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Episodio 1 equidad de género

Episodio 1 equidad de género

Diego Cespedes (diecerre)

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Malala, a young girl from Pakistan, shares her story of living under Taliban rule and fighting for girls' education. Gender equity is important, as everyone should have equal rights and opportunities. Colombia has a slightly higher female population, but women face challenges in retirement and closing the gender pay gap. Iceland is a great example of gender equity, with high female representation in politics and equal parental leave. Men also face discrimination based on gender stereotypes and expectations. Both men and women deserve equal rights and opportunities in all aspects of life. Sábado, 3 de enero de 2009. Tengo miedo. Tuve un sueño terrible anoche en el que había un helicóptero del ejército y talibanes. Tengo esos sueños desde que se lanzó la operación militar. Fui a la escuela con miedo porque los talibanes habían emitido la orden que prohíbe que las niñas vayan a la escuela. Mis tres amigas se fueron con sus familias. Cuando yo iba a la escuela, escuché a un hombre decir, te voy a matar. Apuré el paso y cuando miré atrás, el hombre venía detrás de mí. Pero, para mi alivio, él estaba hablando por teléfono, así que debía estar amenazando a alguna otra persona. En este blog publicado por la BBC, Malala, de 11 años, relata su vida de después de que los talibanes tomaron el poder en Pakistán. Esto sería sólo el comienzo de su cruda historia. A sus quince años, enfrentaba el terror talibán con libros, defendiendo el derecho a la educación de las niñas de su comunidad, lo cual por poco le cuesta la vida. Siendo víctima de un atentado en el transporte público. Se recuperó y luego ganó el premio Nobel de Paz en el 2014. Ella dice que su historia es importante porque es la realidad de muchas niñas en su país. Para nosotros sería impensable aceptar la idea de que las niñas no puedan ir a estudiar. Es un atropello contra los derechos de la mujer. ¿Qué pasa con la equidad de género? Lamentablemente es una realidad a la que se enfrentan muchos en algunos países. Ahora bien, ¿qué pensarías si te digo que no sólo las mujeres son sujetos de desigualdad dentro de la sociedad? Mi nombre es Diego y hablemos de equidad de género. Todos los individuos, independientemente de su género, deben disfrutar de los mismos derechos, oportunidades y recursos en todas las áreas de la vida, incluyendo el acceso a la educación, el empleo, la salud, la participación política y la toma de decisiones. Pero ojo, la equidad de género no implica tratar a todos de la misma manera, sino reconocer que somos diversos y tenemos distintas habilidades, necesidades y realidades, esto con el objetivo de alcanzar una sociedad más justa e inclusiva. Para darte un contexto, Colombia tiene 51,8 millones de habitantes, de los cuales 51,2% son mujeres y 48,8% son hombres. Podemos decir que hay 105 mujeres por cada 100 hombres. Las mujeres tienen una esperanza de vida de 80,1 años, mientras que los hombres tienen esperanza de vida de 73,8 años, o sea que las mujeres viven en promedio 6,3 años más que los hombres. Ahora, recordemos que los hombres se pensionan a los 62 años y las mujeres a los 57. Mujeres, ¿qué más le piden a la vida? Pensarías tú. Pues resulta que sí, las mujeres alcanzan primero la edad para pensionarse, pero deben cotizar la misma cantidad de semanas trabajadas que los hombres, por lo tanto tienen menos tiempo para cumplirlas y ahorrar. A eso súmale que tienen que subsidiar un periodo de vejez más largo que los hombres, entonces reducir la brecha de género para lograr la equidad no es tan sencillo como parece. Y esto solo fue un ejemplo. Bajo contextos sociales, económicos y territoriales, estas cifras cambian. Una mujer citadina no vive igual que una rural. Sí, lograr la equidad es difícil, pero no imposible, o si no que no lo expliquen los islandeses. Islandia es por mucho el país con mayor equidad de género en el mundo, pero eso no es nuevo. Llevan 14 años ocupando el primer puesto