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donde cada una de ustedes y cada una de nosotras estamos destinadas a crecer. Diga, estoy destinada a crecer. Amén. Entonces, hemos tomado este tiempo, este año, trabajando fecios cuatro, ¿verdad? Del 17 al 32, hemos estado escudriñando la palabra versículo por versículo, y hoy vamos a ir extrayendo palabras claves, dándole una explicación de parte nuestra, de lo que entendíamos del versículo. Hemos estado hablando acerca de ellos, ¿no? No solamente aquí, sino por las clases por Zoom también. Entonces, es importante, y vamos a volver al texto, es fecios, ¿vale? Así que saque usted su espada. Bueno, su espada, y vamos a estar en fecios cuatro del 17 al 32. Pero hoy va a haber una dinámica distinta. Las hermanas que se están sumando, ¿vale? Va a participar igual, ¿vale? Con la dinámica que estamos haciendo. Tal vez ya la otra parte no la va a poder realizar, pero hoy vamos... Hay personas allí, ¿vale? Que le van a ayudar, ¿vale? Está la pastora Eileen, aquí está la hermana Jenny, aquí está la hermana Iris, allá está la hermana Liliana, que les va a ayudar, ¿vale? A darle un poco continuidad a lo que estamos haciendo. Entonces, la idea de hoy, ¿qué vamos a hacer? ¿Todas tienen Biblia? Necesito que tengas tu Biblia. Es muy importante que a la formación traigas Biblia y traigas cuadernos, ¿vale? Si podemos conseguir Biblia... También, si usted lo tiene en el teléfono, también es válido, pero siempre es bueno tener nuestra Biblia allí, nuestra espada, ¿vale? Para poder estudiar. No es lo mismo ir a clase a estudiar con un teléfono que estudiar con un libro o un cuaderno, ¿no? Es bastante útil, práctico, visualmente y para todos, ¿no? También para darnos agilidad en lo que estamos haciendo. Entonces... Antes de comenzar, vamos a orar, ¿vale? Vamos a orar a nuestro Padre Celestial que abra los ojos de nuestro entendimiento. Que nos haga entender y comprender. Él conoce nuestra vida a la perfección. Nada nosotros le podemos responder a Él. Él sabe de lo que nosotros tenemos necesidad. Él sabe la palabra que nos vamos a exponer. Y la misma palabra nos va a hablar. A medida que vayamos trabajando, esta palabra nos va a afirmar, ¿amén? Nos va a establecer, nos va a dar forma. Diga, cada día somos conformadas. Conformadas a la verdad que está en Jesús, ¿amén? Entonces, ¿ya todos tenemos la Biblia? ¿Falta alguien? ¿Todos? Aquí falta... Mira, mis asistentes, por favor, aquí. La hermana Carolina, ¿no? Y ya. Ah, bueno, vale. Vamos a estudiar Reina Valera. Vale, muy bien. ¿Estamos preparadas? Amén, damos gracias al Señor. ¿Ahí dónde está? Vamos a orar, ¿amén? Vamos a darle la mano a la persona que está a nuestro lado. Y vamos a orar en conjunto, ¿amén? Reconociendo que somos el cuerpo de Cristo, miembros cada uno de otro y que nos necesitamos, ¿amén? Así que esa mano que usted está tomando, esa mano, es parte de ti también, ¿amén? Y la unes hoy en oración. Amén. Padre, te damos gracias, Dios Todopoderoso, en este precioso tiempo. Gracias, Señor, por toda mujer que está hoy aquí presente. Gracias, Señor, porque tú has puesto el querer como el hacer. Gracias, Señor, porque esa mujer está destinada a crecer en el conocimiento de Dios. Está destinada a crecer en la gracia, en la paz tuya, bendito Dios. Así lo creemos, Dios Todopoderoso. Señor, porque se exponen a tu palabra, la cual es poderosa. Señor, la cual es viva, la cual es cortante, bendito Dios. La cual penetra hasta lo más profundo de nuestra ser en esta hora, Padre bendito. Abre los ojos de nuestro entendimiento. Haznos entender. Haznos conocer. Revelanos a Cristo en esta hora, Señor. En una mayor medida, con una mayor amplitud, con una