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Historias Encontradas

Historias Encontradas

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En este episodio de Historias Encontradas, les compartimos la historia de Ligia Bobadilla. Su historia inspiradora muestra como ella enfrenta las disparidades sociales y económicas entre los mundos de habla inglesa e hispana para mejorar su comunidad. Su objetivo es llevar la calidad de la atención y el apoyo que su hijo Daniel recibió en los hospitales estadounidenses a Costa Rica, mientras preserva el espíritu Pura Vida.

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This is a podcast called Historias Encontradas that shares the life experiences of people living between the English and Spanish-speaking worlds. The podcast tells the story of Ligia Bobadilla, a woman who was inspired to start an organization called Proyecto Daniel after her son was diagnosed with cancer. Proyecto Daniel aims to improve the treatment and support for teenage cancer patients in Costa Rica. Ligia saw the differences in infrastructure and care for cancer patients between the United States and Costa Rica, and wanted to create similar services for teenagers in her home country. Through Proyecto Daniel, Ligia has made the teenage cancer population visible in Costa Rica and has changed the lives of many families. The organization organizes programs such as a camp for teenagers and provides scholarships for continued education. Ligia's ultimate goal is to provide quality healthcare and support to teenagers with cancer, and she invites volunteers to join Proyecto Daniel and mak Bienvenidos a Historias Encontradas, un podcast que captura las experiencias de vida de personas que viven entre los mundos de habla inglesa y hispana. Somos Nolani, Adriha y Isabel, y vamos a presentarles una historia que empezó con un viaje de Adriha. Nuestras perspectivas a menudo están influenciadas por los lugares que visitamos y las personas que conocemos. En mi viaje a Costa Rica, conocí a una mujer que me inspiró mucho con su misión. Cuando estábamos planeando este podcast, supe que ella era la persona perfecta para presentar. Esta mujer se llama Ligia Bobadilla. Su historia de tenacidad, amor y reflexión comienza en Guatemala y se extiende a los Estados Unidos y Costa Rica. Sus experiencias en estos países están reflejadas en su organización no gubernamental, Proyecto Daniel. Bueno, yo nací en Guatemala, viví en Estados Unidos como 14 años, después me casé y ahora vivo en Costa Rica. Después de vivir en Guatemala, Estados Unidos y Costa Rica, Ligia los ha visto evolucionar y desarrollarse mucho con relación a los hospitales. Además, desde la existencia de fiestas hasta muestras de afecto más físicas, ha experimentado las diferencias entre la cultura latinoamericana y la estadounidense. Yo vivo en San José, que es la capital de Costa Rica. Tengo dos hijos que viven en Estados Unidos. Entonces yo visito Estados Unidos, esa área, por lo menos dos veces al año. Yo crecí muy a los Estados Unidos y creo que cuando eres extranjero puedes escoger lo mejor de cada cultura. Y uno se adapta a lo que te sirve mejor de la cultura latina y lo mejor de la cultura latinoamericana. Ligia reúne lo mejor de ambos mundos muy bien en su organización, Proyecto Daniel. Por una razón personal, inició Proyecto Daniel. Mi hijo menor fue diagnosticado con cáncer a los 15 años y nos dimos cuenta que no había nada pensado en adolescentes, sino que todo era para adultos mayores o para niños. Luego, Daniel sería tratado como un adulto en un hospital para adultos, lo que la familia le pareció extraño. Para mí eso no era normal, ¿verdad? Y nosotros tuvimos la suerte que Daniel fue recibido como una excepción en el hospital de niños. Cuando estamos en el hospital de niños, todo era dirigido para niños pequeños, como Cartoon Network todo el día, juegos de niños. Y Daniel decide que no es justo que los adolescentes no tuvieran un lugar adecuado para su edad y él decide con 15 años que él va a hacer un hospital para adolescentes. Los adolescentes con cáncer eran y todavía son una población invisible en Costa Rica y no hubo tratamientos y actividades diseñadas para adolescentes como Daniel. Por eso, Ligia lo llevó a hospitales en Nueva York y en Nueva Jersey para su tratamiento. Allí, su experiencia fue muy diferente y Ligia lo atribuyó a la infraestructura. El tratamiento médico aquí no es malo, pero no tenemos esa infraestructura que se tiene en los hospitales de Estados Unidos. Cuando Daniel fue tratado primero en Hackensack, el hospital era súper lindo, el cuarto era muy bonito. Era un cuarto privado donde tenía una pantalla para ver televisión o para usarla como computadora y cuando no quería salir del hospital porque se sentía muy a gusto. Y sobre todo los hospitales, incluso el de niños, no tiene la calidez que debería de tener o la infraestructura que hace una diferencia muy grande en un paciente. Daniel