en el ranking mundial de igualdad de género, logrando reducir la brecha en un 91,2%. A ver Islandia, ilústranos, cómo te parece que este país chiquitico pasó de tener un 5% de participación femenina en el parlamento a 47,6%, el nivel más alto de Europa. Y eso es favorable porque estas mujeres inspiran, haciendo que sus niñas aspiren y se preparen para ocupar esos cargos. Y al parecer funciona porque a pesar de que no hay ninguna ley que obligue a tener cierta cantidad de mujeres en el parlamento, los partidos políticos siguen reclutando mujeres manteniendo el porcentaje de participación, llegando a representar hasta el 50%. Por otra parte, las empresas por ley tienen que justificar que pagan equitativamente a sus empleados a través de un certificado de igualdad salarial. También establecieron que las mujeres deben ocupar el 40% de los puestos del consejo administrativo de las instituciones. Ah, increíble. Aunque hay que mencionar que los directivos ejecutivos de las empresas siguen siendo en su mayoría hombres. ¿Qué? ¿Creíste que eso era todo? Pues no, mi cielo. Que sepas que si vas a tener un hijo en Islandia, tanto el papá como la mamá tienen derecho a 6 meses de licencia con el 80% del salario pagado por el estado. Y no es si quieres o no. O se lo toman o lo pierden todo. Eso principalmente hace que las empresas ya no discriminen a las mujeres a la hora de vincularse laboralmente, sino que también permiten que el padre esté en igualdad en cuanto a la crianza del niño, desdibujando completamente los supuestos roles, desligando parcialmente a la madre del trabajo del cuidado del bebé, y fortaleciendo el vínculo de los padres con sus hijos dentro del hogar. Bueno, sí, sí, muy lindo y todo, ¿qué pasa con los niños cuando los padres ya utilizaron en conjunto su año de licencia? ¡Excelente pregunta! Cuando los pequeñitos cumplen un año de vida, se matriculan en la guardería. Así como lo oyen. Islandia apuesta por la educación temprana, tanto que invierte en el 1.7% del Producto Interno Bruto a guarderías o escuelas de educación infantil. Y es que al año la mitad de los bebés islandeses están matriculados, y cuando cumplen los dos añitos, ya el 80% están estudiando. Para los padres no es costoso enviar los niños a estudiar, y pueden seguir desempeñándose normalmente en sus trabajos. Al mismo tiempo la población joven se está educando desde temprana edad para ser los ciudadanos equitativos del futuro. Negocio redondo. Todos ganan. Hemos hablado mucho de las mujeres, ¿verdad? ¿Qué clase de capítulo sobre la equidad sería si solo hablamos de una cara de la moneda? Los hombres han desempeñado una variedad de roles a lo largo de la historia, influyendo en todos los aspectos de la sociedad, desde la política y la economía hasta la cultura y las artes. Sin embargo, también han enfrentado desafíos y discriminación basada en el género. Y es que cuando hablamos de los roles tradicionales de los hombres, siempre se espera desempeñar roles de proveedores y protectores de la familia. Esto implica responsabilidades como trabajar fuera del hogar, defender las comunidades y liderar. A pesar de que hay privilegios asociados con el género masculino, los hombres han enfrentado discriminación basada en su género. Por ejemplo, en algunos contextos, los hombres que no se ajustan a las expectativas de masculinidad dominante pueden ser estigmatizados y marginados. No nos vamos a engañar. Los hombres constantemente enfrentan presiones para cumplir con ciertos estereotipos de masculinidad, como ser fudertes, dominantes, exitosos en el ámbito laboral y reprimir las emociones. Los que no se ajusten a esas expectativas van a sufrir discriminación por parte de otros hombres o incluso de las mujeres. También existe un sesgo que asume que las madres son automáticamente más adecuadas para tener la custodia de los hijos en caso de divorcio. Eso puede resultar en discriminación hacia los hombres en caso de la custodia, incluso si son padres igualmente competentes y comprometidos. Los hombres también sufren violencia doméstica y aunque en menor medida comprobable que a las mujeres existe. ¿Y