mayor nitidez. Señor, quiero más de ti. Quiero poder conocer más de ti. Y no sólo conocer, sino experimentar, disfrutar de tus beneficios, de tu bondad, de tu poder, de tus milagros, Señor. Oh, te damos gracias, Dios bendito. Nos rendimos delante de ti, Dios Todopoderoso. Señor, ponemos, Señor, nuestras cargas en tus manos. Todo asunto que pueda estar estorbándonos en esta hora, bendito Dios. Todo peso, Señor, está en nosotros, Padre. Nos despojamos, Señor, y damos esa carga. Señor, y queremos que tu palabra nos afirme, nos fortalezca, nos establezca en Cristo Jesús. En esta hora somos alineadas al propósito de Dios. Todo lo que estorbaba, todo obstáculo, es quitado en el nombre de Cristo Jesús. Todo pensamiento contrario, toda mente contraria, Señor, es neutralizada, es quitada de nuestras vidas en el nombre de Cristo Jesús. Tu palabra prevalece, Señor, en esta hora. Tu voz prevalece en esta hora. Tu consejo prevalece en esta hora en mi vida, Señor, en el nombre de Jesús. Señor, tu voz es la que quiero escuchar. Tu palabra es la que quiero recibir. Dependo de ti, Señor, de tu ayuda, de tu auxilio, de tu socorro, de tu fidelidad, Señor, de tu obrar, de tu accionar. Dependo de ti, Señor Jesús. Oh, te damos gracias, Padre. En tus manos entregamos nuestras vidas. Este tiempo es un tiempo de edificación altamente productivo para el reino. Así lo creemos en el nombre de Jesús. Toda mujer que hoy se levanta de este lugar y se va, se va establecida en la palabra. Se va fortalecida en la palabra. Se va alineada al propósito de Dios. Se va llena de los intereses del Padre. Es una trabajadora altamente productiva para este reino, Señor. No son mujeres normales. Son mujeres apartadas. Son mujeres llamadas a una asignación. Son mujeres, Señor, que tú has llamado, has capacitado, Señor. Y ahora te revelas, Señor. Aleluya, gracias, Señor. Conocerás a lo que el Señor te ha llamado. Comenzarás a trabajar conforme a lo que Él ha establecido. Comenzarás a trabajar en las obras que Él preparó de antemano para que tú andes. Porque Él te ha creado en Cristo Jesús para toda buena obra. Él nos trae la revelación. Él nos trae al conocimiento. Él abre los ojos de nuestro entendimiento. Nos hace entender y comprender con su sabiduría y con su inteligencia, bendito Dios. Te damos gracias. No serás la misma mujer que has entrado en este lugar. Serás una mujer con una mentalidad de Cristo, la cual vas a operar bajo el consejo y la dirección del Señor. Ya no pierdas el tiempo en los quehaceres de esta vida, sino que puedas enfocarte en lo que Cristo ha determinado para ti aquí en esta tierra. Porque ahora Él habita en ti. Porque ahora Él habita en nosotros. Porque Él ahora es nuestra vida. Aleluya, Señor. Señor, en ti caminamos. En ti nos movemos. Y en ti somos. Aleluya. No sea solo una palabra, Señor. Sea una vivencia, una convicción, una certeza en nuestro interior, en nuestro espíritu, en nuestra alma, Señor, en nuestro cuerpo y en todo nuestro ser, Padre. Porque ahora Cristo es nuestra vida. Cristo es nuestra vida. Te damos gracias, Padre. Gracias, Padre Hijo y Poderoso Espíritu Santo. Y las mujeres entendidas dicen... Amén. Dale un fuerte aplauso al Señor. Amén. Diga, ya no soy igual. Diga a la que está a tu lado, ya no soy igual. Algo ha ocurrido. Amén. Algo ha ocurrido. Yo no sé lo que a usted le ha ocurrido. Pero algo ha ocurrido. Amén. Damos gracias al Señor. Amén. Gracias a las hermanas que nos han estado recibiendo con este detalle. Muchas gracias. Un aplauso para ellas. Amén. Quiero hacerte... Quiero hacerte partícipe a ti también. Amén. La próxima vez que nos reunamos por ahí en septiembre, porque vamos a tener dos meses. Amén. Julio y