Home Page
cover of Deja a Dios ser Dios en tu vida
Deja a Dios ser Dios en tu vida

Deja a Dios ser Dios en tu vida

00:00-30:45

Dios nos salvo por su gracia, no por lo que hayamos hecho, después de que Dios nos salva lo que el enemigo va a tratar de hacer es hacerte creer que eres salva por tus obras. Va hacerte creer que tienes que hacer mas y mas para merecer el amor de Dios, y eso es una completa mentira! Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. Efesios 2:8

12
Plays
0
Downloads
0
Shares

Transcription

The speaker starts by thanking God for the day and asks for guidance and energy. They then introduce the topic of the day, "Let God be God," and share a story about a woman who became obsessed with meeting religious standards and lost her joy and energy. The speaker emphasizes that salvation is not earned through works, but by God's grace. They urge listeners to focus on God's grace rather than perfectionism and to avoid judging themselves and others. The speaker encourages trusting in God's promises and allowing Him to work in the lives of loved ones. They conclude by advising against becoming tired and unhappy by setting unrealistic standards for oneself and others. Gracias Señor por esta noche y este día para los que están en México, gracias porque nos permites reunirnos en tu nombre. Te pedimos que abras nuestros corazones, nuestro entendimiento. Te pido que por favor sea tu Espíritu Santo hablando hoy a nuestra vida en esta noche. Te pido también que nos des de tu energía. Sabemos que hemos tenido días pesados, días cansados y te rogamos que nos des de tu energía, de tu entendimiento, que nos ayudes a poner atención a lo que tú quieres hoy hablarnos en esta noche. Te doy gracias y bendigo a las que están presentes y a las que no se pudieron conectar también. Te lo pido en el nombre de tu Hijo Jesús. Amén. Listo. Voy a cerrar la cámara para que no se confundan. Voy a ver si se ve bien, ¿verdad? El tema de hoy se llama... Ah, este, fíjese, es una amiguita de la iglesia. Ya, vamos a empezar. El tema de hoy se llama, Deja que Dios sea Dios. Ya vamos en el capítulo 11 del libro de Traición al Evangelio. Lo repito rápido. Es este libro y ya nos queda otro capítulo, ¿verdad? Para mi prima que no se había conectado. Pero, bueno, este tema me gustó mucho. Creo que ha sido uno de mis favoritos porque creo que es algo que no aprendemos todos los días o que no nos enseñan o no nos dicen, por decir, para nuestra vida cristiana, ¿verdad? Y pues te lo cuento como una historia, ¿no? Me gusta poner ejemplos, ¿no? Es una mujer, por decir, una mujer que empezó a ir a la iglesia, que empezó a conocer de Dios y era tanto su amor por Él que ella quería saber más. Tenía el deseo de servir, tenía el deseo de ayudar. Y claro, en la iglesia, pues como nos dicen, ¿no? Pues que leamos siempre nuestra Biblia, le decían que tenía que ser puntual a la hora de servir, ¿no? Que tenía que buscar cuantidad. Y entonces ella inconscientemente empezó a ponerse estándares para cumplir con lo que le decían, ¿no? Empezó a ponerse tareas o estándares de santidad. ¿Y qué es lo que empezó a pasar? Que empezó a crear un ídolo de yo soy mi propio Redentor, ¿no? Empezó a definirse ella según su desempeño en su vida cristiana, ¿no? Y a qué me refiero con este tipo de tareas, ¿no? A lo mejor ella decía, ay, no, pues es que quiero hacer las cosas bien y quiero agradar a Dios. Entonces todas las mañanas me tengo que levantar temprano y leer mi devotional. Antes de dormir tengo que orar, tengo que ayunar porque si no, no voy a cumplir con todas las disciplinas espirituales, ¿no? Y decía, ay, no, es que hasta se sentía mal porque leía la Biblia acostada porque pues a lo mejor se quedaba dormida, ¿no? Y había veces en las que oraba y se quedaba dormida, ¿no? Decía, ay, es que a lo mejor no podía servir en la iglesia pero le daba pena decir que no porque pues entonces no se sentía que