por qué digo comprobable? Pues porque los hombres enfrentan barreras adicionales para buscar ayuda en estos casos debido a la percepción social de que los hombres no pueden ser víctimas o a la falta de recursos específicos para hombres en estas situaciones. Y ni hablar de la salud mental. Y es que hay un estigma particularmente fuerte en torno a los problemas de salud mental entre los hombres. Hay menor probabilidad de que un hombre busque ayuda por temor a ser percibido como débil o incapaz de manejar sus emociones. Esto puede llevar a una falta de tratamiento adecuado para problemas como la depresión, la ansiedad o el estrés. Evidentemente, tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos al momento de escoger una profesión, pero el 80% de los cargos relacionados con la salud y el cuidado lo ocupan las mujeres, y la enseñanza representan el 70%. En cambio, en el sector de operación de maquinaria o de construcción apenas llegan a ser el 4%. Imaginemos la historia de Francisco, o Pacho. Pacho es un hombre que ha dedicado años de su vida al cuidado de una familia y el hogar, y su esposa es la que se encarga de ir a trabajar y proveer el dinerillo. Como la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Por una situación familiar, a Pacho le tocó salir a buscar trabajo, y decide postularse como maestro de preescolar, ya que siempre ha tenido una gran pasión por el trabajo con niños. A pesar de su experiencia como padre y su amor por la educación infantil, Pacho se enfrenta al rechazo de algunos empleadores, colegas e incluso padres de familia. Ellos creen que por ser hombre no es idóneo para el trabajo. Algunos incluso insinúan que un hombre no sería apropiado para trabajar con niños pequeños, o que podría tener motivaciones cuestionables para elegir una carrera en educación infantil. Pacho se siente frustrado y desanimado por estas actitudes discriminatorias, y es que no tienen en cuenta su capacidad y pasión por el trabajo. A pesar de sus calificaciones y habilidades, enfrenta obstáculos adicionales debido a los estereotipos de género arraigados en la sociedad sobre tipos de trabajo que son adecuados para hombres. ¿Qué está pasando entonces? ¿Recuerdas que te mencioné al principio del capítulo que la equidad de género no necesariamente quiere decir que todos vamos a ser tratados de la misma manera? Bueno, pues todos tenemos distintas habilidades y talentos, pero es evidente que según el género, a gran parte de los hombres se les facilitan algunas tareas que la mayoría de mujeres no tanto, y del mismo modo en el sentido contrario. Por lo que es normal que hayan más profesoras mujeres y más mecánicos hombres. Es normal, pero entonces no podemos llegar a pensar que los hombres no sean buenos enseñando, y que las mujeres no puedan reparar carros. Habrán. No son la mayoría ni representan la mayor parte de la población, pero de que los hay, los hay, y está bien que así sea. Después de tener un poco más de información al respecto de este tema, siento que uno de los principales problemas de la desigualdad de género es asumir. ¿Asumir que porque eres hombre o mujer automáticamente debes tener habilidades y comportamientos específicos que vayan acorde con tu género? Pues tal vez si lo vemos desde un punto netamente biológico, estaría correcto pensar así. Pero vivimos en una sociedad muchísimo más compleja, gracias a nuestra capacidad de pensar, por lo que no podemos dar por sentada esta visión. Este es un tema bastante complejo y da para charlar un buen rato más, pero se nos termina el espacio. Quería dar una versión sencilla y equilibrada de lo que es la equidad de género, tocando algunos puntos que me parecieron importantes para ejemplificar. Tu opinión es tan válida como la mía. Recuerda que esto es tan solo una ventana para la autorreflexión y la curiosidad sobre diferentes temas de interés. Espero que algo te haya llevado a este ratico esparcimiento que tenemos la oportunidad de compartir. Recuerda siempre que mi libertad termina donde comienza la de los demás. Hasta la próxima. Chau.

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