agosto, donde no nos vamos a reunir. No nos vamos a reunir. Nos vamos a reunir próximamente en septiembre, pues allí usted pueda también participar de esa rica mesa que hoy la ha esperado aquí. Amén. Muchísimas gracias. Vamos a irnos de fechas 4 del 17 al 32. Quiero brevemente... Vale. Tenemos exactamente a partir de ahora una hora para desarrollar. Amén. Gracias. Estábamos tratando dos asuntos este tiempo, y era conocer mi nueva realidad en Cristo. Amén. Porque es importante no solamente nos llenamos del conocimiento, sino que también ahora el Señor quiere que puedas vivir lo que Él te muestra y te hace entender. Amén. Ya va a otra dimensión, a otro nivel, ¿no? Donde no solamente conozco, sino que también vivo. Eso es lo que el Señor quiere que podamos hacer en este tiempo. Amén. Conocer esa realidad. Entonces, hablamos de entender y conocer a Dios, cómo habla Dios en este tiempo. Sabemos que es a través de Cristo. ¿Vale? Y luego hablábamos acerca de conocer nuestra nueva realidad en Cristo. Una radiografía de lo que veníamos hablando es Efesios 4. Amén. Y vamos, lo he dividido en cinco bloques. Efesios 4, del 17 al 32, donde todos ustedes van a participar junto conmigo en lo que vamos a hacer. ¿Vale? Entonces, vamos a comenzar a leer. Vamos a empezar por este grupo, pasamos aquel, aquel, y terminamos con este. En la lectura, para que por favor me ayuden a leer. Si alguien desea aportar... Ah, vale, está allí. Si alguien desea aportar, alguien desea compartir, ¿no? También puede participar. Todo bajo un orden. Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer? Ahora vamos a leer. Efesios 4, del 17... 17. ¿Estamos allí? Hay un título que dice La Nueva Vida en Cristo. Amén. ¿Cuántos aquí están en Cristo? Amén. Entonces, si tú estás en Cristo, todo lo puedes. Amén. Si tú estás en Cristo, todo lo puedes. Amén. Entonces, nos hablaba aquí el apóstol Pablo, y quiero este primer bloque, del 17 al 19, vamos a leer. Este primer bloque es una instrucción que habla acerca del andar. ¿Vale? El Señor nos habla acerca de nuestro andar. Nos está diciendo... El apóstol Pablo nos está diciendo, Digo y requiero en el Señor que ya no andéis. ¿No? Nos está hablando acerca del andar. Por favor, este grupo, léame del 17 al 19. Aquí nos habla de una instrucción del andar. Ya todo lo hemos estudiado. Hay personas tal vez que se están añadiendo, pero vamos por eso. Vamos a leer y luego lo vamos. No nos vamos a introducir mucho en el texto, porque ya lo hemos estudiado, pero sí es que vamos a extraer cosas importantes de ahí. Amén. Asuntos importantes. Instrucción del Señor en el andar. Y hablaba el apóstol Pablo ahí, Digo y requiero en el Señor que ya no andéis, como los otros gentiles. ¿Quiénes eran los gentiles? Pueden participar. Todos los que no eran judíos. Todos los que no eran judíos. Todos los que no estaban en Cristo. ¿Están de acuerdo? Entonces, Él nos dice, ya no andéis como los otros gentiles. Y nos habla, y quiero destacar de ahí varios puntos. ¿Por qué? Porque ellos andaban en vanidad de la mente. Andar en la vanidad de la mente. ¿Amén? Va a estar ahí, vanidad de la mente. Muy bien. Entonces, la vanidad de la mente nos hace andar. Mente, pensamiento, caminamos, accionamos. Así como el hombre piensa, así es. ¿Amén? Entonces, aquí estamos hablando de conocer nuestra nueva realidad en Cristo. ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes eran los judíos? ¿Quiénes somos? ¿Amén? ¿Quiénes somos nosotras en Cristo? Y el apóstol Pablo dijo, requieren el Señor, que ya no andéis, no lo está diciendo, ya no andéis, como los gentiles. Nos está hablando de un antes y un después. No, si estamos en Cristo, no puedo caminar como yo caminaba antes, aunque me parezca bien. Ahí es cuando nosotros nos sometemos, ¿a qué? A lo que está escrito. ¿Amén? Entonces, aquí este grupo de las jóvenes, todas son jóvenes, y dicen, ¿pues cómo era yo? Hay otro punto que quiero yo resaltar, dice, o sea, digo y requieren el Señor, que ya no andéis como los otros gentiles. Y me habla, que andan, que tienen el entendimiento entenebrecido. ¿Qué me dicen ustedes acerca de eso? No escucho. ¿Me escuchan allá? Vale. Entenebrecido. No hay luz. No hay luz. Esto éramos nosotros antes. Había vanidad de nuestra mente y estábamos en la oscuridad. No podíamos salir de allí, al menos que alguien nos rescatara, y ese fue Cristo. ¿Amén? Gloria a Dios por Jesucristo. Ahora, aquel grupo, tenemos otra característica, dice, ajenos a la vida de Dios. Andábamos ajenos a la vida de Dios. Sin Cristo. Sin Dios. Ajenos a la vida de Dios. ¿Cómo es el caminar de una persona ajena a la vida de Dios? Contraria a Dios. Fuera de la voluntad de Dios. Fuera de la voluntad de Dios. Muy bien. ¿Qué más? Agradándose a sí mismo. ¿Qué más? En desorden. A ver, chicas allá. Sin propósito. Entonces, aquí vemos una cosa importante. Ajenos de la vida de Dios. Eso éramos cada una de nosotras antes. Caminando por su sentido. ¿Amén? Sin el conocimiento del bien y el mal. Pero aquí hay algo que quiero resaltar. ¿Con? Ah, ¿con el conocimiento? Ah, vale, vale. No había entendido. Juzgando a nosotros todos. Vale, vale. Muy bien. Pero aquí hay algo. Muy bien. Pero aquí hay algo. Ajenos a la vida de Dios. Muertos. Sin el Espíritu de Dios. Diga, muerta. ¿En qué estaba muerta? Ignorando, ignorante. Diga, yo era una ignorante. Dígalo. Ahora diga, yo soy ahora una entendida. Porque la luz de Cristo es más resplandecida. No eres tú, es Él. En nosotros. ¿Amén? El que nos da luz. No somos mujeres. Como yo siempre digo, cualquier mujer. Que está aquí para existir. No, no, no. Propósito, allá. Ahora. Muy bien, vamos. Vamos muy dinámico, ¿eh? Vale, entonces. Aparte de eso, de allí, en la instrucción del andar, digo y requiero en el Señor que ya no andéis como los otros gentiles, también nos habla de acciones de acuerdo al entendimiento o ignorancia. Se hacen acciones de acuerdo a ese entendimiento que caminamos como gentiles, o sea, sin Dios, por ser también, y nos habla de ignorancia. ¿Qué es lo que pasa con la ignorancia en nuestras vidas? No lo escucho. ¿Nos hace cometer errores? Levante la mano y pida palabra, por favor. Vale, muy bien. ¿Tú querías decir algo? Vale, es que yo vi la mano levantada aquí. Victoria. Tienen que hablarme fuerte porque no escucho. Ajá. Desconocer la palabra de Dios. ¿Qué pasa con la falta de conocimiento? Ignorante también. Pero no poder invertir. Porque no podemos invertir, nunca podemos invertir. Le habla la voz del Pablo. Digo y requiero en el Señor que ya no andéis como los otros gentiles. Ignorando. Ignorando. Ignorando. Claro. Claro. ¿Dice la palabra de Dios? Perfección. Perfección. En los asuntos, en cualquier punto de la vida, perfección. Ignoramos lo que dice la hermana, la voluntad de Dios. Entonces, ahora, Señora Domínguez, ¿con qué estamos hablando? Estamos hablando de reconocer nuestra nueva realidad en Cristo. Lo que ahora nosotros somos. Pero el apóstol Pablo comienza con algo del pasado. Que quiere seguir, que queremos seguir caminando como antes. Aunque ya ha ocurrido esto que no vemos. Pero ha ocurrido en nuestro interior, en nuestro espíritu. Por la obra de Cristo ahora dice, vale, muy bien, pero ya no puedes caminar igual que antes. Ya no le andes como antes. Ahora, yo creo que el primer bloque ya lo tenemos. Lo tenemos bien desarrollado. Instruir. Instrucción del andar. ¿Alguien me explica qué es el