estaba haciendo bien su trabajo, ¿no? Como cristiana y más y más. Ella empezó a agregarse más tareas, más cosas para vivir en santidad. Pero, ¿qué pasó? Lo que pasó es que ella empezó a vivir la vida cristiana según sus propias fuerzas, según sus obras. Y de un momento a otro, su ánimo, que empezó en su vida cristiana, ay, sí, quiero aprender, quiero esto, se empezó a autodestruir. Terminó siendo aguafiesta espiritual, terminó siendo quejumbrosa, cansada e infeliz. Y así como ella, hay muchos cristianos que pierden la energía, que pierden el gozo y se preguntan, es que, ¿qué fue lo que hice mal? Una mujer, Leslie Burning, nos dice que esta es una lucha tan generalizada porque no entendemos la gracia ni el evangelio por completo. Esta mujer se había hecho un ídolo, a lo mejor inconscientemente o ella misma, porque nadie le había explicado sobre la gracia de Dios. Ella estaba tratando de como ganarse el favor de Dios por sus propias obras, ¿no? Estaba siendo un ídolo de su propia piedad. Y claro, nadie se lo había explicado. Pero es por eso que traemos otra vez la palabra de Dios aquí, ¿no? Que es viva y que nos enseña tanto. En Efesios, se compartió el versículo de Efesios, capítulo 2, 8 y 9. Fíjate lo que dice. Dios lo salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso, es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho. Así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. ¿Qué nos está diciendo? Dios te salvó por su gracia, no por lo que haga, lo que deje de hacer, ¿no? Y qué es lo que pasa muchas veces que después de que Dios nos salva, ¿qué va a hacer y qué va a tratar el enemigo? Va a tratar de hacerte creer que eres salva por tus obras. Entonces va a hacerte creer que tienes que hacer más y más y más para merecer el amor de Dios. Pero eso es una completa mentira. ¿Por qué? Porque entonces nos puede pasar eso. Nos vamos a encontrar en momentos como de amargura o en donde nuestra fe decae porque hemos llegado a pensar que estamos salvas por nuestras obras, ¿no? Pero imagínense realmente si así fuera. Nunca podríamos ser salvas porque la verdad es que fallamos todo el tiempo. Aunque alguien diga que no, no es cierto. Fallamos todo el tiempo. Esa es la realidad, ¿no? Creo que una vez vi que le preguntaron a uno de unos... Tengo unos amigos en Estados Unidos. Son pastores jóvenes, pero ellos comparten las preguntas que les hacen. Y una persona le dijo, ¿cómo puedo hacer para no fallarle a Dios? Y esto lo que le contestó fue tan sencillo y es vivir por su gracia. ¿Por qué? Porque fallamos todo el tiempo. No habrá día de este lado de la Tierra, no va a haber día que no le fallemos a Dios. Porque aquí estamos y ya sea conscientemente, inconscientemente, todos los días le fallamos a Dios. Y es la verdad, ¿no? Y que es lo que nos sugiere Gary Thomas. Nos dice que a lo mejor cuando constantemente nos sentimos ansiosas o estamos decepcionadas por nosotras mismas, es porque nos hemos hecho un ídolo de nuestra vida, ¿no? Y a lo mejor no nos habíamos dado cuenta que era por eso, ¿no? Que estoy ansiosa o decepcionada conmigo porque yo me había puesto tantas tareas para cumplir, para ser más piadosa, para vivir en santidad, cuando mi vida cristiana o cuando Dios me salvó y Dios me está diciendo, no se trata de las tareas que cumplas en un día, ¿no? No se trata de si leo la Biblia, si alcance a leer la Biblia, si ayuné, si no ayuné, ¿verdad? ¿Y qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que debemos de hacer nosotras? Es lo que nos dice una pregunta por decir, te estás enfocando en los estándares perfeccionistas que has creado para ti y para quienes te rodean, ¿no? Porque es lo que digo y bueno, es algo que yo les comparto. A mí me pasó, o sea, como que yo tenía esos estándares. Yo no me considero una persona perfeccionista para nada, pero yo sí tenía estándares, ¿no? Como que ay, tengo que hacer esto, tengo que hacer esto y esto y esto. Y