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CREER Y VIVIR CON EL CÁNCER: SEÑOR, DAME VIDA
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CREER Y VIVIR CON EL CÁNCER: SEÑOR, DAME VIDA
The speaker discusses the emotional impact of cancer and the various reactions it can cause, such as despair, anxiety, depression, and anger. They mention feeling anger towards themselves for not being more careful with their health and feeling blamed by others. The speaker also explores the concept of "dysphoria," a term psychologists use to describe the sadness and struggle that arises from illness. They question their own emotional state and wonder if it stems from distrust, insecurity, or doubts of faith. The speaker emphasizes the importance of not facing cancer alone and suggests prayer as a tool for strengthening one's spirit. They highlight the need for mercy, compassion, and divine guidance in navigating the challenges of life. The speaker concludes with a reflection on the examination of love in one's life and the importance of showing kindness and helping others. El cáncer, pasión de Cristo, pasión de enfermo. Entrega 4 El Salmo 118 nos habla de la invocación del corazón que ha de ser total o íntegra en todo creyente, porque sólo así obtendremos alguna respuesta de Dios o de la vida. Dice el Salmo, me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Una respuesta, alguna palabra de Dios esperamos cuando oramos insistentemente para que nos libere de la opresión de la enfermedad. Descubro que la enfermedad del cáncer me puede afectar emocionalmente cuando se padece. En ocasiones puede haber desamparo, indefensión, diforia, ansiedad, depresión o rabia. Todas estas son reacciones normales que surgen por el grado de estrés que genera esta enfermedad. Pero la única emoción con la que me puedo identificar actualmente es con la rabia. Sin querer te culpabilizas por si no he sido todo lo cuidadoso que debía con mi salud. Otros por el mismo sentimiento de rabia, culpa o impotencia, también te culpabilizan. Todo ello te conduce a pensar que no es la euforia la que te acompaña cada día. Hay un término que los psicólogos utilizan para llamar a la tristeza que surge en el proceso de la enfermedad, la diforia. Hoy muy de moda por la diforia de género, pero no significa solo eso. La diforia es fruto de la suma de dos componentes de griego, la conjunción dis que se usa para indicar negación, y el verbo pherein que puede traducirse como soportar. Es como no soportar, no tener fuerza para seguir adelante con el proceso que llevas entre manos para luchar. No es mi caso. No creo haber llegado a este estado emocional, sin embargo no sé si es fruto de la desconfianza, si es fruto de la inseguridad o si lo es de mis dudas de fe. Muchas veces me pregunto en ocasiones si mi postura ante la enfermedad es la correcta. Me pregunto si estoy luchando como se debe. Me pregunto si espero algo más de los demás. Me surge un cierto cansancio o hartazo ante tantas visitas al hospital que a veces no le veo sentido. Resulta un inconveniente sincerarte con alguien sobre lo que te sucede. Con demasiada facilidad nombramos la culpa, la depresión, el psicólogo y la fraqueza personal. Sin embargo, he caído en la cuenta en que el cáncer no es una enfermedad donde se pueda luchar solo, y si no te queda más remedio que hacerlo, entonces hay que buscar armas para fortalecer tu espíritu. Una de esas armas es la oración. La soledad a la que la enfermedad te vincula en cuanto supone de cansancio, de jazz, de huida, negación, diforia y rabia, te permite encontrar hábitos de paz donde el aliento de vida está presente y lleno de sentido. El Salmo 118 también dice, escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida. Nosotros comprendemos que la vida ha de brindar unas normas para ser vivida. El creyente dirige su voz, su petición a la misericordia de Dios, a su bondad, a su compasión, para que toda norma divina siga generando la vida entre nuestras libertades y conciencia. Dame vida, ha de ser nuestra oración, nuestro grito de lucha. A muchas auroras hemos de adelantarnos para pedir el auxilio de Dios, si comprendemos que Dios está cerca de nosotros. Su presencia, su misericordia, su bondad, su amor permanece inestable en nuestra vida, independientemente de nuestras debilidades, enfermedades o estados emocionales que padezcamos. Dame vida con tu presencia, amor y bondad. A la tardecer de la vida me examinará del amor. Si ofrecí mi pan al hambriento, si al sediento dí de ver. Si mis manos fueron sus manos, si en mi hogar te quise acostar. A la tardecer de la vida me examinará del amor. Si ayude a los necesitados, si en el pobre visto al Señor. Si los tristes y los enfermos me encontraron en su honor. A la tardecer de la vida me examinará del amor. Aunque hablara miles de lenguas, si no tengo amor nada son. Aunque realizara milagros, si no tengo amor nada son. A la tardecer de la vida me examinará del amor. A la tardecer de la vida me examinará del amor.