andar? ¿Qué andar me está pidiendo aquí? Andar. ¿Qué pasa con el andar aquí? Vida diaria. Cotidianidad. Esa, Victoria ya va para adelante. Muy bien, no está hablando de un caminar, me está hablando de un andar, me está hablando de un abrazar, me está hablando de una realidad, me está hablando de un accionar de mi parte, accionar de mi parte conforme a lo que soy. Pero si no entiendo lo que soy, estoy ignorando. Y estoy perezco. Estoy muerta. Decía mi padre eso. Todos están muerticos. Miren, instrucción del andar. Número uno, coloque ahí en su cuaderno. Instrucción del andar. Ya no andemos como los otros gentiles, ¿saben? Que había vanidad en la mente, entendimiento entenebrecido, accionos de la vida de Dios, acciones de acuerdo a ese entero, e ignorando la vida de Dios. Diga, esa no soy yo. Diga, esa está muerta. Ahora Cristo vive en mí. Ya no vivo yo. Usted está muerta. Ahora vive Cristo. Amén. Ahora vamos a ver del 20 al 21. Bueno, antes de... Bueno, no, vamos a darle al siguiente punto. El punto número dos, vamos del 20 al 21. Este grupo, me lee versículos 20 y 21, por favor. ¿Se pone de pie? La que vaya a leer. ¿Cómo conoce a Jesús? ¿Tú eres? Estética. Esteticien. Ajá, la hermana es esteticien. Ella no es esteticien porque un día dijo, voy a ser esteticien, venga para acá, como decía el pastor, venga, yo voy a cortar cabello, venga, que yo con tu cabeza voy a experimentar. No. ¿La hermana? Se formó. Hubo una formación. Ella se expuso a un aula, a un profesor, a un material. Vale. Al principio no lo hizo directo con una persona, sino que hubo un, como decía el pastor, un muñeco, bueno, no sé en qué caso, hubo un maniquí, o sea, no sé, en tu caso ella es esteticien. Una teoría, ¿no? Entonces, ella se expuso de esa manera, va a adquirir conocimiento para luego, de esa manera se aprende, diga, se aprende. Es Cristo, dice allí, en el 20, mas vosotros no habéis aprendido hacia Cristo. Y luego dice el 21, si en verdad le habéis oído y habéis ido por él enseñados conforme a la verdad que está en Jesús. Entonces, nosotras no hemos aprendido hacia Cristo, esto que nos hablaba, para que andemos como, como cuando éramos muertas. No hemos aprendido nosotros hacia, esto no es lo que él nos ha enseñado. Entonces, ahí quiero resaltar tres cosas. Oír sus palabras, nos habla. Ustedes no han aprendido hacia Cristo. Oír sus palabras. Exponernos a la palabra. La fe viene por... ¿Ve lo importante que es oír? Hermana, no dejes de oír la voz de Dios. No dejes de oír la palabra. No dejes de oír lo que verdaderamente trae vida a tu interior. ¿Amén? Sus palabras son espíritu y son vida. Tú ahora eres espíritu. Tú te alimentas de espíritu y vida. Entonces allí, cuando el Señor nos hable, nos dice, no sólo de pan vamos a nosotras a vivir. ¿Vale? No sólo de pan, no sólo comer, sino diga eso es para mí. ¿Amén? Entonces, ahora el Señor nos dice, el apóstol Pedro nos dice, ustedes no han aprendido hacia Cristo. El oír sus palabras, el ser enseñado, el segundo es el ser enseñados por Él y conformados a la verdad que está en Jesús. Tú, todos los días, estás tomando una forma. ¿Qué forma estás tomando? Yo creo que ahí es una pregunta muy personal en meditación que nosotros debemos hacernos. ¿Qué forma estoy tomando? Según la forma que usted esté tomando, van a haber frutos en su vida. Si a usted no le gustan los frutos que ves en tu vida, entonces usted no está tomando la forma que el Padre se le ha mandado a tomar, sino está tomando la forma, usted está deformando. ¿Por qué? Porque nos dice, oíd mi palabra, yo os enseño y te conformo a la verdad que está en Cristo Jesús. Eso es lo que hacemos aquí, ¿amén? Eso es lo que el Padre hace, conformarnos a la verdad