra es orar, a pesar de las circunstancias. Dios, estoy triste, pero elevo a Ti mi oración. Aunque haya días difíciles, días de tristezas, elevar nuestra oración a nuestro Padre siempre me va a traer paz. Sí o sí, siempre nos va a traer tranquilidad a nuestros corazones, nos va a animar. ¿Por qué? Porque sabemos que cuando empezamos nuestra oración honrando a Dios, ¿cómo podemos empezar nuestra oración diciéndole a Él y agradeciéndole a Dios por lo que Él es? A lo mejor muchas veces nuestro error es traer nuestras circunstancias. Dios, te pido por esto. Pero lo que Él nos ha enseñado a través de Su Palabra es que empecemos nuestras oraciones honrándolo a Él y diciéndole a Dios, eres fiel, me escuchas, eres bueno, tu gracia me sostiene, tu misericordia. Y entonces esto te anima, ¿no? Desde ese momento que empiezas a orar, aunque después estás diciendo tus problemas, ya sabes que Dios es fiel. Así que eso es parte clave para mantenernos firmes, el seguir orando. Por otra parte, otro de los hábitos que podemos hacer es el tomar decisiones que aniquilen a nuestros ídolos. ¿Por qué? Porque cada decisión que tomamos, aun la más pequeña, sabemos que nuestras decisiones son importantes. ¿Por qué? Porque nos van a llevar a donde Dios quiere que lleguemos, ¿no? Mi decisión de ahorita está formando a la mujer que Dios quiere que sea. Así que necesitamos tomar decisiones importantes, por más pequeñas que sean. Debemos de pensar que esas cosas pequeñas o esa decisión pequeña que estoy formando se va a convertir en algo grande. Así que es eso, ¿no? ¿Cómo podemos tomar decisiones? Es vivir una vida orientada a los mandamientos en lugar de las emociones. Porque, un ejemplo, por decir, mis emociones nos engañan. Nuestras emociones nos hacen actuar de manera impulsiva. ¿Por qué? Porque, ¿qué quiere decir? A lo mejor estoy enojada y voy a actuar de manera impulsiva y voy a gritar a mi hijo, o lo voy a regañar, o estoy triste y voy a hacer cosas que no quiero, ¿no? Y actuamos impulsivamente. Pero, ¿qué es lo que nos está enseñando Dios? Es que debemos de tomar decisiones orientadas a Sus mandamientos, a lo que Él dice en Su Palabra, no a cómo me estoy sintiendo ahorita. ¿Por qué? Porque si esas decisiones impulsivas no se alinean con la Palabra de Dios, entonces no lo debemos de hacer, porque sabemos que va a traer sus consecuencias, ¿verdad? Y un consejo para vivir orientadas a los mandamientos y obedecer Su Palabra es que, ¿qué pasa? Sabemos que debemos de hacer algo que no tenemos que hacer. Si me explico, o al contrario, tenemos que abstenernos de algo que tenemos ganas de hacer. Eso es muchas veces cuando nos guiamos a través de Su Palabra y no de lo que yo quiero. ¿Por qué? Porque yo voy a tener muchas, a veces, ganas de que, o sea, le voy, no sé, un ejemplo con nuestros esposos, voy a actuar impulsivamente o por mis emociones o por mi enojo, voy a actuar de manera orgullosa. Entonces, esto es actuar de manera a mis emociones, a lo que yo siento. Pero si actúo a lo que Dios dice en Su Palabra, Dios dice, ¿se acuerdan? En 1 Corintios 13, no sean orgullosos. En el amor no hay orgullo. Entonces, cuando yo actúo a través de Su Palabra, a través de lo que Él me está mandando, es cuando yo voy a ver un resultado en mi vida. Y a veces se escucha sencillo, pero no lo es. ¿Por qué? Porque no podemos dejar a veces que nuestras emociones nos controlen, cuando como mujeres, y es lo que me pasaba a mí también, yo era muy impulsiva, y actuaba, y gritaba, y decía. Pero es algo a lo que también tenemos que tomar un hábito, y es parte de lo que la chica en su testimonio no lo decía. Son hábitos que así