sí, realmente me pasó que me sentía mal porque no lo hacía, pues claro, porque me ponía pues tantas cosas que pues no se puede. Muchas veces, a lo mejor, igual no sé si les ha pasado como mamás, que si tu bebé se despertaba en la noche y pues estaba bien cansada, pero como tú te pusiste al día siguiente a despertarte temprano y no lo hiciste, pues te pones triste. Pero somos mamás y nuestros bebés se van a seguir despertando en la noche hasta quién sabe cuándo, ¿verdad? Y es lo que nos dicen. A lo mejor hemos estado poniéndonos estándares a nosotras mismas, ¿no? ¿Y qué pasó también? Puede ser que estemos poniendo estándares también a los que nos rodean, ¿no? Empezamos a ser a lo mejor demasiado críticas con nosotras y nos juzgamos tanto a nosotras como a los demás. Porque ¿qué va a llegar a pasar también, amigas? Vamos a estar también en un punto en el que probablemente yo voy a saber más de Jesús que mi esposo, ¿no? Yo voy a tener una mejor relación con Dios que mi esposo. Entonces, inconscientemente, o claro que muchas veces pasa también conscientemente, vamos a empezar a juzgarlos a ellos, porque lo tenemos a un lado, porque nos gustaría que hicieran las cosas de diferente manera, ¿no? Y entonces, ¿qué pasa? ¿Qué es lo que pasa? Que lo que decía el escritor, ¿no? Nos volvemos aguafiestas espirituales, nos volvemos quejumbrosas, ¿no? Y te digo, es lo que me llegó a pasar, por eso te lo comparto. O sea, como que a lo mejor decimos, ay, no, es que yo tengo una mejor relación con Dios y por eso tengo que a lo mejor juzgar a mi esposo. Claro que no, ¿verdad? Porque yo, a lo mejor a Gabriel cuando me llegaba estresado y que el trabajo y eso y lo otro, para mí era fácil decirle como, ay, es que pues ponte a orar, ¿no? O ponte a leer la Biblia, o por qué no confías en Dios. Pero de eso no se trata, ¿verdad? O sea, ¿qué más quisiéramos decirle? Ah, ¿por qué no vas conmigo a la iglesia? ¿Y por qué esto? ¿Y por qué lo otro? En vez de quejarnos, debemos amarlos, que es lo que Dios hizo con nosotros. Y recordar, dejar a Dios ser Dios en la vida de ellos. Ya sea en la vida de nuestros esposos, en la vida de nuestros hijos, porque, digo, como mi mamá ahorita aquí está de testigo, aún su hijo de 30 años, vamos a pasar por problemas. Y aún mi mamá se preocupa. Y muchas veces le he tenido que decir, mamá, deja a Dios ser Dios en sus vidas. Así como Dios ha actuado en nuestra vida, así como yo lo conocí a lo mejor a mis 25 años, mi mamá lo conoció, creo que un poco más grande, cada quien tiene su momento con Dios. Y esa es su promesa, o sea, que nosotros seremos salvas. Nosotras y nuestra casa. Y entonces eso incluye nuestros esposos, nuestros hijos. Por eso necesitamos confiar en sus promesas y dejar a Dios ser Dios en la vida de ellos. Porque eso sí es el deseo de tu corazón. Y si es un deseo en tu corazón que va a glorificar a Dios, entonces Él lo hará, pero Él lo hará en su tiempo. A nosotras nos toca actuar de buena manera y orar por ellos. Así que no debemos devolvernos como esas mujeres cansadas e infelices, quecombrosas, por querer poner estándares de santidad, ya sea para nosotros mismas o para nuestra familia, o para nuestros esposos. Y se los digo también para las mamás. Porque yo con mi hijo Mateo, claro que lo que yo quiero y hago es leerle la Biblia todas las noches, pero sí hay días en los que Mateo me dice, mamá, hoy no quiero leer esto, hoy quiero leer otro libro. Y pues claro, yo no lo voy a obligar. Es como que no, es que tienes que leer esto. Es lo que Dios nos está enseñando a través de esto. No debemos poner este tipo de estándares. Dejar Dios también ser Dios en la vida de ellos. ¿Y qué pasa? Es lo que nos hacía otra pregunta el escritor. Si yo les preguntara en estos momentos, ¿qué es lo que hacemos con nuestro pecado? Cuando ya fallamos, ¿qué es lo que hacemos? ¿Qué es lo que me contestarían ustedes? ¿Qué hago yo cuando peco? Porque cada vez