que está en Jesús. ¿Cómo llevamos esto, pastora Eileen, a la realidad, no? Sabemos que vivimos dos realidades, esta que ve en nuestros ojos que no la podemos negar, ahí está Nancy, ahí está la otra hermana, yo eso no lo puedo negar, ahí están ellas sentadas, están ustedes, estamos aquí en este salón, eso es una realidad. Pero hay otra realidad, celestial. ¿Amén? Dada por Dios, que me dice a mí lo que ella es en Cristo, lo que yo soy en Cristo, lo que estamos haciendo aquí. ¿Amén? Entonces, por ejemplo, el Señor me, esta semana me ministraba algo muy tremendo, que yo no lo había visto así. Tú, y te lo quiero decir a ti, tú hoy estás trabajando por tu futura generación. Lo que tú no hagas hoy, lo que tú no hagas en tu tiempo, no lo van a disfrutar tu generación. De parte de Dios lo que Él ha depositado en ti. ¿Qué hacemos? Ponemos plataformas para ellos, tus hijos, tus nietos, tus bisnietos, tus tataranietos, gente que tú no vas a ver. ¿Qué hacemos? Ponemos plataformas para ellos, que tú no vas a ver, pero que van a trabajar en la plataforma, yo creo que es así, que Dios pone a través de nuestras vidas como mujeres, para ellos, no solamente para familia de sangre, sino para mis hermanos, para la sociedad donde vivo, para aquel que Dios ponga a mi alcance y yo pueda conversar con él, para eso también. Una, porque una sola palabra, todas nosotras hemos llegado por una palabra a otra persona. O el mismo Dios nos ha hablado, gloria a Dios, porque Él también hace así, pero usa, por eso dice miembros cada uno de los otros, donde nos estimulamos también. Entonces, si quieres dar algún ejemplo de cómo lo podemos llevar atrás a lo que estamos viviendo actualmente. Tal cual como lo que vimos con otro de mis estudiantes. Decimos que es un héroe, porque es lo que le gusta a ella, tiene esa motivación, es un talento dado por el Señor, pero bueno, la hermana ha hecho referencia de cómo llevamos esto, no la voy a decir, es la carrera completa. Y mira qué tremendo es, ella tiene el conocimiento de un área, de un talento que se le ha ido, que se le ha adorado, por Dios. ¿Qué pasa si yo ignoro lo que las vidas de los otros me han perjudicado? Porque si esas vidas me están, lo demás tampoco. No sé si comprenden un poco lo que les quiero decir. La importancia, vean esto solamente, si yo nada más conozco o me especializo en el talento, o en lo que yo soy buena, como un área específica, y descuido el tesoro que se me ha dado, yo creo que estaríamos, como dice, perdiendo el tiempo. ¿Qué ganaría el hombre? Nada, ¿qué ganaría el hombre? Si ganara todo, si perdiera nada. ¿Pero qué pasa si es lo contrario? Si hay una victoria, ¿dónde está la victoria? Ahí está. Si hay victoria en tu interior, que nadie más puede ganar. ¿Cómo es? ¿Amén? Por eso tú eres una mujer más que vencedora, por medio de Aquel que te amó. Si conocemos, hermanas, esto que se nos ha dado, si profundizamos en esto que se nos ha dado, es lo mayor, la carrera más amplia, vamos a poder atender todos los asuntos. Y creo que algo el Señor nos está enseñando hoy. Somos completas en Cristo. Lo entendemos. Con estos ejemplos tan prácticos así tan... Entendemos. Soy completa. ¿Por qué sigo caminando como incompleta? No sé, alguien me decía por ahí, incompleta. Camina como incompleta. No sé, alguien lo aportó por ahí. ¡Guau! Qué importancia es conocer lo que soy en Cristo, conocer esta nueva realidad que se me ha dado. ¿Por qué? Porque voy a dejar de llorar. No significa que no voy a llorar. Voy a dejar de afanarme. Voy a dejar de que la ansiedad tome mi vida. ¿Por qué? Porque he entendido lo que hay en mí. He entendido lo que soy. Entonces, tremendo, ¿no?, lo que el Señor nos habla. Aprendemos