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In this house lives a ghost. A young woman had a strange dream. She walked along a path that led to a hill and a dense forest. At the top of the hill was a small white house surrounded by a beautiful garden. She was curious about an old lady with a long white stick, but she woke up and couldn't continue the dream. The dream started to bother the young woman and she couldn't stop thinking about it. For the next three nights, she had the same dream again. Once again, she walked along the path, reached the white house, and woke up before talking to the old man with the long white stick. A few weeks later, she recognized the path from her dream while driving to a friend's house. She stopped the car and climbed the steep hill. There was the white house from her dreams. She asked the old man if the house was for sale, but he advised against buying it. En esta casa habita un fantasma. ¿Un fantasma? ¿De quién? El suyo. Una joven tuvo la noche de un extraño sueño. Caminaba por un inoptísimo sendero que ascendía por una colina y atravesaba un espeso bosque. Todo estaba en calma, reinaba el silencio. Al llegar alcima de la colina había una pequeña casa blanca, rodeada por un hermoso jardín. Llena de curiosidad, había una anciana que tenía una larga barra blanca, pero al comenzar a hablar, la joven se despertó y no pudo continuar el sueño. Aquel sueño comenzó a perturbar a la joven. No podía dejar de pensar en él. Por si fuera poco, durante las tres noches siguientes volvió a tener el mismo sueño. De nuevo seguía andando por aquel sendero. Una vez más se encontraba con la casa blanca y siempre, siempre se despertaba en ningún instante. Justo cuando empezaba a hablar con el anciano, la larga barra blanca. Pocas semanas después, la joven se dirigía en coche a la casa de unos amigos. Quedaba en una fiesta, pero a mitad de camino reconoció el sendero de su sueño. Así que detuvo el coche y comenzó a subir por la empinada colina. Allí estaba la casa blanca de sus sueños. No lo dudó y se abrió la anciana la barra blanca. Allí aprovechó para preguntar. —Dígame, anciano, ¿se vende esta casa? —Sí, pero no recomiendo que la compre. —¿Por qué?