hay más y más creyentes que se quedan inmovilizados después de pecar. ¿Qué pasa? O sea, que se estancan, terminan estancados de tal manera que eso les roba el gozo. O sea, ya no tienen paz, viven sin dirección en sus vidas. O sea, están abrumados, lamentándose por haber caído, que ya a lo mejor la siguiente vez que pecan ya ni siquiera se atreven a confesarlo, ya ni siquiera se arrepienten, ya ni siquiera buscan volver a Dios. ¿Por qué? Entonces, ¿qué es lo que pasa? Como muchos no saben de su gracia, de su bondad, de su amor, de su evangelio, muchos cristianos carecen de buenas respuestas para responder a esta pregunta, ¿no? ¿Qué haces cuando pecas? Para que no te esté robando tu gozo, para que no te esté robando tu servicio en el reino de Dios. Ya no estés, por decir, abrumada, ya no pases mucho tiempo lamentándote cada vez que pecas. Lo que debemos hacer es correr a su cruz, empaparnos una y otra vez de su maravillosa palabra, de su evangelio, ¿verdad? Porque pasa que a lo mejor pecamos y luego, como pues tengo mis estándares super elevados o perfeccionistas, y me quedo estancado, ¿no? Porque siento que Dios ya no me va a perdonar, ¿no? Y lamento el hecho de que haya fallado una y otra vez. Pero recuerda esta frase, tu fracaso, tu pecado, lo que hayas fallado, no es una sorpresa para Dios. Por eso fue que murió Cristo. Y fíjate lo que dice, me encanta este versículo en Miqueas, capítulo 7, versículos 18 y 19, dicen, ¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona la culpa del remanente y pasa por alto los pecados de su preciado pueblo? No seguirás enojado con tu pueblo para siempre, porque tú te deleitas en mostrar tu amor inagotable. Volverás a tener compasión de nosotros. Aplastarás nuestros pecados bajo tus pies y los arrojarás a las profundidades del océano. ¿Qué es lo que nos está diciendo Dios? Mira lo que acabo de hacer con tu pecado. Hoy mismo, este mismo día, no sé, pecamos, ¿qué hicimos? Explotamos con nuestros esposos, nos enojamos, le gritamos a nuestros hijos, actuamos mal en el trabajo, actué mal contra mi jefe. Lo que hayas sido, mira lo que está diciendo Dios. Ya yo lo aplasté, ya lo pasé por alto y lo arrojé a la profundidad del océano. Y te seguiré amando inagotablemente con amor profundo. Entonces, ¿por qué si Dios se olvida de nuestros pecados, por qué nosotras nos afanamos en seguir recordándolo? ¿Por qué nos estancamos? Si sabemos que Cristo vino y murió por nosotras, cuando éramos pecadoras, cuando éramos indefensas, cuando ni siquiera teníamos esperanza, cuando estábamos débiles, Él vino a nosotras y nos escogió. Entonces, ahora Dios se está deleitando en usar a pecadores quebrantados y lejos de la perfección, a quienes Él ha salvado por su gracia y para su gloria. Cuando leemos nuestra Biblia, te vas a dar cuenta que hay historias, por toda la Biblia hay historias de personas que Dios usó, pero que eran tan imperfectas, pero aún así Dios las usó. Y fue creo que nuestro primer libro que estudiamos como grupo, como Mujeres con Propósitos, estudiamos este libro de las 10 mujeres de la Biblia, ¿verdad? Y encontramos tantas historias realmente, como la historia de Rahab, era una prostituta, la historia de la mujer samaritana, tenía 5 esposos, la historia de Tamar, la historia de Sara, que aun cuando Sara dudó de Dios, le quiso dar un plan B, todas estas mujeres Dios las usó. ¿Por qué? Porque Él quiere que veamos su inmensa, extraordinaria gracia y misericordia, así como Él tuvo gracia y misericordia de ellas, así Él tiene misericordia en nosotros, así como Dios usó la vida de Rahab para salvar a su pueblo y a pesar de ser una prostituta, ella se convirtió en la esposa del Rey Salomón, ¿verdad? Y entonces así Dios nos quiere usar a nosotros, no importa lo que hayamos hecho, no importa en dónde hayamos estado, el daño que también hayamos recibido por parte de las demás personas, la gracia de Dios es mucho más grande. No