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T10.7 [66] 55Te has clavado a ti mismo a una cruz y has puesto una corona de espinas sobre tu propia cabeza. Aun así, no puedes crucificar al Hijo de Dios pues la Voluntad de Dios no puede morir. Su Hijo ha sido redimido de su propia crucifixión, y tú no puedes condenar a muerte a Quien Dios ha dado Vida eterna. El sueño de la crucifixión aún descansa pesadamente sobre tus ojos, pero lo que ves en sueños no es la Realidad.