estaba agradecido por su trato en los Estados Unidos y quería crear servicios similares para los adolescentes en Costa Rica. Desafortunadamente, a pesar de este tratamiento de calidad, Daniel solo vivió hasta los 19 años y no pudo trabajar por su visión, pero motivó a su familia a continuar con su legado. Daniel murió en el 2008 y en este momento yo puedo pensar que la misión de él era lo que es hoy ayudar a otros jóvenes que pasan algo similar a lo de él y que los jóvenes costarricenses con cáncer, gracias a Daniel, están viviendo su enfermedad de una forma diferente, con más esperanza y con ganas de luchar por vivir. El proyecto Daniel ayuda a pacientes entre los 13 y los 25 años. Lo más importante que hemos hecho es hacer la población visible. En Costa Rica se diagnostican 11,000 casos de cáncer al año, de los cuales solo 265 son entre 13 y 25 años. Entonces es un porcentaje muy pequeño, lo cual a nadie le importaba cómo eran tratados, ¿verdad? Y eso es lo más importante que ha venido a hacer Proyecto Daniel. Por medio del Proyecto Daniel, Ligia ha cambiado las vidas de muchas familias y todos los días se esfuerza por hacer realidad la visión de Daniel. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer porque se trata de un problema que se ha pasado por acto durante muchos años. Proyecto Daniel fue fundado en el 2010, ¿ok? En el 2010 no había absolutamente nada, nadie pensaba en adolescentes y nosotros somos los que hemos visibilizado esa población. Cuando empezamos yo pregunté, ¿qué hacen con un paciente con cáncer? ¿Qué hacen para Navidad, por ejemplo? Y la respuesta fue, nada. Entonces empezamos haciendo una fiesta de Navidad. Proyecto Daniel organiza otros programas también. Una de las actividades promovidas por la organización es un campamento para que los adolescentes vayan solos. Esta es una oportunidad única donde ellos se relacionan sin tener un cuidador cerca, donde ven que sí pueden jugar fútbol aunque tengan capacidades diferentes limitadas por el tratamiento de cáncer. Los adolescentes pueden sentirse más independientes y forman comunidad con otros que pasan por dificultades similares. Para Ligia, este es un momento en el que se ve claramente que los jóvenes, aunque su enfermedad crónica, son muy enérgicos y tienen ganas de comerse el mundo. Además de hablarnos de programas transformadores como el campamento, Ligia nos habló de sus sueños para el futuro de Proyecto Daniel. Digamos, nosotros empezamos poquito a poquito, ¿verdad? Empezamos solo pensando en los chicos. Hace como tres años empezamos a hacer actividades también para los cuidadores. Porque también los cuidadores están... Es muy fuerte tener un hijo con cáncer. Entonces hacemos actividades con ellos. También empezamos a dar becas para que estos chicos sigan estudiando. Para nosotros eso es muy importante. Que ellos sigan pensando en un futuro que puedan cumplir o hacer sus sueños realidad. Al final de nuestra conversación, Ligia dejamos una invitación. Si quieren venir a Costa Rica y quieren ser voluntarios de Proyecto Daniel, ¿verdad? También nosotros también estamos... Para nosotros es importante que los chicos sigan estudiando. Entonces tenemos tutores que los ayuden. Los jóvenes con cáncer normalmente a raíz de su enfermedad faltan mucho a clases, a colegio. Entonces tenemos jóvenes o personas que son tutores y les ayudan, por ejemplo, en clases de matemáticas, en clases de inglés. Para mí es muy importante que ellos aprendan inglés también, ¿ok? Porque eso les abre oportunidades de trabajo. Este proyecto es un ejemplo inspirador de cómo una persona puede ayudar a su familia si solo puede marcar la diferencia y cambiar vidas. Ligia muestra el valor de integrar culturas para desarrollar un espacio dedicado a una parte invisible de la población. Además, sus experiencias con Daniel y su trabajo demuestran que ella aporta una visión holística para brindar atención no solo a los pacientes discriminados por ser minoria, sino también a sus familias. Esta fue la historia de Ligia, un hispano hablante que creció y vivió en los Estados Unidos y utilizó sus experiencias para cambiar la vida de su comunidad en Costa Rica. Ya hablamos en este podcast de algunas de las oportunidades de ser bilingüe o multilingüe y de la experiencia de experimentar cómo es la vida en diferentes países y culturas. La historia de Ligia Bogaliga es testimonio de que es posible materializar estas oportunidades. Su objetivo inicial fue que de llevar atención médica de calidad que Daniel recibió en los hospitales estadounidenses a Costa Rica, preservando el espíritu pura vida de su comunidad. Y lo está consiguiendo. Si desean ser voluntarios en el proyecto Daniel o contribuir de alguna manera, pueden hacerlo. Basta buscar el sitio en línea proyectodaniel.org, diagonal, voluntariado, donde pueden encontrar toda la información necesaria para ponerse en contacto con ellos.

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