a Cristo. Aprendemos a aprender la vida que se nos ha impartido. Es conocerle. Es conocerle día a día. No parar, no detenernos. Aprender, sentarnos. ¿Amén? Meditar en lo que se me ha dado. Y cuando se me da algo, no dejarlo como, ¡ay, qué bonito suena! En una semilla la cual siembra en una tierra y la abrazo como decía, ¿no? La abrazo, pero después la aborto porque sigo los afanes de esta tierra. Diga, ya no andemos como antes. Ahora hay una nueva manera de andar, ¿amén? Y vamos a seguirle ya. Tercer grupo por allá. Vamos a leer el punto número tres, el veintidós. Instrucción en cuanto a la pasada manera de vivir. Vamos a leer el veintidós. Ponemos de pie, sí. Amparo. El veintidós. Viciado. El veintidós, solo el veintidós. Sí, vale. Ahora nos habla de la instrucción en cuanto a la pasada manera de vivir. Una instrucción de parte del Señor en cuanto a la pasada manera de vivir. Todo el Señor lo tiene fríamente calculado. Él conoce todo a la perfección. Nosotros somos las que ahora tenemos que prestar atención. Ahora, una acción importante de lo antiguo que tenemos que hacer y de lo viejo, de lo pasado, ¿amén? Que nos están pidiendo. Nos hablan de despojados, del viejo hombre. ¿Eso qué es? Despojados. Vale, vamos a empezar por este grupo y pasamos por él. Ajá, aquí. Desechar todo lo que tiene que ver con la antigua vida. Ajá, aquí. Un gusto, ¿no? Antes algo me gustaba y ya no lo hago. Vale, muy bien. Perdón. No le escucho a Víctor. Dios mío, estoy sola hoy. No. Por favor, hablen fuerte. Sí. Y aquí hay algo importante. Hay deseos engañosos en nuestras vidas. No todo lo que deseamos es agradable delante de Dios. Es un engaño. ¿Amén? Entonces, nos hablan por aquí del bien y del mal, del sentimiento, ¿no? Por ahí creo que... Entonces, si conocemos a Cristo y conocemos la realidad y somos conformados a la verdad que está en Él, entonces podremos juzgar, discernir las cosas. ¿Amén? Que es una obra del Espíritu Santo en nosotros. Sin Él nada podemos nosotros hacer. Nada. Porque, ¿quién nos muestra lo del Padre? El Espíritu Santo de Dios. ¿Quién nos revela? El Espíritu Santo de Dios. ¿Quién habita en nosotros? El Espíritu Santo de Dios. ¿Amén? Entonces, es una obra de Él. Entonces, es una obra de Él. No estamos solas, no estamos huérfanas. Podemos pedir dirección. Podemos pedir consejo. Y un padre, cuando un hijo le pide algo, no le va a dar piedras a usted, si tiene hambre, o no le va a dar una serpiente. Mayor nuestro Padre Celestial que está en los cielos. ¿Amén? Entonces, ahí tenemos nuestra respuesta certera. Nuestra mayor, ¿no? No sé si alguien quiera dar acerca de lo que venimos hablando, si tiene alguna experiencia, algún testimonio, puede aportar o quiere participar. Breve. Pero yo recuerdo que yo estaba en Venezuela una vez y quise hacer un asunto que todo el mundo hacía. Y dije, yo también quiero participar. Y lo hice. Y cuando lo hice, me arrepentí de una vez. El Señor me dijo, todo el mundo lo hace, está bien, pero tú no lo vas a hacer. Eso a ti no te conviene. Todo me es lícito, pero no todo me conviene. Entonces, todo me es lícito, pero no me dejaré. Inmediatamente yo dije, hasta ahí llegó ese negocio. Perdí, no pasa nada. Gané. Hubiese perdido más y sigo. Entonces, hay cosas que Dios nos va a hablar, sentados en la oficina, en el colegio, en la universidad, delante de los padres, en casa, donde estemos, el Espíritu Santo nos va a hablar. Porque nos hemos, estamos expuestas a la Palabra y Su Palabra es viva. No solamente, me han hecho referencia de la Palabra, la Biblia, llevar la Biblia a todas partes, no solamente es llevar la Biblia a todas partes, la Palabra está en ti. Gloria a Dios porque aquí está escrito y si nos