sé a lo mejor por lo que estás pasando, no sé lo que estás sintiendo, pero sí sé que nuestro Dios se dedica a hacer brillar su gloria a través de vasijas quebrantadas. Cuando Dios puso en mi corazón hablar de Él, yo le decía a Dios, ¿pero por qué a mí? Yo no sé, ni sabía en ese momento, era en el dos mil veinte, veintiuno por ahí, fue hace años cuando empezó este deseo en mi corazón de hablar de Dios, y yo le decía a Dios, ¿pero por qué a mí? Yo me siento como que yo no era la apropiada, ¿verdad? Porque ni siquiera sabía de su palabra en esos momentos, no lo conocía tanto, ¿verdad? Y Dios me dijo, literal me contestó a través de su palabra y Él me lo dijo, o sea, te escojo a ti, no por lo que sepas ahorita, sino yo me voy a encargar de poner las palabras en tu boca y tú vas a ir a donde yo te mande y harás lo que yo diga, porque es para su gloria. Entonces Dios no nos está diciendo, bueno es que te escojo a ti, sí, a ti no, porque tienes esto, porque tú haces esto. Dios nos ha escogido a todas, a ti y a mí, y Él se va a encargar de hacer con nuestra vida lo que a Él le plazca para su gloria y honra. Lo que Dios nos está pidiendo es corazones dispuestos, que aun cuando fallemos, cuando caigamos en pecado, que no nos estanquemos, ¿verdad? Dice en Romanos 5.20, te comparto, dice, la ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios. ¿Qué es lo que nos está diciendo? Mientras el pecado abundó, sobreabundó su gracia. Porque la vida cristiana no es una especie como de sistemas de méritos, no es un sistema establecido, basado en obras, ya lo vimos en Efesios 2.8, no es por nuestras obras, porque Dios es un Dios de gracia, que nos dio la gracia desde que creímos en Él, y nos dio la gracia cuando nos salvó, y también nos da la gracia para vivir la vida cotidiana, porque es lo que vivimos, fallamos todo el día, todo el tiempo, fallamos todos los días, es lo cierto, y por eso necesitamos de su gracia para vivir nuestra vida cotidiana, para lamentarnos o sentirnos mal, como que hoy no pude hacer mi devocional en la mañana, ya me va a ir mal. Por eso te comparto, para las que no saben, te comparto qué es la gracia. Te lo puse aquí, en el término más utilizado para definir gracia en el Antiguo Testamento era el hebreo gen, mientras que en el Nuevo Testamento era el griego charis. Estos términos originalmente significan favor o bondad, que quiere decir que el significado bíblico de gracia está asignado al concepto de favor o bondad, pero mayormente cuando no ha sido merecida o ganada. Entonces, en conclusión, o bueno, a través de esto sabemos que su gracia es un regalo inmerecido. Su gracia, su bondad, su favor, su amor, es un regalo inmerecido. Te lo repito, Dios lo salvó por su gracia cuando creyeron. Nosotros no tenemos ningún mérito en eso, Dios nos salvó porque Él quiso, porque nos amó, porque nos ama. Esto es su gracia y es lo que Dios nos está diciendo, yo te la doy todos los días. No fue solamente un día y ya te la doy todos los días. ¿Por qué? Porque Dios sabe que vamos a fallar, Dios nos conoce y Dios sabe, así como te comentaba este versículo sobre que Dios arroja nuestros pecados al océano, es porque Dios sabe nuestros pecados pasados, nuestros pecados presentes, nuestros pecados futuros, Él ya los sabe, Él sabe que vamos a fallar, Él sabe que no somos unas mamás perfectas, que muchas veces también estallamos con nuestros esposos, que dudamos en nuestra fe, Él sabe y nos conoce. Pero aún así me dice, y nos dicen, te basta mi gracia, para que nadie ni nada te pueda condenar. Y es lo que les digo, es lo que debemos de disfrutar de su gracia. Es decir, esto es suficiente para mí, porque de eso se trata nuestra vida con Él, porque Dios nos justificó una vez por todas y nos hizo libres para que podamos disfrutar de su presencia. No para que nos pongamos estándares y quedarnos atrapados en nuestra lista de cosas que hacer, ¿verdad? Y por eso hoy te recuerdo