como formamos el hábito de hacer ejercicio, y aunque nos cueste, son hábitos que tenemos que hacer también de saber reaccionar, de saber reaccionar conforme a Su Palabra y no a lo que estoy sintiendo yo en ese momento. Y dentro de este también, de este hábito de tomar decisiones, está también el de cosecha, de cosechar. Sabemos que cosechamos lo que sembramos. Es un versículo que está en Gálatas 6, 7, que dice, No se engañen a sí mismos. Nadie puede engañar a Dios. Uno siempre recogerá lo que haya sembrado. Sabemos que vamos a cosechar lo que hayamos sembrado. ¿Queremos amor? Necesitamos sembrar amor. ¿Queremos paz? Necesitamos sembrar paz. ¿Qué es lo que necesitamos? ¿Qué es lo que queremos? Es lo que Dios nos está diciendo, ¿no? Y creo que yo por decir como un ejemplo sencillo que le doy a mi Mateo es eso. O sea, ¿te gustaría que a ti te hagan eso? Pues hazlo, ¿no? Si te gusta que David te comparta los juguetes, tú compártelo. Si a ti no te gusta, entonces no lo hagas. Dios es tan claro en Su Palabra. Nosotras no podemos engañar a Dios, no podemos decir o echar mentiras o a veces nomás hablar por hablar y decir, ay, sí, Dios, aquí estoy y todo, pero si nuestras acciones no están guiándose por la Palabra de Dios, entonces no vamos a cosechar eso, no vamos a cosechar por decir los frutos del Espíritu Santo que veíamos anteriormente en Galatas 5.22.23. Así que esto también es parte de lo que nos enseña, de este hábito de sembrar lo que queremos cosechar también. Y por último está la parte de aprender a trabajar en el caos que hay en nuestra vida. Si ahorita nos encontramos en un caos, entonces tomar decisión de aprender a hacernos estas preguntas, te las voy a mencionar, a hacer estas preguntas para poder ver lo que hay atrás de nuestros corazones, qué es lo que está deseando mi corazón. Y son cuatro preguntas. Una es, ¿por qué estoy castigando a esta persona? ¿Qué pasa? Si no cumplió lo que yo deseaba y lo estoy castigando, ¿por qué lo estoy castigando? ¿Qué es lo que hay detrás de mi corazón? ¿Por qué soy tan exigente? ¿Por qué estoy esperando demasiado de esta persona? ¿Por qué? ¿Por qué estoy esperando a lo mejor demasiado de mi esposo? ¿Será porque lo idolatro más que a Dios? ¿Porque espero más de él que de Dios? ¿Por qué tengo este conflicto en estos momentos? En cualquier situación en la que nos encontremos, trabajo, casa, familia, amigos, ¿por qué estoy teniendo este conflicto realmente? Empezó en mí este problema, empezó en mí este deseo. Son preguntas que nos pueden ayudar para poder ir al fondo de nuestros corazones, que es lo que necesitamos. Primero ir a lo que hay en nosotros y luego después fijarnos en los demás. Eso es algo que también habíamos visto. Digo por decir, ahora que nosotras hemos aprendido sobre los ídolos y es más fácil que veamos nosotros los ídolos de nuestros esposos que de nosotras mismas. También es algo que he podido experimentar, pero Dios ha sido bueno y en su gracia me ha mantenido callada. Por más que yo quiera decir, ay Gabriel tienes este ídolo, yo he sido, pues simplemente he callado. ¿Por qué? Porque Dios me ha enseñado a que debo trabajar primero en mí. Así que esto es lo que Dios tenía para nosotras en esta noche. Sé que bueno que ahora sí fui puntual, ¿por qué? Porque quiero que podamos compartir, que si alguien tiene algo que agregar, que por favor lo puedan agregar. Y también lo dejo para las que no están conectadas, si escuchan el audio para que sepan que cualquier petición de oración también nos la pueden saber, nos la pueden hacer llegar, ya sea por el grupo, por correo, mensaje, whatsapp, por donde sea. Así que listo chicas.