olvida, vamos aquí. Pero, la Palabra que realmente va a causar en ti es la que tú abrazaste, en tu tierra, en la tierra de tu corazón. Y la que tú vas a usar en el día que tengas que usarla. Gloria a Dios por Jesucristo. Esto es para todos los niveles, de las más jóvenes hasta las más ancianas, hasta las más mayores, hasta las más maduras. Estamos hablando, a ver, a ver, chicas, no podemos ignorar la realidad. Este cuerpo se va a desgastar, pero nuestro interior se va a renovar. Así que, para que se desgaste lo menos posible nuestro cuerpo, nos alimentamos bien. ¿Sí o no? Porque si nos alimentamos mal, pues, más mal no va a ir. Lo mismo en nuestro interior, de que nos estamos alimentando. Es la radiografía de lo que estamos pensando, de lo que estamos viviendo, de lo que estamos comiendo. Tanto en las dos partes. ¿Vale? ¿Vale? ¿Seguimos allí? Vale, entonces, instrucción en cuanto a la pasada manera de vivir. Despojados del viejo hombre. Ajá. Sí. Sí, sí, primero la mamá, eh, honra. Eso, es despojarse del viejo hombre. ¿Ves que no es una acción de que yo, Lisbeth Carolina, yo me voy a despojar del viejo hombre. Es una acción que hace la palabra, su palabra. Pero yo tengo que tener una conciencia que hay una vieja mentalidad que quiere seguir floreciendo, pero hay una nueva realidad que no podemos ignorar, que está gobernando con autoridad, con firmeza nuestra vida. Por eso la palabra fluye, hace memoria, hace recuerdo. Entonces, no es la palabra que yo viajo con esta palabra a todas partes, es la palabra que yo viajo, que viaja en mi interior a todas partes. Aunque no está la Biblia presente en ese momento, la palabra está presente, Cristo está presente, su vida está presente, y donde hay vida fluye. Hay crecimiento, hay estabilidad, hay paz. Amén. No significa que no nos vamos a exponer escenario, nos vamos a exponer. Gloria a Dios por Jesucristo, yo siempre lo digo. Despojar, acción, estamos accionando a lo que entendemos, a lo que creemos, a lo que se nos ha revelado. De parte de todo, de parte de todo, viene de él. Hermanos, sin él nada somos. Amén. Nada puedes hacer fuera de él, nada. Aquí, y luego la hermana allá. Entonces, yo esto, como charla, me pasé, le digo, es que no podemos dejar de entender de nunca, de nada, porque cuando menos, pero aquí casi no te diste cuenta. Guau. Auxilio, Señor, rescátame. Es que no nos dejas que nuestro pie se vaya al resbaladero. Hemos pisado un poco un falso, pero como nuestros sentidos son abiertos, discernimiento. Pero ahí está, hay un accionar de parte nuestra, porque hay unos que continúan y van, se tiran. Aún cuando, porque no están ejercitados en esta forma. Entonces, es muy importante, ajá, la hermana, y seguimos al siguiente punto. ¿Cierto? Breve. En otro accionar, donde aquello que la un día la lastigaba, la la oprimía, la condenaba, la limita, porque esto aquí es nada, de aquí en nada vamos a sacar. De esto, nada, despojado. Exacto. Así andan otros sentidos, que no tienen, ajenos a la vida de Dios. ¿Nosotros somos ajenos a la vida de Dios? No. Nos ha hecho cercano. ¡Wow! ¿Ustedes saben cuántas buenas noticias hoy hemos recibido aquí en este lugar? ¿En qué libertades vamos a operar nosotros? Porque cuando nos exponemos a la palabra, entendemos y avanzamos, y tú dices, esto es lo que yo necesito. Háblame, guíame, direccióname, Señor. Entonces, estuviésemos aquí danzando, bailando, gritando, y bueno, pero como somos tranquilas, vamos a seguir al siguiente punto. Lo hacemos en nuestro interior, a ver. ¡Qué bueno! Señores, denle un fuerte aplauso al Padre, ¿no? El número, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, el 4, 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