esto, que su gracia basta, que su gracia abunda en tu vida, que no hay nada que puedas hacer para que merezcas su amor. No hay nada más que puedas hacer porque Él ya te ama, Él ya te amó y Él te amará. Y no hay nada que pueda separarnos de su amor. Esto está en Romanos 8, 31-39. Está un poco largo, así que pon atención. Ya es parte de lo último, pero me encantó todo. Así que yo te lo voy a leer y pon atención en esto, porque dice, o sea, ¿qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, entonces ¿quién está de mi contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó todo por nosotras, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve, escucha, quién se atreve a acusarte, verdad? ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotras? ¿Por qué Dios nos ha elegido a nosotras? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con Él. Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros y está sentado en el lugar de honor a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Acaso hay algo, escucha, acaso hay algo que pueda separarte del amor de Cristo? ¿Será que Él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones? ¿Si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en el peligro o bajo amenaza de muerte? ¡Claro que no! A pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó. Y termino con el 38 y el 39 que dice, Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios, ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni demonios, ni nuestros temores de hoy, ni nuestras preocupaciones de mañana, ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en la profundidad, nada en toda la creación, podrá jamás separarnos del amor de Dios que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor. Así o más claro, nada ni nadie podrá separarte de su amor, ni nosotras mismas, ni nuestros estándares, ni mis pecados, ni lo demás, nada nos podrá separarnos de nuestro Dios, del amor que Él tiene por nosotros. Y recuerdo esta parte, porque dicen, ¿Quién se atreve a acusarte? Nadie, o sea, si alguien viene a decirte, como que es que hiciste este, por eso te vas, y claro que no, dice, o sea, ¿Quién nos condenará? Nadie, ¿Se acuerdan de esta historia? Creo que también era una mujer que, o sea, creo que era prostituta también, no me acuerdo de su nombre, ahorita me recuerdo más, pero el pueblo la quería apedrear, ¿verdad?, porque estaba haciendo cosas malas. ¿Y qué les dijo Jesús? El primero que ha pecado, o más bien, quien no ha pecado, que tire la primera piedra. ¿Y qué es lo que pasó? Todos se fueron. Ninguno fue capaz de tirar la piedra, porque todos habían pecado. Y que lo que le dijo Jesús al final, nadie te ha condenado, ni siquiera yo. Jesús no nos ha condenado ni por lo que hicimos ayer, ni hoy. ¿Por qué nos vamos a permitir que alguien más nos venga, o que alguien más nos deje, haga sentir mal? Por eso es lo que Dios nos está diciendo en esta noche. O sea, te amo y nada más nos va a poder separar de su amor. Nos está diciendo, no permitas también esto, Él se lo dijo ya como al final, nos ayuda este libro a decir que podamos confiar en su gracia, si su gracia es su bondad y su favor inmerecidos todos los días de nuestra vida. Que no nos pongamos estándares, y nos está diciendo que no permitamos que por decirme disciplinas espirituales se hagan como reglas frías, en lugar de llevarnos a una relación viva con Cristo, entonces me pongo estas disciplinas espirituales y si no las cumplo, pues ya me siento mal y todo. Dios nos está diciendo no, porque ya yo lo hice, no es lo que tú hagas, yo ya lo hice. Por eso es lo que Dios nos está diciendo, disfruta de mi gracia, vive por mi gracia. Que nuestra relación con Dios se base en su gracia y en su amor y en lo que Él hizo por nosotras. Y algo que tengo que dejar bien claro aquí es que yo una vez escuché esto, disfruta de su gracia, mas no vivas por su gracia, que quiere decir, porque había personas y yo conocí a personas que decían, pues Dios ya me perdonó, así que yo puedo hacer ya lo que yo quiera. No se trata de eso, Dios mismo y su Espíritu nos indica lo malo, lo que está bien y lo que está mal. Nosotros ya sabemos lo que está bien y lo que está mal delante de tus ojos. Lo que Dios nos está diciendo, sí, haz lo correcto y trata, claro, de vivir en santidad, como yo lo he dicho. Pero que si fallamos, podamos recordar su gracia que está para sostenernos, que no nos estanquemos en nuestras fallas, es lo que nos está diciendo prácticamente en esto. También nos sugiere que nos sumerjamos en las Escrituras como si fuera la primera vez que las hayamos leído. Y sí me pasa que yo, por decir, el libro de Proverbs me gusta mucho y lo leo una vez, lo leo otra vez. Hace poco volví a leer el libro de Ezequiel y como que cada vez que lo lees aprendes cosas nuevas. A lo mejor lo que nos recomienda es que podamos leer una Biblia nueva que no esté subrayada, porque a lo mejor la subrayada te va a hacer enfocarte en lo que ya habías visto antes. Entonces lo que yo pienso es que a lo mejor en vez de estar comprando y comprando Biblias, podamos cambiarle la versión a nuestra Biblia de la app y así podamos ver diferentes. Y es como, una vez más, nos sumergimos en la Escritura como si fuera la primera vez, como algo bueno para hacer, algo que nos guste hacer. Y a lo que voy es eso, que no sea como una tarea como que tengo que leer la Biblia porque me dijeron que tengo que leer la Biblia, sino que sea, voy a leer la Biblia porque quiero conocer más de Cristo. Y de hecho el escritor nos recomienda el libro de Gálatas porque nos enseña que Cristo es nuestro Redentor, no nuestras obras, no nuestros esfuerzos y definitivamente tampoco nuestras disciplinas cotidianas. Así que yo ahorita estoy leyendo Primera de Corintios, pero creo que terminando este libro voy a empezar a leer el libro de Gálatas. A nosotros también nos recuerda que no debemos dejar atrás a nuestro Salvador. Creo que esto lo hemos visto todos los miércoles pasados, que Dios es nuestro refugio y es el primero por sobre todas las cosas y es lo que debe estar en primer lugar en nuestros corazones. Pero aparte también nos está enseñando que debemos deshacernos de esta mentalidad lista de cosas por hacer. Así que para que nuestra meta sea conocer más a Cristo, honrarlo, amarlo y obedecerlo. Y por último de reenfocar y equilibrar nuestras oraciones. Esto también lo habíamos visto anteriormente en los temas que tuvimos de Orando la Biblia. Voy a ver si los grabé para pasárselos a los que no estuvieron en ese momento, pero el orar a través de la Biblia también nos va a ayudar a mejorar nuestra vida cristiana y nuestras conversaciones con Dios. Porque estamos usando Su Palabra que Él nos dejó para orar. Entonces empezamos la conversación. ¿Por qué? Porque Él nos habla a través de Su Palabra. Entonces Él nos habla, yo le contesto, yo uso Su Palabra. Y es por decir, lo dejo como un ejemplo rápido. Ahorita que mi prima está aquí y que muchos estamos casados, leíamos los Salmos, usábamos los Salmos para orar. Pero también por decir, yo estoy pasando en una situación difícil por mi matrimonio. Entonces, ¿qué parte de la Biblia puedo usar para leer por mi matrimonio? Lo vimos, es 1 Corintios 13, creo que empieza en el versículo 4, ¿no? Recuerdan, el amor, el amor es bondadoso, el amor no es orgulloso, el amor es paciente. Entonces, ¿cómo oramos? Señor, ayúdame a que en mi matrimonio no haya orgullo, que en mi matrimonio haya paciencia, que en mi matrimonio haya verdad, que Tú seas el centro. Entonces, usamos estas palabras para orar según las necesidades o dificultades que estemos pasando por nuestro matrimonio. Esto es por último y bueno, sigamos usando su palabra también para orar y también para seguirnos, para permitir que Dios nos siga guiando en nuestra vida, ¿verdad?

Listen Next

Other Creators